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7. Alucinaciones

Universo Alternativo.// Normal AU.// Modern AU.
Advertencia: Mención de adicción de sustancias, enfermedades mentales y relaciones nocivas. Leer bajo su propia responsabilidad.

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Las luces, una multitud coreando sus nombres y canciones, pidiendo otra canción. La felicidad máxima para cualquiera... ¿No?

Todo parecía estar tan bien como se podría en su vida, el show estaba finalizando, estaban despidiéndose del público, mientras el líder les agradecía por su presencia... Pero entonces apareció eso.

De nuevo, alargadas figuras humanoides con formas de sombras, aparecían en varios lugares del auditorio, cruzando entre el público, y acercándose serpenteando con una velocidad aterradora hasta donde estaba.

Intentó cerrar los ojos y no moverse, rezando porque por fin pudiera retirarse y correr, pero cuando comenzó a escuchar esas voces susurrando todas esas amenazas en su oído lo forzaron a abrir los ojos... No de nuevo...

Pudo ver los rostros de todos los presentes deformarse de forma horrible, las alabanzas se convirtieron en gritos iracundos y amenazas, y las sombras estaban a punto de atraparlo con sus afilados y alargados dedos...

No pudo más, rompió la formación, y empujó a todos, corriendo lo más rápido que pudo, sin dejar de gritar.

Todo a su alrededor se deformaba, las sombras y monstruos lo seguían sin tregua, y solo podía pensar en correr, intentando escapar.

Sabía que estaban detrás de él, y si volteaba, sería su fin. Por eso corrió y corrió, pero el camino se había terminado. Solo quedaba un profundo precipicio delante de él, si no hacía algo, lo iban a atrapar...

Con terror, se escondió dentro de una pequeña cueva, abrazando sus rodillas, intentando escapar.

— Asmita...

No supo cuánto tiempo pasó, cuando pudo escuchar esa voz a lo lejos.

— Asmita, sal de ahí.

Estaba asustado, pero cada vez podía escucharlo más claramente, haciendo que las voces y sonidos aterradores se fueran dispersando, hasta que finalmente desaparecieron, y pudo volver a la realidad.

Abrió sus ojos, dándose cuenta de que la supuesta cueva no era más que una gaveta de uno de los tocadores del vestidor. Y Kardia estaba fuera, mirándolo compasivo, intentando convencerlo de salir.

— Tranquilo, todo está bien.

Le aseguró con una suave sonrisa, extendiéndole una mano.

— Tranquilo, estás a salvo.

Con temor, tomó la mano que su compañero le ofrecía, saliendo de su escondite aún temblando, y apenas lo hizo, solo pudo abrazarse con fuerza al pecho del peli-violeta, rompiendo en llanto.

Kardia no dijo nada, simplemente lo abrazó, dejándolo llorar por varios minutos, hasta que logró calmarse lo suficiente, y ambos se sentaron en un sillón del camerino para hablar.

— ¿Qué pasó?- Preguntó una vez que la crisis pasó, estando más cuerdo.

— Tuviste otro brote psicótico.- Le respondió Kardia.- Saliste corriendo y gritando durante el cierre del concierto, empujaste a todos, golpeaste a Shion, y Aspros casi se cae del escenario.- Añadió.- Pero no te preocupes, Shion está bien, fue solo una bofetada. Y Aspros... No te preocupes, solo se golpeó la nariz, pero estará bien.

Asmita suspiró, cubriéndose la cara con ambas manos, intentando cubrir sus lágrimas.

De nuevo lo había arruinado. De nuevo estarían en el ojo de la tormenta por su culpa... Y ni hablar de lo que le esperaba con Aspros.

Kardia intentó calmarlo, pero entonces la puerta se abrió estrepitosamente, captando la atención de ambos. Ya sabían de quién se trataba.

— ¡¿Qué mierda pasa contigo, idiota?!

Aspros había aparecido, completamente enfurecido por lo ocurrido al final de la presentación, aún con tapones de algodón en las fosas nasales.

El peli-azul trató de golpear a Asmita, pero antes de que pudiera hacerlo, fue empujado por Kardia.

— ¡No te atrevas a tocarlo, imbécil!

— ¡Tú no te metas!

Ambos estaban a punto de iniciar una pelea, pero Asmita decidió intervenir. Ya en suficientes problemas estaban como para permitir otro.

— Cálmense los dos.

— ¡¿En serio dices eso después de lo que provocaste, idiota?!- Le reclamó Aspros, logrando darle un puñetazo.- ¡Por tu culpa ahora estamos en todas las noticias, hablando de que te volviste loco en plena presentación!

Asmita agachó la cabeza, sujetando su mejilla, apretando los labios con frustración, mientras pequeñas lágrimas escocían sus ojos.

