Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

26

La boda de Dolores había sido todo lo que la gente necesitaba, todos estaba alegres,una Madrigal mas unía su vida con la de otra persona mientras el futuro incierto de otra estaba con cada día mas cerca.

Todos concordaban con la familia, que, desde que ___ había aceptado sus sentimientos se le veía a Carlos mas feliz, sus ojos eran mas expresivos, aun si no mostraba sonrisa alguna como siempre, su mirada podía decirte como se sentía, el tiempo pasaba lento, ya no era mas tortuoso, con el pasar de los meses me di a la idea, acepte y abrace mi realidad, la realidad de que ella estará conmigo, estará en mi familia y tendría hijos, pero no conmigo, no de la forma en que quería y al verla tan alegre, tan feliz todos los días no pude mas que alegrarme por los dos, poco a poco el amor romántico que le tenia a ___ fue siendo cada vez manos, pero jamas dejo de existir, siempre estuvo ahí, con la esperanza de tenerla en mis brazos.

Había llegado momento en que tenia que terminar de sanar mi herida, dejarla partir y dejar que creciera junto a la persona que amaba.

¿Cuanto había pasado después de la boda Dolores?  un par de meses, demasiados para mi pobre corazón, demasiados meces de verla sonrojarse con el tacto de Carlos, demasiados meses de escuchar los susurros llenos de halagos que se daba el uno al otro y escuchar de los demás lo bien que se veían de su tal para cual, pero a su vez  demasiado rápido, al menos para mi, era demasiado pronto para poder terminar de procesar el hecho de que estaba junto a ella, caminando por el pueblo, sosteniendo lo que seria su vestido, estábamos a meses de la separación, de la fractura completa de mi amor por ella, de convertirse en la esposa de Carlos.

No, no era cruel el que yo la acompañara, el que la viera en todas las ocasiones con ese vestido de novia mientras le hacia los ajustes, ella no me lo había pedido, yo me había ofrecido, solo para hacerme a la idea de que no seria mas para mi, y quizá imaginarme que ella se estaba probando el vestido para nuestro día especial ese que solo llegaría en mis sueños.

—¿Quieres algo de comer?—. Me pregunto mientras cambiábamos rumbo a su casa con una sonrisa sujetando mi mano con dulzura.

—Si... Gracias —. Su casa, todo seguía igual que cuando era una niña.

por un momento es como si estuviera muriendo y recordara cada segundo de mi vida a su lado, todos los recuerdos felices hasta darme cuenta que la amaba como algo mas, sus padres en el sofá, hablando con los míos, sin prestarnos mucha atención, en realidad, sin prestarnos atención, estaban tan centrados en su conversación sobre los arreglos florales de la boda, si seria al aire libre o techado y sobre la gente, observando el rostro desilusionado de ___ que me miraba con una sonrisa a mi dirección, guiándome con la cabeza a su recamara para dejar el vestido.

Soltando un suspiro lleno de pesadez, la recamara, blanca en su totalidad, sin muchos colores, su ropa colgada en aquel armario, toda llena de bordados de camaleones naranjas y rojos, dos vestidos guardados, el que llevo el día de nuestro don y uno que tenia trozos de la ruana de Carlos, los conejos sobre su cama, el que Carlos le dio una vez en su cumpleaños y el que yo le había dado y que me esforcé en coser para ella.

—Se ven mas emocionados ellos que tu—. Mencione refiriéndome a los padres en la sala, a lo que ella solo se dejo echar en la cama, cansada y agobiada.

—Si... creí que yo planearía mi boda pero tal parece que no, pero no importa supongo, eso los hace felices..

—¿Y a ti te hace feliz?—. ___, su mirada en el techo, encogiéndose de hombro, sabia que estaba feliz con la idea de ser la esposa de Carlos, pero.. el que quieran controlar cada aspecto de algo que debería ser para ella lo dudaba.

