Ego
El famoso compositor y rapero Min Yoongi llevaba una vida llena de excesos, exclusividad y lujos.
A sus veintisiete años de edad podía presumir de tener todo lo que siempre soñó: una vida de ensueño, autos lujosos, una enorme mansión y también un montón de betas y omegas a sus pies alimentando su muy inflado ego.
Entonces ¿Por qué no era feliz?¿Por qué desde que él lo abandonó nada se sentía como antes?
Su corazón ya no experimentaba calidez. Su cama ya nunca estaba tibia ni mucho menos poseía ese olor tan característico que lo arrullaba cada noche.
Seis meses transcurrieron desde que Jimin lo había abandonado. Creyó que el dolor sería soportable a medida que pasaba el tiempo.
Que equivocado estaba.
Cada noche, mientras estaba en la soledad de su habitación, se descubría exigiéndole a su corazón olvidar al omega que por años aportó luz a su vida.
Se mentía en un intento de convencerse así mismo que ya no lo amaba, pero siempre llegaba a la misma conclusión: Necesitaría otro siglo o alguna píldora mágica para olvidarlo, Porque Jimin era simplemente inolvidable.
Entonces tomó una decisión que debió tomar seis meses atrás.
Iría en busca de su omega.
[.]
Eran las dos de la madrugada y un completamente borracho Yoongi se encontraba ante la puerta de su -aún- esposo.
Con insistencia golpeaba el obstáculo de madera, mientras a todo pulmón repetía el nombre del pequeño rubio.
--¡Jimin! ¡Jimin! ¡Abre la puerta, Jimin!
El escándalo producido había logrado despertar al omega y probablemente a todos sus vecinos. Con sus ojos pesados -producto del sueño interrumpido- el rubio se encaminó hacia la puerta, observó por la mirilla de la misma y grande fue su sorpresa al ver allí tambaleándose al alfa pelinegro. Un sabor agridulce inundó su paladar justo antes de que se dispusiera a abrirle.
Yoongi al verlo se abalanzó sobre él.
--Oh, Minie, mi Jiminie. -lloriqueaba mientras lo abrazaba fuertemente y enterraba su olfato en el cuello ajeno, aspirando la mayor cantidad posible del dulce aroma que por meses había extrañado y necesitado tanto.
Mientras tanto, Jimin intentaba separarse de su agarre, pero le era casi imposible --Yoongi, ¿qué haces aquí? Mírame. -pidió en un intento de lograr que el mayor retirara su nariz de esa zona tan erógena, ya que evocaba recuerdos de una intimidad que él se negaba a revivir --Yoongi, detente. -insistió, suspirando cuando el pelinegro al fin salió de su escondite.
--Vine a verte. Necesitaba verte. -le respondió mientras tomaba su delicado rostro entre sus grandes manos y apreciaba, una vez más, sus facciones.
--Estás borracho. -reprochó.
--Sí, pero es que necesitaba verte. -repitió a la par que Jimin se alejaba, rechazando su toque.
--Bien. Aquí estoy. Ya me viste, ¿ahora qué? -pronunció con tal dureza que sorprendió al alfa.
--Yo... Te extraño. Quiero que vuelvas conmigo. Que volvamos a estar bien.
Jimin rió con amargura. Dolía. Dolía demasiado recordar todo lo que había pasado hasta llegar al punto en el que estaban.
--Han pasado seis meses, Yoongi, ¿hasta ahora es que me extrañas? -sonrió con tristeza.
--No, por supuesto que no. -respondió desconcertado por la pregunta del menor --Te he extrañado cada segundo desde que te fuiste. Te amo, Jimin, lo sabes.
--Una vez creí saberlo, pero ya no estoy seguro de ello. -suspiró mientras fijaba su mirada en un punto cualquiera de la casa. En realidad no importaba, no estaba mirando realmente.
--No digas eso. Sé que cometí errores, lo reconozco. Pero estoy aquí por ti, por nosotros. -decía mientras sujetaba al menor de los hombros y lo sacudía ligeramente para que lo mirara a los ojos.
--¿Y eso a mí de qué me sirve? -espetó, liberándose de manera brusca --Vienes ahora después de todo este tiempo como si nada hubiera pasado. Como si no hubieras estado disfrutando de tu libertad, de tu fama... de tus amantes. -reprochó con amargura, sintiendo el sabor ácido de la verdad contenida en sus palabras --Me fuí y nada cambió para ti. Tu vida continuó igual, ¿no es así?
--No, no es así, Jimin. No tienes idea de todo lo que yo...
--¿¡Lo que tú qué, Yoongi!? -lo miró a los ojos con resentimiento --¿Lo que sufriste? Discúlpame si no te creo.
--Por favor perdóname. Volvamos a empezar. -propuso con voz suplicante.
