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0 8












Podía tener todas las cosas a su favor y aun así Yoongi sabía que no alcanzaría a llegar.

Alguien alzaba una pistola, justo frente a Jimin. El menor sonreía, pero Yoongi se desesperó cuando su novio no hizo nada para evitar el disparo.

—¡JIMIN! —gritó, corriendo hacia su lado con la intención de protegerlo, de tapar su cuerpo y recibir la bala por él.

Sin embargo, nunca llegaba, no podía alcanzarlo y eso simplemente lo desesperó. Su corazón cayó y Yoongi juró sentir su alma rompiéndose en miles de pedazos.

La cosa más preciada que tenía cayó al suelo como si fuera un bulto cualquiera. Y él, no pudo hacer nada para impedirlo.

—¡JIMIN! ¡NO, JIMIN! ¡JIMIN! —Su voz se rompió y juró sentir las lágrimas en sus ojos. La pena era tan fuerte que no sabía cómo sacársela. Que le quitaran a Jimin era como si alguien estuviera quitándole la vida sin realmente matarlo. Y esa, era la peor herida que alguien podía tener. Porque las llagas en el alma no se sanan.

Corrió tanto como sus pulmones se lo permitieron. Gritando el nombre de Jimin y dispuesto a hacerlo hasta verlo abrir los ojos de nuevo.

Pero Jimin nunca los abrió de nuevo. Su pecho había dejado de subir. Había dejado de respirar.

—No... —Su rostro perdió la calidez y rápidamente sus ojos se nublaron con lágrimas. Destruido, sin saber cómo quitarse toda esa pena que en un segundo pareció colarse como una densa capa por todos sus órganos.

Era tan triste, ¿por qué la vida lo castigaba de esta manera? Era horrible estar en una posición así. De amor no se muere, dicen, pero Yoongi estaba seguro que exactamente eso es lo que le estaba pasando ahora. Muriendo de amor porque alguien decidió matar a la única persona que era el centro de su vida.

—Jimin... —sollozó, porque de algún modo tenía la esperanza de que, si el menor escuchaba su nombre dicho por sus labios quizás, sólo quizás abriría los ojos—. Jimin... por favor... —volvió a decir, las lágrimas caían con prisa y su garganta se apretó en respuesta a toda la pena que no era capaz de aguantar—. Jimin... mi amor, por favor... por favor no me dejes... por favor...

"Por favor."

Jimin se giró en la cama y estiró el brazo hacia su velador para encender la pequeña lampara.

—Yoongi... —le llamó tan pronto se dio cuenta que el mayor lloraba mientras repetía su nombre una y otra vez. Cuando lo vio su ceño estaba completamente fruncido y sus labios se arqueaban inconscientemente hacia abajo debido a los sollozos que estaba soltando.

Sin pensárselo dos veces le abrazó, atrayendo el rostro del mayor hacia su pecho y acariciando su cabello y parte de su espalda alta.

—Hey... fue un sueño, abre los ojos, Yoongi, estoy aquí... no pasa nada... estoy aquí... ya... shhh... en serio que todo está bien, hyung, estoy aquí, amor. —le susurró, una y otra vez hasta que el mayor despertó, envolviendo rápidamente su cintura y apretando más su rostro contra su pecho. El abrazo de Yoongi dolía, pero Jimin no se quejó porque de alguna forma sabía que el mayor lo necesitaba, que ambos lo necesitaban. Seguía llorando, sollozando como un pequeño niño al cual habían asustado tanto que era imposible volver a calmarlo.

Yoongi no decía nada, se dispuso a llorar ahí en su pecho por alrededor de diez minutos más. Jimin no dejó de hablarle, le acariciaba su cabello negro y le hacía ligeros cariños en su oreja. En un punto del abrazo, el mayor deslizó sus manos por debajo de su pijama con la intención de sentir su piel y Jimin lo apretó muchísimo más, intentando de alguna forma traspasarle seguridad. Amor.

Cuando Yoongi comenzó a regular su respiración y dejar los hipeos, fue que Jimin se alejó y se movió para estar frente a su rostro.

