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05


+capítulo extremadamente largo (8000+), no se mueran en medio de la lectura y para los que ya habían leído, lo siento, tuve problemas con wattpad y tuve que publicar el capítulo de nuevo, no es uno nuevo, es el mismo+








—Has respondido muy bien al trasplante, Jimin-ssi ¿has tenido algún problema?

Abrochó sus jeans, apretando el cinturón bajo su ombligo y corrió la cortina que separa el pequeño espacio donde se vestía, observó a su doctor sentado tras el escritorio y le negó. —El otro día tuve un dolor fuerte en el pecho, pero nada más, he estado tomando todos los medicamentos a las horas indicadas, uno de ellos me hizo tener náuseas y sudor frío por la noche, pero nada que usted no me haya advertido antes.

Estar constantemente intentando por todos los medios que tu cuerpo no rechace de forma natural algo que no es de él era una lucha muy dura, sobre todo cuando no estaba acostumbrado a tantos efectos secundarios que cada medicamento consumido —por obligación— traía. Aún recordaba la forma en como casi no podía estar de pie el otro día porque todo le parecía dar vueltas; o cuando el sudor molesto por las noches era tanto hasta el punto de considerar dormir desnudo. Había tantas dosis que suministrar, y todas ellas para un mismo propósito: lograr suprimir su sistema inmunológico, ya que este perfectamente podía generar anticuerpos que categoricen su trasplante como algo extraño y dañino. Y si eso ocurría, entonces estaría jodido.

—Los efectos secundarios de algunos medicamentos son muy fuertes —el doctor le miró con pena—, si de aquí a dos semanas más continuas bien, comenzaremos a bajar la dosis de a poco ¿bueno? —sus ojos brillaron con un poquito de esperanza, era tan jodido aguantarse todos esos efectos, hasta incluso había ratos que su mano temblaba horrible—, pero por el momento, tendrás que lidiar con ello. ¿Algo que quieras preguntar antes de irte?

Se colocó la chaqueta y luego tomó asiento frente a su doctor.

Entonces, frunció el ceño, debatiéndose internamente si debía hablar o no.

—He vivido situaciones extrañas —Comenzó, volviéndose rojo cuando supo que tendría que explicar con más detalles los acontecimientos porque su doctor lucía demasiado confundido para entender la ambigüedad de su declaración—. O sea, he soñado cosas extrañas. H-hay días que sueño con ella, doctor... con Haeyeon-noona y creo... —Tragó duro, observando la mesita porque ahora mismo podía jurar que los ojos arrugados puestos en él lo estaban viendo como si estuviera loco—. Creo que he visto a sus padres en mis sueños, no los conozco, pero los he visto, tengo el presentimiento de que son ellos, como si realmente sintiera que son ellos.

—Jimin... —Le llamó el hombre de bata blanca, Jimin hizo una mueca maldiciéndose a sí mismo por haber abierto la boca—, no sé si decir esto, pero... ellos preguntaron por ti.

De inmediato levantó la mirada. —¿¡Qué!?

—A pesar de que fue una donación anónima, no pudieron evitar preguntar por ti, hablaron con el director del hospital, él les dijo que tu información era confidencial así que lo único que saben es tu edad, nada más.

Permaneció en silencio como si estuviera tratando de procesar la información, la nostalgia se apoderó de él cuando se imaginó a los adultos que veía en sus sueños y las ganas de llorar comenzaron a entrar de a poco, obligándolo a tensar los labios y tragar dolorosamente toda esa angustia que se centró en su pecho al asimilar los duros pensamientos que convergían en su mente.

—¿Cree que ellos me odian? ¿qué pasa si ellos no querían donar y por ley, al ser Haeyeon una donante legal no pudieron oponerse?

El doctor volvió a sonreírle con ternura y tuvo la necesidad de removerse en su sitio, sintiéndose muy pequeño.

—Jimin... el director me dijo que la madre de Haeyeon lloró al saber que la operación fue un éxito ¿te acuerdas que el director constantemente visitaba tus rutinas en el gimnasio? Incluso te hacía compañía —Jimin asintió, recordando al hombre bromear siempre a su alrededor—. El motivo era porque todas las semanas, esa familia preguntaba por ti, anhelando conocerte, Jimin. En ese sentido, nuestro director sentó cabeza, diciéndoles tajantemente que tu información era confidencial y que debían respetar los deseos de Haeyeon, quién decidió que todo fuera hecho de forma anónima, sin embargo, ellos sólo querían de alguna forma saber de ti, saber cómo eras porque llevabas una parte de su hija.

—Y-yo... no sé qué decir. —Susurro, casi sorprendido por todo lo que le estaba contando, quizás todo este tiempo fue demasiado pesimista y depresivo con toda la situación.

—No pienses que has hecho algo malo, debes dejar de creer eso, eres un muchacho joven, incluso los demás doctores me preguntan por ti cada que me ven porque fuiste un paciente muy dulce y adorable. Creo que debes estar agradecido de esta oportunidad y no verle el lado malo. No es tu culpa que haya fallecido. Ella no murió para darte su corazón, sus caminos simplemente coincidieron, Jimin.

—Gracias —Respondió con su voz pendiendo de un hilo—, realmente gracias doctor.



-




Salió del edificio con su cabeza hecha un lío y caminó hacia la parada del autobús, esperando una línea en particular. Siempre que tenía citas, su día terminaba en un destino que sólo le causaba paz cada que lo frecuentaba. El cementerio para muchos era algo tenebroso y un poco escalofriante, para Jimin era un lugar sagrado donde sentirse más seguro y donde sabe que nadie lo juzgaría, y no tenía nada que ver con el hecho de que todos ahí estén muertos.

Observó la hora y maldijo al notar el poco tiempo que le quedaba.

Ayer se había reconciliado con Yoongi, sólo para que este le diga que el evento era hoy mismo, en una hora más, específicamente.

Aún recuerda el incidente; luego de abandonar el local, caminaron compartiendo un repetido monólogo de Yoongi donde preguntó más de 10 veces lo mismo. "¿estás seguro que quieres hacer esto".

Las últimas veces que preguntó, Jimin había rodado los ojos fuertemente por lo terco y persistente que era, después de todo su respuesta siempre fue la misma. "Si, hyung. Te dije que sí. No, no me retractaré. Si, tienes mi palabra."

Y pobre de Jimin, quién no sabía que detrás de toda persistencia de Yoongi había un por qué muy válido.

"Bien, si dices eso, entonces mañana prepárate, porque el evento es a las 18:00 hrs."

