Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12


n/a: +8K noseaburran.









No quería estar nervioso, pero era algo que su cuerpo al parecer no quería entender. Aunque Jimin debía admitir que Kris daba miedo.

Ni siquiera podía sostenerle la mirada por bastante tiempo y sus pequeñas manos, ubicadas entre los muslos, se frotaban con la constancia de querer encogerse de hombro cada que el pelinegro sonreía sin dejar de mirarle.

Tampoco le gustaba estar en el tercer piso del edificio que reconoció como el de la fiesta. Ni que los dos tipos detrás del asiento de Kris le estén mirando como si quisieran comérselo o hacerle cosas que estaba seguro que no le gustarían.

—Así que... Yoongi es tu novio ¿cierto? —asintió sin estar seguro de qué más agregar. Kris volvió a reír y rebuscó en los bolsillos de su chaqueta hasta sacar una cajetilla de cigarros—. ¿Te molesta si fumo?

Algo en su sonrisa le daba muy mala espina, como si supiera cosas y estuviera a un paso por delante de la gente sin que nadie se diera cuenta. Le recordaba de cierta forma a Jin, pero estaba seguro que el pelinegro frente a él era como la versión mala.

De todas formas, negó, ni loco le diría que el humo del cigarrillo le hacía mal de sobre manera.

Cuando lo vio jugar con un encendedor en silencio, carraspeó acomodándose en su sitio para hablar. —Oye... disculpa, pero uhm... tengo que irme...

—¿Tan rápido? Pero si acabamos de llegar, ¿no quieres hablar?

Kris encendió el cigarrillo y Jimin se sintió incómodo, era obvio que la atmósfera ahí dentro de la habitación estaba siendo densa. No sabía muy bien quien era el pelinegro o qué rango tenía, pero no le costó demasiado entender que era peligroso y una persona no digna de fiar.

Y a pesar de todo ese miedo, que le hacía querer morderse el labio y balancear las piernas nervioso, sonrió. —Bueno, sí, pero me están esperando... —Se colocó de pie y antes de hacer una reverencia para despedirse sacó su celular—. Uhm, pero si quieres podemos hablar por ¿kakao? No sé... solo si quieres... porque realmente no puedo ahora.

Era ridículo estar siendo amable, pero su consciencia parecía decirle que no debía ser tan irrespetuoso ni con la persona más mala. Ni siquiera sabía si Kris tenía kakaoTalk, parecía alguien demasiado formal como para usar ese tipo de red social.

Inesperadamente carcajeó fuerte mientras se tapaba la boca y negaba con la cabeza.

—Vaya, Park, eres demasiado único y adorable.

Ignoró eso, colocándose de pie al instante. —Yo... en serio, tengo que irme, gracias por invitarme a tu uhm... edificio. —Hizo una corta reverencia, echándole un último vistazo un tanto temeroso, Kris simplemente le observaba sus movimientos sin ninguna expresión en particular.

Se alejó hacia la puerta y justo cuando giró la manilla se dio cuenta que estaba trabada. Jadeó por aire, tensándose y sintiendo un frío bañar su espalda. Había tenido miedo muchas veces en su vida. Como cuando le decían que su corazón no aguantaría más que una semana más, o cuando su doctor le decía que aún no había donante, entre otras malas que siempre lo tuvieron al borde de la muerte. Pero el miedo de ahora era diferente, era una mezcla de ansiedad y desesperación por querer salir corriendo de ahí, bajar las escaleras y respirar un poco de aire limpio.

Se volteó lentamente y sonrió. —Está cerrada.

—Sí, es porque quiero hablar contigo —respondió el contrario, utilizando una voz mucho más oscura—, ven siéntate.

No le quedaba de otra, quería incluso mensajear en su celular, hablándole a Yoongi para que lo viniera a buscar. Aunque con la vista de los tres presentes se sentía tan intimidado que el ambiente hostil le obligó a asentir y volver a su sitio.

—¿Los recuerdas a ellos? —Kris giró la cabeza hacia las dos personas de pie. Jimin siguió su mirada, ambos muchachos eran jóvenes pero mayor que él, sin embargo, no pasaban los 30 años. Ellos lucían igual de asustados que él.

Negó.

—Anda, míralos bien —Le hizo caso, observando con mayor cuidado y nada, no había por donde recordar esos rostros, uno tenía el cabello rojizo y era muy alto, mientras que el otro era pelinegro y bajo—. ¿Quieres que te muestre el vídeo en donde los conociste?

Kris rio con sorna, levantando una mano donde rápidamente fue colocada una tablet. El alto la volteó y le indicó que mirara. Un tanto reacio Jimin bajó la vista y notó el vídeo que se estaba reproduciendo.

Era una cámara de seguridad y a juzgar por el sitio, daba a la entrada de los baños del bar en el que fue la fiesta.

Pasaron unos cuantos segundos y la cámara lo mostró a él entrar. —Ese eres tú —indicó Kris, como si no fuera obvio. Pasaron otros segundos y dos chicos con las estaturas parecidas a los que permanecían de pie entraron también—, y esos dos, son ellos. ¿Acaso no hablaron nada adentro?

Se tensó de golpe, intentando no fruncir el ceño, jadear o llevar una mano a su boca por la sorpresa. Ahora entendía todo, entendía a donde Kris quería llegar. El audio, esa conversación que no debió escuchar. Mierda, todo estaba muy mal, estaba seguro que lo matarían ahí mismo o le amenazarían esta vida y todas las siguientes.

—N-no yo... —negó tragando saliva cuando sintió su garganta seca—, yo no me di cuenta que ellos entraron... y-yo no los vi.

Kris suspiró y se cruzó de brazos. —Estoy dándote las cosas mucho más fáciles porque eres muy tierno. No me enojare si me dices la verdad, Jiminnie.

Volvió a negar. El alto muchacho no le daba para nada buena espina, ni por todo el dinero que le ofrezca ni todas las sonrisas que le muestre, nada en él desprendía confianza. Porque según lo que salía en la grabación, los del clan Wu habían asesinado a un carguero, ese tipo de cosas las personas buenas no lo hacían. Kris no era bueno.

—Te dije la verdad... h-hyung... —rápidamente sus mejillas se tiñeron ante lo último, no sabía la edad de Kris, pero se notaba mayor. Se paró nuevamente y volvió a caminar hacia la puerta—. En serio, necesito irme, ya te respondí tu pregunta, ¿puedes abrir?

Kris soltó un bufido. —No me gusta cuando me mienten —Entonces, levantó la comisura de su boca y por un momento Jimin sintió seguridad, confianza. Sin embargo, la línea de sus labios se tensó y su rostro se volvió inexpresivo, mucho más frío, casi como si otra persona estuviera tomando posesión de él. Ni siquiera giró la cabeza, sus ojos afilados seguían puestos en los suyos cuando levantó el brazo e hizo un gesto con sus dedos. —venden sus ojos y amarrarlo.





