Capítulo 19.
El atardecer envolvía la escuela en tonos cálidos y suaves, mientras las luces de colores comenzaban a encenderse a lo largo del patio. El festival escolar estaba en pleno apogeo. Los niños corrían de un lado a otro, emocionados por los juegos y las actividades, mientras los padres y maestros socializaban y participaban en la celebración. La atmósfera era alegre, casi mágica.
Taehyung, con su habitual sonrisa encantadora, guiaba a un grupo de niños hacia el stand de pinturas donde podían dibujar con sus manos. Se veía relajado y contento, pero en el fondo, no podía evitar que su mirada vagara en busca de Jungkook. Desde que comenzaron los preparativos para el festival, habían trabajado más juntos que nunca, y en el proceso, habían llegado a entenderse de una forma profunda y natural. Esta noche, quería disfrutar ese progreso.
Finalmente, lo encontró. Jungkook estaba cerca del área de juegos, supervisando una competencia de carreras de sacos, rodeado de risas y gritos de emoción. Ambos intercambiaron una sonrisa que hablaba de complicidad, y en ese instante, Taehyung sintió un leve calor en su pecho. Era un momento sencillo, pero significativo. En medio de la energía vibrante del festival, se sentía feliz de estar allí con él.
Mientras tanto, los niños, siempre atentos a los detalles, no tardaron en notar algo diferente en la interacción de los dos maestros. Taehyung estaba cerca del stand de comida cuando uno de sus alumnos, un pequeño curioso llamado Minho, se acercó y le tiró suavemente de la manga.
—Maestro Kim, ¿Usted y el maestro Jeon son novios?
Taehyung casi dejó caer el plato de comida que sostenía. La pregunta lo había tomado completamente por sorpresa. Intentó sonreír, pero el rubor ya comenzaba a subir por sus mejillas.
—¿Por qué lo preguntas, Minho?—Preguntó, intentando mantener la calma ante el inesperado momento.
—Porque los he visto juntos, y mi mamá dice que ustedes parecen muy cercanos.—Insistió el niño con la inocencia propia de su edad.
El omega rió nerviosamente, pero antes de que pudiera contestar, Jungkook apareció detrás de ellos, con una expresión divertida al escuchar la conversación.
—¿Hay algo de malo en ello, Minho?—Dijo Jungkook, agachándose para estar a la altura del niño.—¿Eso les molestaría?
El pequeño negó con la cabeza rápidamente.
—¡No! Solo que nunca había visto a dos maestros ser novios.—Dijo con honestidad.
El alfa sonrió y revolvió el cabello del niño suavemente.
—Bueno, eso solo significa que somos un buen equipo, ¿No crees?—Respondió Jungkook, mientras lanzaba una mirada significativa a Taehyung, quien ahora estaba completamente rojo.
Los niños alrededor, al oír la conversación, comenzaron a hacer preguntas similares, y ambos maestros se encontraron en medio de un pequeño interrogatorio, aunque con tono juguetón e inocente. Al final, lograron desviar la conversación hacia los juegos y las actividades, pero la sensación de estar expuestos permanecía en el aire.
A medida que la noche avanzaba, las luces del festival brillaban más intensamente, y el bullicio no disminuía. Taehyung y Jungkook se cruzaban constantemente, intercambiando miradas y pequeñas sonrisas cómplices mientras supervisaban las actividades. Parecía que toda la escuela se había dado cuenta de lo bien que funcionaban juntos.
En un momento, Jungkook se acercó a Taehyung, trayendo dos vasos de jugo y sonriendo mientras le ofrecía uno.
—¿Cómo te sientes con todo esto?—Preguntó el alfa, sus ojos oscuros brillando bajo las luces.
Taehyung tomó el vaso, pensando en las palabras de Jungkook. Miró a su alrededor, viendo a los niños felices, a sus compañeros de trabajo divirtiéndose y la manera en que él y Jungkook parecían encajar perfectamente en medio de todo ese caos festivo.
—Creo que... todo está saliendo mejor de lo que imaginé.—Respondió con una pequeña sonrisa asomándose de sus labios, mirándolo con una sonrisa sincera.—Y contigo aquí, aún mejor.
Jungkook dejó escapar una pequeña risa antes de alzar su vaso, como si estuviera brindando.
—Entonces, por una noche perfecta.
Taehyung sonrió completamente y alzó su vaso también, chocándolo suavemente con el de Jungkook.
Conforme la noche avanzaba, más gente empezó a notar la conexión entre ellos. Los padres comentaban entre susurros sobre lo bien que los dos maestros trabajaban juntos, y cómo siempre parecían estar en sintonía. Sin embargo, las miradas o los comentarios ya no afectaban a Taehyung. Se sentía cómodo, seguro en lo que estaba construyendo con Jungkook.
Cuando el último niño se fue y las luces del festival comenzaron a apagarse una a una, Taehyung y Jungkook se quedaron de pie en medio del patio. Las guirnaldas de luces colgaban por encima de ellos, brillando tenuemente mientras el eco de las risas y las conversaciones aún parecía flotar en el aire. Las mesas y sillas que hace unas horas estaban llenas de actividad ahora se veían vacías, como testigos silenciosos de una jornada que, para Taehyung, había sido mucho más que un simple festival escolar.
