09
La tarde había Sido muy provechosa, o algo así, todo el día pasar en el horno y en la cocina, cortando, pelando y horneando, preparando masa y regresando a la cocina a seguir con las verduras.
En el tiempo, el corto tiempo que tenía la casita destruida había trabajado incluso más de lo que se suponía debía hacerlo, todos en realidad, incluso Camilo trabajaba más, y se notaba por la forma en la que llegaba por las tardes, cansado, agotado y rendidos esa era la misma manera en la que llegaba ____.
No envidiaba su tarea, y no me mal entiendan, me gustan un poco los niños, los tolero los soporto incluso puedo quererlos y planeaba tener en un futuro hijos, como todos en aquel pueblo, incluso había suplantado una que otra vez a Camilo en sus labores cuando teníamos nuestro don, y era gratificante, solo que, en esta vez era diferente, eran más niños, más responsabilidad.
Y aunque me cansará de traer y llevar ollas con comida, cargando las en las carretas tiradas por burros, no abría pedido una mejor tarea que aquella.
También en ese tiempo supe más cosas, el cómo se conocieron el señor Juan y su esposa, lo que ambos pensaron cuando llegó ___ y lo que pensaron cuando entramos nosotros a su vida.
A la madre de ___ le encanta hablar, contarme sobre historias graciosas que aquella niña de cabello enmarañado solía hacer cuando no estaba con nosotros.
Más, con todo y eso me sentía extraño, con un mal presentimiento, una sensación rara, no angustiante, rara.
Mientras cargaba una olla vacía dónde el caldo ya no figuraba, y al ser la única que no entraba en la carroza decidí llevarla caminando a casa de ellos
Cuando la clave de mi lamentar estaba allí presente, frente a mi, dónde se suponía que estaban los niños corriendo de un lado a otro y ahora se encontraban en ropas cómodas. La figura tenue de la que hasta ahora se comenzaba a convertir en más que mi amiga, mi mejor amiga y mi corazón, estaba, besándose con Camilo.
Con las mejillas extremadamente pintadas, me sentí mal por un segundo, podía sentir como había dejado de respirar por un segundo, solo allí, parado, oculto entre la pared que evitaba ser captado por ambos.
Deja do la olla en el suelo para poder tocar mi rostro y darme cuenta de que estaba llorando.
Estaba llorando por amor, por un corazón roto.
Allí permanecí hasta que se separaron y ver como ella salía corriendo en dirección a la casa sin decir nada, mientras Camilo permanecía allí, acariciando sus labios mirando a su rastro marcharse, seguramente estaba asustado y no lo culpaba, siempre fue de los que le aterraba la idea de perderla.
Además... Ahora que finalmente los vía así, reflexione y el, siempre fue honesto con sus sentimientos, siempre dijo lo que sentía cuando lo sentía desde niños fue capaz de decir que le gustaba ___.
Con un suspiro pesado mientras secaba mis lágrimas con la manga de la camisa salí de mi escondite, caminando cabizbajo hasta llega a casa nuevamente, dónde tuve que aparentar que nada había pasado, que no había visto nada.
Ella estaba en la sala sentada, con un vaso de agua de manera distraída, sus padres aún no llegaban, seguían repartiendo los últimos platos.
—Hola ¿Estás bien?—. Pregunté sentándome a su lado.
—Si... Si.. todo bien... No te preocupes, ¿Que haces aquí? Creí que estarían en dónde tú casa
—Nada, vine a dejar una olla.
Silencio, muchas veces lo que había cuando ambos estábamos juntos es silencio total.
Pude sentir como su mano se estremeció al contacto de con la mía, no era la primera vez que lo hacía, pero si de una forma tan fuerte.
—¿Tu que harías si le gustas a uno de tus amigos?
Su todo, suave y preocupado, recargando su cabeza en mi hombro con gentileza, dejando escapar esa frustración que tenía en un suspiro.
—No lo se, jamás me había pasado, yo, preguntara ¿Porque sería?
—Bueno... Sería porque eres gentil, graciosa, torpe, porque tienes unos ojos amigables, eres noble, te preocupas por mi, eres leal, única en tu propia definición, tu cabello es lindo... Supongo que por eso ¿A qué viene toda este interrogatorio?—. Pregunté acariciando su brazo, apenas en aún tacto gentil.
—No.... Por nada .. solo... Quería saber...
—¿Te gusta alguien? No preguntaré a quien le gustas, muchos gustan de ti y tu siempre los rechazas...
—No, no me gusta nadie, ese es el problema, y, no quiero lastimar a nadie.
—No lo harás, si esa persona te quiere sabrá entenderlo y aceptará que estás feliz con o sin el, y será feliz porque tú estás feliz...
—¿Y como es que estás tan seguro...
—Porque así me siento yo...
Todo fue tan rápido, fue como un impulso tonto de esos que me juraba que jamás tendría, llevando su mejilla al aire y sus labios en dirección a mi para poderlos besar.
Necesitaba saber la sensación de sus labios, del hormigueo del que me había hablado Camilo.
Pude sentir su respiración por un segundo, el suspiro que se escapó de ella al separarme con miedo sobre mis labios, la mirada, esa mirada confundida que estaba sobre mi.
—Carlos yo no...
—Tranquila, no pasa nada, no presionaré, iré lento, seré sutil si me lo permites, yo quiero ser quien gane tu corazón...
La miraba baja, el trago de saliva, las mejillas rojas y el cuerpo temblando, el suspiro y las manos temblorosas
—Fue lo mismo que dijo el...