*





—¿Para qué le das un celular de mierda si ni contesta? —Yoongi soltó unas cuantas maldiciones y tiró el celular lejos, haciendo que el artefacto rebotara contra el sillón. Estaba cabreado, perdiendo la paciencia mientras intentaba encontrar un poco de calma enumerando en su mente las razones del por qué le importaba Jimin.

Eran cerca de las seis de la tarde y aún no había rastros del pequeño por la puerta de entrada.

Y que Namjoon este paseando en círculos por la sala mientras observaba su móvil no ayudaba en nada.

—¡Maldición! Tengo un muy mal presentimiento, hyung ¿deberíamos llamar a la policía? Jimin nunca hace esto de no avisar y perderse por bastante tiempo. —El alto detuvo su monólogo y le observó con el rostro serio—. ¿Qué mierda le hiciste?

Besarlo, desearlo, quererlo para mí, egoístamente solo para mí.

—Nada.

—¿Sí? Pues no te creo —volvió a insistir. Yoongi no le estaba mirando, es más, con suerte le prestó atención. Estaba demasiado concentrado con los ojos puestos en la entrada. Así que a Namjoon no le quedó otra que moverse hasta quedar frente a él y así apuntarle con el dedo—. A mí no me mientes, hyung. Si no lo dices tú, Jimin me lo dirá tarde o temprano, y si llego a saber que es algo grave juro que me la pagarás. Como que me llamo Kim Namjoon.

Al alto abogado solo le faltaba chasquearle los dedos y mirarle de arriba abajo, juzgándole hasta la elección de sus ropas. Namjoon estaba rojo, y a pesar de todo el enojo que parecía expeler casi como humos saliendo por sus orejas, Yoongi no hizo más que bufar y rodar los ojos.

—Lo que pasa es que eres un exagerado y tu problema necesita ayuda profesional.

Namjoon suspiró, optando por guardar silencio y no protestar contra esas palabras que sí parecían ser una clara exageración en comparación con lo que él había dicho anteriormente.

A su vez, le quedó mirando serio. —¿Te gusta Jimin?

Yoongi ni se inmutó, no actuó sorprendido ni hizo algún ruido que indicara su estado de respuesta ante la pregunta. Namjoon intentó estudiar meticulosamente todas sus reacciones, viendo como simplemente enarcaba una ceja.

—¿A qué viene esa pregunta a las seis de la tarde?

—No quiero que sufra.

—Si lo que piensas es que le pediré matrimonio, entonces estate tranquilo, ya pasé por esa etapa. —La respuesta sonó relajada, Yoongi soltó una irónica risa bromeando con su pasado de manera que no sonara tan doloroso.

Por su parte, Namjoon se colocó rígido, pensando en el camino difícil por el que estaba andando, porque muchas veces la jodía cuando hablaba demás, y con un tema tan delicado como lo era el trasplante de Jimin no quería por ningún motivo cagarla más de lo que ya la había cagado. así que de sus labios estaba completamente sellado el hecho de que Jimin estaba conectada con Haeyeon en cierto modo.

—Pero él no, ni siquiera ha dado su primer beso, y no, el que vio Jin por las cámaras de seguridad no cuenta y el que se dieron en la fiesta tampoco, porque fue una actuación, yo me refiero a un beso real. Jimin se perdió muchos momentos de su adolescencia, ni siquiera pudo graduarse como un chico normal de preparatoria.

"Ya le di su primer beso real." Era lo que quería decir Yoongi, pero se mordió sus labios, conteniéndose como nunca antes porque había demasiada tensión entre ellos rodeando el ambiente, y preocuparse por Jimin debería ser la prioridad de ambos, no esta estúpida conversación —según él— que podían tener cualquier otro día.

Así que un tanto cabreado rascó su nuca y suspiró. —Está bien, supongo que debo dejar tranquila a la mamá gallina ¿no?

Namjoon gruñó. —Yoongi...

—¡Maldición! ¿¡Por qué todos le quitan el hyung a mi nombre cuando se enojan!?

—¿Te gusta o no?

—Es lindo.

—¡Eso todos lo sabemos! —Namjoon gritó esta vez cabreado, agitando los brazos como si intentara explicar algo demasiado lógico.

Yoongi esta vez sí que se hartó, Namjoon era demasiado cargante, podía sacarlo de quicio con demasiada facilidad y eso no le gustaba para nada, considerando que era una persona de casi nula paciencia con los que no toleraba, y,  además, hablar de lo que sentía por Jimin con él, quien era como el manto de protección del menor, casi como un padre celoso, no le hacía sentir cómodo.

—No sé si me gusta, pero estoy seguro que no tendré una relación con él, no estoy listo para eso y conociendo a Jimin, él tampoco, así que da lo mismo, si es que me llegase a gustar, solo sería el sentimiento, nada más.

—Aléjate de él si no estás seguro —Yoongi entrecerró los ojos a su dirección. Namjoon simplemente tensó los labios y bajó el rostro concentrándose en su celular, como si estuviera decidido a dejar su postura firme, indicándole que no daría su brazo a torcer ante lo que quería y pensaba—. Es por el bien de Jimin, si él siente algo no se le irán los sentimientos de la noche a la mañana, no quiero que varias de sus primeras veces sean con alguien que lo hará sufrir, así que, si no estás dispuesto a lidiar con un muchacho de 20 años, entonces aléjate ahora, marca una línea.

Algo en esas palabras, lo hicieron sentirse horriblemente ofendido, es como si Namjoon lo estuviera tildando como una persona superficial siendo que por su mente convergían una infinidad de cosas cada que Jimin se acercaba más a él en el ámbito relacional. Era difícil de explicar, era incluso más difícil negarse constantemente que él no debía estar sintiendo nada, ni preocuparse por un niñato que mantenía una sonrisa bien dulce pegada en el rostro. Pero como siempre, su mente podía convencerlo de muchas cosas y nada de eso podía parar todo lo que su cuerpo quería hacer.

Y aunque estaba viéndose como un loco, Yoongi rio, no aguantándose las ganas porque al parecer el tema de conversación se tornó serio y muy honesto. Agradecía que estuvieran solo ellos dos ahí en el apartamento.

—Creo que a estas atura te has dado cuenta que no me relaciono con mucha gente...

—¿A qué vas, hyung?

Esta vez, ambos se miraron, completamente serios. —A que, en toda mi vida, Namjoon, Jimin sería la segunda persona que me viene interesando....