Sus ojos estaban rojos y sus pestañas brillaba producto de las lágrimas derramadas. Lucía tan destruido y triste que Jimin no pudo evitar sentir las lágrimas avecinar por sus ojos también.

—Ya nada malo va a pasar, hyung. Estoy aquí contigo y eso es todo lo que importa. —le dijo, besando ligeramente sus labios que se sentían salados y sacando todo el cabello sudoroso de su frente.

—Yo... lo sé... joder... pero es inevitable... Jimin yo... —hizo una pausa, suspirando audiblemente y luego le miró con tanta pena que Jimin tuvo la necesidad de acariciarle su mejilla—. Tengo tanto miedo, Jimin. Yo... tu eres todo y yo... si te ocurre algo creo que yo no lo soportaría...

Las pesadillas no eran tan recurrentes como lo fueron en los primeros meses luego de haberse enfrentado a Kris. Sin embargo, seguían siendo igual de fuertes. Yoongi no las soportaba, terminaba llamando el nombre de Jimin a gritos y sollozos y luego el menor con muchos abrazos y caricias lo calmaría hasta que cesara su llanto y ese horrible miedo desapareciera de manera temporal.

—Kris ya no está... ya nada puede hacernos daño y... —hizo una pausa, tragando duro y pensando en su condición—. Y... yo... me he sabido cuidar y el doctor dijo que mi tratamiento ha ido muy bien, si pasaba el año sin complicaciones entonces había muchas probabilidades de seguir viviendo con mi corazón... así que nada malo pasará...

Yoongi soltó algo parecido a una risa. —Ni tú te crees esa mierda, Jimin.

Jimin abrió y cerró la boca cuando Yoongi le miró con un rostro que parecía querer cortar el viento.

Al final se movió hacia adelante y besó ligeramente sus labios, en un intento de animarlo, de quitarle todo ese pesimismo. —Eres muy tierno, Yoongi, demasiado tierno cuando dices insolencias.

Yoongi rodó los ojos, pero al final sonrió. El efecto Jimin, pensó. Sólo el menor podía llevarlo de un extremo a otro en sus emociones. Se movió hacia adelante para capturar los labios de Jimin al igual como el menor lo había hecho segundos atrás, con la diferencia de que Yoongi se quedó ahí, hablando en la suavidad de su boca.

—A veces me gustaría poder ser tú y así entender cómo es que te parece tierno que yo insulte... solo tu podrías pensarlo... —posterior a eso, apretó las manos que tenía posadas en su cintura, dándole un ligero pellizco y salió de la cama—. Iré a lavarme la cara.

Jimin quería responder que en realidad era tierno porque estaba enamorado de él y porque convivía con él y podía ver desde afuera todas sus reacciones. Podía ver su verdadera personalidad.

Yoongi era un bebé, literalmente, era muy bebé para sus cosas, era independiente, sí, pero todos sus comportamientos eran los de un bebé gruñón que le gustaba tener toda la atención para él. Se quejaba de todo, pero a la misma vez parecía pedir a gritos cariño. A veces abultaba inconscientemente los labios cuando las cosas no le salían como quería y la mayoría de sus decisiones las llevaba a cabo pensando más en base a sus sentimientos que de forma clara.

Tenía una personalidad fuerte, pero en la intimidad parecía derretirse como un hielo para él. Buscaba mucho su calor, y era comprensible. Su paciencia seguía siendo una mierda, porque cuando las cosas no le salían mandaba todo al carajo. Pero entonces Jimin lo trataría con tantos mimos que el mayor se dejaría estar ahí hasta estar completamente calmado y apacible para volver a intentarlo.

Yoongi era todo un misterio. Era juguetón, pero serio, era amable y cruelmente directo. Honesto y leal. Cuidaba mucho a las personas a las cuales le tenía cariño. Como Hoseok. A Jimin le encantaba cada que Hoseok visitaba el departamento por ayuda en sus clases o con algún problema, porque Yoongi se daba el tiempo de hablar con él, preguntarle sus inquietudes y llenarlo de consejos. De alguna forma se sentía orgulloso de que el mayor fuera una buena persona. Era pesado con todo el mundo sí. Pero al final del día, siempre que se encontraba con Jimin, Yoongi sería la persona más fiel, apasionada y cariñosa que podría existir en la tierra. Su amor era tan lindo que Jimin realmente lo sentía emanándose por todas partes. Y por lo mismo le agradecía, porque como el mayor no hay ninguno. Era único.







