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Capítulo 04.

Jungkook se encontraba en su trabajo, revisando algunas firmas y pilas de documentos. Era encargado de una gran inmobiliaria así que tenía mucho por hacer. Entonces por su puerta entró una mujer.

―¿Jeon Jungkook? ―habló.

Jungkook levantó el rostro, encontrándose con una mujer pelinegra, de cabello corto, portando un vestido escotado negro con blanco muy elegante el cual se pegaba a su bonita figura.

―Sí, soy yo ―dijo con un gesto curioso.

―Mucho gusto señor Jeon, soy Park Jihyo ―estrechó su mano con una mirada coqueta al hombre.

―En qué pudo ayudarla, señorita Park, adelante ―señaló el asiento frente a su escritorio.

―Me designaron como su nueva mano derecha ―tomó asiento cruzando sus piernas, provocando que el vestido se le levantara solo un poco, lo cual no pasó desapercibido por Jungkook.

El castaño asintió volviendo la mirada a sus papeles ―Será un gusto trabajar con usted, me llegó el currículum hace unos días y es realmente impresionante.

―Que honor que le haya gustado, soy buena en muchas cosas ―dijo enclinándose al frente, esperando captar la atención de Jungkook.

―Será de gran ayuda, todo se hace desde la oficina, imagino que ya le designaron la suya ―ni siquiera había vuelto a mirar a la mujer.

―Sí... ―carraspeó, viendo que no estaba funcionando lo que tenía planeado―. Creo que nos volveremos muy cercanos debido a esto. Espero llevarnos bien ―consciente, empezó a soltar un aroma a vainilla y canela.

Jungkook la miró y asintió ―Igualmente ―dijo y luego volvió a lo suyo. El aroma de esas feromonas lo estaba empalagando, y realmente le disgustaba un poco.

Jihyo no dijo nada, necesitaba pensar en algo más.

―¿Eso sería todo, cierto? Si no le molesta, tengo un poco de trabajo pendiente.

―Ah... yo-

El teléfono de la oficina sonó y Jungkook le pidió con una seña esperar un momento para responder.

―Jeon Jungkook―dijo.

―S-Señor Jeon, lamento molestarlo ―habló Solar, una de las empleadas de la casa Jeon, algo angustiada.

―¿Pasó algo? ―soltó el lapicero en su mano.

―La niñera que encontró de último momento hoy en la mañana... acaba de renunciar ―anunció con vergüenza.

Jungkook talló su sien ―Voy de regreso, ¿están todos ahí?

―Sí...

El alfa frunció el ceño ―¿Incluso Chan y Yeji?

―Chan dijo que tenía que trabajar algo en casa y Yeji mencionó que se sentía mal, así que ninguno fue a la universidad ―dijo despacio.

Jungkook suspiró ―Voy en camino, no se lo menciones a ninguno y no dejes que salgan de casa, los quiero ahí a todos cuando llegue.

―Está bien señor Jeon, lo veo en un rato ―y la llamada terminó.

Jungkook cerró las carpetas con papeles y tomó su saco.

―¿Todo bien? ―preguntó Jihyo.

―No mucho cuando se trata de siete malévolos ángeles ―dijo.

―Oh, ¿tiene siete hijos? ―preguntó con fingida sorpresa. Jihyo ya sabía quien era Jungkook desde antes y sabía que el alfa se encargaba solo de sus hijos.

―Sí, ¿increíble, no? ―volviendo a suspirar salió de la oficina―. Bienvenida y siéntase cómoda en su nuevo empleo, por hoy no hay nada más que hacer.

―Pero-

―Un gusto señorita Park ―se despidió subiendo a su auto en dirección a casa.

Jihyo maldijo pero luego respiró adecuadamente. En cierto punto había captado la atención de Jungkook y eso ya era algo, se propuso que no sería la primera ni última vez.

✧✦✧

Yoongi, el alfa mayordomo de Jungkook, llamó a los siete hijos del castaño cuando notó que el auto se estaba estacionando frente a la mansión, se acomodaron todos en fila, Solar cargando a la pequeña Yuna de un año.

Cuando Jungkook entró todos quedaron firmes como estatuas, sabiendo lo que les esperaba.

―Bienvenido, señor Jeon ―Yoongi le abrió la puerta inclinándose levemente.

Jungkook entró con seriedad mirando ya a todos sus hijos en fila en la sala. Caminó directo a Solar y tomó a Yuna en sus brazos, notando que la pequeña tenía pintura verde en sus manos, pies y ropa. El alfa contó hasta diez mentalmente.

―Baba ―rió la menor mostrando sus manitos verdes.

―Papá-

Jungkook levantó el dedo para callar a uno de sus hijos. Solar y Yoongi se quedaron detrás del hombre castaño.

―¿Qué le pasó a Yuna? ―preguntó con voz firme―. ¿Y dónde está la niñera que contraté hace solo tres horas?

Ninguno respondió y eso enfadó a Jungkook, miró a Solar y le entregó a la niña.

