15. Llanto emergente
Universo Alternativo.// Modern AU.// Normal AU.// Omegaverse.
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— Gracias por cuidarlos, Asmita.- Agradeció con un suspiro su mejor amigo.- De verdad no esperábamos esto.
— Descuida, Def.- Negó con una sonrisa.- Los accidentes no avisan, y Sísifo te necesita, así que ve con él. Que de seguro el pobre debe estar hecho un manojo de nervios en la aseguradora.
El Delta de nuevo le agradeció, y después de repetir las indicaciones a los niños, finalmente se retiró.
— ¿Dónde está Kardia, Mita?- Preguntó el menor de los gemelos, mientras se sentaban en la mesa del comedor.
— En el trabajo. Yo estoy de vacaciones.- Respondió con una sonrisa.- Por eso pude cuidarlos mientras su tío Defteros va al rescate de su tío Sísifo... O quizás termine siendo al revés.- Añadió como una pequeña broma, compartiendo una risa con los infantes.- En fin. ¿Quién quiere hacer galletas?
— ¡Yo!
Tal y como esperaba, los pequeños no dudaron en aceptar ayudar en la cocina.
Los dos niños eran bastante enérgicos, y estaban emocionados por ser la primera vez que les permitían ayudar a cocinar algo.
— ¿Nunca habían hecho esto antes?- Preguntó Asmita, mientras los niños le pasaban todos los materiales necesarios.
— No.- Confirmó Kanon.- Mamá dice que somos un desastre andante y que solo estorbamos en vez de ayudar.- Añadió el pequeño Alpha.- Y cuando vamos con el tío Defteros, nuestro tío Sísifo siempre tiene todo preparado desde antes.
— Sí. Les da miedo que nos lastimemos, por eso no nos dejan entrar solos a la cocina.- Añadió Saga.
— Ya veo.- Mencionó Asmita, con cierta tristeza en su voz.- Bueno, aquí nada de eso aplica. Tenemos mucho tiempo para preparar y limpiar, todo el equipo necesario para prevenir accidentes, y un botiquín por si algo pasa.- Añadió, logrando mostrar una sonrisa, animando a los gemelos.- ¿Están listos?
Los dos niños asintieron felices, y con emoción empezaron a colocar los ingredientes en un recipiente.
Los pequeños accidentes al derramar algún ingrediente fuera por error, batir con demasiada fuerza y terminar bañados de masa, o cubiertos de harina, no se hicieron esperar. Pero, lejos de molestarles o arruinar la tarde, fueron el toque divertido y cómico que aderezó la actividad.
Una vez hecha la masa, y posteriormente colocada en porciones pequeñas en una bandeja previamente engrasada, Asmita las llevó al horno, y los tres se dispusieron a limpiar todos los materiales y espacio usados.
Asmita estaba consciente de que no eran sus hijos, ni siquiera tenía parentela con ellos, pero ese par de gemelos se había ganado su corazón. De alguna manera, le permitían sentir real al menos por un momento eso que tanto deseaba y simplemente jamás había podido ser.
Pero a la vez, la amargura de verlos marchar y tener que despedirse de ellos al finalizar el día, seguía ahí. Incluso un sentimiento de culpa por sentir tanta envidia de la madre Omega de ambos niños, e incluso llegar a considerar injusto que mientras a él tal privilegio le era negado, otros ni siquiera los amaban lo suficiente.
— Mita...
— ¿Qué pasa?
— ¿Por qué no puedes tener bebés?- Preguntó con timidez Kanon, logrando estremecerlo.- ¿O es por qué ya no quieres?
Sabía que Kanon no lo preguntaba con intención de hacerlo sentir mal, pero las inmensas ganas de llorar lo invadieron sin que pudiera hacer nada por impedirlo.
Aún así, se forzó a calmarse, se limpió las lágrimas, y se aclaró la garganta para tratar de responder.
— Sí quiero, pero... Es difícil de explicar.- Suspiró, sujetando su vientre.- Digamos que... Los músculos de mi estómago son muy débiles, y no pueden cargar a un bebé.
Intentó explicar lo mejor que pudo la condición que tantas lágrimas le había costado. Después de varios estudios descubrieron que las paredes y músculos de su útero eran demasiado delgadas y débiles para llevar a cabo un embarazo. Esa era la razón de porqué ninguno de sus embarazos había logrado llegar a término. Su cuerpo sabía que no tenía la capacidad de gestar sin correr riesgo de muerte, y rechazaba el producto antes de que se volviera un peligro para él.
— ¿Y por qué no adoptas uno como en las películas?
— No es tan sencillo como en las películas, pequeños.- Sonrió con tristeza.
Habían considerado todas las opciones. Desde un vientre de alquiler, hasta la adopción, pero todas eran demasiado complicadas y con cierto grado de riesgo.
No tenían problema en aceptar a un niño y darle todo su amor como si fuera de su sangre, pero los trámites eran engorrosos y tardados. Además de que las solicitudes eran negadas con extrema facilidad, ya les había pasado suficientes veces como para decidir desistir.
