Orgullo
Un pelinegro alfa corría seriamente desesperado por una de las principales calles de Seúl después de haber abandonado su lujoso auto atascado en el horrible tránsito mañanero. Y es que no podía perder el tiempo, estaba convencido de que correr era lo más rápido en ese momento.
Necesitaba llegar cuanto antes, no tenía tiempo que perder.
Ante la mirada de asombro de aquellos que -aún en su penoso estado de agitación- lograban reconocerlo, dobló a la derecha en una pequeña calle que le serviría de atajo.
¿Quién creería que el gran Min Yoongi, el multimillonario, el genio, estaría corriendo de esa manera tan desesperada?
"Debo llegar pronto" "No puedo perder tiempo" "Necesito detener esta locura". -repetía una y otra vez en su mente.
Jimin. Su Jimin. Su omega. Su gran amor.
Debía ser todo una gran mentira.
"Por favor, Diosa luna, si es una broma de mal gusto no es divertida y, si es una pesadilla, ya permíteme despertar".
¡Maldición! ¿Por qué demonios sus piernas no corrían más rápido?
Es en momentos como este que se recrimina no haber accedido a acompañar al menor a correr y ejercitarse todas esas veces que lo invitó. Pero como en muchas otras cosas más, el jamás escuchó los pedidos de su omega.
"¿Por qué jamás lo escuchaba?"
De haberlo hecho no estaría en esa situación tan deplorable porque, maldita sea, sentía que iba a colapsar hace un buen rato ya. La única razón por la que aún seguía en pie y no se desplomaba en medio de la calle es porque si lo hacía eso significaba que todo acabaría. Que lo perdería para siempre.
"No, eso no".
"Amor, por favor, espérame. Te lo suplico, no lo hagas".
Llegó sin aliento hasta la iglesia en la que Namjoon -uno de sus mejores amigos- le había informado se llevaría acabo la boda que acabaría con todas sus esperanzas de recuperar el amor, que debido a su orgullo, se permitió perder.
Miró alrededor buscando al responsable de que haya corrido como un maldito desquisiado por más de treinta minutos, pero no lo vió.
¿Acaso había llegado tarde? Era imposible.
Trató de rememorar cada una de las palabras que el otro alfa le había revelado de manera tan confidencial. Aún se sentía un completo estúpido por estar ajeno a lo que estaba a punto de ocurrir en sus propias narices.
Miró su costoso reloj y constató que aún faltaban escasos diez minutos para dar inicio a la ceremonia. Paseó su vista por los alrededores del lugar y la detuvo en una pequeña construcción hermosamente decorada. Y justo ahí su cerebro hizo clic al recordar algo que Namjoon le había mencionado.
A paso apresurado se dirigió hasta el lugar. Una vez estuvo lo suficientemente cerca alguien salió por la única puerta visible.
--¿Qué haces aquí? -cuestionó un joven de hermosas facciones y mejor amigo de su ex-esposo. Un chico que, tiempo atrás, también era su amigo.
--Necesito hablar con él, Tae, por favor. -suplicó con mirada acuosa y voz quebrada.
--Eres el mayor imbécil en toda la faz de la tierra. -atacó el omega de sonrisa cuadrada --¿Cómo demonios fuiste capaz de arruinar su matrimonio de esa manera?
La mirada de Taehyung también se volvió acuosa, pero no permitió que una sola lágrima se escapara de sus ojos. Vio al alfa frente a él dar un paso hacia adelante, con la mirada rota y sin brillo; sin esa soberbia que lo caracterizaba... una mirada sin vida... una mirada vacía.
--Tae, déjame verlo. -suplicó. No le importaba hacerlo, no si eso le daba una oportunidad de ver a su omega --Necesito verlo, por favor, permíteme hablar con él.
Taehyung suspiró --No mereces ese privilegio. -espetó, pero aún así se hizo a un lado.
Y es que él bien sabía que Yoongi, a pesar de haber sido el maldito que destrozó el corazón de su mejor amigo, también era el único capaz de repararlo. Para nada estaba de acuerdo con la locura que el rubio quería cometer, sin embargo, no lo dejaría solo. Jamás se atrevería a abandonar a su mejor amigo.
[.]
Jimin estaba con su vista fija en su propio reflejo a través del espejo. Su rostro de porcelana levemente maquillado dándole una apariencia casi etérea, pero sus ojos no lograban reflejar nada.
"Un cuerpo sin vida". -estuvo tentado a reír por tal pensamiento, pero no lo hizo. No era gracioso.
--Jimin. -llamó una voz tenue pero perfectamente reconocible para él. Sintió como un escalofrío recorrió todo su cuerpo enviando miles de sensaciones a todo su ser y acelerando su corazón.
¿Cómo era que a pesar de todo aún tenía ese poder sobre él?
Lentamente se dio la media vuelta solo para ver el rostro agitado y rojo del que una vez fue su alfa. Aquel mismo pálido chico del que quedó totalmente enamorado años atrás, ese mismo que hizo añicos todas sus ilusiones y lastimó una y otra vez su corazón.
¿Por qué dolía tanto amar de esa manera?
--Jimin. -volvió a llamar el pálido, sacando al rubio de sus cavilaciones.