―Dale un baño y ropa limpia, subiré con ella en unos minutos.

―Si señor Jeon ―asintió tomando a la niña en brazos.

―Yoongi, prepara mi estudio, no terminé el trabajo en la oficina.

―Por supuesto señor Jeon.

Cuando solo quedaron Jungkook y sus hijos, les miró y solo suspiró tocando el puente de su nariz.

―¿Saben lo difícil que fue encontrar a alguien que los cuidara hoy? ¿Lo difícil que es encontrar quien me ayude con ustedes? Solar trabaja aquí para cocinarles y Yoongi me ayuda con los pendientes de mi trabajo. Ninguno de ellos tiene experiencia en niños —regañó.

―Papá... ―habló el mayor de sus hijos.

―Silencio ―dijo con rudeza―. Deberías estar en la universidad estudiando y no encerrado en tu habitación con esa estúpida música. Si se te dio todo eso fue para que lo usaras de pasatiempo y no como un reemplazo de la universidad. Debes prepararte para tu futuro, Chan.

―Lo siento ―se disculpó bajando la cabeza.

―Y tú, Yeji ―miró a su hija mayor quien tenía la vista gacha―. No creo que te sientas mal porque en la mañana estabas muy contenta hablando por teléfono en el desayuno.

―Pero eso-

―Si uno de ustedes vuelve a faltar un día a la universidad, yo dejaré de pagar sus estudios y se harán cargo de eso, solos. ¿Entendido?

―Entendido ―dijeron los hermanos mayores al mismo tiempo.

―Ahora, ustedes ―miró al resto de sus hijos quienes tenían posición de soltados―. ¿De quién fue la idea con la pintura verde?

Ninguno respondió.

―Quiero la mano de todos al frente, ahora ―demandó.

Despacio todos les mostraron sus manos a su padre. Las de Chan y NingNing estaban limpias, sin embargo las del resto tenían rastro de pintura verde.

Jungkook suspiró por tercera vez en el día ―Díganme que no le tiraron pintura encima con plumas.

―No lo hicimos ―habló su hijo menor.

―¿Enserio? ―le miró Jungkook―. No mientas, Sunoo.

El niño negó ―No miento, tú dijiste que te dijeramos que no lo hicimos ―se encogió de hombros.

El alfa cerró los ojos, contando hasta quince.

―No aguantó nada, las anteriores lo hicieron, ninguna se había ido el mismo día que la contrataron ―soltó Jeongin.

Jungkook miró a Yeji ―Estás lo suficientemente grande como para rebajarte en esas cosas ―luego miró a Chan―. Y tú como el mayor debes controlar aunque sea un poco la situación.

―Les dije que no lo hicieran pero ninguno me escuchó ―dijo Chan mirando a Yeji quien solo volteó los ojos.

―A esto me refiero ―habló Jungkook―. Dicen no necesitar niñera que los cuide pero hacen este tipo de cosas, necesito que me ayuden, no puedo con todo y-

―Tú siempre estás en el trabajo —habló Yeji sin muchos animos―. Y los únicos días que estás en casa son los fines de semana pero no sales de tu estudio, por lo mismo, tu trabajo. Nunca tuviste vacaciones, crees que convivir con Yuna, NingNing, Jeongin y Sunoo por las noches es suficiente pero no es así.

―Yeji eso no es-

―Hyunjin tiene diecisiete años y tú ya preparaste a lo que se dedicará cuando no es lo que él quiere, lo mismo que hiciste con Chan y conmigo.

Jungkook miró a su hijo, el castaño nunca le había causado problemas, siempre cumplió en la escuela y jamás le pidió nada, solo se ocupaba de estar en su habitación tranquilo, como ahora.

―No queremos una niñera papá, te lo habíamos dicho antes ―finalizó Yeji con lágrimas en sus ojos.

―Comprendo, pero mi trabajo a veces me consume el tiempo...

Sintió como sus hijos menores agachaban la mirada, y como los mayores negaban con lentitud.

―Realmente no lo entiendes, papá —Chan se colocó sus audífonos de casco y subió las escaleras en dirección a su cuarto.

―¡Chan! ―exclamó Jungkook―. ¡No les he dicho que se fueran! ―pero fue inútil ya que escuchó como el más grande de sus hijos cerraba la puerta de su cuarto.

―Hablar no parece funcionar —murmuró Hyunjin―. Iré a mi cuarto para terminar la tarea ―avisó para luego irse.

―Hyunjin ―le llamó Jungkook.

―Vamos NingNing, tenemos que limpiarnos ―Yeji cargó a su hermanita y subieron.

―Yeji... ―Jungkook le habló con tristeza pero la chica lo ignoró.

―Iremos a limpiarnos también —Jeongin tomó a Sunoo de la mano, el cual tenía sus ojitos con lágrimas y no dijo nada, dejándose llevar por su hermano.

Jungkook tomó asiento en el sillón, talló su frente sintiendo dolor de cabeza repentino. No sabía que hacer ahora.

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