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Extra

Dos años después...

Un par de hermanos, Ha-Yoon y So-Yoon, de 4 y 2 años, correteaban por el gran pasillo de aquel piso que Taehyung y Jungkook compraron cuando el omega estaba embarazado de su segundo hijo.

Los dos hermanos y su padre omega, estaban con sus pijamas ya puestos, esperando a la llegada del alfa que llegaría de un viaje de trabajo después de 10 días.

Afortunadamente, Taehyung logró conseguir un trabajo el cual podía ejercer estando en casa junto a un ordenador, algo que agradecía, ya que teniendo dos hijos, era muy complicado recogerlos del colegio y guardería estando ambos padres trabajando fuera de casa.

— ¡Te pillé! — Gritó el pequeño Ha-Yoon de 4 años de edad. — ¡Papi pilla!

— Ven aquí, pequeñajo. — Le dijo a So-Yoon, el menor de sus hijos, y este rio mientras corría.

Papi no pila a Zo-jun. — Pronunció su pequeño mientras corría con aquellas cortas piernecitas.

El omega sonrió ante la imagen de su hijo pequeño corriendo junto a su hermano mayor, quien lo agarraba de la mano mientras lo animaba a correr.

Cuando supo que estaba embarazado de su segundo hijo, estuvo seguro de que Ha-Yoon sería un hermano mayor estupendo, algo que claramente se cumplió. Era muy cariñoso con su hermano menor, al igual que protector. Siempre que se hacía daño o lo veía triste, iba corriendo a preguntarle si estaba bien y a comprobar — dentro de sus capacidades — si se encontraba en buenas condiciones.

Eso no quitaba que a veces pudieran tener discusiones o malentendidos como cualquier hermano tendría con su compañero de vida. Pero siempre acababan perdonándose con un abrazo, como así les habían enseñado sus padres.

Pasado un rato, quedaron los tres cansados, sentados en el sofá, viendo televisión mientras esperaban a su padre alfa y en caso de Taehyung, esposo.

Jungkook y el omega se casaron un año atrás, fue un evento precioso y lleno de emociones muy diferentes. La noche anterior a su boda, Kim soñó con algo que le hizo cerrar una etapa de su vida, al igual que despedirse por última vez de su ex prometido difunto.

...

El prado lleno de flores rosas era iluminado con la preciosa luz solar. No había sombra, todo era vivo, despejado y sobre todo, solitario.

Kim Taehyung se encontraba en medio de este prado, disfrutando del sol que le daba en el rostro, sonriendo, feliz, observando su anillo de pedida de mano, emocionado con la idea de casarse al día siguiente.

Estaba totalmente vestido de blanco, con un traje precioso que hacía resaltar su figura y sobre todo; lo hacían ver hermoso.

Sus ojos brillaban de emoción, y solo quería saltar, celebrar que estaba a punto de casarse con el amor de su vida. Sin embargo, vio una figura muy lejana, una mancha negra que no podía identificar qué era, si un animal, un objeto o un humano.

Se acercó, confuso. Tardó por lo menos un par de minutos hasta poder diferenciar que era una figura humana. Un hombre vestido de negro.

Corrió en dirección a esa persona, no sabía por qué, pero tenía la necesidad de hacerlo. Cuanto más se acercaba, más facciones y detalles podía ver.

Kim Dong-Hyun.

Sus ojos se llenaron de lágrimas al verlo, vestido totalmente de negro, como la última vez que lo vio en su funeral. De su cabeza caía una pequeña cantidad de sangre, manchando su rostro que estaba totalmente pálido.

El chico contrario sonrió al verlo y abrió sus brazos, esperando a recibir al omega, cosa que no tardó en hacer. Taehyung abrazó al alfa aferrándose lo máximo posible.

— Estás precioso. — Dijo el mayor mirándolo con lágrimas en sus ojos.

El menor lloró aún más al escuchar esas palabras, iba a casarse con otro alfa y en el fondo echaba mucho de menos a Dong-Hyun.

— ¿Qué te atormenta? — Preguntó el alfa notando el nerviosismo del contrario. — Si es por mí, no te preocupes.

El alfa agarró sus manos y les dio un beso.

— Lo siento... — Las lágrimas caían sobre las manos de ambos. — Podría haber hecho algo...

El rubio solo lo sostuvo entre sus brazos.

— No lo sientas, me alegro de que estés feliz y viviendo una nueva vida, ese alfa que te ha marcado es lo mejor que puedes tener.

Sintió una mano tocar su hombro, se separó del abrazo de su ex prometido y se giró, era Jungkook, su alfa.

Este iba vestido de negro también, junto a sus dos hijos, cada uno en cada brazo; ambos iban vestidos con pequeños trajes, pero sin americana, solo un pequeño chaleco. Miró a su ex prometido, el cual miraba a los dos niños.

— Me alegro de que hayas encontrado a alguien quien cuide de mi niño. — Lloriqueó el alfa mientras miraba a Ha-Yoon, el cual estaba aferrado a Jungkook.

Jeon extendió su mano hacia Taehyung para indicarle que era hora de irse. La mirada de Dong-Hyun expresaba felicidad a la vez que tristeza e indicó con la cabeza que se fuera junto a su prometido.

Kim agarró la mano pálida del pelinegro y miró por última vez a Dong-Hyun, quien sonreía.

— Hazle feliz y cuídalo por mí. — Le dijo a Jungkook.

— Lo haré, te lo prometo. — Habló por primera vez su alfa.

Después de decir eso, caminaron en dirección contraria del alfa castaño, y Taehyung apoyó su cabeza en el hombro de su prometido.

Hasta nuestra próxima vida, Dong-Hyun. Pensó mientras sonreía, mirando a su hermosa familia.

Detrás de aquella hermosa familia, el alfa fallecido los miraba, orgulloso de su omega que había pasado página, que había decidido seguir adelante y no echarlo todo por la borda después de su muerte. Estaba junto a un alfa que lo amaba, que lo cuidaba a él y a su hijo. Eso significaba que podía dejarlo atrás, que podía confiar plenamente en dejarlo solo, que siguiera su camino junto a su familia ahora que se había asegurado que estuviera bien. Por fin podía vivir su vida como merecía. Y eso significaba una única cosa para Kim Dong-Hyun: era hora de marchar.

El rubio vio como su cuerpo desprendía humo de un color grisáceo claro, desvaneciendo su cuerpo poco a poco. Sonrió una última vez, viendo a la familia caminar lejos de él, hacia otra dirección.

Sé que estaréis bien, amor. Ese fue su último pensamiento antes de que su cuerpo desapareciera por completo y su alma dejase de existir en ese mundo.

...

════ ∘◦❁◦∘ ════

El ruido de las llantas de los coches pasar por el agua que había por la lluvia, personas hablando a lo lejos y timbres de bicicletas, era lo único que se oía en aquel instante.

Jeon Jungkook miraba por la ventana del asiento trasero, ansioso por llegar a casa junto a su familia.

Quería ver a sus pequeños, pero sobre todo a su hermoso omega.

Agarró el teléfono luego de recibir una notificación. Era Taehyung. Abrió el mensaje con rapidez, se trataba de un vídeo. Este mostraba a uno de sus hijos; So-Yoon, que estaba sentado en el sofá.

"¿Qué queréis decirle a papá?" Preguntaba el omega a las pequeñas criaturas.

Entonces fue cuando una pequeña figura entró corriendo al plano, muy enérgico, se trataba de Ha-Yoon, su hijo mayor.

"¡Papá ven rápido que quelemos verte!" Pronunció el pequeño de 4 años gritando.

Una pequeña risa de parte de su esposo Taehyung se escuchó detrás de la cámara y este enfocó al más pequeño de los hermanos, el cual estaba mirando tímidamente a la cámara.

"¿So-Yoonie, quieres decirle algo a papá?"

"Papá... quelo vete aci ven dapido" Dijo su pequeño de dos años tímidamente, todo con su idioma y palabras mal dichas, que Jungkook entendía perfectamente.

Algo que podía diferenciarse claramente entre los dos hermanos era que Ha-Yoon era muy enérgico y extrovertido, como su padre alfa, Dong-Hyun. En cambio, So-Yoon era mucho más introvertido y le costaba comunicarse con personas que no fueran de su entorno habitual, e incluso podía verse que le daba vergüenza hablar frente a la cámara. Esa timidez la había sacado de Jungkook, quien siempre fue muy reservado con todo el mundo, pero que con el tiempo superó.

No pudo evitar ver nuevamente el vídeo con una sonrisa en sus labios, solo quería llegar a su hogar.

Una vez llegó a la puerta de su casa, pagó al taxista y se bajó con prisa, queriendo llegar ya. Se subió al ascensor y al llegar al piso de su casa, abrió con rapidez. Pudo escuchar unas voces a lo lejos y sonrió al ver a sus dos pequeños correr hacia él. Detrás iba su omega, el cual sonreía. Sus tres amores iban ya vestidos en pijama.

Después de dejar la maleta de lado, se agachó para recibir a los dos niños en un abrazo y miró en dirección de su omega.

— ¡Papá! — Gritaron los dos al unísono.

El pelinegro dejó un beso en cada una de las mejillas rechonchas de sus hijos.

Tan bonitos.

Alzó a los dos pequeños en sus brazos y los marcó con su aroma. Se acercó a su omega y le dio un beso corto, pero lleno de amor.

— Os he echado de menos, mis niños— Les dijo mientras caminaba hacia el salón.

El omega sonrió detrás del alfa, mientras seguía a los tres al salón. Aquel día se veía especialmente atractivo, no sabía por qué, pero el pelo lo tenía peinado distinto a lo habitual. Lo tenía ligeramente húmedo, dejando que adaptara la forma que su pelo tenía naturalmente, cayendo por su frente y cabeza en pequeños mechones.

Lo hacía ver más juvenil, no tan mayor como cuando se lo repeinaba para ir a trabajar. Iba vestido con una camisa negra con los botones desabrochados y un pantalón de traje negro que resaltaba perfectamente su figura.

Estaba completamente loco por su alfa, o quizás también influía el hecho de que se acercaba su celo.

Después de sumergirse en sus pensamientos, se percató de que Jungkook estaba en la habitación con sus niños, contándoles un cuento debido a que ya había pasado la hora de dormir.

Se apoyó en el marco de la puerta, el alfa estaba sentado en una pequeña silla de sus niños, mientras leía de un libro de cuentos que tenía. Sonrió ante la imagen de ese imponente hombre, con una vestimenta formal, contando un cuento a sus niños con un tono dulce.

Los hermanos estaban ya dormidos profundamente, pero aun así, el pelinegro se aseguraba de acabar el cuento por su alguno de sus hijos no estaba dormido del todo.

Una vez dijo "fin", cerró el libro y lo dejó en la estantería de cuentos que tenían para sus pequeños y miró al omega con una sonrisa. Salieron de la habitación cerrando la puerta, para que después el menor (Jungkook) agarrara la cintura del peli gris y lo acercara a su torso para posteriormente depositar un beso lleno de lujuria sobre los labios de este.

— Ahg... Jungkook. — Jadeó ante el toque.

— Te he echado tanto de menos, omega. — Toqueteó el cuerpo del mayor.

— Mmm puedo notarlo.

El aroma de Jungkook era demasiado intenso, algo que Kim agradecía.

Jeon fue a atacar el cuello contrario, lamiendo y dejando marcas alrededor de aquella bonita marca que hizo años atrás.

— Qué alfa tan atrevido. — Taehyung mordió su labio mientras desabrochaba los botones de la camisa contraria. — No sé qué has hecho, pero hoy te ves increíblemente caliente.

— Tú también, omega mío. — Le dijo mirándolo a los ojos, provocando una carcajada en el peli gris.

— Voy en pijama, alfa... — Sacó finalmente la camisa del pelinegro, dejando ver esos músculos marcados. — Se me hace la boca agua... — Murmuró relamiendo sus labios.

— Siempre estás caliente a mi vista, independientemente de que lleves pijama u otra cosa, amor. — Aceptó Jungkook con una sonrisa pícara.

El omega gimió al sentir las manos del alfa sobre sus nalgas.

— Hace tanto que no te veo... — Pronunció Jeon. — Necesitaba tocar este precioso y dulce cuerpecito.

— Jungkook... — Rio.

— Te necesito... — Besó la clavícula del omega.

— Mmm yo puedo ayudarte con eso, alfa. Pero vayamos a la habitación.

El menor alzó al peli gris al estilo nupcial y este rio suavemente mientras se dejaba llevar. Después de eso, ambos se sumergieron en el placer sexual y el ansia de tocar al contrario.

════ ∘◦❁◦∘ ════

Taehyung sintió un peso sobre él, cosa que le hizo abrir los ojos, encontrándose con su hijo menor con cara de asustado por haberse caido sobre él, su otro hijo, el mayor estaba en la cama de pie, también con cara de sorpresa y su esposo, estaba a su lado riendo ligeramente.

— Buenos días. — Pronuncia su esposo entre risas.

— ¿Qué estáis haciendo? — Preguntó confuso.

— Estábamos esperando a que despertases para desayunar.

Miró en dirección a la televisión que había en la habitación. había una serie de dibujos animados que sus hijos veían muy habitualmente, el programa seguía transmitiendose, sonaba una canción que sus hijos amaban y siempre que aparecía en el programa la cantaban y bailaban.

— Entiendo. — Sonrió en dirección a su hijo menor. — ¿Y no me habéis despertado para cantar la canción juntos? — Preguntó sonriendo.

En ese instante las caras de sus pequeños se relajaron y ambos saltaron hacia su padre omega para abrazarlo y disculparse por no haberle avisado.

Fue entonces cuando los niños, llenos de energia matutina, empezaron a cantar y saltar sobre la cama. Taehyung miró a Jungkook, quien la acarició el pelo.

Taehyung amaba esa vida, amaba despertar cada día y encontrarse con el amor de su vida al lado y sus hijos que lo amaban con locura.

Creía que jamás llegaría un momento así, que siempre viviría en la tristeza de la pérdida del padre biológico de Ha-Yoon, sin embargo, había conseguido ser feliz, junto a su pequeña familia, que jamás cambiaría por nada en el mundo. 

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