Y a él casi le da una histeria, preocupado internamente que qué mierda porque por lo menos mínimo díganle con una semana de anticipación, pero no, ahí estaba Yoongi, siendo tan directo como lo había conocido, no importándole nada, y creyendo que ser un arrogante de mierda era lo más genial que podía existir en el planeta.

Esa noche, apenas llegaron al apartamento, Yoongi digitó el código y Jimin corrió hasta su habitación como si el demonio estuviera siguiéndole los pasos, encerrándose en esta para comenzar a dar vueltas en círculos dándose cuenta de la realidad que comenzó a golpearle bien duro en sus pensamientos.

Y es que sentía que ni siquiera podía retractarse, Yoongi todo el camino se había asegurado de su decisión, hasta le dijo: "no me molestaré si dices que no, Jimin-ah". Pero había dicho tantas veces que "si" que decirle ahora "no" se sentía como algo prohibido, parecido a la traición.

Y estaba seguro que Yoongi le hizo un lavado de cerebro porque ni siquiera sabía por qué había aceptado de primera, aunque creía que imaginarse el rostro de perro muerto de Namjoon también influyó un poco en sus decisiones.

Luego de pensar en lo de ayer y terminar de observar por la ventana del autobús como si estuviera grabando un vídeo musical muy deprimente, golpeó su cabeza unas cuantas veces contra el respaldo —de forma voluntaria, porque sí, era medio masoquista, considerando todas las decisiones que ha tomado hasta ahora—, hasta que el bus llegó al destino final del trayecto donde bajó junto con otras personas más. Arregló sus ropas, tapando su rostro porque recordó que su doctor le había amenazado de forma tajante que si no se preocupaba de evitar el contacto directo con la naturaleza podría terminar por contraer un virus o algo que lo mataría antes de que pudiera intentar aprender los pasitos de "PPAP" de Pikotaro. Y Jimin no quería ver a un viejo de unos 50 años enojado con él.

Justo cuando iba entrando al cementerio, pasando por el camino rellenado con gravilla, siente el sonido de unos pasos acercándose, mucho más rápido y mucho más fuerte. Se iba a girar, pero al momento en que lo hace lo único que pudo ver fue una masa de cuerpo estampándose contra él, botándolo al suelo y haciendo que su respiración se le corte por un pequeño periodo de tiempo.

Sus manos ardieron bajo la piedrecilla fina y se urgió cuando sintió el material de roca enterrarse en sus palmas.

Maldición, él realmente no debía salir lastimado por ningún motivo. Estaba seguro que a este punto estaba jugando con su vida de la forma más extrema posible.

Se quedó en el piso de rodillas, intentando controlar su respiración perdida, las náuseas se sintieron luego, obligándolo apretar los ojos para intentar calmar la inestabilidad de su débil cuerpo.

De pronto sintió una mano posarse en su espalda. —Hey, pequeño ¿¡estás bien!? ¡Dios, lo siento tanto, realmente lo siento! Lo siento mucho, déjame ayudarte. —La voz masculina se notaba muy preocupada, supuso que era el causante de que él ahora se sienta como una hoja de papel que fácilmente podría llevarse el viento.

—S-sí... —Susurró un poco ido cuando intentó colocarse de pie, demasiado inseguro como para realmente hacerlo bien.

—Aquí... —Dijo la voz, colocándose detrás de él y poniendo las manos bajo sus brazos—, déjame ayudarte.

Sin mucho esfuerzo fue levantado, haciendo que el desequilibrio de sus torpes pies lo balancearan hacia atrás, chocando automáticamente con el pecho tras su espalda. De inmediato se colocó rojo ante el contacto y la facilidad con la que fue puesto de pie.

—G-gracias. —Dijo, separándose cuando se sintió seguro y volteándose con el rostro lleno de vergüenza para encontrarse con un rostro demasiado sonriente. De primera frunció el ceño, porque se sintió como si ellos ya se hubieran visto de algún lado, las increíbles ganas de querer abrazarlo y acariciar su cabeza fue casi inexplicable hasta el punto de sentirse incómodo, obligándose a sí mismo a retroceder mientras se mentalizaba para controlar la mierda que sea que estuviera sintiendo.

El chico avanzó cuando lo vio ir hacia atrás. —¿Estás bien? Lo siento mucho, realmente lo siento, no quería empujarte ¿puedo ver tus manos?

Jimin guardó silencio, vacilando por un momento, sin embargo, luego de ver el rostro sincero de preocupación del muchacho, levantó sus manos empuñadas y le mostró sus palmas. —Está bien, no duele.

Ardía como la puta madre, sinceramente, pero él era tan tímido y esa personalidad automática de no querer preocupar al resto salía a la borda sin siquiera poder darse la oportunidad de quejarse y lloriquear como el bebé llorón que era.

Inconscientemente pensó en Yoongi. Estaba seguro que si Yoongi le hubiera hecho esto, él se hubiera quedado ahí en el piso lloriqueando y soltando el infierno encima de ellos, esperando a que el mayor arreglara el mundo. De inmediato formó una mueca ante eso, cambiando el peso de un pie a otro. Sus reacciones con Yoongi eran demasiado raras y eso no era precisamente en lo que le gustaba pensar en este momento.

—Aigo, mira tus manos... lo siento tanto —El chico observó para todos lados y luego rebuscó algo en el bolso de mano que cargaba—, ando con gel desinfectante... si no te molesta...

Jimin sacudió sus manos y negó. —Realmente no es necesario, está bien.

El muchacho de todos modos sacó la pequeña botellita y tomó de manera despreocupante sus muñecas con una mano, como si estuviera esposándolas con sus largos dedos para que él no las moviera.

—Déjame por lo menos hacer esto, me siento realmente mal ¿sabes? Por cierto, mi nombre es Hoseok.

¿Hoseok? ¿por qué se sorprendió al escuchar ese nombre si ni siquiera lo conocía? De todas formas, asintió y sonrió poquito.

—Jimin —Le dijo—, mi nombre es Jimin.

Hoseok asintió, echando una gran cantidad de gel desinfectante en sus palmas, deslizando el líquido viscoso por toda su piel dañada. Un mohín se formó en su rostro cuando sintió el alcohol arder, sin embargo, estaba mucho más tranquilo, al menos la herida estaría desinfectada hasta llegar a casa.

—Lo siento tanto, Jimin, realmente lo lamento, estaba tan apurado que no me di cuenta. ¿quieres que revisemos tus rodillas también?

Rápidamente abrió sus ojos de la sorpresa y retrocedió sintiendo sus orejas calientes. —¿¡qué!? N-no, en serio, estoy bien, ya no duele.

—¿Seguro?

