Décimo quinto latido (Final)
El gran día había llegado. Luego de acordar todo y pasando semanas arreglando y comprando todo, ya estaban listos para la boda.
—Estoy nervioso —confesó el omega castaño hacia el omega rubio a un lado de él, estaban en la casa del castaño arreglándose, dos betas habían llegado a acomodar a toda la familia Jeon, desde los padres y el prometido hasta a los niños encargados de llevar los anillos. Ahora las dos se encontraban dándole total atención al prometido, peinando su cabello de lado y poniendo maquillaje en pocas cantidades, Kim TaeHyung el omega rubio tecleaba algo en su celular con el ceño fruncido.
—Si tú estás nervioso, imagínate YoonGi. Hobi no encuentra como tranquilizarlo —rió mensajeando a su esposo (si, esposo, habían contraído matrimonio hace unos meses más fue sin ceremonia ni nada esas cosas).
—Tae... —puchereó para tener la atención del rubio que de inmediato soltó el teléfono y prestó atención al castaño de ojos cristalizados— Tengo miedo
—Oh no no no, no llores que vas correr el maquillaje y algunas de ellas te va a gruñir —habló rápido acercándose más al omega— ¿Miedo de qué, Kookie? YoonGi es tu predestinado y quitando eso, ustedes dos se aman como nunca... Tú lo amas, él te ama, ¿por qué miedo?
—Tengo miedo de que... De que se arrepienta cuando vivamos juntos y... —comenzó a balbucear cosas inentendibles apretando el corazón del mayor.
—Oh, JungKook... Deja de decir boberías, tonto —rió dando un golpecito en su pierna— YoonGi nunca se arrepentirá de casarse contigo... ¡Él fue el de la idea! Solo empieza por ahí
—Pero...
—Shhh —posó un dedo frente a los labios del castaño sin querer tocarlo por completo— deja las inseguridades de lado y disfruta del mejor día de tu vida —asintió relajándose en su lugar sintiendo los nervios del mayor concentrarse en la marca renovada.
—Listo, señor Jeon, procure no tocar demasiado o humedecer su rostro, lo mismo con su cabello, cualquier cosa nos habla —dijo una de las betas permitiendo que el omega se levantase y cediera el puesto a TaeHyung que por cierto era su damo de honor (O así habría pedido que lo llamaran). JungKook se dispuso a subir a su habitación viendo el traje blanco protegido por un plástico especial colgando en su closet.
¿YoonGi?. Se detuvo frente al espejo detallando el trabajo de las betas sintiéndose satisfecho.
Cachorro. Se emocionó cuando escuchó la voz del alfa.
¿Me amas?. Sonrió sacando su teléfono de su bolsillo, abriendo la cámara para empezar a tomar varias fotos de su rostro.
Mucho, cariño, demasiado, más de lo que te imaginas. Volvió a reír sintiendo los nervios del alfa incrementar.
Ve la mensajería. Y envío una de las fotos que más le había gustado al alfa, viendo inmediatamente los tildes que indicaban que el mensaje había sido visto.
Dios, ¿por que eres tan hermoso?
Eres arte, Kook
Por la Diosa Kookie, quiero verte ya
Pronto, hyung ;)
Por cierto, ¿cómo dejaste que pasaran esa cosa por debajo de tu ojo?
Sentía que me iba a arrancar un ojo 0.0
Rió a carcajadas enviando una última foto y un "Nos vemos, amor, te amo~" para dejar el teléfono en la cama, sentándose en la misma luego.
—¿Kookie? —su madre apareció tras la puerta, vestía un vestido elegante color turquesa con un cinturón negro y dorado marcando su estrecha cintura, un hermoso maquillaje con colores marrones resaltaba sus ojos y el cabello suelto en una coleta de medio lado cayendo por sus hombros la hacia ver más joven
—Mamá, estas... Wow —se levantó de su lugar detallando a la mujer.
—Gracias, ahora el "wow" serás tú. Ya es hora de cambiarte —sonrió dulce detallando el rostro de su pequeño— Dios, crecen tan rápido —secó una lágrimas falsa sacando una carcajada del menor.