—¿Vas en serio? —Insistió. Namjoon mordía su labio inferior con nerviosismo. No quería que Jimin sufriera y si tenía que ser el malo de la relación, lo sería. Su dongsaeng era tan blandito que ante la primera sonrisa de Yoongi, sabía que caería redondito a él. Lo cual le daba rabia, no por celos, sino más porque incluso él podía percibir y dar cuenta de la química que compartían entre ellos.

Aunque hubieran peleado, aunque se hubieran conocido en malos términos, Namjoon aun así podía percatarse de la manera en como Jimin observaba a Yoongi y como este le devolvía la mirada. Él no era tonto, era como verse a él mismo con Jin cuando recién comenzó a sentir cosas por el mayor.

Yoongi maldijo. —Te estoy dando una suposición si es que me llegase a gustar él.

—¡Pero entonces no juegues con él!

—¡No estoy jugando maldición! —Ahora sí que se había cabreado. No quería decirle más a Namjoon, no quería revelar pensamientos y sentimientos que ni él sabía. No quería. Y aunque Yoongi no se iba con rodeos, estaba siendo lo más sincero posible al explicar lo que pensaba ahora. Porque era cierto que había algo de interés. Y si estuviera más claro, entonces de forma tajante le hubiera refregado una respuesta concreta a Namjoon solo con el fin que dejara de joder. Pero no había nada como eso. Aunque sabía que no estaba confundido o algo por el estilo, Yoongi ya no se confundía, esa etapa pasó hace demasiado tiempo. Él simplemente tenía interés, y estaba seguro que a este ritmo terminaría gustándole un chico de 20 años.

Escuchó a Namjoon reír sin una pizca de gracia, es más, lucía enojado. —No estás jugando con él, pero tampoco quieres estar con él y parece que te gusta, pero tampoco es gustar, solo es interés o suposiciones o la mierda que sea —negó y agregó luego—: no puedes simplemente llegar e ilusionarlo.

—A ver... —Yoongi posó ambas manos en su sien, comenzando a masajear, cerrando sus ojos antes de volver hablar—, te preguntaré algo. Te gusta Jin ¿cierto? —Namjoon asintió—. ¿Quieres alejarte?

—No. —La respuesta fue automática.

—¡Entonces está con él! —gritó, imitando el mismo tono quejumbroso con el que Namjoon le había soltado las palabras hace segundos.

—Sabes que no puedo.

—Touché. Tienes tus motivos, yo tengo los míos.

—¡Pero para Jimin tu serías el prime-

El sonido de la puerta desbloqueándose cortó las palabras de Namjoon, dejándolas a medio camino. Y a pesar de que Yoongi quería maldecirle para que continuara, le preocupó el hecho de que Jin llegara corriendo hasta la sala, completamente agitado y el cabello revuelto. Como si hubiera ocupado las escaleras para subir hasta su piso.

Los ojos le brillaban y su rostro de desesperación le dijo que no había nada bueno en lo que diría.

—Está con Kris, está con Kris, chicos, ¡está con kris! —Jin se giró hacia Yoongi—. Lo tiene en su edificio, lo tiene desde hace como tres horas.

Metafóricamente, la información de Jin se sintió como si le hubiera pateado el estómago con sus palabras hasta quitarle todo el aire. El miedo creció sin que él tuviera la capacidad de retener todas sus emociones, y el rostro preocupado de Jin, alguien con completos aires de superioridad, incapaz de inmutarse ante cualquier desafío, no ayudaba a intentar calmarse.

—¿Qué mierda hace con Kris? —Su voz salió ronca, como si no hubiera hablado desde hace años. No esperó respuestas, rápidamente avanzó buscando la chaqueta que había colgado en una silla la noche anterior.

—Espera Yoongi ¿qué harás? —Jin agarró su muñeca intentando detenerle, sin embargo, Yoongi tiró de su brazo bruscamente, zafándose casi al instante del agarre.

Entonces, el pelinegro se volteó mirándoles con enojo a ambos, como si la pregunta que hizo el mayor fuera alguna falta de respeto.

—¡A traerlo de vuelta que otra cosa más!

Namjoon asintió. —Voy contigo.

—No, tú te quedas aquí —Le dio una mirada seria mientras se colocaba la bombera—, se supone que nosotros no estamos involucrados. El juez aún no ha dado el permiso al servicio de inteligencia para que proceda en el caso. Y si está comprado por Kris, cuando sepa que yo me he involucrado en el caso sólo perjudicará a Jin. Y sabes que tú, Jin, Kris y su abogado tienen órdenes de alejamiento. No puedes ir, Namjoon, sería como lanzar a Jin a las llamas.

—¡Pero es Jimin! —gritó Jin exaltado—. Él ni siquiera debería estar pasando por esto, deja que Namjoon vaya.

—No, ya lo he dicho ¿quieres perder el trabajo por meses? Quizás sea una trampa, Jin, conozco a Kris, lo conozco desde hace dos años, estamos hablando de un traficante de droga, alguien con dinero y mucha gente a su merced, pero también mucha gente que espera verlo hundido. Todo nuestro departamento está vigilando, a la espera de encontrar una sola prueba para poder meterlo preso, una prueba que no se pueda borrar con nada, ni aunque le pagara a todos los policías. No podemos lanzar por la borda todo el jodido trabajo que llevamos. Estoy seguro que no le hará nada, hay mucha gente esperando a verlo fallar.

—Pero-

—Namjoon, dile...

Jin observó al alto con ojos suplicantes, como si intentara decirle con esa mirada perturbada que no le importaba su vida, que Jimin era más importante. Pero a Namjoon sí le importaba la vida de Jin y por lo mismo no podía tomar decisiones basadas en su instinto, en ese instinto que pedía a gritos salir de ese edificio, ir donde Kris y llevarse a Jimin bien lejos de aquel hombre peligroso.

Era como estar entre la espada y la pared, entre dos personas que le importaban demasiado, así que dándole la razón a Yoongi, solo le quedaba confiar en el pelinegro.

No pudo hacer más que apretar sus puños y mirar a Yoongi. —Prométeme que protegerás a Jimin, promételo, por favor...

Yoongi simplemente sonrió. Sonrió dándoles esa seguridad que dejó tranquilo tanto a Namjoon como a Jin.





*





Jimin no veía nada, estaba agitado, su respiración era audible cada que espiraba de sus labios y sus pasos completamente torpes mientras sentía una mano posarse en sus muñecas amarradas detrás de la espalda. Alguien lo guiaba, aunque no le tomó demasiado tiempo saber que había otra persona con ellos, pues los pasos que se escuchaban no era solamente de dos personas.

Honestamente, tenía miedo, y no era una exageración decir que estaba seguro que sería su fin.