—Sí —dijo observando sus pantalones—, estos jeans son súper gruesos, de verdad no es necesario que hagas eso, con mis manos bastaba, gracias.

—¿Qué edad tienes? —preguntó el castaño claro mientras guardaba la botellita en su bolso.

—20 años. —respondió Jimin.

—Tengo 22, por lo tanto, soy tu hyung, déjame cuidar de ti, tengo unas banditas que puedo colocarte en tus palmas, me siento muy mal, pareces un niñito. Ven. —Hoseok insistió tanto, poniendo esa cara de preocupación que Jimin no pudo evitar caminar hacia la banca que había señalado y sentarse junto a él.

Le miró mientras abría el paquete de banditas. —Eres muy bueno cuidando a los demás y a los desconocidos. —Dijo medio nervioso, dudando si eso ayudaría a romper la incomodidad que sentía al no haber nada más que silencio envolviendo su entorno.

Hoseok hizo el sonido parecido a una risa sin abrir su boca y sacó unas grandes banditas de un paquete para poder pegarlas de forma correcta en su piel magullada. —Mi noona solía tomar gran cuidado de mí, supongo que se volvió una costumbre. Ya está.

Jimin levantó sus manos, observándolas para admirar el pequeño trabajo que un desconocido hizo. Ardían un poco, pero no le tomó importancia, apenas llegara a casa tomaría el cuidado necesario para dejar la herida completamente limpia.

—Gracias —dijo cuándo se volvió a dirigir a él—, de verdad no tenías que hacerlo.

Hoseok rio guardando todo y colocándose de pie. —Si no lo hacía me hubiera sentido muy mal, fue por mi culpa que caíste —Ambos guardaron silencio. El chico de pie frente a él observó para todos lados y luego volvió a enfocar su vista en él—. ¿Entrarás a ver a alguien? —Se vio tan sorprendido por esa pregunta tan común y corriente en un cementerio que Hoseok al parecer lo notó porque de inmediato agachó la vista—, lo siento estoy siendo demasiado entrometido en este momento.

—No, no lo estás —Jimin le sonrió, pensando en lo agradable que era conocer a alguien como él—, y sí, pero primero compraré flores.

—Oh... entonces, me voy, supongo que nos vemos por ahí, Jimin... y ten cuidado de los tipos como yo.

Hoseok se alejó y agitó su mano. —Y tú de chicos distraídos como yo.

El chico de cabello claro levantó sus pulgares y luego se volteó siguiendo su camino por la gravilla, él por su parte entró a la tienda ubicada en la entrada para comprar un ramo de flores.

Lirios, siempre eran los lirios blancos su forma de agradecimiento. No pudo evitar tomarse su tiempo para apreciar la variedad de flores que poseía la tienda, y a pesar de que era dañino para él permanecer ahí, siente que es casi inevitable.

Caminó hasta la sección donde vendían semillas de todo tipo de flor y plantas, eligió unos cuatro modelos distintos para plantar más adelante en el balcón. Era estúpido, estaba siendo demasiado contradictorio con los requisitos de su cuidado, pero aun así necesitaba plantar unas cuantas semillas para sentirse bien, era casi como una necesidad de querer sentirse realizado, total, era sabido que antes de morir una de las cosas que tenías que hacer en tu vida era plantar un árbol, y bueno, plantar una flor era lo más parecido y cercano.

Y si hablaba con honestidad, no sabía cuánto tiempo de vida le quedaba, su reloj era muy inestable, así que con el pensamiento de que quizás muera el día de mañana, no quería quedarse con las ganas de hacer cosas que sus 20 años no le permitieron.

Cuando salió del local, observó el reloj para darse cuenta que había pasado demasiado tiempo ahí entretenido, unos cuantos minutos más y estaba seguro que su celular comenzaría a sonar con llamadas de Yoongi, Namjoon o Jin. Aunque de Jin no se lo esperaba mucho, el mayor tenía la particularidad de buscarlo por las cámaras de seguridad de la vía pública si era necesario antes de realizar una llamada.

El gran ramo de flores lo llevaba en sus brazos mientras se dirigía al columbario de la urna de Haeyeon, sin embargo, le sorprendió ver a Hoseok salir por la misma caseta a la que él estaba a punto de entrar.

Apenas sus ojos se encontraron Hoseok le miró con sorpresa. —¿Uh? ¿También tienes un familiar aquí? —Miró hacia la entrada de la caseta y luego hacia él.

Jimin apretó el ramo entre sus manos y se removió en su sitio, como si de alguna forma estuviera siendo juzgado. —A-algo así...

—Oh, de nuevo siendo entrometido, lo siento mucho, bueno... no te molesto, nos vemos, Jimin.

Hoseok pasó por su lado, sonriéndole y mostrando sus pequeños hoyuelos. Jimin lo iba a dejar pasar, incluso se mentalizó para no cagarla, pero era como si la necesidad de voltearse y gritar su nombre le naciera desde lo más profundo de su existencia.

—H-hoseok-hyung —Le llamó, tragando duro y sintiendo su estómago revolverse de los nervios. El chico se volteó y levantó las cejas curioso—, la próxima vez... digo, la próxima vez si nos encontramos aquí... ¿te gustaría que demos nuestros saludos juntos? —De inmediato se arrepintió cuando Hoseok guardó silencio—, es decir, porque como igual vienes al mismo columbario pensé que podíamos hacerlo juntos, aunque está bien si no quieres, respeto tu privacidad y todo eso, al fin y al cabo, somos unos desconocidos y quizás no te gustan estas cosas yyyyyyy- estoy divagando, perdón, ignórame, te concedo el derecho a darte media vuelta y hacer como si nunca hubiera dicho esto.

El chico guardó silencio por un breve momento y luego rompió en risa, Jimin le miró sorprendido por lo ruidoso que estaba siendo. Tuvo la necesidad de observar para todos lados un poco incómodo.

—Está bien, Jimin, me gusta la idea, la próxima vez, si nos encontramos aquí de nuevo, creo que podríamos dar nuestros saludos juntos, así no se sentirá tan solitario. Nos vemos, niño.

Hoseok se fue sonriente, dándole una pequeña palmadita en su cabeza. Casi no se sintió porque fue muy ligera, como si tuviera miedo de haber traspasado una línea. Jimin lo vio alejarse a pasos ligeros y seguros hasta salir por la entrada del gran cementerio adornado con árboles y pastizales completamente verdes y floridos. Y no sabe por qué, pero tras su mascarilla había una sonrisa realizada, como si la misión hubiera sido todo un éxito. Ahora, cuando entra a la caseta y ora de rodillas frente a la urna de Haeyeon se siente feliz, deseando poder encontrarlo de nuevo porque la sensación que se meció en su pecho fue tan buena que le urge repetirla de nuevo.




