Capítulo 09.
El día había empezado como cualquier otro para Taehyung, pero en su pecho, el peso de la ansiedad le recordaba que no era un día más. Desde que ocurrió el beso, el primer beso con Jungkook, sus emociones habían estado en una constante montaña rusa. ¿Qué iba a decirle cuando lo viera? ¿Cómo actuaría? Había pasado toda la noche analizando cada detalle, cada segundo que compartieron, y ahora, a la luz del día, se encontraba más nervioso de lo que habría imaginado.
Cuando llegó a la escuela, Taehyung decidió que lo mejor sería evitar cruzarse demasiado con Jungkook, al menos hasta que pudiera aclarar sus pensamientos y calmarse. No quería que Jungkook notara lo alterado que estaba por el beso, aunque por dentro, su corazón latía frenéticamente cada vez que pensaba en el alfa. Sin embargo, tampoco podía ser grosero ni actuar como si nada hubiera pasado, así que optó por mantener una distancia cautelosa. Era un desafío, pero creía que podía manejarlo... por lo menos, por un rato.
Mientras caminaba por los pasillos, su mente se llenaba de dudas. ¿Qué significaba ese beso para Jungkook? ¿Acaso había sido un simple impulso, una reacción momentánea, o algo más? "Quizá no fue nada," pensó, reprimiendo el anhelo que empezaba a florecer dentro de él.
Durante las primeras horas de clases, Taehyung mantuvo su atención en los niños, ayudándolos con sus actividades y charlando animadamente con ellos. Cada vez que escuchaba la voz de Jungkook en algún lugar cercano, sentía un nudo en la garganta, pero fingía no notarlo. "Solo relájate", se decía a sí mismo, "no es tan complicado".
Sin embargo, su mente no dejaba de vagar, y eso le costaba concentrarse. Los recuerdos del beso se entremezclaban con su temor de que Jungkook pudiera esperar algo más de él o, peor aún, que se arrepintiera de haberlo besado.
Jungkook, por su parte, había notado el comportamiento distante de Taehyung desde el inicio del día. No lo tomó como algo personal, pero sí le llamó la atención. Sabía que después del beso ambos necesitaban tiempo para procesar lo que estaba sucediendo, pero algo en la actitud de Taehyung le preocupaba. ¿Estaba siendo evitado? A lo largo de la mañana, lo vio a lo lejos varias veces, pero cada vez que intentaba acercarse, Taehyung parecía desaparecer en algún rincón de la escuela.
Decidido a aclarar las cosas, Jungkook decidió que lo interceptaría en un momento tranquilo, cuando ambos pudieran hablar sin distracciones. No quería apresurar las cosas, pero también sabía que no podía dejar que esa distancia se convirtiera en un obstáculo entre ellos.
Sin embargo, cuando Jungkook finalmente terminó su jornada y fue a buscar a Taehyung, el omega ya se había ido de la sala. Supuso que estaría en su pequeña oficina, y decidió que era el momento adecuado para hablar.
Al final de la jornada, Taehyung decidió refugiarse en su pequeña oficina antes de terminar el día. Era su santuario dentro de la escuela, un lugar donde podía organizar sus cosas y despejar la mente. Hoy, más que nunca, lo necesitaba. Estaba tan enfocado en organizar su cubículo que no notó que Jungkook lo había seguido, decidido a hablar con él.
—¿Taehyung?—Tocando con sus nudillos la puerta, anunció su llegada.
Cuando Jungkook entró a la oficina, Taehyung dio un pequeño brinco del susto.
—¡Oh! Jungkook... no te vi entrar.—Dijo nerviosamente, intentando disimular su incomodidad.
—Lo siento, no quería asustarte.—Respondió el alfa con una sonrisa suave, dando un paso adelante.—He estado intentando hablar contigo todo el día, pero... pareces haber estado ocupado.
