1. Un Gesto De Amor
Iván había cumplido con su palabra, desde el matrimonio le había regalado una granja a Alexis y este no podía ser más feliz. El chico iba de un lado a otro trabajando en este y con la ayuda de Roberto y otros más había logrado que todo estuviera como era debido. Hoy era uno de esos días.
"¡Ay, patitos tan bonitos!" Exclamó Alexis siendo perseguido por patos al ver que llevaba la bolsa con la comida de estos. Al llegar al estanque ellos se lanzaron y el rey le comenzó a echar su alimento. "Comidita para los pequeños."
Le encantaba pasar su tiempo libre allí, los animales le querían mucho y sus trabajadores eran muy amables, obviamente que cuando no estaba era Roberto quien mandaba allí, mismo que estaba pasando por el estanque con sacos de comida.
"Mi señor, ya los animales comieron y ya están trayendo el alimento para mañana." Le dijo el moreno tan pronto le vió.
"Gracias, Roberto." Sonrió Alexis volteando a verle. "Dile a los demás que pueden ir a descansar, por favor."
"Claro, dejo estos sacos y les..." Roberto calló poco a poco al ver a una doncella pasar algo lejos con una cesta llena de frutas, se podía asumir que venía del huerto a un lado de la granja. "...digo.."
El rey vió eso, también vió la forma en la que la doncella le sonreía tímidamente provocando que el moreno también sonriera, luego se fue con una risilla. La escena fue adorable para él.
"Estás enamorado, ¿eh?" Comentó con una sonrisa divertida y una risa suave.
"¿Qué?" Roberto le miró con sus mejillas rojas y negó. "No, es solo... bueno..."
"No tiene nada de malo gustar de alguien, si la amas debes luchar por ese amor y no dejarle ir." Le aconsejó Alexis para darle ánimos con una sonrisa, aunque este comentario hizo que el contrario se quedara pensativo.
"¿Y usted?" Preguntó Roberto.
"¿Perdón?"
"¿Usted ama al rey Iván?" especificó. "Lo ha mencionado antes, pero no ha luchado por él, mucho menos impidió que se fuera." La pregunta no le sentó nada bien a Alexis, le dejó helado y con una mala sensación en el pecho, el tema de su relación con el otro rey era algo de lo que no le gustaba hablar, no luego de todo lo que sucedió entre ellos. Para su suerte Rafael apareció interrumpiendo el incomodo momento.
"Su majestad, el sastre llegó y está listo para comenzar." Había unos invitados de la realeza y llegarían en unos días, Alexis e Iván debía verse perfectamente bien siendo elegantes con clase, para eso trajeron al sastre.
El pelinegro soltó lo que traía en sus manos y fue con su sirviente dejando a el jinete atrás, no sabía el por qué de esa pregunta y pensar en una respuesta le deprimía, era mejor dejarlo así.
[...]
Al entrar a la sala ya el otro rey estaba allí, apenas estaban terminando con sus medidas, un poco lejos de él estaba Sebastián, que al ver al otro rey hizo una reverencia, lo mismo con la mujer que era el sastre y Rafael, solo que este hizo reverencia para el otro rey.
"Tardaste en llegar." Dijo Iván viendo de reojo a su compañero.
"Tenía que ducharme, estuve en la granja toda la mañana." respondió Alexis yendo a sentarse en el gran sofá.
"Pasas demasiado tiempo allí." murmuraba el mayor mirando hacia adelante. "¿No te gustaría pasar más tiempo juntos en nuestros tiempos libres?"
"No tengo nada mejor que hacer en mis tiempos libres." respondió el chico mirándole algo disgustado. "Y si paso mucho tiempo en la granja, ¿a ti qué?" preguntó dándole una actitud algo agresiva. "¿No puedo hacer algo que me gusta?"
El rey Iván calló unos momentos largos, organizaba sus ideas y pensamientos para finalmente decirle. "Creí que te gustaba pasar tiempo conmigo." confesó.
"Y yo creí que me amabas." le regresó haciendo que esas palabras se sintieran como cuchillos enterrados en su corazón.
"Ya quedó." Interrumpió la mujer que terminaba con sus medidas y demás.
