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El día que lo despidieron llegó prácticamente llorando a casa, buscando estar con su niño todo el día tirado en la cama y siendo apoyado con la felicidad que le traía.

Afortunadamente, tenía otro trabajo, pero por desgracia, aquel a penas daba para pagar su parte del piso con Jimin y sin el otro trabajo no podía comprar cosas para el bebé; cosas como pañales, toallitas húmedas, chupetes, biberones o simplemente para ahorrar. Sabía que tenía que ahorrar dinero para el futuro, debido a que Ha-Yoon crecía con rapidez, cosa que lo obligaba a comprar ropa o incluso pensar en futuro, el niño llegaría un punto en el que debería empezar la guardería o colegio, algo que no podría permitirse con solo un sueldo o dos, por eso mismo debía ahorrar.

De camino a casa, aguantó las ganas de llorar, era un adulto con un niño y tenía que empezar a madurar.

Pero él, al tener un hijo a la edad de 24 años y vivir la muerte del amor de su vida, le había obligado a madurar muy temprano, no poder disfrutar de su juventud.

La gente tomaba los veinte como una edad para disfrutar de tu vida con amigos o con tu pareja, todo mientras tuvieses un sueldo completo únicamente para ti. No obstante, la vida de Kim Taehyung jamás sería así.

El destino decidió que Kim Taehyung estaría atado al sufrimiento, que estaba destinado a vivir para trabajar.

Y tenía que aceptar las cosas.

Quizás el resto de su vida se basaría en ello, trabajar y después llegar a casa para cuidar de su hijo.

No se quejaba, había personas que tenían cosas peores escritas en su destino, pero él, hacía menos de dos años, imaginaba una gran aventura de vida junto a Dong Hyun, su prometido difunto.

Pero ahora resultaba que estaba en la otra punta de España junto a un cachorro de ese mismo prometido y solo, trabajando casi 12 horas diarias para poder mantenerse a él y su hijo, cosa que antes no imaginaba, debido a que su novio era una persona con muy buenos recursos.

Sin pensarlo, había llegado a casa, se bajó del autobús y caminó mientras se quitaba la americana, estaba muerto de calor.

Cuando abrió la puerta escuchó a su compañero de piso.

— Papá ya está aquí. — Hablaba Jimin mientras iba hacia el vestíbulo con el bebé, a pesar de que el niño no le entendía. 

Abrazó a Jimin y después agarró al niño para desabrocharse los botones de su camisa blanca y dejar libre su pecho para que Ha-Yoon comiera a gusto.

— ¿Cómo ha ido? — Preguntó el de cabellera púrpura.

— Me han despedido. — Suspiró. — El jefe ya se ha dado cuenta de que llevaba a Yoonie a trabajar.

Park hizo silencio mientras lo miraba, su cara decía todo.

— Lo siento.

— No te preocupes, es mi culpa. — Suspiró. — Tengo este empleo de las tardes, pero a penas me da para todo. Deberé buscar algo en lo que me paguen igual.

— Yo podría ayudarte. — Escuchó al novio de Park a lo lejos.

— No sabía que estabas ahí, pero gracias.

Cuando sintió a su hijo dejar de comer, se volvió a cerrar la camisa mientras agarraba al pequeño.

Se dirigieron al salón, donde estaba el alfa con un portátil apoyado en la mesita de delante de la televisión y él sentado en el suelo.

Yoongi con el tiempo se abrió un poco más al peli gris y consiguió entablar una confianza, algo más allá de ser conocidos, incluso podría llamarse una amistad.

Ambos omegas se sentaron cada uno a un lado de Yoongi y el pequeño bebé movía sus manos para ir con el de pelo rubio. El cachorro con aroma a leche, al no recibir el amor de un padre alfa, se acostumbró a juntarse habitualmente con Min y a recibir el amor que le daba este, algo que incluso podría confundir al bebé, pensando que es su padre.

A Jimin no le importaba aquello, ya que de hecho le parecía tierno. Park no solía ser celoso con su novio, debido a que confiaba totalmente en él, a demás de que un bebé con una mente inocente no era una razón para estar celoso, lo mismo con Taehyung, había mucha confianza como para saber que el peli gris jamás haría algo así con su alfa.

