— ¡Oppa! —una niña de cuatro años corrió hacia el porche al identificar al chico musculoso en la silla junto a la puerta. Éste estaba dibujando y con aquel grito se había salido de la línea, ChungHa sonrió un poco con el bolso de la niña en su mano— ¡Oppa! ¡Hice un dibujo de nosotros! —sonrió más que emocionada.

Aquella bebé que JungKook había encontrado en el bosque crecía cada día, ahora tenía cuatro años, su cabello castaño caía hasta la mitad de su espalda con algunas ondas que casi se volvían en rulos, sus ojos cafés eran realmente adorables. TaeBin se estaba volviendo cada día más hermosa, sus ojos rasgados desaparecían cuando sonreía o reía, su perfil era muy delicado, tenía una nariz respingada, labios delgados con un suave toque rosa y manos pequeñas.

— No es necesario que grites, te he dicho que no lo hagas—reprochó sin verla—Acabas de hacer que dañara el dibujo, mantente lejos de mí.

TaeBin sonrió, su oppa era muy lindo cuando se enojaba.

— ¿Quieres ver mi dibujo? —unió sus manitos.

— Ya, Kookie, la niña se esforzó haciendo ese dibujo—ChungHa no estaba de acuerdo con su actitud y muchas veces le recordaba que así mismo solía tratarlo YooRi.

— Sí—TaeBin sonrió cuando el chico la miró—Quiero dibujar tan lindo como usted, oppa.

El chico suspiró encogiéndose de hombros. TaeBin revisó en su bolso sacando una hoja, fue donde JungKook mostrándosela con orgullo.

— Esta es la tía ChungHa—indicó con sus deditos—Este eres tú—JungKook sonrió inconscientemente al notar su tamaño en su dibujo—Y aquí estoy yo—mostró la más pequeña—Esta es nuestra casa...

— Espera, ¿Por qué tu cabello es rojo en este dibujo? —exigió saber.

— Porque me gusta así, ChungHa prometió pintarlo cuando sea mayor.

JungKook miró a la mujer de cabello ahora oscuro. Ésta sonrió tristemente y él de nuevo comparó esa mocosa con YooRi, a veces tenía...actitudes que le recordaban a ella. TaeBin curiosa miró el dibujo del muchacho, frunció su ceño al ver que era la misma mujer de cabello en rulos y mirada intensa.

— Será mejor entrar, prepararé el almuerzo y TaeBin tiene tarea de la escuela—ChungHa abrió la puerta. Todos entraron a la casa, JungKook dejó sus cosas en la mesa dirigiéndose a la cocina con su tía. La niña en cambio se quedó en la mesa mirando el bloc de dibujos de JungKook.

¿Por qué siempre dibujaba a esa mujer?

— No es bueno consentirla en todo—miró a ChungHa y ésta suspiró haciéndole frente.

— Y no es bueno reprocharle tanto, tiene cuatro años.

— Yo también tuvo cuatro años y los regaños de mi noona no me hicieron mal.

— Sé que la extrañas, JungKook, yo también lo hago, pero...—se acercó a él tomando sus brazos—No te cierres, ¿De acuerdo? Te prometí que regresaríamos a YooRi, buscaremos la forma.

— Ailee debió ayudarnos cuando le dimos la noticia.

— Lo sé, supongo que también extraña a su hermana—apretó los hombros del chico—No te preocupes, he estado hablando con otras brujas en el pueblo, aparecerá alguien que nos ayude.

A JungKook lo menos que le importaba era ese detalle.

— Ailee se equivocó, hizo algo mal, tía—miró sus ojos—Noona creyó que la maldición se había ido, yo lo creí, todos lo creímos, fue su culpa que ella muriera.

— Ailee amaba a YooRi tanto como tú, la magia negra no iba a dejar que se salieran con la suya ni al hacerlo bien, eso pasó—tomó su barbilla—Saca esas ideas locas de tu cabeza.

— Por su culpa mi maldición sólo cambió, no podré envejecer, tú lo dijiste.

Luego de la muerte de YooRi, ChungHa había usado su magia para comprobar que JungKook realmente estaba limpio, pero no, la maldición se había transformado colocando la condición de que ese chico jamás envejecería, siempre tendría la apariencia de alguien de veinte años.

— Haré lo que esté en mi alcance, ten paciencia.

— ¿Por qué no vamos a la ciudad? Hay más brujas allí, hay...

— Carruajes, personas, contaminación y llegar allí nos tomaría tres días—ChungHa negó con la cabeza—No me gustan las multitudes, en la ciudad cazan a las brujas.

— No te pasará nada, no estarás sola.

— Eso dijo YooRi antes de morir—hubo silencio entre ambos—Lo siento, lo siento, todo es tan...difícil.

JungKook la abrazó apretándola entre sus brazos. TaeBin miraba aquel bloc de dibujos, todos tenían a la misma mujer de rulos rojos en diferentes situaciones o pinturas. La pequeña dio un respingo cuando le arrebataron el bloc en un instante.

— ¿Qué se supone que haces mirando mis cosas?

— Oppa, ¿Por qué dibujas tanto a la misma persona? —quiso saber.

— Sube a tu cuarto.

— Es muy linda, oppa—sonrió.

— ¿Quieres que te obligue a subir?

— Pero no tanto como usted cuando se enoja—sonrió divertida. JungKook respiró profundo recordando todas las veces que le decía lo mismo a YooRi. TaeBin tomó su bolso de la mesa subiendo las escaleras, no se había percatado del dibujo que había dejado.

JungKook lo tomó y de inmediato algo de nostalgia lo invadió. A diferencia de él, TaeBin si asistía a la escuela y a diferencia de YooRi, ella era más dulce además de soñadora.

Pero TaeBin seguía viendo como alguien lindo al chico que siempre la intentaba alejar o corregir.

Dos cositas:

• Si llegaste aquí y no has leído la primera parte, te recomiendo hacerlo.

• Para las que han leído la primera y han llegado aquí...espero que les guste tanto como esa ♡