Iván bajó de la pequeña tarima con una mirada perdida, estaba dolido por ese comentario, pero no podía reclamarle, él mismo se buscó esa situación. Cambiando de lugares Alexis se subió a esa pequeña tarima para comenzar a ser medido, entre otras cosas, le probaron diferentes telas y joyas viendo qué era lo que le quedaba mejor para ese conjunto que debía ser perfecto ante los ojos de todo el reino y los invitados.
"La ropa ya le está quedando algo— bueno, bastante ajustada. Creo que debería priorizar dejar de comer tanto esos panecillos con glaseado y arándanos." Dijo la mujer mayor que le vestía con una expresión seria que decía que no le importaba nada, solo hacer su trabajo.
Alexis no dijo nada, en cambio, se quedó mirando el suelo en silencio y evidentemente impactado por el comentario de mal gusto, pero no actuó para reprenderlo, le daba vergüenza su situación. "Ah, entonces... En ese caso, podría usar esa tela de ese vestido azul de allí, tiene tela elástica, ¿no?" Comentó el chico señalando un conjunto real azul con joyas en uno de los maniquíes, al cual la mujer miró.
"Oh, no, no, no, si este queda ajustado ese ni va a entrar." Respondió la mujer volviendo a apretar de los hilos del corset en un intento de hacer una figura más acentuada en el rey, pero solo consiguiendo sacarle el aire a la vez que hería sus sentimientos. "Listo, ya se ve más delgado." La mujer caminó hacia al frente del rey para verlo completamente. "Aunque no estoy segura de qué hacer con esas mejillas regordetas." Murmuró tomándose el mentón pensativa ignorando la expresión del chico.
Iván se levantó de el sillón de forma brusca y sin dudarlo ni un segundo sacó su daga a la vez que caminaba a ellos, al estar tras la mujer no lo pensó dos veces antes de rasgar la garganta de esta abriéndola y salpicando sangre por todos lados antes de caer al suelo ahogándose en su sangre. Alexis soltó un chillido retrocediendo un poco ante la acción tan repentina del rey, no era por miedo y la sangre en su ropa y rostro, sino por la sorpresa.
"¿Porqué—"
"Esa mujer no merecía tu gentileza y dulzura, está mejor muerta que escupiendo células muertas." Soltó el mayor limpiando su daga para guardarla y mirarlo. "Comentarios brutos reciben respuestas brutas." Añadió pasándole por encima al cadaver para tomar un trapo de tela limpia de su bolsillo y así limpiar la sangre fresca en la piel de su rey, a lo que Alexis no dijo nada, solamente le miró respirando pesado.
"Su majestad, retiraremos el cuerpo." Dijo Sebastián recibiendo un asentimiento, no tardaron en hacer su trabajo saliendo de el lugar.
"Alexis, eres muy blando, no permitas que tus súbditos te falten al respeto." dijo Iván al menor terminando de limpiar la sangre de su piel para voltear a ver a uno de los sirvientes que permanecían en la sala. "Tiren toda la ropa, quiero que hagan ropa nueva desde cero con las mejores telas y joyas." Ordenó con seriedad.
"Sí, su alteza." Respondieron los sirvientes separándose, unos saliendo lo más rápido posible y los otros tomaron las prendas para tirarlas, todo como pidió el rey.
El rey de cabello largo miraba al otro rey con una mirada llena de diferentes emociones y sentimientos, una mirada de Iván hizo que sintiera ganas de gritar, y eso hizo.
"¿Me llamas blando a mí?" Escupió acercándose a él de forma amenazante. "Bueno, yo no necesito matar a los que me dan una mirada fea, yo sé mi valor y sé que no ganaré nada matando a todos los que me juzgan por lo más mínimo." Su voz iba subiendo de tono poco a poco con pase su coraje iba subiendo. "¡Yo sé lo que valgo, no como tú!"
Iván le vió jadear al soltar todo el aire de sus pulmones, al verlo caer en cuenta de todo lo que dijo soltó un suspiro moviendo sus hombros. "A mi ya no me importa lo que valgo o si la gente me ve como quieran." Confesó con una mirada calmada. "Solo me importa que me ames."
Alexis le miró sorprendido, esa respuesta era lo que menos esperaba. "¿De qué me vale amarte si no me amas de regreso?" Preguntó con firmeza achicando sus ojos para mirarlo fijamente.
"Sí te amo."
"Muéstralo." No esperaba que realmente intentara hacer algo, pero la respuesta en acciones le sorprendió demasiado.