--Lo siento. -desvió la mirada --Ya no más.
--Jimin, mírame. Por favor, mírame. -imploraba mientras intentaba que el omega lo mirara a los ojos --Me niego a aceptar que todo terminó entre tú y yo. -sentenció a la par que volvía a abrazarlo. Sus ojos picaban a causa de las lágrimas que querían brotar mientras que el delicado cuerpo entre sus brazos temblaba de forma perceptible.
--Solo vete y olvídate de mí. Lo has hecho bien durante este tiempo. -pidió deshaciendo el abrazo.
--Por favor no seas injusto. Sé que no he sido el mejor esposo y que he cometido errores. Pero intenté dártelo todo. Quería poner el mundo a tus pies.
--Yo no quería nada de eso, Yoongi. -dijo fastidiado de repetir una y otra vez lo mismo. Pero el mayor no entendía. Nunca lo hacía. --Tiempo. Eso fue todo lo que siempre quise, fue todo lo que te pedí, pero me lo negaste.
--Lo sé. -se sacudió el cabello bruscamente --Es solo que ser rapero y compositor exige tanto de mí y...
--Nuestro matrimonio también exigía de ti, de tu esfuerzo, de tu dedicación. Lo valía. -exasperado con la situación, ni siquiera notó que su tono de voz iba en aumento. Necesitaba liberarse de toda la rabia y el dolor que había estado conteniendo --Pero siempre elegiste ser famoso y tener dinero, dejando relegado lo nuestro al último puesto en tus prioridades. -las lágrimas se deslizaban por sus mejillas --¿Sabes cuántas veces te pedí que pasaras tiempo conmigo?¿Eres capaz de recordarlo? Porque yo perdí la cuenta. -continuó cuando no obtuvo respuesta --No te lo pedí una, ni dos, ni tres veces. Fueron tantas que perdí la fe de que algún día lo hicieras.
--Jimin, yo...
--¡Déjame terminar! -gritó al ser interrumpido, necesitaba sacar todo para poder continuar con su vida --Me casé contigo, no con tu dinero; no tenías nada cuando te dí el sí. Yo solo quería una vida a tu lado, quería una familia, quería sentirme amado. Pero a cambio solo me diste noches en soledad en una enorme cama vacía y días grises en una mansión que se sentía más como una jaula que como un hogar. -finalizó ahogado en llanto.
El alfa sintió una opresión en el pecho al ver el estado en que estaba su lindo omega, quien hipaba y sorbía su nariz en un intento por controlar su llanto desmedido, más no pudo. Así que lloró abrazándose así mismo por un largo rato mientras Yoongi le daba el espacio que necesitaba para recomponerse.
Minutos después, el llanto de Jimin al fin cesó y miró al alfa frente a él.
Yoongi enderezó su postura y esperó por las palabras que diría el rubio.
--Quiero el divorcio. -dijo con voz rasposa pero audible, dejando momentáneamente desconcertado al mayor.
--No puedes hablar en serio.
Jimin lo miró con seguridad a los ojos.
--Hablo totalmente en serio. Te quiero fuera de mi vida.
--Por favor, Minie, no dejes que la rabia que sientes en este momento pueda más que nuestro amor. -hizo amago de volver a acercarse, pero el menor retrocedió y apartó la mirada --Mírame a los ojos y repítelo, demuéstrame que no es tu orgullo herido el que habla en este momento. -exigió --Convénceme que no me amas y que no me extrañarás si me marcho y no regreso.
Decidido, Jimin lo miró a los ojos --Lo hice. Te amé y te extrañé. -aseguró con suma tristeza --Durante seis meses no hice más que extrañarte, no hice más que imaginar que me amabas lo suficiente para darte cuenta de tu error y venir por mí, pedir disculpas y asegurarme que las cosas cambiarían. Pero ya no más. Ya tuve suficiente. Si en tu corazón existe o existió tan solo un poco de amor verdadero hacia mí, este es el momento de probarlo. Por una vez en tu vida dame exactamente lo que te pido y no lo que crees que necesito.
El alfa dudó. No quería romper el lazo. No deseaba perder a su esposo; Su corazón se negaba a aceptarlo, pero algo en su cabeza le decía que lo justo era dejarle en libertad, aún si eso implicaba seguir siendo miserable.
Porque tal vez y solo tal vez, él no merecía a Jimin.
--De acuerdo. Te daré el divorcio. -sentenció y un silencio sepulcral se instaló en el lugar.
Jimin no apartó la vista ni siquiera cuando Yoongi dio la media vuelta, se obligó a observar la espalda del alfa hasta que su cuerpo ya no era visible.
Cerró los ojos con fuerza cuando escuchó el sonido de la puerta al cerrarse.
Ya todo había terminado.
《Akina》
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