*







Decir que llegaron empapados era poco. Y es que realmente tanto Jungkook como Taehyung lucían como si saltaron al agua y salieron a caminar por ahí con sus ropas aún mojadas.

Ni la calefacción ni todo el tiempo que permanecieron en el auto debido al largo trayecto desde su empresa hasta su casa ayudó en secarlos. Ni siquiera el cabello.

Apenas entraron a su departamento, Taehyung salió volando por su habitación para lograr secarse rápidamente y cambiarse de ropa. Cuando salió ya listo hacia la sala, se percató que Jungkook seguía ahí, con una toalla secándose el cabello y el rostro. Lucía tierno, Taehyung quería ofrecerse para ayudarle con un secador, pero renegó de esa idea porque había un asunto más importante que resolver.

Marcó nuevamente el celular y esperó por la línea. —Hey, soy yo, Taehyung, ¿juntémonos en la cafetería de la última vez? La que queda cerca de mi departamento. Bien. Adiós.

Cuando cortó la llamada se dio cuenta que Jungkook había tomado atención a sus palabras, porque el menor rápidamente aceleró el proceso para secarse.

—Iré a cambiarme, señor.

Taehyung negó. —No. Tú te quedas, Kookie, iré solo, así que sécate y bebe algo caliente ¿de acuerdo?

Jungkook se quedó pensativo y serio por unos cuantos minutos, pero luego con mucha lentitud, comenzó a asentir. El menor no se sintió bien, no estaba de acuerdo, pero no sabía cómo expresar el hecho de que su trabajo era ir con él a como dé lugar y que realmente no le molestaba ir y si era necesario esperar en el auto o algo. Así que simplemente movió la cabeza en un sí cuando muy por dentro quería decirle que no, que quería ir con él.

Bajó la vista sintiéndose raro, pero cuando Taehyung soltó una ligera risita, Jungkook volvió a observarlo.

Taehyung sonreía enternecidamente. —Volveré rápido ¿de acuerdo? Puedes hacer lo que quieras, te prometo que no demoro.

Taehyung cruzó la sala casi corriendo y cuando llegó hasta la puerta se volteó ligeramente para encontrarse a Jungkook en el mismo lugar de pie, observándole. Aspiró una boconada de aire, Jungkook lucía como si realmente estuviera diciéndole con la mirada quédate, o déjame ir contigo, pero Taehyung sabía que sólo eran sus ilusiones y sus esperanzas intentando disfrazar la realidad. Así que levantó ligeramente la comisura de su boca y sin esperar nada a cambio abrió y se fue.

Jungkook observó la puerta en silencio, habían transcurrido casi cinco minutos desde que su jefe se fue y él aún permanecía en el mismo sitio sin reaccionar. Algo andaba mal, ¿por qué se sentía mal? Le daba miedo, había un sentimiento molesto en su pecho, como si de alguna forma hubiera querido llevarle la contraria a Taehyung. La línea era delgada, porque Jungkook estaba entre no poder dejar solo a su jefe debido a su trabajo y no querer dejarlo solo debido a él y la creciente preocupación que vino después de ese pensamiento.




Taehyung se colocó la capucha y el tapabocas antes de salir del edificio. Sabía que la mayor parte del tiempo lo tenían en la mira. No los podía ver, pero cuando cruzó la calle hasta llegar al pequeño local, el sentimiento de ser observado estaba ahí. De igual formas se arriesgó, porque la persona con la cual se encontraría ahora tenía información tan valiosa que podría mandar todo al carajo antes de dejarlo pasar.

Las campanillas de la tienda resonaron cuando él entro y un ligero "bienvenido" se escuchó por parte de una de las trabajadoras. Taehyung se inclinó gentilmente, sin querer hacer contacto visual para no ser reconocido y luego inspeccionó todo el lugar buscando a alguien en particular; específicamente a una chica de cabello corto y castaño.

—Wheein... —susurró cuando la divisó en una esquina, justo en las mesas del fondo.

Taehyung pidió un café simple y luego caminó hacia ella. Cuando la muchacha se percató de su presencia sonrió e inclinó la cabeza ligeramente.

—¿Cada vez más oculto? ¿eso significa que te va bien?

—Ya sabes —respondió, encogiéndose de hombros y deslizando el tapabocas hacia abajo para hablar mejor—, mejor prevenir que lamentar... —un silencio se formó y él se mordió los labios nervioso. Cuando su café llegó, bebió de este y luego, con mucho miedo preguntó—: ¿Tienes información?

La joven castaña suspiró y tan pronto lo hizo todo en Taehyung se agitó de miedo. Ella estaba seria cuando rebuscaba de su maletín del cual posteriormente sacó una carpeta.

—Sí, efectivamente el orfanato kwang estaba siendo utilizado para el contrabando de drogas y pornografía infantil.

Su mundo se cayó, literalmente todo lo que ella dijo después pareció perderse en algún punto de su mente porque no podía entender cómo gente podía utilizar a los niños para hacer algo así. Su garganta estaba seca y dolía por toda la presión que su tristeza le imponía al retener las lágrimas detrás de sus ojos.

Hace meses atrás que Taehyung había investigado de Jungkook, sólo por mera curiosidad, así como sus fans investigaban de él a través de internet, él deseaba hacer lo mismo con su guardaespaldas. Jungkook había estado en dos orfanatos estatales. Eso no era lo malo, lo horrible y triste era saber que uno de ellos se encontraba cerrado al estar involucrado en ese tipo de situaciones.

El caso del orfanato Kwang fue conocido cuando él tenía alrededor de 16 años, pero nunca en su vida pensó que llegaría a conocer una persona que lo vivió. No sabía qué había ocurrido más de lo que se hablaba en todos los titulares, pero sabía que solo eso bastaba para saber que fue algo nefasto e inhumano.

—Hijos de puta. —Toda su vista se nubló, su mandíbula estaba tensa y tuvo la necesidad de apretar los dientes cuando con muchísima rabia se expresó.

—El caso se cerró en el 2011, según nuestra investigación, el director del orfanato era el cabecilla junto con dos cuidadoras que estaban a cargo de los niños. Actualmente los tres se encuentran bajo prisión con cadena perpetua, los demás cómplices del caso están cumpliendo una condena de 50 años.

—Malditos —tuvo la necesidad de agarrase el cabello bajó el gorro mientras negaba con la cabeza—, que estén ahí es poco. Merecen el infierno mismo.

—La mayoría de los niños fueron trasladados a otros orfanatos donde mantuvieron ayuda psicológica —La castaña abrió la carpeta que traía consigo y sacó una hoja para entregársela en sus manos—. Esta es la recopilación de los nombres de las víctimas... no sabemos qué tipo de abuso sufrieron, pero sus derechos fueron violados.

Las manos de Taehyung tiritaban demasiado fuerte, tanto así que apenas cogió la hoja, tuvo que dejarla en la mesa. Deseaba con tantas fuerzas que Jungkook no estuviera ahí. Maldición, deseaba que ningún niño estuviera ahí.

Aspiró una boconada de aire y tragó duro cuando con mucho miedo comenzó a leer los nombres.

—Fueron un total de 10 niños los abusados. —Dijo Wheein.

—Park Seohong... Kim Yihye... —Dejó de susurrar cuando llegó a la mitad de ellos, porque no quería asimilar lo que estaba leyendo ahora.

"Jeon Jungkook."

Su boca se secó, tensa en una línea recta y sus ojos seguían observando aquel nombre que se había convertido en su favorito durante los últimos meses. Tenía tanta pena, pero tanta pena que no había una manera de demostrarlo, no había nada que pudiera explicar cómo se sentía en ese momento. Llorar era poco, sufrir era poco, decir que se sintió como una patada en su estómago era poco, decir que su pecho se apretó no era suficiente. Nada era lo suficiente para retratar el fuerte dolor que sintió en su alma cuando leyó su nombre en la hoja.