Iván agarró a Alexis de la mano obligándolo a seguirlo, no respondía a sus preguntas o a sus quejidos para ser soltado, estaba decidido en lo que iba a hacer, aunque llevaba tiempo pensándolo, ya estaba decidido, le iba a mostrar su amor de la forma que él sabía hacer. En el camino Rafael y Sebastián les vieron y como era su deber, les persiguieron, aunque el sirviente de el rey Alexis no sabía, el de el rey Iván sí, pero no dijo nada.
Los dos chicos entraron a los calabozos del castillo, Alexis nunca antes había estado allí, pero sabía que ese lugar era usado para torturas, encarcelaciones, entre otras cosas, también sabía que allí habían forjas, mismas que eran utilizadas para hacer armas y otras cosas.
"¿Qué hacemos aquí?" preguntó el de cabello largo mirando a sus alrededores con curiosidad sin darse cuenta que su mano ya no era agarrada.
"Dijiste que temía que vieran que mi futuro está sellado." Soltó Iván quitándose su chaleco de cuero. "También hiciste ver que solo un anillo puede mostrar que estoy sellado a ti." El chaleco se dejó en el suelo mientras hablaba sin titubear. "¿Porqué un anillo? Es un objeto, se puede quitar con facilidad y se puede perder." Alexis vió como comenzaba a quitar su camisa, poco después la dejó caer terminando en el suelo, Sebastián no dudó en tomar las prendas reemplazándolas con un cojín, este fue un gesto raro para el otro rey.
"¿Qué quieres decir con todo esto?" Le preguntó el menor tragando fuerte tratando de no sonar nervioso.
"Quiero decir que te mostraré mi amor." La frase desconcertó a Alexis.
"¿Qué...?"
"Un gesto de amor, eso me pediste." Iván le miró a los ojos mientras se arrodillaba en el cojín colocando sus manos sobre sus propios muslos. "Y eso te daré." Con lentitud se llevó una mano a su hombro hasta casi tocar su espalda, fue entonces que volvió a hablar mirándole directo a los ojos. "Como ya sabes, no tengo ninguna cicatriz en la espalda. Todas las heridas las he recibido con el pecho, en ninguna de todas las batallas alguien ha logrado tomarme suficientemente desapercibido o con la guardia baja como para herirme por la espalda... Hasta hoy." el menor abrió los ojos al escuchar esas palabras, aunque no las comprendía.
Una vez el rey calló su sirviente le dió un trapo, Iván metió esta misma a su boca mordiéndola con fuerza ante los ojos de Alexis, mismos que miraban todo con sorpresa y confusión. El ruido de unas pinzas de metal se escuchó, era el sirviente alzando unas pinzas considerablemente grandes y la punta de estás ardiendo en rojo vivo. Un chillido salió de los labios de Alexis al ver que no eran unas simples pinzas, el chillido se volvió aún más fuerte al ver como el sirviente real no titubeó al presionarlas contra la espalda de su rey, mismo que ahogó un grito de dolor en el trapo. Iván sudaba, sus puños se cerraron y sus brazos se llenaron de venas que parecían querer salir de su piel. Intentó mantener su mirada fija en los ojos de su amado, pero falló bastantes veces comenzando desde cero.
"¡Detente! ¡Le estás lastimando!" Gritó Alexis corriendo a Iván, ante esto Sebastián alejó las pinzas y las dejó donde estaban sin dudarlo.
Iván trató de levantarse pero casi desmayó, fue entonces que Alexis hizo su mejor esfuerzo para agarrarlo sin caer con él. El mayor temblaba del dolor y se sujetó casi inútilmente de las vestiduras del contrario. En la posición en la que se encontraron Alexis podía ver su espalda sudorosa, pero lo que más le preocupaba era la enorme letra A detrás de su hombro con un circulo alrededor y en carne viva, eso iba a dejar una cicatriz enorme y asquerosa.
"¿¡Porqué harías algo como esto!?" Exclamó el de cabello largo casi al borde del llanto. "¡El doctor! ¡Llamen al doctor!" Les gritó a Sebastián y a Rafael, quienes no dudaron en marcharse corriendo ante la orden del rey dejándolos solos en ese oscuro lugar. El ardor de las pinzas y el dolor de las quemaduras le hacían retorcerse y fueron segundos para que Iván se desmayara del dolor en los brazos de su amado, mientras que de fondo se escuchaban las suplicas de un Alexis preocupado.
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