--¿Qué haces aquí? -repitió exactamente la misma pregunta que Taehyung le había hecho. No obstante, la reacción del pelinegro fue completamente diferente esta vez, pues el poco autocontrol que le quedaba llegó a su punto de quiebre.
--Tú no puedes... Jimin... Y-yo... no nos hagas esto, por favor. -suplicó dando pasos inseguros hacia el menor --No lo hagas. Te amo y se que tú todavía me amas a mí. Déjame reparar mis errores, por favor. Necesito que me dejes arreglar todo.
--Ya es tarde. -intentó sonreír, sin embargo, solo logró una mueca extraña --Ya estamos divorciados y estoy a punto de casarme. Ya todo acabó.
--No, no, no. Me niego, no te dejaré, no lo permitiré. -sentenció mientras se acercaba hasta el omega y se arrodillaba ante él, dejando que sus lágrimas de derramaran sin control --Por favor... por favor... -suplicaba una y otra vez entre sollozos que no hacían más que desgarrar el corazón del omega, quien no pudiendo soportarlo más se dejó caer de rodillas junto a él.
Ambos lloraban de manera amarga y desconsolada.
--Necesito que me liberes, por favor. Déjame continuar con mi vida. -suplicaba ahora también Jimin.
--No, eso no. No me dejes, no lo hagas. Te amo, Jimin, te amo tanto, te lo juro, perdóname, por favor... -otro sollozo interrumpió su plegaria.
Jimin sentía que no podía más. Frente a él estaba su pasado, el más grande amor de su vida, la única persona capaz de romperlo en mil pedazos y luego unir cada uno de ellos. Con lentitud llevó sus manos a las ya no tan pálidas mejillas del contrario, observó detenidamente esos profundos ojos gatunos que tenían el poder de hipnotizarlo. Dolía tanto verlo sufrir.
Dolía incluso más que su propio corazón roto.
Con delicadeza, acercó sus gruesos y rosados labios a los finos del mayor y se permitió acallar su llanto con un suave beso.
Un beso profundo y largo.
Un beso lleno de amor.
Un beso lleno de perdón.
Un beso lleno de olvido.
Un beso de adiós.
El omega cortó el beso cuando su celular vibró. Esa era la señal que le indicaba que ya era su turno de entrar a la iglesia.
--J-jimin...
--Adiós, Yoongi. -susurró safándose del agarre del mayor --Sé feliz.
Jimin se repitió que no había marcha atrás y con pasos lentos se dirigió hacia la salida.
Y Yoongi entró en desesperación.
--Pídemelo. -le dijo al rubio que se dio la vuelta para mirarlo con ojos interrogatorios --Pídeme que te lleve lejos de aquí, pídeme que lo deje todo por ti. -decía con voz seria y solemne --Y te juro que lo haré.
Jimin le permitió a las lágrimas volver a derramarse por su rostro, aún si su maquillaje terminaba arruinado.
Dejarlo todo. Escapar con el hombre que más amó en su vida. Escapar con el hombre que aún ama; y plantar al hombre que con su amor y calidez le había devuelto la esperanza en el amor, aquel que prometió sanar su alma herida.
No. No era justo. Sería un acto egoísta.
Todo era tan injusto. La vida. Yoongi. Sus propios sentimientos.
--S-si... -pronunció dubitativo --Si de verdad me amas... -pudo ver en los ojos del alfa un destello de esperanza --Entonces permíteme olvidarte. -y ahora pudo ver como ese mismo destello murió --P-por favor, Yoongi, por favor... Déjame ser feliz... Q-quiero olvidarte... Necesito olvidarte para ser feliz. -sollozaba desconsolado.
Yoongi, con la mirada igual de quebrada que la voz, simplemente asintió ante la desgarradora súplica de la persona que más ama en la vida y ciertamente el que más lo ha amado.
¿Y acaso amar no significa dejar en libertad en ocasiones?
"Maldita mierda".
Taehyung entró y mantuvo la puerta abierta para su amigo. Fuera cual fuera su decisión.
Jimin limpió todo rastro de lágrimas de su rostro y brindó a su mejor amigo la sonrisa más rota que este haya visto. Con paso firme se encaminó hacia afuera, donde lo esperaba el alfa que lo había sacado del abismo en el cual el pelinegro lo hundió, el alfa que había logrado salvar una parte de él.
No estaba dispuesto a permitir que Min Yoongi volviera a destruir ni una mínima parte suya. Ya no más.
[.]
...Si hay alguien que se oponga a esta boda que hable ahora o calle para siempre. -escuchó Yoongi que decía el padre mientras observaba todo desde la puerta con una solitaria lágrima deslizándose por su mejilla.
Su corazón sangró cuando un nuevo anillo fue colocado en la mano de Jimin.
--Los declaro alfa y omega. -fue lo siguiente que escuchó.
Con los hombros caídos y la mirada gacha se dio la media vuelta y salió de allí.
Su mente rebobinaba una y otra vez como Jimin le sonreía al que ahora era su esposo. Y como este lo proclamaba suyo con un beso.
Sin duda alguna ese día quedaría grabado en su mente y corazón como el peor día de su vida.
El día que perdió a Jimin sin posibilidad de recuperarlo.
El día que lo perdió todo.
Incluido su corazón.
15 de noviembre.
《Akina》
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