Universo Alternativo.// Omegaverse.// Modern AU.// Normal AU.

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Su corazón latiendo con fuerza, su respiración agitada, su voz muriendo ahogada en su garganta cuando intentaba detenerlo...

Ese día seguía vivo en su memoria, repitiéndose sin parar, una y otra vez. Solo para torturarlo cada noche en sus sueños.

De nuevo estaba en ese puente, y veía cómo lentamente, esa alocada cabellera violeta se alejaba cada vez más.

Trataba de correr para alcanzarlo, pero le era simplemente imposible. Pronto, todo comenzaba a colapsar lentamente, mientras sombras lo sujetaban con fuerza.

Todo finalizaba con él cayendo en ese profundo y oscuro abismo, sin lograr alcanzar a ese Alpha, solo pudiendo gritar su nombre en un desesperado y patético último intento.

"¡Kardia!"

— ¡Asmita, despierta ya!

Al escuchar esa voz, y sentirse sacudido por los hombros con algo de fuerza, finalmente pudo abrir los ojos, volviendo a la realidad. Igual o quizás peor que esa pesadilla.

— Otra vez tú y tus estupideces.- Bufó con fastidio el Delta.- ¿Es tan difícil que me dejes dormir una noche completa, sin despertarme en la madrugada con tus gritos?

— Lo siento, Aspros.- Murmuró, limpiándose un pequeño rastro de lágrimas.

El peli-azul rodó los ojos, mirándolo de arriba a abajo por unos segundos.

— ¿Sabes qué? A partir de hoy, duermes sólo.- Sentenció el Delta, tomando una almohada.- Yo me voy a la habitación de huéspedes.

— Aspros...

— No te estoy preguntando si te parece bien o no.- Interrumpió.- ¿Tengo que recordarte quién tiene que trabajar para tí y ese par de parásitos, mientras tú te quedas aquí todo el día sin hacer nada?- Añadió, señalando el vientre ya algo hinchado del Omega.- No, ¿verdad?. Entonces supera a tu ex de una jodida vez, y después me buscas, ¿de acuerdo?

Sin darle oportunidad de réplica, Aspros se retiró de la habitación, dejando a Asmita completamente sólo.

El rubio suspiró con pesar, antes de terminar abrazando una almohada para callar sus sollozos.

¿Cómo había sido tan estúpido?, ¿por qué dejó ir a alguien como Kardia?, ¿por qué pensó siquiera que era buena idea terminar una relación de años perfecta, por unos efímeros momentos de pasión?... No lo sabía, y ahora no dejaba de culparse y cuestionarse.

Ahora solo le quedaban los recuerdos.

Ahora solo le quedaba aceptar y cargar con las consecuencias de sus decisiones. Por eso ahora estaba casado con alguien a quién realmente no amaba y sabía que tampoco lo amaba, solo estaban juntos por los bebés que estaba esperando.

Sus sueños tampoco servían de escape a su deprimente realidad. Incluso en ellos repetía noche tras noche el día que tomó la peor decisión de su vida. Recordándole cómo él mismo había firmado su sentencia, y ahora no había marcha atrás.

La realidad era que había lastimado y renunciado a alguien que lo amaba como loco, para terminar al lado de alguien que era todo lo contrario.

Solo podía preguntarse qué habría pasado si no lo hubiera dejado ir de esa forma. Imaginando y fantaseando un futuro inexistente. Soñando con tenerlo a su lado de nuevo.

Pero al fin y al cabo, eran solo eso... Sueños que jamás se harían realidad.