El rubio tenía al niño en sus piernas mientras con una mano lo agarraba y con la otra pasaba las ofertas de trabajo en la web.

Jimin y Taehyung opinaban del cobro de cada uno y de las horas que debería trabajar.

— Es complicado encontrar un buen trabajo sin muchos estudios. — Musitó el peli gris.

Estuvieron mirando un rato más hasta encontrar un precio desorbitado por pocas horas de trabajo.

— Urgente, se busca puesto de trabajo para realizar diferentes tareas del hogar, 3 horas diarias de lunes a viernes por xx euros la hora. — Leyó Yoongi impresionado. — Es tu ocasión, Tae. Es raro que nadie haya querido el puesto, lleva más de una semana subido el anuncio.

— ¿Pone el número? — Preguntó.

— Sí, dice que hay que escribir un mensaje en caso de querer el puesto.

— Dame el número. — Pidió de inmediato. — Por ese dinero al mes hasta dejo mi otro trabajo, a demás de que es de 4 a 7 de la tarde. Tendría casi todo el día para mí.

Yoongi carcajeó mientras le dictaba el número al peli gris. Este lo apuntó y de inmediato escribió.

"Buenas tardes, he encontrado este número en una web de anuncios de trabajos y me gustaría saber si ya está el puesto ocupado, debido a que estoy interesado. Si aún no está alguien, puedo enviarle mi currículum" Pulsó a enviar nervioso.

— Ahora solo queda esperar. — Dijo el peli rubio, Yoongi.

════ ════

Un par de amigos que residían en un piso en el centro de Cádiz y la zona más turística se encontraban buscando a alguien que hiciera ciertas tareas del hogar, debido a que eran dos chicos bastante ocupados y que no solían estar en casa.

Hasta hacía poco un beta se encargaba de aquello, sin embargo, el chico renunció al puesto de trabajo debido a que pagaban "muy poco para lo que hacía".

A Jung Hoseok, un chico de 26 años, le tocó buscar otro trabajador. Decidió publicar un anuncio en la red para poder conseguir candidatos, junto a un buen pago por hora, para conseguir más rápido a una persona que los ayudara con aquel desastre de casa.

Jeon Jungkook, el otro residente del lugar, no quiso saber nada sobre el tema de empleados, debido a que tenía otro tipo de asuntos que gestionar en su trabajo. Jungkook, un chico pelinegro de tan solo 24 años de edad, era un exitoso abogado de Cádiz, el cual ganaba bastante dinero, el suficiente como para poder vivir con lujos. No era un chico muy tranquilo, de hecho era bastante social y caía bien a las personas, pero cuando llegaba a su casa, simplemente quería estar tranquilo, consigo mismo.

Ambos amigos trabajaban en el mismo bufete de abogados, así solían compartir la gran parte del día.

— ¿Ya has conseguido a alguien? — Preguntó el peli negro.

— Todavía no. — Declaró Hoseok.

— Necesitamos a alguien ya. — Pronunció mientras planchaba una camisa. — Estoy harto de hacer estas cosas.

— Venga, tampoco es tan malo. Podríamos repartirnos las tareas y así no tendríamos este problema.

— Ni hablar, no quiero llegar del trabajo para seguir haciéndolo en mi casa.

Jung suspiró, quería a Jeon como un hermano menor, sin embargo, le agobiaba aquello del chico. No habría problema si ellos limpiaran e hicieran cosas cotidianas como planchar. Pero el pelinegro insistió, afirmando que él pagaría un 60% del sueldo de su empleado, así que no podía quejarse.

— ¿Estás seguro de que pusiste tú número bien? — Volvió a preguntar mientras ponía la camisa en una percha.

— Sí, pero nadie escribe.

Y en ese preciso momento, como si fuera algo del destino, el teléfono de Hoseok sonó. El chico agarró el teléfono y miró a su amigo pelinegro sonriendo.

— Tenemos a alguien.

— Contéstale y cítalo para mañana.

— ¿Pero mañana no es muy precipitado?