*





Apenas llegó al apartamento se encontró con Yoongi cruzado de brazos en el sillón, mirada seria juzgando hasta el tipo de peinado con el que salió ese día.

—¿Dónde estabas? Tenemos que estar listos en media hora, Jimin.

Iba abrir la boca, pero justo cuando quiere hacerlo, Jin aparece por la puerta de la cocina y dice:

—Al hospital y luego al cementerio.

Frunció el ceño. —¡Hyung! ¡Debes dejar de hacer eso!

Jin se acercó y le apretó sus mejillas. —Jimin, mira esa carita de bebé que traes ¿Cómo puedo dejar de hacer eso? incluso un tipo te botó y tú te quedaste con él, ¡pudo ser un pervertido!

Rodó los ojos con insistencia. —Eso no es-

—¿¡Qué!? —Namjoon apareció de la nada, como si justo fue invocado en el peor momento para comenzar a exagerar las cosas—. ¿Cuántas charlas tuvimos de no hablar con desconocidos, Jiminnie? Incluso vimos una película sobre lo peligroso que es.

—Ya basta ¿sí? —Jimin alejó con suavidad las manos de Jin y se sentó cerca de Yoongi—, no era un pervertido —dijo levantando sus palmas para mostrar sus heridas—, él quiso ayudarme porque mis manos se pelaron.

Namjoon puso los ojos en grande, acercándose lo suficiente para inspeccionar la herida. —¿Estás bien? Debes desinfectar eso Jimin, es demasiado peligroso.

—¿No estás exagerando? —Yoongi bufó a su lado.

Pero Namjoon no lo escuchó y Jimin dio gracias al cielo por eso porque no quería que su situación sea revelada en un momento así. Y conociendo a Namjoon, solo bastaría un ligero empujón para que cuente su secreto.

—Hyung, está bien, lo desinfecté antes de colocarme las banditas y el chico que me botó me ayudó en todo momento, no fue una mala persona.

El alto dudó por un momento y luego pareció estar conforme cuando suspiró. —De todas formas, ten cuidado ¿sí?

Asintió, dándole una sonrisa, sintiendo la forma en cómo Namjoon siempre intentaba protegerlo. Era como si el calor de casa en Busán viajará hasta Seúl cada que Namjoon actuaba como un verdadero hyung para él.

—Bien, ahora que la mamá gallina se calmó —Yoongi se puso de pie mofándose de Namjoon, y luego miró a Jimin—, te necesitó a ti en mi habitación.

—¡No soy una mamá gallina! —Namjoon le miró con recelo—. Y qué quieres hacer con él en tu habitación, de todos modos.

Jimin agachó la cabeza, pidiendo un poco de paciencia porque Namjoon ya entró en modo defensivo, lo cual era increíblemente molesto si tenían en cuenta que Yoongi parecía inmune hasta de las balas y el único que terminaba sulfurado era Namjoon.

—De seguro van hacer algo de lo que te estás imaginando, Nam. —Jin habló con su particular forma de siempre cagarla más.

—No te cogerás a Jimin en mi antigua habitación.

Yoongi largó una risa, incrédulo. —¿Qué?

—¿¡Qué!? Joder, hyung ¡no! —Jimin balbuceó jadeando e intentando mirar para todos lados—, él no quiere hacer eso así que cállate ¿sí? —Estaba completamente avergonzado, tan avergonzado que hasta incluso los silencios que se formaban le hacían querer esconderse debajo de la última capa de la tierra—. ¡Siempre tienes que llegar a eso! ¡eres un hyung pervertido!

—¡Pero Jin dijo que-

—Namjoon sólo le voy a entregar el maldito traje, Jin puede decir mucha mierda, no lee el Tarot, las cartas o ve el futuro así que supera ese complejo de papá gallina que traes cada que la palabra coger y Jimin se juntan en una sola frase en tus pensamientos extraños.

Namjoon guardó silencio ante las palabras de Yoongi, quien lucía demasiado cabreado y harto como para aguantarse lo infantil que era discutir algo que nunca iba a pasar.

Jin por su lado estudiaba sus uñas, admirando el trabajo que habían hecho con ellas cuando las llevo todas quebradizas el otro día al local de manicure. Sonrió para sí mismo, él era Jin, Kim SeokJin, un carguero, con una fortuna que ni aunque tuviera cuatro vidas podría gastar, amenazado de muerte y culpado de un asesinato que nunca cometió; le gustaba molestar a Namjoon porque podía ver las distintas facetas del chico y poseía hasta un octavo sentido otorgado por su apellido más común que Namjoon siendo sobreprotector con Jimin, así que siempre, pero siempre tenía la razón. Y sí él decía que Jimin y Yoongi cogerían y terminarían juntos, entonces sí, definitivamente eso pasaría.

—Bien, solo el traje, lo siento. —Namjoon asintió varias veces mirando a la nada, como si necesitara la dosis de una pastilla para calmarse, Jin lo notó y de inmediato se acercó a él, tomando su muñeca y llevándoselo a la habitación de huésped que ya estaba equipada para ser utilizada como la nueva habitación del abogado.

—¿Siempre es así? Es tan desesperante. —Yoongi se pone de pie y observa la puerta por donde ambos chicos se habían perdido.

Jimin traga duro. —Si no me hubieras besado ese día en el callejón te hubieras ahorrado esto.

Yoongi voltea a su dirección y se acerca, tanto que las rodillas dobladas de Jimin chocan las del pálido chico. —Si tú no hubieras abierto tu boca y no hubieras movido tus labios como si realmente estuvieras disfrutándolo no lo hubiera repetido y no hubieras tenido que ser mi novio, Jimin.

Jimin entrecierra los ojos. —¿Siempre tienes que ganar cierto?

—El síndrome del abogado, rubiecito, siempre gano. Ahora ven, te entregaré tu traje.

Jimin no dijo nada, a la palabra "rubiecito" y simplemente se dispuso a seguir a Yoongi hasta el antiguo cuarto de Namjoon. Se sentía nostálgico estar ahí pensando en que ahora era la nueva habitación del pelinegro.

Y todo parecía muy distinto, no era nada parecido a la desastrosa y desordenada habitación que era antes que Yoongi se cambiara, incluso se notaba más espaciosa. Todo correctamente ordenado, como si cada parte de los muebles hubiera sido creada con un solo propósito y no las múltiples funciones que le daba Namjoon en su tiempo. El diseño minimalista era un toque preciso a la elegancia que no podía encontrarse en ninguna otra parte del apartamento. Ni siquiera en la habitación de Jimin.