—No importa, tu lo sabes mejor que nadie, si ellos están feliz a mi eso me hace feliz, pero.. ¿Y tu? ¿Como estas?—. Pregunto acariciando mi mano si levantarse, intentado darme una sonrisa comprensiva, llena de pena.

El que siguiéramos siendo amigos, y que nos tratáramos justo como antes no quitaba el hecho de que ella pudiera ver en mi esa pesadez que tenia aquel cargo de conciencia  que me estaba mortificando por tener que amar a una persona que no me estaba correspondiendo y que sobre todo, estaba por casarse con mi hermano en unos cuantos meses, días, semanas, realmente a fecha no estaba totalmente establecida, a ella solo le decían cuando tenia que pasar por algunas cosas, pues a lo que tenia entendido la fecha era sorpresa incluso para ella, pues según las palabras de mi madre, ella solo tendría que preocuparse por lucir bonita y estaba muy seguro que quine estaba mas feliz con eso era mi mamá, esa mujer que siempre sospecho que terminaría siendo parte de la familia.

—Estoy feliz por ti, no puedo esperar a ver como te veras el día de tu boda, en verdad, y saber que sera con Carlos, que ambos se amas de esa forma me hace aun mas feliz, tu no te preocupes por mi, yo te amo, y porque te amo, quiero lo mejor en tu vida, y se que no hay nadie mejor que mi hermano.

Respondí con una sonrisa, besando la mano que me acariciaba, solo mirándola, pensando en el futuro que le esperaba, la felicidad que con el llegaría, pensando en su sonrisa infinita, pensando solo en ella, y aunque en el fondo, muy en el fondo me doliera, imaginarla en su gran día, no conmigo si no con Carlos, imaginarla teniendo esa vida feliz que se merecía me hacia aun mas feliz, era una extraña mezcla de amor, odio y melancolía combinada con alegría.

Besar su mejilla fue algo duro, besar su mejilla era algo que pocas veces quería hacer, no quería tener ese revoloteo en mi estomago al sentir su piel, pero tampoco quería romper ese poco contacto físico, mirar sus ojos brillantes llenos de cansancio junto a un te quiero antes de salir para que descansara, mirar a la gente caminar, tomando de la mano a sus respectivos amores, una sensación que ciertamente odiaba y amaba, un sueño que me gustaría tener también para mi.

Mirar a Antonio regalarle una flor a Tania junto a una sonrisa tierna, tarde o temprano todos encontraban el amor ¿No es así? así que seria paciente, quizá llegue una persona en el futuro a robar mi corazón como lo había hecho ___ y lo cuidaría con ternura como ella lo hacia con mi hermano.

Mirar a mi hermana pasear de la mano de Mariano, conversando sobre sus planes a futuro, tener hijos, amarse eternamente, eso me complacía aun mas y rebataba en mi una sonrisa, caminando con calma de nuevo a casa, deteniéndome de vez en cuando para ayudar a la gente que lo necesitaba.

La casa, fría, solitaria, no había ruido alguno que pudiera acabar con la paz del momento, todos se encontraban fuera de casa, o eso creía, con forme me acercaba a mi habitación dispuesto a recostarme y pensar sobre lo que estaba haciendo de mi vida la voz de Isabela se escucho, gritando que lo estaba haciendo mal.

—¡NO, ESTA MAL, ASI NO, ME PISASTE!—. Gritaba dentro de la habitación de Carlos con furia.

—¡NADIE TE MANDA A TENER LOS PIES DE GIGANTE!—. Y también se escuchaba a Carlos gritar respondiendo a Isabela, con la curiosidad a flote no pude mas y me asome, mirándolos sujetados de la mano, mientras Isabela tenia la cara roja de la molestia y Carlos miraba a sus pies sin distraerse.