Se le escapó decir, se veía por su expresión que ella no planeaba decirlo, más aún con todo y eso lo había hecho, separándose de mi con lentitud, sin decir nada más hasta cerrar su habitación tras ella.
El resto de lo que quedaba de la tarde al ver que ella simplemente no salía me enviaron con mi hermano, a qué lo ayudará con los niños, allí estaba el, se veía feliz y preocupado al mismo tiempo, trenzando el cabello de una de las niñas que tan rápido como termino le abrazo, quedándose allí por minutos, estuve minutos mirándolos todo por la sensación extraña que tenía de solo saber que me acercarla a el, era una mezcla de enojo, preocupación, felicidad y descripción, algo que no había sentido antes y que no me gustaba en lo más mínimo.
—¿Hay dos príncipes?—. Grito esa misma niña a la que Camilo le trenzaba el cabello con anterioridad.
—Es mi hermano, se llama Carlos, y es bueno contando historia de princesas—. Dijo Antonio a la niña.
Niña que se acercaba a mi corriendo tomando mi mano —¿Tu eres el hermano del príncipe? ¿También serás mi príncipe?
—¿Tu príncipe?
—Si, Camilo es mi príncipe, porque los príncipes se casan con las princesas, y yo soy princesa, yo quería ser una reina pero Camilo dijo que la única reina para el era ___, pero me dijo que si yo quería podía ser la princesa, el dijo que es el rey, porque los reyes y las reinas se casan y viven felices por siempre, pero yo quiero ser la reina para ser la esposa de Camilo pero... Si soy una princesa entonces tú eres un príncipe ¿O eres un rey?...
No estaba entendiendo el hijo de esa conversación, solo respondí diciendo ser un príncipe para no meterme en más problemas, no quería seguir en pláticas sin mucho sentido con niños.
—¿Te casarías con la princesa?
—¿Eh? Supongo, creo que sí.
—Bien, de ahora en adelante Camilo es mi novio y tú eres mi prometido ¿De acuerdo?
Niños, niñas....
—¿me cargas?
Podía ver cómo Camilo solo se aguantaba la risa, mientras la niña se metía dentro de mi ruana, sujeta entre mis brazos caminando en dirección al "Príncipe Camilo" quien parecía divertirse con esa escena.
—¿Todo bien Carlos?
—No lo se estoy comprometido con una niña.
A veces los viejos hábitos no se olvidaba, y era muy difícil no tener ese habito de querernos transformar en alguien más, algo que quería hacer Camilo y que como siempre que pasaba parecía triste...
Era triste no tener el don al que estuvimos tanto tiempo acostumbrados.
—No se si pueda compartir tu amor Tania—. Hablo Camilo besando su mano, lo que provocó en ella una risita nerviosa.
De esas risas nerviosas que antes solíamos sacarle a ____ cuando era una niña y jugábamos en mi habitación, interpretando horas de teatro solo para ella.
—Le dije a ___ que me gusta—. Dijo de la nada el al ver que bajaba a Tania para que siguiera jugando.
—¿Y?...
—No me rechazó, pero tampoco me aceptó, solo salió corriendo...
—Ya veo—. Era tan repugnante fingir que todo estaba cuando cuando no lo estaba, en una situación en donde yo no me encontrara en la misma situación de Camilo yo, quizá podría intentar ayudarlo, un poco...
—Yo... También le dije que me gustaba... Y paso lo mismo...
Su rostro, su mirada fija en mi, no se veía molesto, se veía sorprendido y un poco indeciso, como si le preocupara lo que pasara.
—No planeo pelear contigo por ella, es mi mejor amiga y tu mi hermano—. Hablo bajando la mirada un segundo para después enfocarla en los niños que corrían nuevamente.
—Yo tampoco quiero pelear contigo...
—Pero—. Interrumpió —Si quiero estar con ella.
Lo que restaba de la tarde no fue tan incomoda como se esperaba, ella era nuestra amiga, y sabíamos que la única que podía tomar la decisión por mas dolorosa que fuera era ella, y quizá no seria del todo sano que peleáramos, ella no es un objeto, no es un peluche por el cual nos podamos pelear hasta alguno lo rompa, es una persona.
—Ella...
—Yo se que no es un juguete, no es un objeto, y se que no quieres pelear por ella, pero... me gusta.
—Lo se...
Un problema, uno grande los suspiros al unisono, mirando a los niños hasta que las campanas del templo sonaron, casi al anochecer, tomando cada uno una mano de Antonio quien nos hablaba sobre lo que había jugado ese día, los nuevos amigos que había hecho.
—Entra a casa Antonio, en un momento vamos...—. Le dijo Camilo al ver a ___ sentada en la entrada, acercándose con cuidado, como si de un ciervo temeroso se tratara. —Hola...
—Hola...
—Hola... Oigan yo no quiero que ustedes... es que no...
—Tranquila, solo déjanos hablar—. Interrumpí sentándome a su lado, al igual que lo hacia Camilo, recargándonos en sus hombros —Nosotros ya lo sabemos, sabemos que tu no quieres que peleemos pero te pedimos que...
—Nos des la oportunidad, poco a poco, sin hostigar, solo... deja que uno gane tu corazón, con quien tu decidas estar, nosotros estaremos felices, porque, tu eres feliz, porque te amamos—. Complemento Camilo besando su mano, dejándola a ella en silencio, un silencio que nos mataría hasta no tener una respuesta, respuesta que llego después de unos minutos cuando se levanto para prepararse para dormir...
—Sin Pelar, sin Hostigar.... —. Susurro entrando
¿En verdad estaba de acuerdo? o solo se sentía presionada, y quería solo complacernos.
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