Taehyung sintió cómo su corazón comenzaba a latir aún más rápido. ¿Qué iba a decirle? Estaba claro que Jungkook había notado su actitud, pero no quería que pensara que estaba huyendo de él. Mientras trataba de encontrar las palabras correctas, sus manos temblorosas continuaban moviendo una pila de papeles y cajas en su escritorio.
—Sí, bueno, ha sido un día muy agitado. Ya sabes, los niños y todo eso...
Antes de que pudiera continuar, su mano tropezó con una caja más grande, que estaba mal equilibrada en la esquina del escritorio. En un movimiento torpe, la caja cayó de repente, y una de las esquinas golpeó su brazo.
—¡Ay!—Exclamó el omega, llevándose la mano al brazo, donde un corte se había abierto.
Jungkook reaccionó al instante, acercándose rápidamente.
—¡Taehyung!—Su voz estaba cargada de preocupación, y sin dudarlo, tomó el brazo de Taehyung para examinar la herida. Sangraba, aunque no parecía ser demasiado profundo.
—No es tan grave.—Murmuró Taehyung, aunque la incomodidad en su voz era evidente.
Sin embargo, el rostro de Jungkook mostraba una mezcla de preocupación y determinación.—Déjame llevarte al hospital, no podemos arriesgarnos.
Taehyung quiso protestar, pero el tono firme de Jungkook no le dejó opción. El alfa ya había tomado su abrigo y estaba listo para sacarlo de la oficina. Aunque el dolor en su brazo comenzaba a intensificarse, lo que más sentía era una mezcla de vergüenza y nervios al estar tan cerca de Jungkook, especialmente después de haber intentado evitarlo todo el día.
Jungkook prácticamente arrastró a Taehyung hacia su auto, a pesar de las débiles protestas del omega. Se negaba a dejar que el pequeño accidente pasara desapercibido. Aunque Taehyung insistía en que no era nada grave, el alfa estaba visiblemente inquieto. Se aseguraba de que su brazo estuviera elevado y apretaba un pañuelo contra la herida mientras conducía.
El silencio en el auto era denso, cargado de tensión y preocupación. Jungkook no podía dejar de mirar de reojo a Taehyung, sus pensamientos corriendo en todas direcciones. ¿Había estado demasiado distante después del beso? ¿Acaso Taehyung se sentía incómodo con él? Ahora mismo, su única prioridad era asegurarse de que Taehyung estuviera bien, pero algo en su corazón le decía que no se trataba solo de la herida.
Taehyung, por otro lado, se sentía mortificado. No solo por haberse herido de una manera tan torpe, sino también porque Jungkook había dejado todo para ayudarlo. El nerviosismo lo carcomía, y sentía que todo lo que intentaba ocultar desde el beso estaba a punto de explotar.
—Lo siento, Jungkook.—Murmuró finalmente, rompiendo el silencio.—No era mi intención preocuparte tanto. Realmente es una herida menor, podría tratarla con un botiquín y dejarlo reposar.
—No te disculpes.—Respondió el pelirrojo rápidamente, con la voz firme pero suave.—No podría quedarme tranquilo si algo te pasara. Es mejor si un doctor te revisa, así estaré más tranquilo con esto.
Las palabras de Jungkook hicieron que el corazón de Taehyung latiera más rápido, pero no pudo responder, dejando que el silencio tomara el control una vez más mientras llegaban al hospital.
El personal médico atendió rápidamente a Taehyung y, para alivio de ambos, solo necesitó un par de puntadas. Sin embargo, la doctora fue clara: Taehyung debía descansar y evitar cualquier esfuerzo con su brazo durante varios días.
—Vas a estar bien.—Le dijo la doctora con una sonrisa.—Solo asegúrate de descansar. No hagas movimientos bruscos, y te daremos una incapacidad por al menos una semana para que la herida se cure adecuadamente.