—Sé que te gustó —Yoongi habló de espaldas a él, como si hubiera tenido un tercer ojo atrás en su cabeza observando cómo abría y cerraba la boca mientras veía todo con esa típica admiración que a veces brillaba en sus ojos. El pelinegro se voltea por fin y él de inmediato pone el rostro completamente serio y observa el piso como si estuviera aburrido de toda la mierda que estaba viendo. Yoongi rio—. Maldición, eres tan fácil de leer, Jimin...

Entrecerró sus ojos. —¿Debería tomar eso como un halago o un insulto?

Yoongi se encogió de hombros mientras caminaba hasta los pies de su cama, donde Jimin vio dos trajes iguales tendidos ahí con delicadeza. —Depende de quién te lo diga.

—Si lo dice hyung ¿qué es?

—Por supuesto que un halago.

Suspiró. —No sé por qué siento que te burlas de mí.

—Bueno, no es como si me importara lo que realmente pienses de mí, así que cree lo que quieras.

Ellos definitivamente no estaban elegidos para relacionarse, la tensión que se formó en el ambiente se notó de inmediato, como si Jimin estuviera listo para pelear y Yoongi listo para recibirlo.

Y es que Jimin quería dejar de sentir esa hostilidad por su parte, como si de alguna manera quisiera protegerse de él a pesar de que no podía.

—No me hagas arrepentirme de ir al evento, Yoongi.

—No me hagas obligarte, Jimin.

Un silencio se formó entre ambos. Jimin habló en un tono serio, sin formalidades de por medio y mantuvo la mirada cuando Yoongi le observó, respondiéndole con el mismo rostro inexpresivo. Ambos, determinados a permanecer en su lugar, en silencio, quietos por el tiempo que estimen necesario. Aunque Jimin sabía que su forma de ser no era así, así que simplemente luego de unos cuantos minutos, terminó por hacerun mohín y dio su brazo a torcer.

—¿Siempre eres así de ácido, hyung?

—Siempre —Yoongi tomó uno de los trajes y se lo entregó—. Toma, este es tuyo, tienes unos quince minutos para estar listo, puedes demorarte más, pero lo ideal es estar listos con anticipación.

Tomó el traje entre sus manos, la tela terciopelada de color negro se sentía suave bajo sus palmas. Yoongi se alejó y entró al baño donde luego se escuchó el agua correr.

—Qué irrespetuoso, dejarme solo... —Murmuró para sí mismo, sabiendo que a este punto no le quedaba más que abandonar la habitación del mayor sin decir ninguna palabra, tomando el silencio como la mejor opción para evitar una pelea o algo que aumente la tensión entre ellos.

Pasó por el pasillo hasta llegar a su habitación, desde su lugar de pie frente a la puerta podía escuchar a Jin y Namjoon juguetear mientras se reían y discutían de forma melosa. No como él que cuando discutía con Yoongi parecían cortar el aire con el filo de sus agudas palabras.

¿Y porque mierda pensaba en Yoongi mientras escuchaba a Jin y Namjoon reír todo enamorados? Agitó su cabeza fuertemente mientras entraba a su habitación.

Dejó el traje tendido en su cama, y pensando en cabrear más a Yoongi —porque descubrió como que le encantaba eso, a pesar de que era jugar con su vida— se desvistió para darse una ducha de unos 15 minutos como mínimo, justo el tiempo que necesitaba para alistarse.

Y a pesar de que una de las razones era esa, no pudo evitar pensar en todo lo demás mientras mojaba su cabello. Básicamente pensó en lo que pasaría luego, porque ¿qué se supone que harían ahí fingiendo ser algo que no son? Y mucho peor aún, con una persona que no conocía, es decir, sabía de cierta forma que Yoongi era buena gente, pero no tenían el mejor tipo de relación como para fingir, sin incomodarse, algo como ser novios. O peor aún, fingir algo que, Jimin nunca ha experimentado realmente.

Incluso cuando enjabonaba su piel pensó que era un tonto por ofrecerse a hacer cosas que no debería, y por involucrarse con tipos que no coincidían con él. No negaría que Yoongi era bonito, su piel se notaba tersa, incluso sus labios eran pequeños y suaves cuando se tocaron con los suyos. Su sabor era dulce y el olor característico de su piel era muy adictivo, como si quisiera esconderse ahí en su cuello y quedarse dormido por unas buenas horas.

Sí, era bien tonto incluso por ser tan honesto con sus pensamientos al encontrar a Yoongi bonito.

Sin querer pensar demás, se secó con calma, teniendo extra cuidado en su cicatriz y se vistió con el traje que Yoongi le había prestado.

Peinó su cabello hacía atrás incontables veces frente al espejo, notando como la raíz oscurecida del color natural crecía por debajo del tono rubio.

Acomodó, por último, el saco de terciopelo, pasando sus manos por las suaves mangas de la tela negra y colocó una corbata que combinaba a juego, tensándola ahí en su cuello para dejarla lo más recta posible.

Y se miró en el espejo completo de la puerta de su closet. Si antes pensaba que estaba nervioso, entonces no sabría cómo llamar a lo que estaba sintiendo ahora. Un nudo se formó en la boca de su estómago y las ganas de jugar con sus dedos era constante cuando se sentó a los pies de su cama sin saber qué hacer.

Alguien tocó su puerta en ese momento y luego vio los rostros de Namjoon y Jin asomándose por la pequeña apertura.

—¿Se puede? —Preguntó Namjoon.

Él asintió.

—Woah, sabía que Jiminnincito tenía potencial, pero esto... —Jin negó con el rostro mientras le echaba una mirada completa, a decir verdad, se había arreglado bastante, su cabello que siempre estaba hacia abajo ahora se encontraba partido, dándole un look mucho más maduro. Jin lo aprobó—. Esto está a otro nivel Jimin, te ves increíble, hasta podría llamarte oppa.

Namjoon volteó hacia Jin con el rostro horriblemente serio y Jimin solo se encogió de hombros no sabiendo muy bien cómo responder a lo último. Simplemente sonrió. —Gracias, hyung.

—Te ves muy bien, Jiminnie —Namjoon se acercó hasta su lado—, el cabello así te queda muy bien.

—Gracias, Nam-hyung. ¿a todo esto? ¿qué hacen aquí?

—Bueno —Namjoon arrastra las palabras y Jimin nota la pequeña bolsita que saca mágicamente de un lugar que ni él sabe—, considerando el hecho de que Yoongi está un poco molesto por la hora, vinimos aquí a darte unos ¿tips?