Cuando Kris había dado la orden, intentó por todas las formas posibles encontrar una salida. Sin embargo, los hombres que se iban acercando a él, en sigilo, lo terminaron por acorralar en una esquina, donde casi le da un ataque de pánico por sentirse igual que un animal indefenso y desconfiado de las personas que se mostraban frente a él.

No luchó, porque sabía que físicamente era débil. A su vez, dejó que una soga amarrara sus muñecas por detrás, haciéndole heridas en la carne, y una venda bien apretada le nublara la vista.

No supo cuánto tiempo estuvo ahí, en esa habitación con un silencioso Kris. Podía escuchar cajones abrirse y unos cuantos papeleos. Nadie dijo nada, y él con suerte respiraba en ese rincón en el piso donde lo habían dejado.

El sonido de puertas abriendo y cerrándose le indicaban que se había quedado solo o había llegado alguien.

Y justo cuando estaba por perder la consciencia, la sala volvió a llenarse de ruido, tensándose cuando fue levantado de su sitio y llevado hacia el lugar donde iba ahora.

Ni siquiera podía gritar, tenía tanto miedo de tener los ojos vendados y las manos indispuestas que se sentía en una completa desventaja con las personas que empujaban de él para que avanzara.

—Marca el código, Yoon. —La voz salió desde atrás, pasando por su oreja y dándole un escalofrío que no hizo más que aumentarle el terror. Sabía que el hombre hablaba cerca de su oído a propósito, y eso de por sí no era una buena señal para nada.

El sonido de un código siendo desbloqueado fue lo siguiente. El hombre detrás de él picó su espalda baja haciéndolo avanzar. Y el olor a nuevo llenó su olfato.

Caminó unos cuantos pasos más hasta que sus rodillas chocaron con algo que lo obligó a caer de cara. Por lo blandito supuso que era una cama.

—¿Lo dejamos aquí?

—No sé... ni siquiera sé por qué es tan importante. El jefe ya lo habría matado.

El hombre chasqueó la lengua y a pesar de que Jimin no podía verlos se sintió horriblemente observado.

—¿Deberíamos jugar un poco?

De inmediato se tensó y jadeó, intentando incorporarse con su cuerpo para quedar hincado en la cama. —P-por favor... y-yo no diré nada, en serio, no gritaré y no haré nada, pero por favor no hagan nada, en serio yo no hice-

—¡Cállate! —Uno de los hombres golpeó su mejilla, tan fuerte que el impacto lo hizo caer, girándolo y haciendo que hundiera el rostro en el edredón con olor a lavanda.

Sus ojos picaron por lágrimas y tuvo la necesidad de querer lloriquear por lo doloroso que se sentía. De seguro le quedaría el pómulo morado.

Alguien largó una fuerte carajada mientras aplaudía. —Oye oye, ¿podemos pegarle? Entonces si podemos pegarle podemos hacer otras cosas también... tiene una cara bonita, aunque le dejaste roja la mejilla, sin embargo...

Jimin palideció cuando sintió el colchón hundirse. De Inmediato volvió a incorporarse como pudo mientras escondía un pequeño grito ahogado. El miedo que sentía ahora era inexplicable, algo que tensaba todos sus músculos, quería llorar del terror por saber que nadie vendría a su ayuda, y no tener de manera activa sus cinco sentidos no lo calmaba para nada.

—N-no, en serio que me portaré bien así que por favor-

—Bla, bla, bla, está muerto de miedo este niño.

Alguien tomó su tobillo.

—¡NO!

—¡Que te calles! —Otro golpe en la otra mejilla. Y otra mano en su tobillo libre. Las manos tiraron de sus piernas haciendo que se resbalara de espaldas por el edredón.

—¡Dije que no! —volvió a gritar, esta vez zafándose como pudo del agarre y pataleando con todas sus fuerzas. No supo qué fue lo que golpeó, pero sabía que le había dado a alguien. El hombre se quejó horriblemente mientras el colchón volvía a la normalidad. Aprovechó el tiempo para intento buscar a tientas el suelo, poniéndose y alejándose lo más posible de las voces. Se ubicó detrás de lo que reconoció como una mesa de noche, en toda una esquina mientras jadeaba y observaba para todos lados. Sus ojos estaban completamente acuosos y cada ciertos segundos pegaba patadas al aire, temeroso de sentir la presencia de los demás ahí.

—¿Este maldito perro se atrevió a golpearme?

—¿Quieres que le pegue de vuelta? —Respondió el otro, moviéndose de inmediato hacia él.

—¡Aléjate! ¡Aléjate! ¡No! ¡Aléjate!

El hombre no lo escuchó, Jimin gritó cuando tomó de su cabello tironeándolo y arrastrándolo hacia la cama, donde pegó su rostro en el colchón, hundiéndole la cabeza y haciendo que su respiración se cortara.

—Ahora verás que no debiste meterte con nosotros maldito hijo de pu-

—¡Yoon, Jae! ¡les dije que lo trajeran a la habitación! ¿Acaso dije algo de golpearlo o violarlo, maldición?

Jimin reconoció la voz de Kris al instante. Era profunda y demandaba autoridad sobre los dos hombres. El que estaba ahogándolo dejó el agarré, haciendo que él automáticamente cayera con su trasero al suelo y respirara agitado intentando llenar sus pulmones del oxígeno que había sido privado.

—Pero jefe el chico golpeó a Jae...

—¿Si? ¡Y yo golpearé a Jae también si siguen con sus mierdas! —El grito fue tan fuerte que resonó en la habitación y le hizo tensarse hasta él. Los hombres guardaron silencio y Kris rio—. Ah, verdad que yo no golpeo, ¿quieres que te mate Jae? ¿quieres que le pregunté a Jimin qué puedo hacer contigo? ¿quieres que él decida?

—No, no, no, no jefe nosotros nos íbamos de verdad nos íbamos —El llamado Jae golpeó el hombro de Yoon—. ¿Cierto que nos íbamos? Si nos íbamos a-adiós, y l-lo siento J-jimin...

Las pisadas fueron rápidas, y en menos de un segundo se escuchó la puerta principal cerrarse.

Kris suspiró, acercándose con pasos lentos hacia donde estaba él. En silencio lo ayudó a ponerse de pie y lo dejó sentado en la cama.

Jimin recién ahí se dio cuenta de las lágrimas que había soltado, porque sintió la tela que vendaba sus ojos mojada.

—Tienes suerte de que me caigas bien, pequeño. Me interesa que llegue solo una persona y podrás irte a casa, si no llega, pues fácil, no eras importante.

—Y-yo... p-por favor quítame la venda... prometo no hacer nada, prometo quedarme aquí bien y todo, pero por favor...

