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23. Los Reyes Buhajeruk


La cena entre los reyes no fue exclusivamente como lo pensó. Se supone que fueran ambos reyes solos, pero no, estaba Mauro con ellos, es decir, el hermano mayor del rey. La cena en el jardín no era más que discusiones y discusiones, definitivamente tenían el mismo temperamento.

"¡Si tanto queres decirme cómo hacer mi trabajo, entonces toma el puesto de rey vos, hijo de puta!" Le gritaba Iván. "¡Ah, verdad que no podes!"

"¡Si hubiera sido el rey lo haría mejor que vos, pelotudo de mierda!" Le gritó Mauro de regreso.

"¡Pero no lo sos!"

Hasta hablaban igual. El ochenta por ciento de lo que decían no se entendía nada y empezaba a creer que no era el único, Rafael y Sebastián también tenían la misma cara que él.

"¡Yo ya hubiera tenido una prometida, no como vos!" Gritó. "¡Me hubiera casado hace meses!"

"Ya tiene prometido." Interrumpió Alexis desde el otro lado de la mesa, por orden de su rey tuvo que sentarse al otro extremo de la mesa con seis sillas de larga, esto era en caso de que los dos hermanos se pusieran agresivos. "Pronto será la ceremonia así que—"

"¿Qué te hace pensar que puedes opinar y decidir?" Exclamó Mauro con un tono que no le gustó nada a Iván. "Si eres su prometido como dices que eres, significa que eres la reina y la reina nunca habla. Además, hasta donde sé podrían solamente estar mintiendo, no hay pruebas de que se van a casar o de que traen algo." Le decía señalándole. El rey iba a tomar cartas en el asunto, pero se le adelantaron.

Alexis le miró desde su extremo de la mesa, ladeó la cabeza ligeramente y le sonrió antes de empujar su silla con suavidad para levantarse. "No parece que lo esté comprendiendo." Dijo con calma.

"¿Comprender qué?" Escupió.

"Iván y yo somos los reyes de estas tierras, le guste o no, ahora también soy parte de los Buhajeruk." Dijo recalcándolo mientras le mostraba su medallón, pero Mauro no se veía convencido.

Con una acción firme y decidida el pelinegro agarró su vestido subiéndolo lo suficientemente para que no molestara, se subió a su silla y gracias a esta estuvo a la altura de la mesa. Sin dudarlo se subió a la gran mesa y caminó sobre esta sin titubear hasta llegar al otro extremo, al llegar a este apoyó su tacón de el muslo del rey para poder mantenerse firme a la hora de sentarse sobre su regazo. Iván no dudó al sujetarlo de la cintura para ayudarlo a sentarse, al tenerlo donde quería le soltó dejándole estar.

"Si esto no es suficiente afirmación que sí puedo hablar, opinar y hacer lo que quiera, no sé qué más pruebas quiere." Dijo el de cabello largo recostando su espalda contra el pecho de su prometido. "Oh, y si quiere pruebas de que no es un plan o un truco, por favor, no mire a otro lado y preste atención." Con una actitud firme y decidida comenzó a desabotonar el cuello de su vestido para bajarlo lo suficiente mostrando su cuello, hombro y pecho cubiertos en manchas rojas y moradas.

Los ojos de Mauro se abrieron y se notó en su rostro la vergüenza que le dió al ver parte de la piel del cuerpo ajeno. Rápidamente miró a otro lado con el ceño fruncido queriendo evitar mirar por más tiempo.

"¿Es suficiente?" Preguntó Iván mirando a su hermano con aires de grandeza. "¿O necesitas más?" Dijo mientras colocaba su mano sobre la mejilla de su rey en señal de que su siguiente demostración iba a ser con él.

"No hay necesidad." El mayor se levantó de su silla y con el rostro completamente enrojecido se dió media vuelta para retirarse, pero no a la salida, sino a el castillo perdiéndose por los pasillos de este.

Alexis suspiró y fue en ese momento que las manos de Iván le agarraron para volver a cubrir su piel con algo de fuerza, no se le veía contento por lo que acababa de hacer.