—¿Tips? —repitió, sintiéndose completamente ansioso ante el presentimiento de que unos "tips" no era nada bueno.

—Mira —Jin levantó las manos como si intentara hacer un alto—, antes de que pienses que Yoongi es un pervertido por lo que harán en el evento, vinimos a tratar de aconsejarte.

—Además... —Namjoon abre la bolsita rebuscando en ella.

Jin jadea y vacila un poco cuando se acerca hasta el abogado. —Namjoon, no. —Le advierte, posando una mano en la muñeca ajena. Las miradas de la pareja se encuentran por una leve fracción de segundos donde Jin negó con la cabeza de manera sutil, esperando a que Jimin no se diera cuenta. Falló épicamente porque Jimin estaba a su lado, a pocos centímetros de ellos siento expectante en primera fila —casi VIP— de lo que pasaba entre ellos.

—Tengo que hacerlo, Jin, déjame.

Namjoon se zafa del agarre con éxito y Jin se voltea a ver a Jimin con un rostro de perro muerto, como si estuviera pidiéndole perdón con la mirada. No lo entiende así que se obliga a fruncir el ceño hasta que Namjoon saca la mano de la bolsa con unos paquetes y-

—Oh mierda, hyung ¡qué es eso! —Grita, colocándose de pie solamente por el deseo de querer tomar distancia de Namjoon y la tira de paquetes extraños que agitaba en su mano.

—Estos —dijo moviendo al menos 6 paquetitos pegados ligeramente uno tras otro—, son condones, preservativos, protectores de enfermedades, globitos, como quieras llamarlos, compre de diferente tamaño porque no sé el tuyo y-

—¡NO ES NECESARIO! —Gritó de nuevo, corriendo hasta la puerta y cerrándola con pestillo porque no podría con la vergüenza si Yoongi entra y nota lo que estaba sucediendo.

—Te dije que estabas exagerando. —Jin era el más calmado.

Namjoon levanta un dedo filosófico. —Mejor prevenir que lamentar.

—No llevaré esas tiras, ni loco hyung.

Namjoon volteó la bolsa y dejó caer varias tiras al piso, estaba seguro que habían más de 20 paquetes de condones de todo tipo y ¿Qué eran esos colores? ¿el sabor? —Solo elige uno, el de tu talla nada más, ¿aunque deberíamos elegir el del tamaño de Yoongi?

Jin largó una risa como si estuviera limpiando un vidrio y él murió ahí mismo porque hablar del tamaño de Yoongi era muy, pero muy vergonzoso para un virgen recién salido de la pubertad.

—¡No elegiremos el tamaño de Yoongi ni el mío porque no es necesario! —Su voz se hacía más fuerte cada que se volvía más rojo. Namjoon le quedó viendo como si el tema no estuviera en discusión y él, luego de unos minutos, gruñó realmente frustrado mientras se hincaba y elegía cualquiera—. Llevaré uno, uno solo para que te quedes tranquilo, pero ¡demonios, hyung! ¡quién crees que soy!

—Ya dije, mejor prevenir que-

—¡Ya, olvídalo! Odio esto, supongo que no hiciste lo mismo con Yoongi ¿cierto?

—No claro que no, solo te estoy protegiendo a ti Jimin. —Namjoon agitó su mano y rio como si lo que le estuviera diciendo fuera un mal chiste. Aunque secretamente había dejado en la guantera del auto de Yoongi unas cuantas tiras de condones, sólo por si acaso.

—Bien. —Respondió, agitado y sintiendo el sudor formarse en su espalda debido a la vergüenza.

—Y, además...

—Y ahora qué.

Namjoon le ignoró y fingió pensar. —Aunque los sobres vienen lubricados, sin embargo.

—Por favor no.

Vio al abogado meter la mano en su pantalón para sacar un pequeño sobre de color extraño. —Un lubricante para que-

—¡YA BASTA! Tomaré el maldito sobre —Jimin se lo quitó de los dedos con fuerza, sentía que se volvería loco—, y lo guardaré aquí, mira, aquí—abrió su saco y los guardó en el bolsillo que iba por dentro—. ¿Feliz?

Namjoon le sonrió a lo grande. —Realmente feliz.

Ni siquiera sabía que estaba todo agitado respirando, pero Jimin cuando se calmó sintió su respiración mucho más pesada y densa que lo normal. Quería que se lo tragara la tierra.

—Ahora ¿pueden irse? Estoy realmente avergonzado ahora mismo.

—¡Ves! —Jin golpeó el brazo de Namjoon—. ¡te dije que era mala idea! ¡quizás no quería! —El castaño claro se movió hasta su lado y posó las manos en sus hombros—. No te preocupes Jimin, hackearé algunas cámaras de seguridad, así que si Yoongi se sobrepasa, entonces me encargaré personalmente de hundir toda su trayectoria como abogado.

—¡Inténtalo y verás cómo sales, enfermo de mierda! —Yoongi gritó del otro lado de la puerta—. Y Jimin, mueve tu jodido trasero hasta aquí porque me harté de esperarte pendejo inmaduro que cierra su puerta.

Jimin gruñó, arrastrando los pies y sacándole el pestillo a su puerta, sin antes amenazar a Jin y Namjoon para que guardaran silencio sobre el tema de los condones. Yoongi apareció bajo el umbral, con los brazos cruzados al frente, postura decidida y el rostro más serio que la mierda cuando observó a Jin, quien miraba para todos lados, largando una risa seca, como si no pudiera creer que uno de sus abogados le estuviera insultando.

Jimin por su lado, guardó silencio, mínimamente por dos cosas: una porque estaba demasiado avergonzado con todo, y dos, porque Yoongi llevaba otro estilo de peinado, su cabello no caía completamente lacio hacia abajo tapando sus pequeños ojos que ahora lucían mucho más grandes y fijos. Su cabello se partía un poco más allá de la mitad, dejando ver un poco de su frente pálida, que contrastaba de lleno con el color negro de su cabello y el azul marino de su traje.

Se veía muy apuesto, con cierta hostilidad rodeándole, como si naturalmente no quisiera que nadie se acercara a él para intentar coquetear/hablarle o algo así. Como si una fina capa le rodeara, impidiendo cualquier intención de las personas para ser más cercano con él. Yoongi desprendía ese tipo de sensación fría, como si no quisieras realmente arriesgar tu vida para intentar hablarle.

Se mantuvo mirándole de abajo hacia arriba, subiendo lentamente hasta llegar a sus ojos para darse cuenta que Yoongi ya lo miraba de vuelta. ¡Mierda! De inmediato corta contacto visual, acordándose también de todo lo que Jin y Namjoon le dijeron hace minutos atrás, rogando para que nada de eso saliera a tema ahora.