— No. — Caminó hacia su habitación, finalizando la conversación tras cerrar la puerta de la habitación

El chico de cabellera castaña suspiró antes de empezar a escribir un mensaje para aquella persona que afortunadamente le había escrito para ocupar el empleo.

Como dijo el menor, Jungkook, lo citó para el día siguiente, para tener una pequeña entrevista y conocer a su nuevo trabajador.

Lo citó por la mañana, para poder compaginarlo con su horario.

Sonrió al ver la respuesta del chico, quien afirmaba que acudiría y apagó el teléfono antes de irse a la cama.

════ ════

— Seguro te va genial. — Afirmó el peli púrpura mientras ataba los botones de la camisa de Taehyung.

— Espero que sí, si consigo ese puesto podré dejar el otro.

— Yo sé que tú puedes, Tae Tae.

Antes de marchar, llenó la cara de su cachorro de besos mientras el bebé reía porque le hacía cosquillas.

— Nos vemos en un rato, mi cachorrito. — Sonrió feliz mientras lo acunaba.

Como solía hacer, entregó al contrario el niño y marchó. Agarrando por esta vez un taxi para ir en dirección al lugar donde tendría su nueva entrevista.

Llevaba un sobre junto a su currículum e iba vestido algo formal, pero no tanto como para ir extravagante.

Se adentró al edificio, era alto y moderno. Cuando entró, una chica le preguntó a dónde se dirigía y él le indicó el piso, ella asintió y le dejó pasar. Unos ascensores modernos se encontraban en aquel portal. Subió en uno y pulsó el botón para dirigirse al piso correspondiente.

— Buenos días, Taehyung. Soy Hoseok, adelante. — Sonrió un chico con pelo castaño.

— Encantado, Hoseok. — Sonrió mientras extendía su mano.

Entraron a la casa, era un piso muy moderno y sencillo, estaba todo ordenado y la luz natural entraba con fuerza.

Las paredes eran grises y blancas, un contraste muy bonito.

Siguió al chico hasta un pequeño despacho.

Allí le hizo varias preguntas, no muy diferentes a las de una entrevista normal y corriente. De hecho el chico era muy amable, haciendo más amena la conversación y más fácil de sobrellevar.

—  De verdad que me has salvado la vida. — Dijo el chico muy sonriente, invitándole a sentarse en el sofá. — Llevo casi un mes buscando a alguien y es imposible.

Taehyung se sentó algo incómodo, pero siendo abrumado por la amabilidad del chico.

Durante aquel rato, Hoseok le explicó qué debería hacer en el trabajo, algo que le resultó bastante sencillo y fácil de llevar a comparación del ajetreo que tenía con el restaurante.

Poco después de aquella entrevista presentó su renuncia al trabajo en la cafetería, para así poderse dedicar al cien por cien en ese trabajo.

Estaba feliz de haber conseguido aquel trabajo.

Hoseok, ahora su jefe, era una persona muy amable y comprensible, con el cual podría hablar si tuviera algún problema, ya que lo comprendería totalmente.

Aquel día llegó a casa feliz, dándole la noticia a sus dos nuevos amigos y decidieron ir a celebrarlo con una comida en un restaurante de la ciudad.

No estaba del todo seguro de cómo le iría en aquel trabajo, pero estaba contento.

Tampoco sabía si haber dejado el otro trabajo era la mejor opción.

Su vida se trataba de tomar decisiones instantáneas, que de momento le funcionaban.

Los primeros días de trabajo acudió algo inseguro, y a pesar de que no había nadie en la casa, se sentía incómodo en aquel lugar tan grande. Llevaba en su teléfono una lista de las cosas que debía hacer para no olvidarse, ya que hasta que no se aclimatara a aquella rutina.

Las cosas que hacía en ese piso no eran muy difíciles, hacía cosas como extender la ropa de la lavadora para que secase, barrer y fregar el suelo, limpiar el polvo, hacer comida o planchar camisas.

No era muy cansado y se adaptó rápidamente a la rutina diaria de aquel trabajo. Después de su turno volvía a casa y habitualmente era recibido por el mismo peli púrpura y su cachorro.

No era la vida que planeó, pero estaba a gusto dentro de lo que cabía.

Llevaba casi 3 meses en el lugar y se estaba por cumplir un año desde la muerte de su prometido. Así que planificó ir un fin de semana a León, volver a ese pequeño pueblo para poder visitar su tumba, con su cachorro, por primera vez el bebé de casi 5 meses podría ver a su padre alfa, aunque fuera en una tumba.

Taehyung jamás se atrevió a ir a la tumba de su difunto prometido después de dar a luz a Ha-Yoon, debido a que no quería ir a un lugar tan triste con el bebé. También porque quería intentar pasar página, aunque no lo logró hasta mudarse de allí.

Tenía miedo de volver, aunque fuera un fin de semana, volver a ver a sus vecinos que tanto lo conocían, tanto a él como a Dong-Hyun, su exnovio difunto. No sabía cuál sería la reacción de estos al verlo después de casi 3 meses. Ya que según Jimin y Yoongi, desde que llegó, se veía mucho más feliz y mejor.

El lugar costero le hacía bien.

Antes de salir rumbo a su pequeño pueblo en el que acostumbraba a estar años atrás, fue por última vez con Ha-Yoon a la playa. Casi a la hora del atardecer debido a que el bebé no podía exponerse al sol siendo tan pequeño.

Disfrutó de la brisa marina y de los últimos pequeños rayos de sol de aquel día de verano.

El mes de julio ya le estaba pisando los talones, cosa que le alegraba, pero a la vez le entristecía.

Un año atrás se estaba enterando de que estaba en cinta, pero también de que Dong-Hyun había muerto debido a aquel accidente.

Ha-Yoon empezó a llorar debido a las feromonas de tristeza que esparcía su padre omega.

— No llores mi cachorrito. — Lo acunó tratando de tranquilizarlo. — No pasa nada, papá está aquí.

Agarró uno de los biberones que había preparado para el viaje y las manitas del bebé agarraron el biberón como podían y el niño empezó a absorber.

Cuanto más crecía, el niño se parecía más a él mismo.

No sabía si agradecer o lamentarse porque no se parecía a su padre alfa. Pero si lo hiciera, solo entristecería más a Kim.

La playa estaba llena de personas que estaban bañándose o niños correteando por la arena mientras sus padres los miraban.

Y en ese momento solo quiso que Dong-Hyun estuviera con ellos, su familia. Que estuvieran junto a su pequeño allí, en la orilla del mar.

Imaginó a su prometido junto a Ha-Yoon algo más mayor haciendo un castillo de arena,  correteando por la orilla o jugando mientras se bañaban en el agua salada.

Soñar era gratis y era algo que Taehyung solía hacer cuando se encontraba en la playa.

Deseaba poder haber evitado aquel accidente y estar ahora con su prometido, aunque probablemente para esas fechas ya estarían casados.

Era algo que jamás podría saber.

Se levantó al ver la hora y fue en autobús hasta la estación de tren para despedirse de Cádiz durante unos días.

════ ════

Llegó a León de madrugada. Sus padres estaban ahí para recibirlo, también sus ex suegros, quienes estaban muy felices de verlo ahí junto al cachorro.

No estaba preparado para volver ahí, debería haber dejado mucho más margen antes de hacerlo, pero lo hacía solo para visitar a su difunto prometido.

Tenía mucho que contarle.

Fue a dormir a casa de sus padres. Durmió junto a su pequeño en una cama y al día siguiente encargó a Ha-Yoon antes de volver al pueblo e ir al cementerio de este, ya que el joven estaba enterrado ahí.

Compró unas bonitas rosas, las que su prometido compró para él cuando eran adolescentes.

Cuando llegó al cementerio no había nadie, era un lugar muy pequeño y solitario, algo que agradecía, porque quería tener intimidad para poder hablar con su esposo aunque fuera durante un rato.

Se sentó junto a la lápida y dejó las rosas, recordando aquel día en el que Dong-Hyun le dio las mismas para pedirle ser su pareja.

...

Dong-Hyun y Taehyung se conocieron cuando eran muy pequeños, ya que en aquel pueblo había una escuela y todos los alumnos que residían allí iban a la misma escuela. Eran pocos alumnos, quizás unos 5 por clase, así que todos los niños que asistían a clases se conocían a la perfección.

Ambos niños con apellido Kim se hicieron muy amigos, siempre jugaban juntos en la escuela y crecieron juntos, enamorándose inconscientemente del otro a medida que pasaba el tiempo.

Cuando ya tenían uso de consciencia y la pubertad golpeó en ambos, se empezaron a atraer entre ambos, pero fue algo que jamás se dijeron para no estropear la amistad, al menos durante unos años.

Eso fue así hasta que Kim Dong-Hyun, que era un chico bastante impulsivo, un día, ambos con quince años, decidió decirle lo que sentía a su amigo Kim Taehyung. Allí empezó un romance inocente en el que ambos rozaban sus manos o se abrazaban escondidos de todos, pero jamás iniciaron una relación como tal, aunque ya podía considerarse una.

En el instituto en el que estudiaban, uno que se encontraba en el centro de León, se sabía del amor que se tenían la pareja desde la secundaria y que a pesar de no decir que eran pareja, sabían que había mucho amor entre ambos y que acabarían siendo pareja con el tiempo.

Y no fue hasta que cumplieron los 18, donde ambos ya se presentaron como alfa y omega, que Dong-Hyun decidió pedir oficialmente empezar una relación con el joven Taehyung.

El alfa llegó a casa del peli gris con un ramo de rosas en la mano, algo que jamás olvidará el omega Kim, aquel fue un día muy especial para él.

Ambos comenzaron una relación, todo el mundo sabía que iba a ser duradera y en el pueblo en el que residían tenían una imagen perfecta de la pareja. Eran el alfa y el omega más hermosos que habían visto y a demás eran una pareja feliz.

Algo que no se veía mucho.

Poco después de iniciar la relación de manera formal y de varios celos que pasaron solitariamente, la vida sexual de ambos inició después de una noche llena de amor, pero a la vez de nervios debido a lo inexpertos que eran. No obstante, ambos chicos estuvieron un poco más tranquilos debido a que la persona que tenían delante era el otro, una persona a la que confiaban totalmente.

Los años pasaron, se mudaron, se prometieron, vivieron miles de cosas juntos, imaginaban su futuro a la vez que lo planeaban, hasta que finalmente llegó el día de la muerte del alfa.

Se investigó, tiempo después, cómo sucedió aquel desastre, debido a que era raro que a una casa le sucediera algo así. Con los meses pudieron encontrar una respuesta y el omega solo podía culpar a los constructores de aquella vivienda.

El día del parto de Kim Taehyung fue muy duro, no porque su embarazo fuera de alto riesgo o algo por el estilo, de hecho el peli gris es un omega totalmente fértil, que estaba muy sano y era capaz de tener hijos sin problemas. 

Pero a nivel emocional fue muy duro para él. Tenía miedo del momento en el que vería el rostro de su hijo. Tenía miedo que al verlo estuviera reflejado las facciones de su padre alfa y que le recordase a su ex prometido cada día de su vida.

Sin embargo, jamás fue así, en el rostro del recién nacido solo se veía a un Kim Taehyung en miniatura.

No sabía si agradecer o lamentarse por ello.

Pero al fin y al cabo, él tenía que seguir con su vida, trabajar para sobrevivir porque los últimos años había vivido muy acomodado gracias a la gran suma de dinero que tenía su prometido.

Algo que no heredó debido a que jamás escribió aquello y el dinero volvió a los padres de Kim Dong-Hyun.

Ahora, a pesar de que cada día lo echara de menos, tenía que seguir adelante. Porque el día de su funeral le prometió cuidar del cachorro con muchísimo amor.

...

Taehyung se sentía como un tonto hablándole a la lápida, pero a la vez, en su mente deseaba que su difunto prometido lo escuchara desde donde estuviera.

Le estaba contando cómo se sentía, todo aquello que le habría dicho si estuviera vivo.

Dong-Hyun siempre fue una persona en la que confiaba en su totalidad, le contaba sus secretos; desde los más tontos, hasta los más oscuros.

Aquel alfa conocía un lado de Kim Taehyung que nadie más conocía y que nadie más lo haría jamás.

Probablemente, estuvo un par de horas sentado, hablando con su prometido. Contándole todo lo que sentía respecto a su nueva vida, le explicaba de aquella pareja tan bonita de la que se había hecho amigo, de aquellos trabajos que tenía y cómo lo echaron de uno. También narraba aquel bonito paisaje que iba a ver en la playa con el cachorro de ambos y lo mucho que le gustaría llevarlo a conocer aquel lugar.

Estuvo mucho tiempo refugiado en aquel lugar, se sentía seguro dentro de lo que cabía, como si Dong-Hyun estuviera ahí con él.

Pero tenía un cachorro del que cuidar.

Pidió un taxi con el teléfono y volvió a casa de sus padres, durante esa pequeña estancia se quedaría en aquella casa, ya que en la suya no quería hacerlo, no estaba preparado.

Cuando llegó, su cachorro seguía durmiendo, sus padres desayunaban en la mesa.

— Buenos días. — Saludó mientras se dirigía a la habitación.

Allí agarró al bebé en sus brazos y se dirigió al salón para sentarse en la mesa junto a sus padres, aunque Ha-Yoon seguía dormido.

— He ido al cementerio. — Pronunció probablemente respondiendo a la duda de sus padres.

Ellos no hablaban de Dong-Hyun a menos que su hijo omega iniciara el tema, debido a que era muy delicado y sabían lo mucho que le afectó a Taehyung.

Charlaron mientras desayunaban, el menor de los Kim aguantaba a su hijo con el brazo derecho mientras comía con el izquierdo.

Hasta que el llanto de Ha-Yoon se hizo presente y le dio el pecho para que comiera.

════ ════

Su visita no fue muy larga, solo estuvo un par de días, para pasar tiempo con sus padres, para que los padres de Dong-Hyun pudieran ver a su nieto y para lo que realmente le importaba; visitar el cementerio.

Antes de irse, asistió un par de veces más al cementerio y la última fue con el cachorro en brazos antes de irse.

Jimin y Yoongi los recibieron en la estación de tren en Cádiz, muy felices de verlos. Park casi corre al verlos, abrazó a los dos Kim con mucho cariño.

Estaba muy contento de tener a Min y a Park como amigos.

Se subieron al coche, Jimin en el asiento de piloto, Kim en el de copiloto y Yoongi con el cachorro detrás.

— Yoongi. — Llamó el peli púrpura. — ¿No crees que deberíamos tener un cachorro?

Jimin le guiñó un ojo mientras sonreía, Taehyung sabía que al mayor le gustaba bromear con eso.

— ¿Qué? — Respondió el rubio.

— Que deberíamos tener un cachorrito.

— Jimin... Ya sabes qué opino.

— Pero te encanta estar con Ha-Yoon.

Veía a su amigo que estaba de piloto sonriendo, sabía que su alfa diría que no al tener cachorros, pero le gustaba chincharlo con eso.

— Él todavía es pequeño, hay que dejar que crezca, hasta que no sea más mayor yo seguiré cuidándolo.

— ¿Dices que Yoonie es muy pequeño y que por eso no tenemos hijos nosotros?

Vio por el retrovisor como el que tenía a su hijo asentía con la cabeza haciéndolo carcajear.

Eran una pareja muy divertida.

Al día siguiente volvería a la rutina después de un fin de semana largo. Iría a trabajar como de costumbre y se pasaría las tardes junto a Jimin y su cachorro, quizás charlando, paseando o tirados en el sofá jugando con el pequeño.

No tenía mucho más que hacer, pero estaba bien con esa vida. Al menos no estaba todo el día llorando como hace unos meses.

Estaba mejor de lo que creía.

➢ Multimedia To Love Someone de Benson Boone 

Muchas gracias por el apoyo que está recibiendo este nuevo Fanfic. La verdad es que no esperé que con el TikTok que subí lo leyese alguien, sin embargo, han empezado a leerlo bastantes personas nuevas.  Esta semana no he podido actualizar mucho, pero la siguiente volveré como siempre. Si queréis anuncios respecto cualquier cosa, podéis uniros a mi comunidad de WhatsApp que podéis encontrarlo en el Linktree de mi descripción, nos vemos más tarde con otro capítulo.

Dentro de poco ya aparecerá nuestro Jk

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