Kardia de vez en cuando aún insistía en volver a intentar adoptar, pero simplemente, su corazón no soportaba un dolor más, y había decidido dejar de intentarlo. Quizás simplemente no estaba en su destino ser padres.
Un pequeño abrazo lo sacó de sus pensamientos, sintiendo las lágrimas escapando de sus ojos como lluvia.
— Nosotros te queremos mucho, Mita.- Le dijo Kanon, abrazándolo junto a su gemelo.- Prometemos ayudarte para que puedas tener a un bebé. Tú solo dinos qué hacemos.
Sin duda alguna, la inocencia era una bella bendición. Cómo a pesar de no saber de qué forma, los dos pequeños estaban dispuestos a ayudarlo, creyendo que un poco de amor y esfuerzo sería suficiente para arreglar todo... ¿Cómo podría no adorar a esos niños?
Fue imposible contener el llanto, siendo abrazado por los gemelos, abrazándolos él de vuelta. Lo que no daría por tener esa alegría en su vida...
— Mita...
La voz conmocionada de Kardia lo hizo volver al presente, notando la preocupada mirada de su Alpha, que se acercó a dónde los tres lloraban.
— ¿Y ahora qué mosca les picó?- Preguntó el peli-violeta, buscando calmarlos.- ¿Están bien?
Asmita asintió, tallándose los ojos. Pero Kanon habló, repitiéndole a Kardia aquella promesa.
— ¿Por lo menos saben de dónde vienen los bebés, enano?- Sonrió con ternura el peli-violeta.
— De las pancitas de los Omegas.
— Pues... Sí, pero no es tan fácil que lleguen ahí.- Sonrió Kardia, yendo a apagar el horno al escuchar la alarma del temporizador.- Las galletas no se hacen solo metiendo una bandeja al horno.- Añadió, sacando la charola con ayuda de unos guantes.- Algo puede pasar durante la preparación de las galletas.
Asmita miraba con una pequeña sonrisa, aún limpiando sus lágrimas, cómo Kardia le explicaba con mayor detenimiento esa situación a los niños.
— Pues entonces asegúrate de que todo esté bien para que la galleta salga bien.- Replicó Kanon, usando la analogía de Kardia.
La inesperada respuesta del infante logró sorprender a ambos adultos, haciendo brotar una fuerte risa en el ambiente, disipando por unos segundos la tristeza.
— Bien, entonces tendré más cuidado.- Rió el Alpha mayor.- Pero ustedes cuidarán de Asmita mientras yo no estoy, y me avisarán si algo malo pasa. ¿Trato hecho?
— ¡Trato hecho!
— ¡De acuerdo!- Le siguió Kardia el juego al niño.- Ahora, ¿quién quiere de estas galletas recién salidas del horno?
Los niños no dudaron en aceptar el ofrecimiento de Kardia, terminando comiendo galletas los cuatro juntos, mirando caricaturas en la televisión y jugando con los muñecos de los niños, hasta que el timbre sonó, y sus tíos aparecieron para recogerlos.
Con algo de tristeza, Asmita se despidió de ellos y de los dos adultos, permitiéndoles marchar. No sin antes prometer volver a verse otro día.
— ¿Estás bien, Mita?- Preguntó Kardia, abrazándolo.
— No lo sé.- Admitió, con su voz quebrándose.- Sé... Sé que no son mis hijos, pero... Pero...
Por más que se esforzaba, las palabras morían ahogadas en su garganta, mientras las lágrimas emergían de sus ojos sin control.
Kardia lo abrazó aún más fuerte, dejándolo llorar. Sabía que ese dolor debía salir de alguna forma, y prefería mil veces que fuera a través del llanto que de una forma dañina para su Omega. Él siempre estaría ahí para abrazarlo hasta que se calmara, para limpiar sus lágrimas, besarlo y recordarle cuánto lo amaba, y que nunca estaría sólo.
— No quise decirte con los niños presentes, pero ya recogí los resultados de tus análisis.- Le mencionó, una vez que el llanto pasó, entregándole un sobre de papel aún sellado.- ¿Quieres verlos, o prefieres esperar a la cita con el doctor?
— No creo que sea nada grave.- Suspiró, tomando el sobre para abrirlo y sacar las hojas en su interior.- ¿Ves? Todo está normal. Debe ser solo estrés.
Ambos observaron las hojas y los resultados escritos en cada una de ellas, efectivamente, sin notar nada fuera de lugar. Hasta que, al final de la última hoja, un resultado que no esperaban ver en absoluto, apareció.
— Mita...
"Positivo".
Al ver ese resultado, sintió su corazón estrujarse... ¿Cómo debería sentirse?, ¿realmente podía alegrarse sabiendo que terminaría llorando a lo mucho un par de meses después?, ¿llorar de frustración?, ¿enfadarse con el destino por burlarse de una forma tan cruel de él?...
De nuevo, las lágrimas invadieron sus ojos, refugiándose en los brazos de su esposo.
Kardia comprendía su sentir, él también estaba angustiado, pero por su Mita no había algo que no fuera capaz de hacer.
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