—Quédate aquí, ya vuelvo —con emoción tomó el traje y entró al baño, tomándose su tiempo para vestirse, los pantalones se ajustaban correctamente a sus piernas y el cinturón acentuaba su cintura, terminó por poner el saco sobre la camisa y se sonrió a sí mismo.
Salió de la habitación encontrando una segunda presencia, su padre vestía un traje color negro con una hermosa corbata color turquesa.
—Listo —sonrió cuando los dos pares de ojos se posaron en él, aquellos mismos ojos que lo observaban con amor se llenaron de lágrimas de felicidad y orgullo. Los dos padres avanzaron a abrazar al omega que sonriente se dejó hacer disfrutando de los olores que había en ese abrazo.
—Ah... Mi pequeño —susurró la alfa soltando unas cuantas lágrimas mientras se alejaba del omega para verlo mejor— ¿Por qué tuviste que crecer? Ayer estabas aprendiendo a caminar —todos rieron.
—Es el ciclo de la vida, cariño —respondió el omega riendo junto a su familia. Los tres se quedaron ahí por unos minutos solamente sonriendo y dando halagos al omega.
—Lo siento por interrumpir... —el omega rubio apareció sonriente y arreglado para aquella ocasión.
—Vamos —JungKook sonrió en grande mientras respiraba con algo de dificultad, se encontraba ansioso, emocionado, nervioso y sobre todo, feliz.
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La elegante camioneta negra se estacionó frente al lugar privado en donde se llevaría a cabo la ceremonia, era un lugar espacioso y los aires eran relajantes, había flores de diferentes colores y formas decorando la entrada y salida del lugar. Aquella entrada, sería usada por el nervioso omega que aún no había salido del auto, estaba ahí sentado en el borde del asiento sosteniendo la manilla de la puerta mientras observaba la puerta del lugar, atrás de esta estaba un nervioso alfa parado junto a su hermano y el cura que se había contratado. Su cabello estaba peinado de lado y su traje blanco ajustándose a su cuerpo, sus ojos tenían una leve sombra que los hacia ver más profundos y sus labios tenían un poco de bálsamo que los hacía ver rosados, aunque lo último no duró mucho por estar mordiendo y relamiendo sus labios con nerviosismo.
—Calma, hermano —habló el beta pelinaranja a un lado de él, estaba vestido con un traje negro, su cabello estaba peinado de manera de que su frente estuviese descubierta y una corbata turquesa le daba el toque— lo bueno tarda en llegar —sonrió recibiendo un bufido y un pequeño golpe del alfa.
—Cállate
Por otro lado, JungKook empezó a mover sus dedos nervioso cuando al fin bajó de la camioneta y se enganchó del brazo de su padre y su madre. La melodía de un violín empezó a resonar del otro lado de la puerta marrón, su estómago dio un vuelco de la emoción y su sonrisa se ensanchó cuando las puertas se abrieron y le dejaron ver al alfa en el altar.
El amor de su vida.
Las pocas personas que habían en las sillas le sonrieron y lanzaron halagos, más él no podía despegar la mirada del alfa al que cada vez se acercaba más. Solo despegó su mirada del mayor para subir el pequeño escalón y ser entregado por sus padres a YoonGi.
—Cuídalo, Min —habló su madre sonriente dejando una última caricia en su mano para irse a su puesto junto a su esposo. Soltó una pequeña risita de emoción cuando el alfa tomó sus manos y las acarició sonriendo de medio lado.
—Queridos hermanos, estamos aquí reunidos para la unión de dos almas, para la unión de dos corazones que están dispuestos a amarse hasta el fin de sus días —empezó a hablar el viejo beta, los invitados escuchaban atentos y tomaban fotos de la pareja que cabe destacar, no estaban escuchando nada de lo que estaba diciendo el cura. Solo se estaban viéndose a los ojos y sonriéndose mientras se repartían delicadas caricias en sus manos unidas—....Por favor, digan sus votos, joven Min...
¿Me habla a mi?. Habló por el lazo, viendo al cura.