Taehyung asintió, aliviado de que la lesión no fuera grave, aunque la idea de quedarse en casa y no poder trabajar lo inquietaba. Sin embargo, Jungkook seguía a su lado, asegurándose de que todo estuviera en orden.
—Me aseguraré de que lo cumpla.—Dijo con una sonrisa, mirando a Taehyung con una mezcla de calidez y determinación.—No dejaré que hagas nada que te lastime más.
El omega sonrió, pero la sensación de inseguridad no lo abandonaba del todo. Mientras el médico le entregaba las instrucciones y los días de descanso, Taehyung no podía evitar sentirse incómodo. Apreciaba el cuidado de Jungkook, pero el torbellino de pensamientos en su cabeza lo mantenía en guardia. ¿De verdad se preocupaba por él, o solo lo hacía por ser un alfa responsable?
Cuando la doctora salió de la sala, el alfa se volvió hacia él, todavía con una expresión de preocupación en su rostro.
—Vas a tener que aguantarme por estos días, ¿Lo sabes?—Le dijo Jungkook con una sonrisa ligera, pero sus ojos aún mostraban rastros de la preocupación que sentía.
—No es necesario que hagas esto, puedo cuidarme sólo.—Respondió el pelirrosa, intentando sonreír, aunque todavía se sentía algo nervioso.
—Cuidar de ti mismo provocó que estemos aquí, déjame hacerlo por esta ocasión. A veces es mejor ser cuidado por alguien más.—Mostrando una sonrisa cálida, guiñó su ojo.
Después de recibir las últimas indicaciones médicas, Jungkook insistió en acompañar a Taehyung a su casa. En el camino de vuelta, el ambiente en el auto era un poco más relajado, aunque ambos seguían pensando en todo lo que había pasado. Taehyung trataba de aceptar la idea de estar unos días fuera del trabajo, pero la presencia de Jungkook a su lado le brindaba algo de consuelo.
—¿De verdad no tienes que quedarte en la escuela?—Preguntó Taehyung, un poco cohibido por todas las atenciones que estaba recibiendo.
—No me voy a ir hasta asegurarme de que estés bien instalado.—Respondió con firmeza.—Además, ¿Quién va a asegurarse de que sigas las indicaciones del médico?
Taehyung rió levemente, agradecido por la compañía y el cuidado de Jungkook, aunque su corazón seguía acelerado. Jungkook era siempre tan atento, y eso lo hacía sentir aún más confundido sobre cómo debía manejar sus propios sentimientos.
Cuando finalmente llegaron a la casa de Taehyung, Jungkook lo ayudó a acomodarse en el sofá, insistiendo en que debía descansar. El omega no pudo evitar sentirse un poco torpe ante tanta preocupación.
—Gracias por todo, Jungkook.—Murmuró Taehyung, mirando al alfa con gratitud genuina.
—Sabes que siempre puedes contar conmigo.—Respondió el alfa con una sonrisa cálida.—No dudes en llamarme si necesitas algo. Quiero asegurarme de que te recuperes bien.
El silencio que siguió entre ellos no era incómodo, sino más bien cargado de una comprensión nueva. Jungkook sabía que lo del beso seguía presente entre ambos, pero decidió que lo mejor era dar tiempo al omega.
—Descansa, ¿Sí?—Dijo finalmente Jungkook, levantándose para irse. Taehyung asintió y lo observó mientras salía de la casa, sabiendo que las cosas entre ellos estaban evolucionando, y esta vez, ya no sentía tanto miedo.
Cuando Jungkook finalmente se fue, Taehyung se recostó en su cama, el brazo ligeramente adolorido pero ya más calmado. Y mientras cerraba los ojos, no podía dejar de pensar en la forma en que Jungkook lo había mirado, en cómo su preocupación parecía tan genuina. Quizá, solo quizá, sus dudas empezaban a disiparse, y la idea de que Jungkook realmente se preocupaba por él ya no parecía tan descabellada.
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