"Lo dejaré pasar, pero que no se repita." Le regañaba el rey mientras arreglaba su ropa para levantarlo de su regazo.

"Lo siento, es que me molestó que no me tomara en cuenta." susurró el menor sentándose en la mesa frente a él luego de alejar los cubiertos.

"Mientes." Dije Iván tomando su copa de vino con una sonrisa divertida. "Sólo querías marcar territorio."

Una sonrisa escapó de los labios de el chico que se limitó a callar con sus mejillas rojas. Iván se levantó y arregló su chaleco para dar la señal de que retiraran los cubiertos y todo lo demás, luego ayudó a su prometido a bajar de la mesa.

"Lamento no darte la cena que querías, pero podemos hacer otra c—"

"¡Quiero cabalgar!" El rey alzo una ceja ante su petición. "Siempre salgo con mi caballo por los adentros de la segunda muralla, me encantaría que me acompañara esta vez." Dijo el joven con una sonrisa.

El reino estaba dentro de una muralla que cubría otra muralla más, en la del centro estaba el castillo y el pueblo, mientras que en la enorme muralla de afuera había campo y todo un campo verde. Alexis amaba ir con su caballo a ver los alrededores y lo amaría más si pudiera compartir esos lugares con su amor.

"Si es lo que quieres..." respondió Iván con una sonrisa.

Alexis aplaudió cortamente y le dejó un beso en la mejilla antes de ir corriendo para entrar al castillo. El rey se quedó atrás viéndole irse con una sonrisa en silencio hasta que decidió seguirle.


[...]


El galope de ambos caballos era rápido, pareciera que estaban compitiendo por ver quien llegaba primero a aquel rio. Las carcajadas de Alexis se escuchaban con fuerza siendo él quien iba adelante, mientras que Iván se iba quedando atrás.

Una vez frente al lago detuvieron sus caballos, el menor fue el primero en hablar. "¡Yo gané!" Exclamó aún en su caballo mientras Iván se bajaba.

"Te recuerdo que mi corcel acaba de llegar de una guerra y no está del todo estable para usar toda su energía y fuerza." Le dijo el contrario acercándosele para bajarle.

"Aún así." Sonreía Alexis.

Con una sonrisa ladina Iván negó volteando al rio y caminando a este. Había pasado mucho desde que había escuchado tanta calma. El de cabello largo se acercó y se sentó a su lado disfrutando del césped verde, estar lejos del ruido y el estrés era de sus cosas favoritas de cabalgar. Su rey le siguió los pasos sentándose a su lado, ambos disfrutaron del ruido de el rio y de las aves, por un segundo olvidaron que tenían un deber como reyes.

"Es hermoso, ¿no?" Preguntó Alexis con una sonrisa dulce.

Iván le volteó a ver en silencio. Unos segundos pasaron antes de esbozar una sonrisa y asentir en respuesta. "Sí..."

"Quisiera que todo se quedara tan tranquilo como ahora. No guerras ni nada, sólo... paz."

"Así será." Afirmó el mayor para recostarse en el césped con cuidado. "Después de todo, es lo que has logrado desde que estás en el trono."

Alexis sonrió ante sus palabras y suspiró para acostarse a su lado mirándole. No supo en qué momento fue que cayó tan enamorado de él, aún recordaba cómo le trató cuando llegó y si le hubieran dicho que ese tirano y este hombre eran el mismo no lo creería.

Acurrucó su cuerpo contra el ajeno y no tardó en ser abrazado por el cuerpo ajeno. Con un suspiro cerró sus ojos y se agarró con fuerza de él. "Iván..."

"¿Mm?" El mayor le miró.

"Le amo." Soltó con una dulce voz baja. "Le amo tanto que no puedo controlarme cuando le veo." Confesó agarrándole con firmeza.

Iván le miró en silencio y se limitó a acariciar su espalda con delicadeza por un rato. Muchas cosas pasaron por su cabeza hasta que ya no logró pensar en nada más. Soltó el aire de sus pulmones y se inclinó un poco para besar su cabeza.

"Yo también." Susurró de regreso.

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Si hay faltas de ortografía o un error, por favor déjenme saber.
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