Kardia no pudo quedarse viendo esa escena sin hacer nada, y después de saltar frente a Asmita para evitar un segundo ataque, le devolvió el golpe a Aspros, para después empujarlo contra la pared más cercana, sujetándole del cuello de la camisa.

— ¡Vuelve a tocarlo, y te juro que tu estúpida nariz no va a ser lo único que necesite cirugía!

Aspros gruñó, mirando por el rabillo del ojo a Asmita, pero se limitó a soltarse del agarre de Kardia, y caminar hacia la puerta con su nariz sangrando. En la pelea, los tapones habían salido volando, permitiendo el flujo de la sangre directo a su ropa.

— Ni crean que esto va a quedar así, cabrones...

— ¿Por qué no te vas de una vez al hospital y dejas de joder al menos por hoy?- Le retó Kardia.- De seguro la ambulancia ya te está esperando. A ver si de paso tienen un cerebro disponible para trasplante.

Aspros bufó con frustración, y finalmente se marchó, luego de azotar la puerta tan fuerte como pudo, haciendo retumbar la pequeña habitación.

Asmita se dejó caer sobre el sillón nuevamente, sollozando en silencio, cubriendo su cara.

Kardia se acercó a él, intentando calmarlo, sin ningún éxito.

— Gracias, Kardia. Pero creo que ya fue suficiente.- Bufó, limpiándose las lágrimas, yendo hacia su tocador.- Déjame a solas por favor.

— Asmita, ¿qué vas a-?

— No te incumbe.- Interrumpió, buscando algo en su cajón.

Kardia se dió cuenta del pequeño sobre transparente con polvo blanco.

— Asmita...

— ¡Ya vete!

— ¡Carajo, Asmita!- Exclamó el peli-violeta, quitándole el sobre.- ¡¿No te das cuenta de todo lo que esta mierda te hace?!

— ¡No es tu asunto!- Reclamó el rubio, iniciando un forcejeo por el sobre.- ¡No soy el único que usa esto!

— ¡Asmita, me importa un carajo si Aspros se la pasa aspirando esta mierda!- Respondió Kardia, dándole un empujón lo suficientemente fuerte para alejarlo, pero sin llegar a lastimarlo.- ¡Eres tú quién me importa, y no voy a permitir que sigas hundiéndote!

— Te recuerdo que mi pareja no eres tú.- Bufó irritado el rubio, logrando hacer temblar a Kardia.- Así que deja de meterte dónde nadie te llamó.

Kardia suspiró, pero guardó el sobre en un bolsillo de su pantalón y dió media vuelta.

— Haz cambiado demasiado desde que comenzaste a salir con Aspros para complacer a los fanáticos.- Suspiró con tristeza.- Pero... A pesar de todo, mi amor por tí siempre fue, sigue y seguirá siendo incondicional, Asmita.- Añadió.- Sabes dónde encontrarme si me necesitas.

Y después de decir esas palabras, Kardia se marchó sin decir nada más, dejando a Asmita sólo, cómo había pedido.

Asmita suspiró, sentándose frente al espejo del tocador, llorando con amargura. Kardia tenía razón.

Había adicionado años atrás solo por insistencia de Shion, su hermano menor, que le pidió acompañarlo. No tenía el más mínimo interés, así que ni siquiera se esforzó. Pero por azares del destino, fue seleccionado.

La única razón por la que accedió a unirse, fue su hermano. No quería dejarlo sólo en un mundo tan caótico como el de la música, además de que habían varias deudas de por medio...

Al inicio, aunque no estaba encantado, logró disfrutar su nueva vida. Hizo amistad con el resto de integrantes, y rápidamente se colocó entre los favoritos de los fanáticos. Pero poco a poco, todo fue cambiando.

Pronto comenzó a sentirse demasiado presionado, a sentir que no tenía suficiente talento, que no se esforzaba lo suficiente... Después comenzó el acoso, las persecuciones, las invasiones constantes a su privacidad. Pero su representante vio una oportunidad en eso.

Se negó rotundamente al inicio, pero ante la insistencia, terminó aceptando fingir una relación amorosa con el líder del grupo, Aspros. Fue feliz por un tiempo, creyendo que ese amor se había vuelto real, debido a que Aspros le pidió mantener una relación real.

Pero todo fue cuesta abajo poco a poco, la relación se deterioró rápido, pero no podían dejarla. Debían fingir felicidad plena ante un público que los amaba juntos.

Para fortuna o desgracia suya, Aspros le presentó esas sustancias, capaces de darle pequeños momentos de escape de la realidad. Pero poco a poco, esos pequeños oasis de placer empezaron a pasarle factura, hasta dejarlo en el punto en el que ahora estaba.

Llorando hasta dormirse por las noches, soportando una relación abusiva, sintiéndose ansioso a cada instante, teniendo brotes psicóticos en los peores momentos, y dependiendo de esas sustancias para no intentar matarse.

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