—¿Y qué gano yo? —Kris susurró, deslizando uno de sus largos dedos por la mandíbula de Jimin, justo donde había recibido un golpe. El menor se tensó de inmediato, callando hasta sus pequeños jadeos y como pudo se alejó del agarre. Kris sonrió sabiendo la respuesta del menor—. Bien, me alegra que nos entendamos.

Las pisadas se alejaron y con toda esa cautela que rodeaba a Kris, abandonó el lugar.

Jimin no hizo nada por un buen rato, asegurándose que realmente estaba solo. Y entonces ahí comenzó a llorar más fuerte, liberando todo el miedo que sentía, deseando que esa persona venga, y pensando en Yoongi, pensando en alguien que le pueda dar la seguridad que necesitaba. Porque se sentía solo, completamente solo.





*





Yoongi se sabía los caminos casi de memoria, había recorrido el edificio por lo menos en los primeros cuatro pisos que poseía. Casi siempre frecuentaba el bar que había en el primero, o el restaurante del cuarto piso.

En el tercero había estado en la oficina de Kris y por lo que sabía del segundo era solo un piso lleno con habitaciones parecido a los de un hotel.

Manejó hasta quedar frente al edificio, buscando que de alguna forma Kris le vea llegar por las cámaras o lo que sea.

Esta vez ni se molestó en saludar al guardia, ni siquiera sonrió cuando pasó por su lado y el alto hombre le mostró una sonrisa. Su estado anímico estaba por el suelo, demasiado ansioso y desesperado por encontrar a Jimin, por saber del menor, por saber cómo estaba.

No se fiaba de Kris, lo conocía muy bien. Había seguido sus pasos desde hace un año, específicamente cuando Haeyeon le comentó que había conocido a un guapo y alto chico que la invitó a cenar.

Y gracias a su trabajo como abogado y a los pequeños aportes que hacía al Servicio Nacional de Inteligencia, es que logró saber más de Kris y toda la mafia que había detrás de él.

El hombre no era alguien de confianza, no cuando mataba al que se interpusiera en su camino, deshaciéndose de las personas como cual juguete viejo tirado en un basural. Y por lo mismo, cuando se enteró que había entrado a un juicio, consiguió como pudo toda la información del abogado que defendía la otra parte.

Fue así como conoció a Namjoon y a Jin.

Con el alto se entendieron de inmediato, ambos abogados, congeniando en las mismas formas de ver la vida y sus estilos. No le costó demasiado tiempo querer intercambiar información con Namjoon. Yoongi sabía que la confianza era lo primordial, y si quería ayudar a hundir a Kris tenía que ganárselo.

Gracias a su reputación entre los demás buffet de abogados fue que Namjoon aceptó su ayuda, tanto de él como la del Servicio de Inteligencia. Eso y las conversaciones que mantenían hasta altas horas de la noche fue lo suficiente para que ambos forjaran una gran amistad y así llevaran un buen trabajo en equipo.

Sin embargo, fue muy distinto con Jin, porque el mayor era una especie de tormenta; cascarrabias, cegado de odio y lleno de quejas. Yoongi no toleraba ese tipo de personalidades, y cree que si en un mundo paralelo, ellos tuvieran poderes, entonces estaba seguro que Jin sería su archienemigo y ambos terminarían por destruir el mundo de tantas chispas que se lanzaban alrededor.

Y fue, en un cien por ciento, gracias a Namjoon que ambos decidieron ablandarse y llevar las cosas con un ritmo más tranquilo, porque a pesar de que a Yoongi no le gustaba que Jin le contestará y a Jin no le gustaba que Yoongi le llevara la contraria, decidieron tragarse sus propios insultos y hacer la relación de los tres más amena. Ahí fue cuando descubrió lo caritativo y buen hyung que podía ser Jin cuando quería.

Pero dentro de todo ese círculo, Yoongi nunca esperó a alguien como Jimin. De primera fue algo molesto, pero con el tiempo el sentimiento que parecía apoderarse de él cada que Jimin andaba cerca se hacía cada vez más grande. Y es que ni él puede encontrar una buena razón del por qué le dio tanto permiso al menor. Llegó a ser una costumbre molestarlo, más porque deseaba ver ese sonrojo en sus mejillas y ese rostro completamente tímido a porque él disfrutaba mofándose de otra persona. Y antes de lo pensado, ya estaba cruzando la línea que imaginó haber respetado en su momento. Y por eso y otras razones que no diría aun —porque se negaba a aceptar en voz alta—, Jimin era importante, maldición que sí lo era.

El ascensor llegó al tercer piso, y antes de que abrieran las puertas por completo, salió del pequeño espacio y caminó hacia la oficina del alto.

—Oye alto intruso —El grito de un hombre se escuchó por el largo corredor, el piso alfombrado silenciaba las pisadas y las ventanas abiertas de la pared, llena de ventanales, mezclaban las palabras con el ruido acústico de afuera—. No puedes andar por ahí sin tu identificación.

—¿Sí? Que interesante, asegúrate de reportarme, por favor.

Yoongi siguió caminando, ignorando la voz tras su espalda y las pisadas que se iban haciendo más fuertes.

—Oye, en serio, no puedes.

Esta vez se volteó. Encontrando al chico mucho más cerca de lo que había calculado.

De todas formas, no le importó estaba demasiado enojado con el mundo por ser tan injusto y castigar a Jimin sin que el menor se lo merezca.

—¿Y crees que me importa, imbécil? Kris tiene algo que es mío, no me iré de aquí hasta tenerlo de vuelta.

El hombre levantó una comisura de su boca, demasiado engreído para su gusto. —Pues entonces te iras por las malas bastar-

No esperó a que terminara, al notar como se iban a colocar las cosas de inmediato golpeó la mandíbula del hombre de terno, que, por su rostro, parecía rodear los 30 años. La cabeza del tipo chocó de lleno con la pared de concreto. Él se quejó audiblemente, soltando unas cuantas maldiciones y tambaleándose mientras se reincorporaba en su sitio. Yoongi no esperó, se dio media vuelta y siguió caminando.

—Oye maldito perro ¡ven aquí!

Volvió hacer caso omiso, y justo cuando sintió unos pasos corriendo, acercándose a él, se giró de improvisto y volvió a golpearle.

El sonido de sus nudillos crujiendo contra el pómulo de aquel hombre resonaron mezclándose con unas cuentos sonidos de autos y bocinas. Sus huesos dolieron, pero no le importó porque la adrenalina que recorría su cuerpo era lo suficiente para tapar cualquier signo de malestar. Estaba enrabiado, en un punto donde lucia como un perro con rabia de lo marchitada que tenía la paciencia. A este ritmo, si no encontraba a Jimin pronto, se volvería loco.