—¡Solo me aseguro de que no le dejes algún trauma mental! —Jin le miró horrorizado—. Apuesto a que ni siquiera le has explicado nada, claro que tengo que hackear las cámaras y asegurarme de su bienestar.

—A ver —Namjoon se puso de pie—, no hay que explicar nada exactamente, porque Yoongi no hará nada extraño ¿cierto?

Yoongi rodó los ojos, descruzando sus brazos y acercándose un poco más al grupo. —Sólo actuaremos como una pareja normal Namjoon, pero claro, eso no lo sabes porque tú y Jin no son nada normal partiendo por el hecho de que él es tu cliente, por ende, la última persona en la que te tenías que fijar.

Namjoon abrió la boca, como si hubiera dado en el punto, Jin se percató de eso y fue como si la furia comenzó a subirle a la cabeza al notar como el veneno de las palabras de Yoongi hirieron al alto, dejándolo en un jaque-mate.

De inmediato se movió hacia adelante, tapando la vista de Namjoon, aunque no era mucho, Jin era más bajito. De todos modos, infló el pecho. —¡Y tú que dices, perra! ¡Te apuesto que con ese humor de menopáusica y viejo con impotencia nunca has podido estar con nadie!

Algo ocurrió en la mirada de Yoongi, Jimin lo vio vacilar y cambiar el rostro a uno mucho más sombrío. Supo de inmediato que nada de lo que pasaría ahora terminaría bien, sobre todo cuando lo vio caminar a grandes zancadas hacia Jin.

Y por pura inercia o estupidez, o por la necesidad de querer hacer algo bueno por su vida, se interpuso en el camino de Yoongi, quedando frente a este, tan cerca que, si no ponía sus manos a tiempo entre ellos, entonces estaba seguro que sus pechos chocarían, porque Yoongi se notaba cabreado, tanto así que ni siquiera le estaba mirando y ejercía un aligera presión para seguir avanzando y hacer lo que sea que pasaba por su mente por las palabras que dijo Jin.

—¿H-hyung no tenemos que irnos? —Preguntó, nervioso intentando buscar su mirada, Yoongi sólo parecía ver un punto en especial. Y ese punto tenía como nombre Kim Seokjin, porque Jimin le siguió la mirada para encontrarse al chico de pelo claro un poco sorprendido.

Apenas los ojos de Jin se movieron hacia los de Jimin, este le murmuró que se fuera. Namjoon parecía serio, como si quisiera responderle a Yoongi y pedirle que calmara su mierda, pero entonces bastó que Jin tomara su muñeca, como lo había hecho antes, para llevarse al chico fuera de la habitación.

El golpe de la puerta cerrándose fue el único sonido que se escuchó luego. Ambos permanecieron en el mismo lugar en el centro de la habitación. Yoongi respiraba agitadamente mientras que él apretó la tela de sus brazos, decidido a no soltarlos porque no lo conocía y temía que hiciera alguna locura.

Yoongi miró hacia el otro lado, mostrándole su perfil completamente afilado de tan duro que apretaba los dientes. —¿Qué acaso te pagan para entrometerte en los problemas que no te incumben, Jimin?

No se alejó, apretó con mayor fuerza sus brazos, casi por inercia y cambió el peso de un pie a otro cuando Yoongi volvió a girarse de frente para mirarle a los ojos. Y no pudo evitar respirar más profundo, como si ver a Yoongi de cerca fuera algo así como ver a alguien que respeta y admira, cosa que no es así y sinceramente ni Jimin sabía que mierda pasaba por su cabeza.

Ante lo último, re-ordena sus pensamientos y se separa. —Bueno, pago arriendo en este apartamento, Namjoon-hyung es mi mejor amigo, Jin-hyung es alguien que he aprendido apreciar en este tiempo, y tú Yoongi-hyung, me importas, así que estás mal, todo esto me incumbe, es mi problema también, considerando que estás en mi habitación.

Yoongi se le quedó viendo sin decirle nada, Jimin se sintió incómodo y quería preguntarle qué tanto le miraba.

—Como sea —dijo de pronto dándose media vuelta—, tenemos que irnos.

Abrió la puerta luego de un rato. La sala estaba vacía y la luz tenue de una lámpara que seguía encendida dejaba ver lo relajado que se sentía el lugar. Jimin supuso que la pareja estaría por algún lugar haciéndose mimos o algo, porque no tuvo que pensar dos veces para saber que Jin siempre terminaba calmándole las aguas a Namjoon, aunque siempre lo hacía sacar de quicio primero. Pero ese era otro tema.




-




El viaje hacia el evento fue silencioso, tan silencioso que Jimin lo creía cómodo en un principio, pero ahora que Yoongi había estacionado el auto, sus manos sudaron y era más por el hecho de pensar en lo que se venía, a que porque se encontraba solo en un auto con el mayor.

—¿Estás listo? —Le preguntó de pronto, desabrochando el cinturón de seguridad.

Jimin observó para todos lados, esta vez, mordiéndose las uñas. —¿A qué se supone que debo estar listo?

—No es nada del otro mundo, Jimin, solo no actúes todo sorprendido por si te beso o hablo de ti como si fueras la cosa más caliente o si te apego mucho a mi cuerpo.

Jimin hizo una mueca apenado y le miró con ojos suplicantes. —¿No podemos simplemente pasearnos de la mano y sonreírnos el uno al otro? ¿Tienes que hacer lo otro?

—Lo haré si es necesario.

De inmediato bajó la cabeza y jugó con sus dedos, sintiéndose muy pequeño. —Pero dijiste que no te gustaba, debe ser desagradable para ti esto, demostremos nuestro afecto sólo si es necesario.

Yoongi rodó los ojos, recordando el acontecimiento del cual Jimin hablaba. —Lo dije porque estaba enojado. Honestamente me pareces extremadamente lindo hasta el punto que llega a ser molesto.

—¿Eso es bueno?

—Eres muy ingenuo, crees que vives en un mundo rosa donde para ti todas las personas son buenas, siendo que cada día este mundo está más cagado que el día anterior.

Jimin hizo una mueca, desabrochando también su cinturón. —Eres demasiado emo, ese es el problema, hyung.

—¿Sí? Pues qué bueno, me alegro, ahora vamos.

Yoongi salió del auto y Jimin le siguió.