Si, tonto. Los dos rieron bajo. El alfa volvió a relamer sus labios en señal de nerviosismo y con delicadeza soltó una de las manos del Omega para extenderla al beta pelirrojo que con una sonrisa gigantesca le extendió un teléfono del que empezó a pronunciar los votos.
—Mi querido Kookie, mi pequeño omega...—empezó a hablar acariciando el dorso de la mano del nombrado frente— sigo sin poder creer que estoy aqui, de pié en un altar con mi lindo compañero de banco —todos rieron con suavidad— a punto de hacer, aún más, nuestro lazo más fuerte, te amo por ser simplemente tú —rió con nerviosismo relamiendo de vez en cuando sus labios. JungKook veía con atención al alfa, sintiéndose encantado y afortunado— me siento afortunado, dichoso solo por el hecho de tenerte aquí, sosteniendo mi mano y sonriendome de esa manera que tanto me gusta, me siento dichoso de ser a quien le muestres tu sonrisa, ¡no tengo palabras para explicar lo bien que me siento! —JungKook rió tapando su sonrisa con su mano libre— ash, toma, ya se me olvidó como leer —le entregó devuelta el teléfono a su hermano que riendo lo guardó en su saco prestando atención a la próximas palabras de su hermano— te amo, no es ni la mitad de lo que siento por ti, cada momento en el que estoy a tu lado me siento el alfa más afortunado del mundo, la manera en la que sonríes y en la que gesticulas no hace más nada que llenarme por completo —sonrió con nerviosismo y amor a la vez dedicándole una mirada al cura para que entendiera que ya había terminado sus improvisados votos.
—Sus votos, joven Jeon —el omega llenó sus pulmones igual de nervioso. Relamió sus labios antes de empezar a hablar, al contrario del alfa, no había anotado sus palabras.
—Con el simple hecho de que me hayas respetado, defendido y comprendido ya te amaba, con el simple hecho de que no te me hayas lanzado encima a marcarme de una vez y hayas ignorado la predestinación por mí, me hizo sentir enamorado... Sentía que estaba viviendo en uno de los tantos libros que me apasiona leer, por primera vez en mi vida me sentí amado a pesar de mi discapacidad —señaló el aparato auditivo en una de sus orejas— la predestinación solo fue un pequeño empujón, o eso es lo que quiero creer... —rió nervioso y sonrojado— me despojaste de las inseguridades y los miedos, me hiciste sentir amado y especial, me hicistes sentir importante... Me hicistes sentir sensaciones que nunca pensé sentir, me hiciste sonreír en los momentos más tristes, me acompañaste en todo momento hicistes tantas cosas por mí, que un "Te amo" saliendo de mis labios no sería suficiente para expresar todo lo que siento —todos veían con amor a la pareja y algunos aguantaban las lágrimas, en ese grupo se encontraba YoonGi, tratando de no llorar por las hermosas palabras del omega. El cura, luego de compartir miradas con JungKook procedió al momento más ansiado por todos los presentes.
—Min YoonGi, amarás, respetarás y acompañarás a Jeon JungKook, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, ¿hasta que la muerte los separe? —una niña con un hermoso vestido blanco caminó hacia ellos con un cojín del mismo color extendiéndole los anillos.
—Acepto —sonrió tomando el anillo un poco más pequeño que el otro para pasarlo por el dedo anular del castaño.
—Jeon JungKook, amarás, respetarás y acompañarás a Min YoonGi, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, ¿hasta que la muerte los separe? —el omega decidido tomó el otro anillo y lo pasó por el dedo anular del alfa.
—Acepto
—Por el poder que se me ha concebido los declaro alfa y omega, puedes besar... Ash—y el cura solo calló ya que a la tercera palabra ya los dos estaban abrazándose mientras compartían un tierno beso. Todos se levantaron de sus asientos y aplaudieron.
—Te amo —susurró YoonGi sobre los labios de JungKook.
—Te amo, esposo —los dos rieron con gozo y se volvieron a unir en un dulce beso.
¡Nos vemos! 7u7
The_Dark_Diamond
*Corregido*
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