De pronto unos aplausos se escucharon al final de su recorrido.

—Ya, ya ¿quieres calmarte Yoongi? —Apenas escuchó la voz de Kris, se giró, olvidando al tipo retorciéndose de dolor y gritando porque le habían partido la nariz. Cuando sus ojos se toparon con los del alto pelinegro algo parecido a la cólera pareció brotar como la sangre caliente hasta punzar en el cerebro. Se obligó a disimular su estado abatido apretando los dientes hasta el punto que parecía querer molerlos.

—Donde está. —Gruñó entre dientes, apretando las manos en puño hasta dejar sus nudillos completamente blancos, más que su color real de piel.

Kris por su lado, levantó la comisura de su boca y se recostó un poco contra la pared. —Vaya... así que ¿en serio era tu novio? Pensé que fingías.

Yoongi avanzó unos pasos a su dirección. —No juegues conmigo, mierda ¿Dónde está?

—Hey, tranquilo —Kris rio, divertido de verlo casi explotando de la ira. Levantó sus manos, como si quisiera hacerse la víctima, era irónico siendo que él era el culpable de todo—, mis muchachos se lo llevaron.

—Dije. Que. Dejes. De. Jugar.

—¿En serio te importa? —Al parecer no le creía, y es que Yoongi también estaba de acuerdo con eso, con esa personalidad de mierda que casi siempre mostraba, hacía como un repelente natural ante las personas. Era increíble la forma en como Jimin se fue acercando a él. Kris ladeó la cabeza con falsa confusión. —¿Por qué te pones así por él? Ni cuando cené con Haeyeon tenías esa cara.

Yoongi no esperó más, no soportó más y caminó hacia él cortando harta distancia para ahora pinchar el índice en su pecho. —Juro que te voy a hundir YiFan ¿crees que soy un imbécil? Crees que no sé tus pasos? Me da lo mismo si pierdes o ganas ese jodido juicio en el que estás, me aseguraré de hundirte igual.

El amenazado tensó la mandíbula, como si sus palabras hubieran tenido efecto en él. —¿Crees que puedes hacerlo?

—No me interesa si puedo o no, lo haré igual, bastardo, primero molestaste a Haeyeon, no permitiré que juegues tu mierda dos veces.

Kris bufó. —¿Sabías que Haeyeon gustaba de mí?

Claro que sabía. Yoongi y Haeyeon no estaba juntos desde hace meses, y aunque aún estaban casados legalmente, con respecto a sus sentimientos la historia era muy distinta. Algo así como una amistad yaciendo entre ellos. Lo que le molestaba a él, era lo dañino que era Kris en la vida de su esposa. Porque era una persona que por más amor que sintiera, siempre todo lo pensaría en su propia codicia, su propio beneficio y su propia conveniencia.

Ignoró la pregunta. Cerró sus ojos y suspiró pesado antes de volver a abrirlos. —Donde. Mierda. Esta.

Kris guardó silencio, a Yoongi no le importaba estar toda la tarde ahí, esperando a que le dijeran el paradero de Jimin, es más, era capaz de buscar rincón por rincón de todo ese edificio que tenía unos 10 pisos en su altura.

—Habitación D-4, segundo piso, código 2871 —Apenas las palabras salieron de los labios de Kris se dio media vuelta y caminó hacia las escaleras—. Y Yoongi... —el nombrado se detuvo, más no se volteó—, no ocupen esa información.

Yoongi rio. —Me da la misma mierda lo que ocupen, Kris, jugaste malditamente mal tus cartas. ¿crees que metiéndote conmigo salvarás tu culo? Pues te digo que te metiste con la persona equivocada.

—No me provoques Yoongi porque o sino-

Yoongi se volteó, frunciendo el ceño y volviendo a caminar hacia donde había estado segundos antes. —No. Tú a mí no me provoques, sabes perfectamente para quién trabajo y si vuelves a tocar a Jimin, lo vuelves a molestar o recibo una queja de su parte, no haré las cosas legalmente, no haré nada que se vea bien ante los ojos del poder judicial ni tampoco para los que trabajo. Y agradece a que no fui yo quien tomó el caso, porque ¿sabes lo que les pasa a mis adversarios? —soltó una ligera risa mientras iba retrocediendo de a poco—. Pierden.

Dio por terminada la conversación, esta vez sí que no esperó respuesta alguna. Se echó andar tan pronto como dijo sus palabras. Memorizando el numero en sus pensamientos una y otra vez para que no se le olvidara.

Cuando llegó al segundo piso, quemó con la mirada a cualquiera que se atrevía a mantenérsela. Uno de los subordinados de Kris lo hizo y se ganó un rezo de maldiciones de su parte que terminaban amenazando hasta al perro que el muchacho ni tenía. De todas formas, nadie dijo nada ni hizo más que mirarlo andar, inspeccionando el número de las puertas de cada habitación.

Por otro lado, Kris seguía en su sitio, soltando una carcajada gigante mientras caminaba de vuelta a su oficina.

—Es tan divertido, Yoongi es taaaaan divertido, joder...

—¿Quiere que procedamos señor?

—No, solo investiguen si Jimin posee relación con Jin y su abogado.






*





Apenas llegó a la habitación, introdujo el código y rápidamente a puerta se desbloqueó.

La cerró de un golpe, sin darse cuenta de la fuerza que ocupó, y a grandes pasos caminó hasta dar con la única habitación que el lugar mantenía.

Ahí estaba. Su corazón cayó de a poco al verlo ahí, así, lastimado, con la espalda un tanto arqueada debido a la posición de los brazos tras esta. Sus labios estaban entre abiertos y su cabeza giraba para varios lados al escuchar el ruido que estaba haciendo con sus pasos. Sorbía de su nariz lentamente, pero ni siquiera sollozaba cuando las lágrimas bajaban por debajo de la venda.

Tragó duro, sintiéndose peor que antes, sintiéndose completamente horrible por haber hecho esto con él, no debió exponer a Jimin de esa manera, no debió besarlo en ese callejón, no debió haberlo llevado a la fiesta. No debió hacer muchas cosas.

Yoongi se acercó hasta hundir una rodilla en el colchón. Jimin de inmediato se tensó.

—A-aléjate p-por favor... —sollozó. Yoongi acercó sus manos hasta su rostro e intentó quitar la venda. Jimin volvió a sollozar y apartó la cabeza—. ¡N-no! ¿¡Q-qué harás!? ¡No quiero!

Su voz desprendía tanto, pero tanto miedo que de inmediato, tomó firmemente su rostro, acunándolo contra sus palmas. —Jimin shh, soy yo, Yoongi, tranquilo ¿sí?

