28. Apuestas
Universo Alternativo.// Magic AU.// Normal AU.
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Un lúgubre silencio ensordecedor se adueñó del ambiente por completo.
Sus ojos se clavaban con desespero en las cartas en sus manos. De vez en cuando miraba de reojo a su rival, en busca de algún indicio de duda o temor, pero nada... Lo único que obtenía era esa arrogante sonrisa aperlada.
No recordaba con demasiada precisión cómo había terminado así.
Estaba en ese bar, bebiendo y disfrutando con sus amigos después de una larga jornada de trabajo bajo el sol, cuando se les ocurrió jugar a las cartas.
Con su envidiable habilidad, rápidamente dejó a todos vacíos, llevándose varios halagos por su desempeño. Él solo sonrió victorioso, orgulloso de su triunfo, presumiendo muchísimo más de la cuenta...
— Podría ganarle incluso al diablo.
Afirmó con arrogancia frente a todos sus amigos, después de invitarles una ronda de tragos a todos para festejar.
No pasaron más que unos minutos, cuando una corriente helada de aire recorrió a todos, haciéndolos dirigir la vista a la entrada del lugar.
Pudieron apreciar como las puertas se abrieron de par en par, permitiéndoles contemplar una esbelta figura, enfundada en ropas caras y elegantes, avanzando con seguridad hasta donde se encontraban.
— ¿Alguien sabe jugar a las cartas?- Preguntó el desconocido.- Quisiera retar al más hábil.
— Pues estás de suerte, rubiecito.- Respondió con una sonrisa confiada.- Aceptaré tu desafío con gusto, pero ¿qué apuestas?
— Llámame Asmita.- Sonrió con tranquilidad.- En cuanto a tu pregunta, ¿esto te parece suficiente?
Al ver la bolsa llena de monedas de oro, no dudó en seguir al rubio hasta una mesa, y pedir al cantinero que repartiera las cartas.
El juego dió inicio, pero a pesar de todos sus esfuerzos, terminó perdiendo ante la atónita mirada de todos los presentes.
Quizás debió tomarlo como una advertencia, pagar su deuda y retirarse del juego antes de que siguiera escalando... Pero ni lo hizo.
Su orgullo lo hizo pedir la revancha, aumentando la apuesta y perdiendo de nuevo contra Asmita, una y otra vez.
Ni siquiera se dió cuenta en qué momento todos se habían retirado, quedando únicamente ellos dos, frente a frente.
— ¿Estás seguro de que quieres otro juego, Kardia?- Rió burlón el blondo.- Ya no te queda nada más por apostar.
— Entonces que esta jugada sea el todo o nada.
Asmita amplió su sonrisa, y hasta ese momento, pudo apreciar un extraño brillo carmesí en sus ojos.
— ¿Serías capaz de apostar tu propia alma?
— ¿Qué?
Musitó, inmóvil por el temor, observando como los ojos previamente azules, tomaban un color carmín, delatando la verdadera naturaleza de su acompañante.
— ¿No dijiste que podrías ganarle al diablo, Kardia?
Al ver a Asmita sonreír de esa forma, cruzando sus piernas, comprendió que no era ningún tipo de broma... ¿Qué debía hacer ahora?
— Entonces...- Rió Asmita.- ¿Juegas?
Ahora sabía que no era un juego. De esa tirada dependía su vida entera, su alma... Si fallaba, sería su fin
Aún así, puso todo su esfuerzo, buscando ganar esa tirada. Consiguiendo una Escalera de color...
— Nada mal para un mortal.- Rió Asmita, mostrando una perfecta flor imperial.- Pero esto ya terminó.
Estaba perdido, lo sabía... Acababa de perder su alma en una apuesta con un demonio. ¿Qué le esperaba ahora?
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