De tan solo imaginar que alguien pudo haberle hecho algo se le partía el corazón. Jungkook era precioso ¿cómo alguien podía tener la mente tan retorcida como para hacerle daño? El menor estaba lleno de fuerza, pero en su interior, Taehyung sabía que era muy frágil, tan delicado que si no se le trataba con dulzura entonces las cosas no funcionaban.

—¿H-hace... cuanto fue esto?

Wheein le dio una mirada apenada. —Las investigaciones comenzaron en el 2009.

Taehyung se paralizó. —Dios... —Cerró sus ojos, intentando retener todo el tumulto de emociones en él. Apretó sus puños y abrió la boca sin saber realmente qué decir— Jungkook... era apenas un niño...

—¿Conoces a alguno?

No. Taehyung quería decir con tantas ganas que no... pero, sabía que aunque ese fuera el caso, igual dolería, porque era humano y no podía hacer que no doliera, no podía quitarlo.

Con mucha lástima, casi como si fuera un pecado y algo prohibido asintió. —Sí...

Wheein se quedó con esa respuesta, la muchacha veía tanto dolor en el joven actor que prefirió dejar las preguntas personales hasta ahí.

—Por la investigación que hicimos, todos ellos tuvieron visitas al psicólogo, algunos de ellos se quisieron suicidar. Park Joohon. Él se suicidó el año pasado, no sabemos qué ocurrió con los demás niños además de saber que fueron trasladados a diferentes orfanatos. Sé qué han tenido problemas en su desarrollo social y lingüístico. No pudimos recopilar los cargos del juicio y qué fue lo que les hicieron a esos niños, pues, al ser menores de edad, el juicio se llevó de forma privada para proteger la integridad de los menores. Solo sabemos lo que todos comentan del caso del orfanato Kwang, los detalles quedaron en el juicio.

Taehyung no sabía qué pensar ¿cuán solitario debió haber sido todo para Jungkook? el menor no tenía a nadie, ¿cómo alguien podía darse fuerzas a sí mismo en un ambiente así? Quería con tantas fuerzas cuidarlo, mecerlo en sus brazos, decirle que él estaba ahí ahora, que no estaba solo. Que mucha gente se preocupaba por él, pero era tan difícil poder acercarse y romper esa barrera que Taehyung tampoco quería presionar más de lo que ya lo estaba presionando al llevarlo consigo a todos sus juegos.

Jungkook nunca perdió su inocencia, era obediente y muy leal. De tan solo pensar en esas cualidades positivas ya todo dolía. ¿Cómo pudo mantenerse fiel a sí mismo y no perderse después de pasar por algo tan aberrante? Las personas se hundían, pero Jungkook estaba tan lleno de vida, que Taehyung quería cuidar esa luz dentro de él y enseñarle todo lo que sabía de la vida, incluso la cosa más simple quería enseñársela, no quería que el menor se perdiera nada. Lo quería tanto que incluso si Jungkook no es feliz con él, Taehyung estaría bien, aunque doliera, estaría bien, porque sabía que su guardaespaldas no se merecía nada más que la misma felicidad.

Esa tarde, Taehyung volvió a su departamento tan mal, tan triste que lo único que quería hacer era poder abrazar a Jungkook y decirle las mil un razones del por qué él merecía ser feliz y por qué él era alguien preciado para el resto. Para él.

Y tanta fue su sorpresa que no supo qué hacer cuando entró y lo encontró en el suelo, tiritando, con la ropa húmeda aún puesta y con 40° de temperatura.









*




Mi internet está como la mierda así que no sé si se habrá subido :(

No he revisado el capítulo, así que siento mucho si hay errores (avisadme)

¡GRacias por leerrrrrrr! :( en seiropas djkl no sé cómo decirlo para que sientan mis sinceros agradecimientos.

Siempre tuve la duda de saber si todas la que leen leyeron HB 1 ¿o están aquí sin leer la primera? y esoppp

El otro día el fic estaba en el puesto 786 (creo) terminaba con un 86, la cosa es que moríiiii de felicidad ♥♥♥ gracias por el LOVVVVVV :(

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