—¿H-hyung?

—Sí... soy yo... —Susurró, de forma tan suave que su pechó se hundió automáticamente en ese instinto sobreprotector que parecía brotar de él por inercia. Cuidar a Jimin parecía ser una segunda piel pegada en él casi como una necesidad. Sin pensarlo, se deslizó hacia adelante hasta rozar sus suaves labios entreabiertos—. Vine a buscarte Jimin. Ya estás bien, no te pasará nada malo. —Pudo sentir el leve jadeo del menor cuando sus labios se tocaron, el tacto fue tan delicado que hasta a Yoongi le dolía lo tierno que había sido el gesto.

—¿Te sacaré la venda de acuerdo? —El menor asintió con un ligero gesto y Yoongi desató el nudo, haciendo que la tela negra se deslicé de sus ojos al instante.

Estaban rojos, Jimin le observó por un segundo, como si realmente estuviera cerciorándose de que estaba ahí y luego bajo la mirada, luciendo avergonzado mientras las lágrimas caían, bañando las pestañas en un brillo producido por estas.

Se movió hacia su espalda, desatando rápidamente sus muñecas, estas quedaron con una linera roja en la zona donde la cuerda estaba apretada más de lo normal.

Cuando volvió a posicionarse frente a él, Jimin aún mantenía la mirada escondida bajo su pecho, le asustaba demasiado lo que pudo haber pasado para que el menor tuviera esa reacción. Mostrando demasiada inseguridad y miedo.

Sin pensárselo dos veces, acarició una de las magulladas mejillas, haciendo que el toque sea ligero, delicado por el miedo a lastimarlo.

—Jimin que tienes ¿estás bien? ¿ellos te hicieron algo más? ¿Por qué no me hablas?

Jimin volvió a negar y esta vez Yoongi frunció el ceño adolorido, demasiado inseguro de qué hacer, sin embargo, cuando el menor comenzó a levantar sus hombros y empezó a sollozar más audiblemente, se sentó en la cama y apoyó su espalda en la cabecera para llevar a Jimin a su regazo, sentándolo a horcajadas encima de él y envolviendo su cuerpo, sintiendo como la espalda subía y bajaba bajo las caricias de sus manos. 

El menor había aceptado sin rechistar, hundiendo el rostro en su cuello y mojando casi al instante su piel.

Lloraba tan desconsoladamente que incluso su garganta ardió y su pecho se apretó.

—Y-yo... t-tenía tanto... t-tanto miedo hyung yo... —Jimin entre hipeos comenzó hablar, envolviendo los brazos alrededor de sus hombros y afianzando el agarre, como si estuviera inseguro de lo que había alrededor de ellos.

Y Yoongi tampoco quería soltarlo, había sentido tanto miedo, que cuando vio que se encontraba bien, entre aquellas condiciones, la calma le golpeó de inmediato. Sintiendo que podía estar horas abrazándolo si era necesario para que el menor volviera a sentirse seguro.

—Jimin lo siento... lo siento tanto... siento haber llegado tan tarde ¿puedes perdonarme? —Lo sintió mover la cabeza en un sí ahí en su cuello.

Lentamente comenzó a calmarse y cuando Yoongi quiso moverlo para ver su rostro, el menor había puesto una pequeña cantidad fuerza, aunque duró unos cuantos minutos hasta que Yoongi por fin pudo verlo, realmente verlo.

El cabello rubio se pegaba un poco en su frente y sus ojos completamente dilatados se encontraban rojos. Sorbía como un pequeño niño por su nariz y tenia que abrir los labios para intentar respirar mejor.

Sin embargo, lo que más le hizo enojar fueron las heridas que habían en su rostro.

—¿Quién te hizo eso? —preguntó, deslizando las manos suavemente por el pómulo, donde la zona ya parecía tomar color, y luego por su mejilla hinchada del lado contrario.

Jimin hipó y negó mientras volvía a sorber por su nariz. Unas lágrimas cayeron y Yoongi las atrapó con sus dedos, barriéndolas y secando de inmediato la zona de sus ojeras.

—N-no sé... unos hombres...

Maldijo entre dientes y tomó su cintura apretando el agarre por inercia. —Maldición, joder... mataré a Kris, lo juro, espérame aquí-

—¿¡Qué!? —Jimin palideció—, no, no, no, no, hyung por favor no —de inmediato lo abrazó, esta vez apretando mucho más fuerte el agarre y entrelazando las piernas por detrás de la espalda. Tenía tanto miedo de volver a estar solo que no quería pasar ningún segundo más separado de su hyung—, por favor, hyung por favor no me dejes por favor, ya olvidado, en serio no fue nada, por fa-

—Jimin...

—Por favor, no quiero estar solo de nuevo aquí, yo-

—Jimin ya, no lo haré —dijo, un tanto dolido por la forma tan desesperada en la que Jimin rogaba para que no se fuera—. Me quedaré contigo, Jimin así que ya... no llores... por favor... a mí también me duele.

—Es que tú quieres dejarme y yo-

Apenas el lastimero sollozo se escuchó, Yoongi agarró los brazos del menor tirándolo hacia atrás para verle el rostro. Estaba arrugado, Jimin intentaba con todas sus fuerzas no llorar, pero no servía de nada cuando ya lo estaba haciendo de nuevo.

Entonces, cuando el menor, agachó de nuevo la cabeza para evitar su mirada, Yoongi se movió hacia adelante, pegando sus frentes y quedándose un buen rato ahí, simplemente respirando hasta que más tranquilo dijo: —No cariño, no lo haré, me quedaré contigo ¿sí? Solo aquí, nadie te hará daño, así que tranquilo ¿bueno?

Asintió en respuesta de forma constante hasta que Jimin cerró sus ojos, intentando de una buena vez por todas calmarse mientras volvía a hundir su rostro en el hueco de su cuello. Podía decir que ahora mismo era un manojo de emociones completamente inestables.

—Tenia tanto miedo... pensé que él de verdad me mataría.

Yoongi frunció el ceño. Echándose hacia atrás para intentar mirarle mejor. —¿Te amenazó con una pistola?

—No, yo simplemente creí que él lo haría porque supo que yo escuché una conversación que no debía.

Asintió, sin decir nada y volvió a traer a Jimin a su regazo, dejándolo reposar la cabeza en su hombro.

—No dejaré que lo vuelva hacer, lo prometo, Jimin. Él no te volverá a tocar.

—¿P-por qué es así? Es decir, ¿qué es él?

Yoongi suspiró, recorriendo con sus manos un camino por toda la espalda del menor, en una oportunidad, deslizó las manos por el dobladillo de su ropa  acaricio su suave piel de la espalda. Jimin de inmediato comenzó a destensarse, relajando los músculos mientras dejaba de sollozar. 

