Liam

-Dormirás aquí- dije abriendo la puerta del cuarto de invitados.

-¿Y tus padres?

-Trabajando, no vendrán por unos días así que no habrá problemas.- agregué y me hice a un lado para que el mayor entrase. -Ah, el baño es la última puerta y mi cuarto la segunda a la izquierda, por si necesitas algo.- dije y me di media vuelta.

-Gracias.- dijo Theo y me volteé a verlo.

-De nada- dije, le dediqué una sonrisa y fui a mi habitación para cambiarme.

-Theo yo...- entré nuevamente a la habitación y vi al muchacho en la cama, totalmente dormido.
-¿Ni los zapatos pudiste haberte sacado Raeken?- dije entre risas y me acerqué al mayor.
Después de sacarle el calzado tomé una manta de uno de los cajones y lo cubrí con cuidado.

-¿Cómo diablos lo haces?- pregunté sabiendo que el muchacho no me escucharía.
Ya en el umbral de la puerta lo miré una última vez y cerré la puerta tras de mí.

-¿Cómo diablos me haces esto?- dije nuevamente con una sonrisa idiota en el rostro.

Theo

Una campanita sonó, lo que provocó que me despertara de inmediato.
-Maldito celular...- tomé el aparato y lo encendí.
Solo era una notificación normal.
Dejé el celular de nuevo en su lugar y examiné la situación.
-Pero que...- estaba sin zapatos y tenía una manta cubriéndome.
No le di importancia, quizás lo hice sin darme cuenta. Me paré, calcé y me dirigí al baño, el cual al parecer no estaba vacío.

-Oh, despertaste.- dijo el beta saliendo del baño. Estaba sin remera y con un pantalón azul marino, con su cabello despeinado

-Buenos días para ti también- dije riéndome y examiné al muchacho. Maldita sea Dunbar

-Buenos días... Te iba a despertar en cuanto estuviera el desayuno.- dijo y se movió para que pudiera pasar.

-Que considerado.- dije metiéndome al baño, pero antes de cerrar la puerta lo llamé. - ¿Liam?

-¿Si?- el menor se volteó.

-¿Estuviste en mi cuarto anoche?

-Si... ¿por qué?- respondió... ¿Acaso Liam Dunbar esta nervioso?

-Por nada.

-Solo fui a decirte algo y ya... ya estabas dormido... entonces...

-No importa - lo detuve.
Se me hacía muy tierno ver al menor ponerse asi.
-Gracias por la manta- agregué y cerré la puerta, sin antes dedicarle una sonrisa al ojiazul... Juraría que lo vi ponerse rojo de la vergüenza.

_____

Liam

Mierda...

Debo controlarme, no puedo dejar que Theo me descubra, aunque a veces se me es imposible hacerlo, y más con esa maldita sonrisa que tiene.
Si, definitivamente me gusta Raeken. Ya lo he aceptado, aunque no siempre haya sido así.
Luego de vestirme me dirigí a la cocina.

Cuando Hayden se fue estaba devastado, demasiado, y cuando Theo apareció pensé que era solo un capricho. Pero no.
Estaba llevando un plato con cereal a la mesa cuando apareció el rey de Roma en frente de mi, lo que hizo que me asustara y tirara el bol.

-Maldita sea Raeken

-¿No se supone qué eres un hombre lobo? Deberías haberme escuchado- dijo sarcástico viendo como el beta juntaba los pedazos de loza del suelo.

-Estaba distraído...- me excusé y tiré los pedazos al basurero.

-Debe haber sido una gran distracción.- dijo y se sentó en la isla de la cocina, donde estaban ambos cafés.

-No te imaginas- tomé un sorbo de su café y me senté frente al mayor.

-Cuéntamela.
Al escucharlo casi me ahogo con el café que acababa de tomar.

-Cálmate Dunbar- dijo riéndose.

-No... no es nada...- dije tratando de recuperarme.

-Oh vamos...- insistió el mayor.
No dijeron ni una palabra más, hasta que el mayor volvió a hablar.

-Para que tu ritmo cardíaco subiera de esa manera no creo que fuera nada.

-No me gusta que hagas ese truco.- reclamé enfadado, aunque un poco (mucho) ruborizado.

-Cómo digas... Pero cálmate, si sigues así te dará un ataque.

-Cómo si te importara- dije y tomé otro sorbo de café.

-No me importa. Pero me podrían asociar a tu muerte o pensar que yo te hice algo, y prefiero que no.- dijo serio y luego rió.

-Púdrete- No pude evitar sonreír. Literalmente era imposible. ¿Cómo no hacerlo cuando te mira de esa manera?

-Otra vez lo hiciste.- dijo riéndose Theo.