—Y ni siquiera te importa lo que digo porque eres tan despreocupa-

—¡Jimin! —Yoongi se volteó más que rápido y tomó su rostro entre sus grandes y pálidas manos. Tuvo que detener todo lo que estaba diciendo porque se sorprendió al ver el rostro de Yoongi tan cerca del suyo, rápidamente entendió la posición y cerró los ojos, esperando ser besado—. ¿Ves? Jodidamente adorable, te apuesto que estabas esperando un beso. Abre los ojos, Jimin.

Y sí, más avergonzado y más deseos de querer sepultarse bajo mil criptas no podía tener.

—Q-quien quería ser besado de todos modos, imbécil. —Murmuró para sí mismo cuando volvió a caminar tras Yoongi.

Llegaron hasta un edificio de ventanales polarizados, a lo lejos se podía ver la entrada donde había una alfombra roja como las que se ponían en eventos importantes y mucha gente aglomerada en la entrada, siendo juzgada por un guardia quién decidía si debían entrar o no.

Yoongi se volteó. —Ahora mismo pasas a ser mi novio ¿estás listo?

—No. —Su respuesta fue inmediata.

—¿Necesitas tiempo? No te pongas nervioso, déjamelo a mí, te guiaré en todo. —Yoongi le susurró mientras le observaba inspeccionando su rostro. Jimin se estaba sintiendo engañado, porque el mayor podía hablar muy bonito a veces, tanto así que era confuso. Como si escupiera veneno y luego el antídoto. Era una estafa, no podía ir al mismo ritmo que Yoongi y sus personalidades por hacerlo sentir cosas extrañas.

—¿Podemos practicar?

Yoongi bufó. —¿Qué quieres practicar?

—No sé... háblame como si fuéramos novios.

Yoongi se lo pensó dos veces, pero luego de ver su carita afligida, murmuró una maldición y levantó una de sus manos para posarla en su mejilla.

—Bebé... —Susurró.

Y Jimin quiso morir ahí mismo, alejándose de la pequeña caricia casi por inercia, porque algo en su estómago revoloteó de forma muy molesta. —Oh Dios, no, no quiero practicar, mejor vamos.

—Eres único en tu tipo, Park Jimin —Yoongi negó sonriendo de lado—, juro que son jodidamente divertidas tus reacciones.

Jimin quiso decirle lo mismo, Yoongi era único en su tipo, un engreído con carácter de mierda, pero se ahorró su comentario porque estaba demasiado nervioso y ahora mismo lo menos que necesitaba era pelearse con Yoongi.

Caminaron hasta llegar a la fila, Yoongi tomó su mano, entrelazándolas y apretándola de vez en cuando para intentar decirle que estaba ahí, con él.

Jimin estaba más perdido observando a la gente que entraba; hombres y mujeres de trajes caros y vestidos que con solo mirarlos sabía que costaban una fortuna, quiso preguntarse cuanto costaban los trajes que usaban ahora, pues se veían igual de elegantes que el de los demás.

La fila fue avanzando y él por puro nerviosismo apretó sus manos. Yoongi se volteó a su dirección y Jimin quería decirle algo como "estoy malditamente nervioso" pero decidió actuar todo cool y no decir nada, aunque claro, todo murió cuando Yoongi se acercó hasta su oído y le susurró ahí en esa zona sensible y bien bajito—: No estés nervioso, recuerda que ahora eres mi novio y por ende la primera persona a la que protegeré si pasa algo malo, Jimin. —Posterior a eso besó su mejilla.

Y que le caiga un rayo ahora mismo, intentó estar tranquilo, como si besarse en la mejilla fuera lo más normal, pero no pudo evitar dar un saltito en su sitio al sentir los labios calientes sobre su helada mejilla. Ni siquiera tenía el valor de observar a Yoongi con sorpresa por lo que hizo o mirarlo con asco por haber invadido su espacio personal, pues esto era lo que él eligió, esto era algo con lo que estuvo de acuerdo y no había más opción que simplemente aceptarlo.

Aunque ¿realmente tenía que hacer eso? se hizo una nota mental de golpearle las pelotas más tarde cuando lleguen al apartamento.

Era su turno de cruzarse con el guardia, el tipo era un muchacho alto, de unos 30 años de edad, robusto y con buen rostro. El hombre de inmediato le sonrió a Yoongi.

—Min, así que por fin vienes acompañado ¿no?

—También me da gusto verte Gong. Él es Jimin, mi novio.

El guardia posó la mirada en Jimin, quien sonriendo nervioso se acercó más a Yoongi.

—Que guapo, y joven, si alguna vez te aburres de este imbécil —anunció apuntando a Yoongi—, sólo ven aquí en la noche y yo me encargo ¿bueno?

—Está bien —Jimin asintió, tragándose toda la maldita vergüenza que subió a su cabeza y mirando a Yoongi—, él me da toda la diversión que necesito, no tengo por donde aburrirme nunca.

El hombre largó una carcajada echando la cabeza hacia atrás. —Supongo que perdí.

Yoongi se dedicó en ese momento a observar a Jimin y guiñarle el ojo.

—Diviértanse muchachos. Y Yoongi, ven más seguido, se te extraña en el bar.

El pelinegro le asintió mientras rodeaba la cintura del rubio con un brazo, apretando los dedos ahí en su piel.

Jimin se dejó querer y caminaron juntos por un pasillo alfombrado de paredes negras. La música se escuchaba lejana, pero Jimin sabía que apenas traspasen esa puerta que había bien en el fondo se haría muy, pero muy ruidoso.

Sintió de nuevo los labios de Yoongi en su oreja. —Recuerda, mantente cerca, prometo que haremos esto rápido.

Asintió sin verle, apretó la mano que había en su cintura con sus propias manos por la simple necesidad de querer sentirse seguro y luego caminaron hasta la siguiente puerta donde un guardia les abrió, haciendo que toda la música se escuche de golpe, mucho más fuerte llenando sus oídos.

Y mientras caminaban, Jimin veía el otro lado de la puerta; las luces de colores y la gente conversando, divirtiéndose o bailando, todo parecía ser como una fiesta normal, menos ellos que estaban ahí fingiendo, y realmente no sabía qué le esperaba para el resto de la tarde/noche, sin embargo, lo único que deseaba era no olvidarse nunca que todo, pero todo era mentira.









+ + +



En fin, si leyeron todo el capítulo, y ahora lees esto te digo que eres la mejor porque realmente este capítulo fue muy largo. No podía parar de escribir, se supone que lo subiría ayer pero wattpid anda medio raro (aún, creo) y a mi me ganó la paja.


Disculpen si se me pasó una falta ortográfica y gramatical, si vuelvo a releerlo prometo que lo arreglo :v -y me salió verso sin esfuerzo, ah- gracias por todo ♥

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