—Él tiene una mafia, una mafia que controla hasta el poder judicial, con Namjoon sabemos que el juez está pagado por ellos, hay mucha corrupción de por medio en el caso, así que sólo nos sirve una prueba bien concreta para hundirlo, la grabación lo es. Él es poderoso y fuerte, lleva traficando drogas desde hace unos 7 años y nunca ha tenido problemas de arresto ni nada, hasta que Jin vio lo que vio.

—¿Cómo? ¿qué vio Jin?

—Vio el momento exacto como Kris mataba a uno de sus traficantes. Jin era amigo del chico que falleció, avisó a la policía de inmediato, sin embargo, Kris se encargó de borrar toda evidencia, y acusó a Jin de ser el asesino, ahora mismo es su palabra contra la nuestra.

Yoongi le contó todo, recordando la escena como si hubiera ocurrido ayer. Jin le había contado la historia acabando entre lágrimas.

Su familia tenía toda una flota de buques de cargas, donde uno de ellos era usado para algunos tráficos de drogas entre Corea del sur y China, lo que no se esperó fue que justo su amigo sea el responsable de aquello. Y a pesar de haberse sentido traicionado, Jin le dijo que de todas formas vengaría a su amigo. 

Jimin soltó un pequeño grito. —Dios eso es terrible... el realmente es muy malo.

—Lo es, pero en serio, siento mucho haberte expuesto así, no debí haberte dicho que fingiéramos y hacerte colar en la fiesta, debí usar otros métodos otros-

Honestamente, era la primera vez que Jimin veía esta parte de Yoongi, aquel Yoongi que lucia tan lastimado y apenado por sus decisiones. No pudo evitar poner una de sus manos sobre la boca, callándolo.

—No es tu culpa, esto de verdad que no es tu culpa. Yo estoy bien, tú estas bien, eso es lo que importa —Yoongi asintió y Jimin le sonrió poquito, porque de inmediato escuchó ruidos afuera y se tensó de golpe—. Y y-yo... no quiero estar aquí, Yoongi, por favor vayámonos ¿sí?

Yoongi suspiró, apretando el agarre en su cintura y pensando lo bien que se sentía Jimin así de cerca sobre él, sentía calma, tranquilidad.

—Vamos, tenemos mucho de qué hablar y creo que aquí no es lo mejor.

Jimin asintió, y al salir del edificio, nadie los molestó, todos parecían vivir en su propio mundo, ni siquiera se toparon con su mirada. Yoongi fruncía tanto el ceño que al parecer todos notaron el aura obscura que desprendía el bajo.

Jimin por su parte se aferraba a su brazo como si fuera lo único bueno que existía en el mundo. Aquello le partió el corazón de cierta forma, y lo hizo enojar por otro lado.

Cuando estuvieron en el auto. Yoongi lo dejo en el asiento co-piloto. Y antes de arrancar echó nuevamente un vistazo a Jimin, esta vez para volver abrazarle y decirle que realmente lo sentía por haber provocado esto. Jimin negó, haciendo que otro juego de lágrimas cayeran en el camino.

Y cerca de la mitad del viaje, el menor se acurrucó como pudo en su asiento y se quedó dormido.

—Jimin... —susurró, moviendo muy despacito su hombro para intentar despertarlo—, llegamos, levántate. Namjoon y Jin están esperándote, están preocupados.

Asintió sin rechistar, parecía ido, sin ser consciente a donde habían llegado. Pero cuando salieron del auto Jimin observó para todos lados con tanto miedo que Yoongi sin dudarlo, entrelazó su mano con la suya.

Jimin se tensó. —¿Yoongi?

—Quiero hacerlo... —respondió viendo la duda en el menor cuando vio sus palmas unidas—, quiero hacer esto.

Sin otras palabras, caminaron dentro del recinto, subieron por el ascensor y cuando llegaron a su piso destino, Yoongi tiró de Jimin, acorralándolo contra la pared y haciéndole jadear.

El menor le miró confundido y Yoongi mordió sus labios.

—Lo que te iba a decir esta mañana es que lo recordaba. Recuerdo todo lo que ocurrió en la noche de ayer, Jimin.

Habían muchas cosas que debían preocuparle al menor pero ante esa mirada y al saber de lo que Yoongi hablaba, todo su cerebro se apagó. —¿T-todo? ¿Pero todo?

—Por lo menos esto...

El mayor se deslizó hacia adelante, directo a sus labios y le besó de forma muy lenta, como si estuviera intentando grabarse todo el proceso de un beso. Jimin abrió su boca, dándole paso a la lengua y gimió mientras fruncía el ceño por la gran cantidad de cosas que estaba sintiendo.

El beso fue corto, pero lo suficientemente profundo para que ambos jadearan al separarse.

El brillo en los ojos dilatados de Yoongi eran distinto, tanto así que Jimin podía ver su rostro en ellos.

—Hoy —susurró, pasando la vista desde sus labios hasta sus ojos—, duerme conmigo, Jimin.

El rubiecito de inmediato se sonrojó, sintiendo la vergüenza cubrir todo su rostro que ya estaba rojo. Yoongi notó su estado y le soltó una risita mientras pellizcaba su nariz.

—Solo dormir tonto, deja de pensar tan sucio.

—¿Qué? ¡Yo no estaba pensando cosas sucias!

—Si claro, y yo quiero ser rapero. Qué gran verdad ¿no?

—En serio que no pensaba eso.

—Ya, dejémoslo así. Yo... —Se detuvo un momento, deslizando sus manos por las costillas—, yo siento que no te he cuidado como debería, siento que no he hecho muchas cosas como debería. ¿quieres que durmamos juntos?

Abrió y cerró la boca, es decir, estaba seguro que hace varias horas atrás deseaba que Yoongi se jodiera, incluso había llorado por él al haber sentido una gran decepción de su parte. Era increíble como una persona podía hacerle sentir tantas cosas a partir de un montón de caricias y palabras. Porque ahora era la persona que más seguridad le brindaba.

Y aunque no sabía si las palabras de Yoongi eran sinceras, o si se iban a mantener. Jimin, un tanto sonrojado, asintió.

Y Yoongi le volvió a besar.







*





[++]

¡Hola! por fin pude subir, tenía el capítulo desde el sábado, pero me mantuve muy ocupada durante todo el fin de semana.

Este capítulo es MUY largo, tuve que resumirlo muchísimo, porque sentí que algunas cosas eran innecesarias.

De todas formas, si tenéis algunas dudas, no dudes en preguntarme. :)

Y como siempre, perdonad mis horrores ♥

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro