0. Reyes Buhajeruk
El reino completo estaba de fiesta, comida, música, risas y alegría se desplazaba por todo el pueblo. La gran ceremonia de los dos reyes se llevaba a cabo y esto significaba mucho para todos, Alexis ya no era un rey para cubrir el puesto de otro rey ausente, ahora era parte de la verdadera realeza y eso le hacía ser mucho más importante de lo que lo era. Los pueblerinos y la gente del castillo estaba muy feliz de ver que había vuelto el chico de cabello largo y esto era suficiente para que todos disfrutaran de la ceremonia.
Tanto Iván como Alexis estaban en la gran puerta del castillo entre pétalos voladores, papeles de colores en pequeños pedazos y muchos aplausos, ambos vestían de blanco y se podía decir que les quedaba de maravilla. Los reyes saludaban con sus manos a el pueblo regalándoles una sonrisa y recibiendo muchos comentarios de alegría de parte de las personas, una vez fue suficiente, ambos se dieron la vuelta y entrelazados de los brazos caminaron hasta entrar al castillo mientras cerraban la puerta tras ellos.
Nada más escuchar el ruido de la puerta cerrando Rafael corrió a quitarle la pesada corona a su rey, mismo que ya no llevaba esa expresión de alegría y tranquilidad, lo había fingido perfectamente.
"Rafael, prepara mi baño." Dijo Alexis a la que comenzaba a caminar arrastrando todas las pesadas telas de su vestido blanco con joyas.
"Sí, mi señor." Respondió el castaño apresurándose a la habitación para preparar todo, fue seguido de la mitad de los sirvientes, la otra mitad se quedó con el rey.
"Alexis." Llamó Iván quitándose su corona para seguirlo, ante esto Sebastián no dudó en tomarla para retirarla del lugar. "¿Te retiraras de la ceremonia tan rápido? Aún hay muchas cosas que hacer y muchas personas que quieren vernos." Le dijo.
"No soporto fingir alegría por ver a esas personas." Respondió el menor caminando a ma vez que se deshacía poco a poco de sus joyas y demás. "Todos esos viejos que fingen interés cuando solo están de metiches ante la noticia de que el rey se casará con un sangre pura." Le decía con disgusto arrancando su collar de perlas junto a su medallón, una sirvienta no dudó en acercarse para tomar estas prendas.
"Puedo comprenderlo, pero es nuestro deber mantener nuestra presencia en estos eventos importantes." Respondió Iván caminando a su lado mirándole. "Más si es nuestro compromiso, nuestro matrimonio." Añadió.
Alexis detuvo su andar haciendo que el contrario le imitara. El menor le miró unos segundos en total silencio, quiso decir lo que pasaba por su mente, pero no lograba formar una frase.
"¡Mi rey!" Un sirviente se le acercó con rapidez haciendo que Iván volteara. "Ah... El— El otro rey." Murmuró algo temeroso de el rey Buhajeruk.
"Dime." El pomposo rey Alexis le miró queriendo ignorar todo lo demás.
"El consejo real solicita su presencia de inmediato." Dijo el joven chico.
"¿Qué? ¿El consejo real?" Iván avanzó a él.
"Sí, pero solo a él." Repitió con voz temblorosa.
Alexis suspiró y se llevó una mano a su frente acomodando los pocos mechones que se cayeron. "Muy bien, guía el camino." Ordenó recibiendo un asentimiento de ese joven sirviente tímido.
[...]
Rafael le acompañaba ante su llamado, por supuesto que estaría allí leal a su rey. Nada más entró se pudo ver la tensión en el aire y la desesperación de que el rey se sentara, no pudo estar más de acuerdo. Tan pronto Alexis se sentó comenzaron a hablar sin siquiera pedir permiso.
"Ya que ahora usted es el rey oficialmente y no hay duda de hecho, queríamos discutir las opciones." Dijo un hombre no tan viejo mientras fruncía el ceño con seriedad ante el tema.
"Él viejo rey no refleja las nuevas creencias del reino." Hablaba una mujer anciana. "Hay que deshacernos de él."
Otro anciano asintió. "Es por el bien del reino. No se puede confiar en él."
"No sabemos cuando le traicione y vuelva a hacer un caos." Añadió el general mirando a todos. "Si vuelve a estar al mando moriremos de hambre. Ya murieron suficientes niños y mujeres."
Alexis escuchó en silencio todas las voces que se mezclaban entre si, ni siquiera podía diferenciarlas. Alzó las cejas, cerró los ojos y suspiró suavemente alertando a su sirviente real de su estrés disimulado, esto fue suficiente para que la reunión que apenas comenzó culminara.
"Señores, el rey tiene cosas que hacer, si nos disculpan, nos retiramos." Dijo Rafael llamando la atención de la mesa mientras el mencionado rey se levantaba.
"Pero— La reunión—"
"Habrá otro momento para hablar." Respondió el sirviente una vez más antes de hacer una pequeña reverencia, darse la vuelta y seguir a su señor.
Alexis caminó sintiendo estrés, estaba harto de soportar gente que quería decirle qué hacer y cómo. Caminando por el pasillo dió una vuelta para entrar a aquella oficina del antiguo rey de esas tierras, mismo que estaba allí mirando por la ventana mordiéndose las uñas impaciente, al este notar al menor volteó a él exaltado al ver su expresión de enojo.
"¿Qué sucedió? ¿Te faltaron al respeto?" Le preguntó Iván avanzando a él.
"Calma." Respondió Alexis yendo a sentarse en el sofá soltando un gran suspiro de estrés y frustración. "Tanta ira sin sentido y tan poca empatía..." Murmuró.
"La ira debe ser enfrentada con ira." Insistió el mayor.
"Por más que quiera despojarte de tu bozal y cadena, no puedo, no ahora." Le respondió Alexis cruzando las piernas con fastidio, ante sus palabras Iván calló y se mantuvo firme mirándole, como si no fuera el otro rey.
Un toque en la puerta fue suficiente para que Sebastián fuera a ver, al abrir vió a un sirviente con un cajón en las manos, algo que le llamó la atención. El hombre le dijo unas cosas antes de dejarle dicho cajón, el moreno agradeció y cerró la puerta con su pie para llevarle dicho objeto a el rey.
"¿Qué es esto?" Preguntó Iván.
"Hace unos días enviaron una carta. Familiares lejanos vaciarían la casa de la señora Giovanna al ella desaparecer para tomarla y vivir en esta." Le explicó Sebastián, eso era algo que ya sabían. "El sirviente que vino dijo que se le dijo que tirara esta caja, pero que piensa que les pertenece a ustedes.
"¿A nosotros?" Alexis miró a Iván con curiosidad recibiendo la misma mirada de regreso.
Ambos reyes se acercaron a la mesa para abrir el cajón, parecía que llevó mucho tiempo guardado y protegido. Al abrirlo pudieron ver que estaba repleta de cartas hasta arriba, cartas que nunca se abrieron.
"¿Y esto?" Preguntó Alexis con curiosidad tomando la primera, miró esta por alrededor hasta ver el nombre en la esquina. "¿Esto lo escribiste tú?" Volteó a ver a el mayor con curiosidad, la frase hizo que este le mirara.
"¿Yo?" Rápidamente la tomó y la comenzó a abrir, al hacerlo y tener el papel en sus manos lo leyó pausadamente, su mente hizo click y su ceño se frunció. "Esa maldita vieja..." Murmuró entre dientes sintiendo ira por sus venas.
"¿Qué es?" Se atrevió a preguntar el de cabello largo al verlo buscar otra carta entre las tantas leyéndola una vez la encontró. "¿Iván?"
"Alexis, estas son cartas que te envié meses atrás cuando estuve en la guerra." Respondió el rey molesto.
"¿Qué?" Alexis no lo comprendía.
"Léelo por ti mismo."
El joven rey tomó el papel que le extendía su prometido y lo comenzó a leer, en este podía ver una fecha, poesía de amor y una promesa de que volvería, todo escrito en un papel desgastado. Repitió la acción con la otra carta y rápidamente vió lo mismo, se leía como le decía que estaba bien, que le amaba y que pronto volvería para casarse con él lo más pronto posible.
Alexis miró a Iván con los ojos abiertos en sorpresa, el mayor se veía muy molesto, tanto que parecía que sus venas se saldrían de su piel.
Una tercera persona se les acercó llamando la atención de ambos reyes. "Disculpen, ¿puedo ver?" Rafael les miraba con una expresión de miedo y tristeza, a lo que Alexis accedió asintiendo.
El sirviente comenzó a rebuscar y no tardó en encontrar lo que quería, eran muchas cartas, pero no le dijeron nada, pues todas estas tenían su nombre escrito.
"¿Eso es...?" Sebastián abrió los ojos sorprendido.
Rafael avanzó a él y le dió todas las cartas selladas con dolor en su pecho y tristeza en su rostro. "Ten, amor mío." Murmuró con dulzura y suavidad. "Te pertenecen." Ambos sirvientes se notaban conmovida, y lo estaban, mucho. "Mi señor, pido permiso para retirarme." Volvió a hablar el sirviente del rey mirándole a este.
"Por supuesto." Respondió Alexis mirándoles con algo de pena al entender lo que sucedía.
"Gracias." Ambos chicos se fueron dejandoles a solas.
Iván miró a su compañero sentimental y no dudó en decirle lo que pasaba por su mente con tanto coraje. "Mi tía guardó todas nuestras cartas, las de Rafael y algunas del pueblo sin decir nada." Su ceño estaba fruncido.
"¿Porqué haría algo así?" Preguntó Alexis con tristeza tomando más cartas.
"Para manejar el reino." Escupió Iván. "¡Todas estas cartas se supone que llegaran a ti, a mí y a—" Se mordió la lengua con enojo tratando de controlarse. "¡Esa maldita vieja!"
Mientras Iván hacía corajes, Alexis leyó todas las cartas que alguna vez le enviaron. En todas las cartas se veía como las escribieron con amor, delicadeza y esperanza, incluso una de estas lo mencionó.
"Tengo la esperanza de que volveré a tus brazos." Leyó el de cabello largo con una voz suave llamando la atención de el mayor dejando su ira de lado. "Y que te abrazaré toda la noche hasta que mis heridas sanen, por que es la única forma en la que seré feliz con tanto dolor y sangre." Sus ojos se levantaron para mirar a Iván con sentimientos encontrados y miles de pensamientos. "¿Tú escribiste esto?"
Iván se tomó la nuca con algo de pena. "Yo... uh, se supone que te llegaran cuando yo no estaba."
"Iván..." Alexis bajó las cartas y le miró con dolor. "¿Cómo es que nunca me dijiste lo que sentiste? Pudiste escribirlo, ¿porqué no decirme?" Murmuró con suavidad sentándose en el sofá con una mirada perdida. "Incluso hasta ahora te cuesta decirme y hablar de tus sentimientos.. No recuerdo que confesaras tu amor por mí." Con suavidad frunció el ceño al pensarlo y le miró. "¿Me amas?"
El otro rey no dijo nada. Ni titubeó o quitó esa expresión tan dura. No parecía querer responder a la pregunta y eso enfureció a Alexis.
"No me amas." Escupió Alexis levantándose de el sofá con rapidez y coraje. "Ni siquiera usas un anillo de matrimonio cuando yo lo uso todos los días sin dudarlo." Sin pensarlo mucho se quitó su anillo para mostrárselo al hablar, luego se lo lanzó. "¡Si realmente me amaras lo hubieras mostrado, pero no puedes ni presumir tu anillo por miedo a que vean que tu futuro está sellado con un sangre pura como yo!" Iván iba a hablar, pero fue callado. "¡Y ni intentes mentirme!"
"¿Qué puedo hacer para que no dudes de mí, Alexis?" Se atrevió a preguntar mirándole directamente a los ojos.
"Un gesto de amor." soltó el pelinegro para tomar su vestido. "Que sé que no llegará, por que te pesa."
Sin decir nada más, Alexis se marchó con sus mejillas rojas del coraje, su corazón roto y su garganta cerrada por las ganas de llorar. Era todo tan complicado con Iván que quería llorar y llorar. Tenía tanto en la cabeza, el consejo real, su casamiento, su puesto, su esposo y... todo era agobiante.
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