Taehyung dejó escapar un suspiro profundo, uno de esos que traen consigo el alivio y la satisfacción de haber hecho un buen trabajo. Todo había salido mejor de lo que esperaba, y, aunque la organización había sido agotadora, ahora, viendo el resultado final, no podía evitar sentirse orgulloso. Miró a su alrededor, observando los últimos detalles del escenario vacío, y una cálida sensación de logro lo invadió.
Sentía que no solo había concluido un evento exitoso, sino también una etapa personal importante. El festival había sido un símbolo de lo que él y Jungkook estaban construyendo juntos. No solo en términos de trabajo en equipo, sino como pareja. A lo largo del día, habían compartido miradas, sonrisas, y una complicidad que, poco a poco, se hacía más evidente ante los demás. Y lo mejor de todo, es que ahora, él ya no sentía la necesidad de esconderlo.
Se sentía libre.
Taehyung se dio cuenta de que durante mucho tiempo había cargado con el peso de las inseguridades y las expectativas de los demás. Pero esa noche, bajo las estrellas, esas preocupaciones parecían disiparse. Las miradas curiosas de los niños, los comentarios de los padres, todo lo que antes lo habría puesto nervioso, ahora le parecía insignificante.
Con una sonrisa ligera, se volvió hacia Jungkook, quien estaba a su lado, observando también el escenario del festival. Los ojos del alfa brillaban con el reflejo de las luces, pero había algo más en su expresión: una satisfacción serena, como si ambos estuvieran compartiendo un momento que solo ellos dos comprendían.
El omega rompió el silencio del lugar.—Hoy ha sido un buen día.—Dijo suavemente, mirando a Jungkook de reojo.
El alfa asintió, mirando el cielo ya oscuro, donde solo algunas estrellas brillaban tímidamente.
—Sí, lo ha sido.—Concordó, soltando un suspiro.—Me alegra que todo haya salido tan bien como se planeó.
Hubo un pequeño silencio, pero esta vez, no fue incómodo. Al contrario, se sentía cómodo, íntimo, como si no necesitaran llenar el espacio con palabras.
Taehyung respiró hondo y, por primera vez en mucho tiempo, se permitió disfrutar plenamente del momento sin preocuparse por el mañana. Había algo reconfortante en saber que no estaba solo en esta travesía, que Jungkook estaba ahí, a su lado, y que ambos compartían más de lo que inicialmente imaginaron.
—No sé cómo lo hicimos.—Murmuró el omega en un tono suave.—Pero todo salió mejor de lo que esperaba. Los niños, los padres, el ambiente... y nosotros.
Jungkook lo miró y asintió, esta vez con una sonrisa más amplia.
—Nosotros también fuimos un buen equipo. Aunque creo que siempre lo hemos sido, ¿No?
El comentario de Jungkook lo hizo sonreír aún más. Siempre había admirado la manera en que Jungkook podía expresar las cosas con tanta sencillez, pero también con tanta profundidad. Tenía razón. Desde el principio, habían trabajado bien juntos, incluso antes de que sus sentimientos comenzaran a florecer. Se habían complementado en las pequeñas cosas, como en la organización del festival, hasta en las más grandes, como construir una relación en la que ambos se sentían cómodos.
Taehyung no pudo evitar dar un paso hacia él, acortando la distancia entre ambos. Miró hacia el cielo, notando cómo algunas estrellas comenzaban a brillar más claramente, y luego volvió su mirada hacia Jungkook, sintiendo que, por fin, estaba en el lugar correcto, con la persona correcta.
—Creo que nunca había estado tan contento al final de un festival.—Dijo en voz baja, con una sonrisa nostálgica.—Generalmente, estoy exhausto, queriendo que todo termine lo antes posible, pero hoy es diferente. Estoy aquí contigo, y todo parece encajar perfectamente.
El alfa, con esa calidez habitual, lo miró profundamente antes de responder.
—Me alegra que lo sientas así. Porque para mí, este festival también ha sido diferente. Siento que no solo ha sido una celebración para los niños... sino también para nosotros. Como si estuviéramos marcando algo importante esta noche.
Taehyung asintió, entendiendo exactamente lo que Jungkook quería decir. Se sentía como si hubieran cruzado una línea invisible, un punto de inflexión en su relación. Lo que antes parecía algo incierto, ahora era claro y concreto. Estaban juntos, no solo como colegas, no solo como amigos, sino como algo más profundo, algo que ambos habían estado buscando sin saberlo.
—Es como si, por fin, las cosas estuvieran cayendo en su lugar.—Murmuró el omega, su voz suave, pero cargada de emoción.
Jungkook lo miró durante un momento largo, antes de dar un paso más cerca de él y tomar su mano suavemente.
—Lo están, Tae. Lo están.
Con el eco de esas palabras aún en el aire, y el festival detrás de ellos, se quedaron allí, bajo las estrellas, en silencio. Pero no necesitaban más. El festival había sido un éxito, sí, pero más que eso, esa noche había sido un éxito para ellos. Habían oficializado su relación de una manera simple, frente a los niños y a sus compañeros, sin necesidad de grandes anuncios, solo dejándose llevar por lo que sentían.
Y mientras la última luz del festival se apagaba, Taehyung se sintió más ligero, más feliz de lo que había estado en mucho tiempo. Sabía que esta noche marcaría un antes y un después, no solo en su vida profesional, sino también en su vida personal.
De la mano de Jungkook, caminó hacia la salida de la escuela, ambos con una sonrisa en los labios, listos para lo que el futuro les deparara.
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