Baile, ellos estaban practicando como bailar, Isabela le estaba enseñando a bailar a Carlos, algo que nunca en mi vida me pude imaginar mientras intentaba aguantar la risa hasta ser visto, y por ser visto me refiero a ser atrapado por una liana que me llevo colgando hasta donde ellos dos estaban, ambos mirándome molestos.

—¿Que?—. Pregunte mirando a ambos confundido —¿Que? no hice nada? ¿Porque me miras así Isabela?

Ella se veía feliz, tenia una sonrisa grande, y malévola en su rostro, bajándome con cuidado, solo con una condiciendo, una condición que por mas que me negara, por mas que Carlos se negara termine aceptando, convirtiéndome en ___. me sentía incomodo, jamas me había transformado en ella, y serlo ahora, simplemente no podía, no podía con esa sensación, mientras Carlos se veía disgustado y apenado, tomándome de la cintura bajo las ordenes de Isabela, junto a ese, 1,2,3,1,2,3, enseñándole a ese animal a bailar, recibiendo barios pisotones al final del día.

No fue hasta el momento en que ella se fue que pude volver a ser, me sentía asqueado, no podía transformarme en la mujer que amo, era algo que siempre dije y que hasta ese momento había cumplido, y tenia toda la razón del mundo, era asqueroso, me sentía como un pervertido, sacudiéndome esa sensación sentado e la cama de mi hermano hasta escuchar un suave gracias de su parte.

—No agradezcas—. Respondí dejando una palmada en su hombro, mirando ese perfil sonrojado y nervioso —¿Estas bien?—. Pregunte curioso

—Aun no puedo... —. Respondió el bajando la mirada a sus manos temblorosas —Aun no puedo, intento ser quien quiero junto a ella, pero, aun no me siento cómodo..

—¿Es por mi?.

El asintió sin mirarme, si yo tenia un duelo interno que estaba superado, no quería saber como es que sentía el, aquel hombre que estaba a punto de renunciar a ella por su hermano, dejando un pequeño golpe junto a un pequeño sacudir en su cabello, justo como el lo hacia con ___, juntando su frente con la mía.—Eres un tonto, yo estoy bien, en verdad, me pone peor verte así, ademas están por casarse, tu debes ser feliz al igual que ella, y quitarle el mando a nuestros padres, es su boda no la de ellos..

—Pero...

—Oye—. Interrumpí abrazándolo con fuerza, tumbándolo a la cama, dejándolo preso por completo en mi abrazo, subiendo mi perna en el. —Estuve pensándolo mucho, mucho tiempo, y sabes algo, siempre estuvo claro, solo que nosotros jamas quisimos abrir los ojos, tu desde el día que la viste la amaste, pero solo eramos niños, estoy seguro que, si la hubieras besado tu primero, si le hubieras dicho lo que sentías antes que yo ya tendrían años siendo mas que amigos, eso lo se bien, lo analice, así que, cálmate o me veré en la necesidad de tener que arrebatártela.

Agregue riendo sin soltarlo, escuchando como suspiraba y acariciaba como podía mi cabeza —Te odio—. Dijo en un susurro, tragando en seco.

—Lo se, yo también te odio, ahora que las cosas están mejor, que ya me dijiste tu malestar y yo te amenace ¿Que te parece si vamos a robar comida?.

Quizá quien tenia el corazón mas lastimado no era yo, si no Carlos, fue así como una nueva rutina para ambos se hizo, después de nuestras labores, después de hacer lo que nos correspondía, encerrarnos en la habitación, convirtiéndome en mi mamá solo para que el siguiera practicando, recibiendo pisotones, uno tras otro ¿Podría soportar pisotones por amor? Claro que si, todos los necesarios hasta que el pudiera dar un paso sin pisar  a alguien mas, dejando un día de descanso para mi, y para que el pudiera estar con ___, y en las tardes en las que los tres nos reuníamos les pedía no se contuvieran, que no tuvieran pena o ninguno de los tres podria superarlo, mirándolos amarse como nunca, y yo amándolos a ellos por igual.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro