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A.

Aunque sé que es inevitable desearía que los tacones no hicieran ruido al contacto con el mármol, desearía que las cabezas no se giraran a ver cuando paso.

Pero entonces tendría que haber nacido en una familia diferente, ser una persona diferente.

De cualquier manera mantengo mi cabeza en alto y mi espalda erguida mientras avanzo con pasos firmes hacia lo que será uno de los últimos salones que pise en el año y si tenía suerte suficiente; en la vida.

Solo necesitaba un semestre, solo uno para que la universidad se convirtiera en una de esas etapas de las que hablaría solo de lo bueno.

No del rechazo, no de la soledad y la envidia, solo del éxito, el ingenio y la recompensa que me ha traído ser quien soy y ser como soy.

Observo mi reflejo un solo segundo por una de las puertas de cristal de uno de los salones, me veo justo como debería; como una mujer a la que hay que tomar enserio.

La falda negra llega casi a mis rodillas, combinada con los tacones negros bajos que adornan mis pies, mi camisa blanca de botones luce impecable y tengo mi cabello castaño a menudo difícil de controlar en una moña baja.

Control; de eso se trataba mi vida, de mantener todo en control.

Cuando llego al salón suspiro, hay pocos alumnos por lo que es básicamente sencillo adquirir un lugar en la primera fila, al menos hará que esto no sea un martirio para mí y trataré de aprender todo lo que pueda sobre el arte.

Cuando vi las materias que tenía que cursar mi ultimo semestre casi quise llorar. Lo había aplazado tanto como pude, pero sabía que llegaría el momento en que tendría que enfrentarme a esa electiva; una materia que no tenía nada que ver con la carrera, que probablemente a muchas personas les serviría para subir su promedio, pero yo no la necesitaba, aunque si era un requisito para mi cursarla.

Tal vez no debí dejar que Hyeyoon la eligiera por mí cuando me negué a tomar una decisión.

Pero podría ser peor, podría ser algo más... social, aunque existían muchas clases de arte sabía que esta se centraba en pintura y escultura.

Y aunque no era necesario para mí o para mi familia esperaba aprender algo aquí, lo que fuera. Una experiencia nueva siempre dejaba alguna enseñanza.

Acomode mis cosas y luego trate de relajarme en la silla. Probablemente sería igual que siempre, la gente solo me miraría lo suficiente como para juzgar mi apariencia y luego seguiría con su vida.

Aquí no era nadie interesante, no había dejado ningún tipo de marca, ni siquiera por ser la mejor estudiante de mi generación y haber ganado una beca que no necesitaba, pero que de cualquier manera demostraba que era lo suficientemente inteligente como para recibirla, pero todo eso no importaba, porque una vez saliera de aquí e ingresara al mundo laboral todo el mundo entendería lo que significaba mi apellido, porque las influyentes y ricas familias de Corea del Sur daban un paso atrás cuando la familia Lee estaba en el mismo salón.

Porque todos estos años que había pasado siendo una presa solo habían sido una preparación para cuando me convirtiera en el depredador.

Había crecido escuchándolo, había crecido sabiendo que la gente me rechazaría y me haría un lado, solo me sorprendió haberlo confirmado la primera vez, pero luego lo di por sentado. "A nadie le agrada el amo que sostendrá su correa " mi padre me lo decía mucho, decía que algún día yo manejaría el país y esa era la razón por la que la gente nunca me iba a aceptar, ellos sabían que no pertenecía, lo que no sabían es que estaba por encima de ellos.

Puse mis manos en mi regazo, a veces, aunque me costaba admitirlo me preguntaba si mi padre no estaba equivocado, si no me apartaban porque podían sentir la vibra familiar; el poder que traía consigo la tiranía siguiéndole de cerca. Me preguntaba si yo también sería feroz como lo era él cuando me llegara el turno.

Mi padre tenía toda su vida planeada y la mía con ella, a los veintisiete años me nombraría CEO, probablemente la CEO más joven en la historia, solo me faltaban tres años, tres años en los que trabajaría para su empresa desde abajo y escalaría como si de todas maneras no fuera a recibir el puesto en el que él estaba ahora.

Ninguno de mis tres hermanos se atrevió a cuestionar su decisión, aunque no quería decir que la aprobaran, supongo que Minhyun sabía que el puesto no era para el, probablemente Jihoon prefería que lo tuviera yo a tratar de entender cómo funciona una empresa, pero sabía que a Dohyun realmente le importaba.

Quizás hería su orgullo de hombre o tal vez el de hermano mayor, de cualquier manera ya me había dejado muy claro que no estaba de acuerdo en repetidas ocasiones y había intentado poner a nuestro padre en mi contra sin éxito alguno.

No tenía nada que pudiera usar en mi contra.

Y eso me hacía sentir tranquila, porque eso significaba que era tan perfecta que ni siquiera las malas intenciones de los demás podían cambiar eso.

Suspire, esta clase sería solo un recuerdo lejano en mi mente en cinco meses, cuando mayo estuviera acabando y tuviera por fin veinticinco años el arte habría entrado y salido de mi vida fácilmente.

Casi sonreí con la idea cuando alguien pasó con rapidez sentándose a mi lado, con un montón de cosas en sus brazos y solo cuando se sentó y vi la gota de pintura volar y aterrizar sobre mi camisa pensé que esta sería la clase que arruinaría mi semestre.

J.

Iba tarde.

Cuando abrió los ojos se quedó mirando el techo más de lo normal, su brazo estaba adormecido por la cabeza sobre el, una cabeza pelinegra de la cual no recordaba el nombre, y no porque hubiera bebido demasiado sino porque algo tan banal como un nombre se convertía en un obstáculo en el camino del placer.

No necesitaba saber el nombre de alguien más que el suyo.

Cuando finalmente su cabeza reaccionó se atrevió a mirar al reloj en la mesita de noche, implorando que fueran justo las siete, justo a tiempo para llegar a su clase de las ocho y media, pero eran las ocho cuando miró el reloj y se convirtieron en las ocho y un minutos cuando se levantó de golpe desenredando su cuerpo de la desconocida.

-Joder -Bramó en voz alta mientras buscaba sus pantalones, por suerte su ropa interior había aparecido de inmediato, mientras se ponía los pantalones que había encontrado junto a la cama, le resultó difícil recordar en donde había arrojado la chica su camiseta cuando se la quitó la noche anterior.

Finalmente la vio colgada sobre una lámpara, se apresuró hacia ella.

-¿Te vas tan pronto? -Preguntó la chica en la cama que parecía haber reaccionado por fin-

-Tengo clase -Fue la única explicación que logro dar mientras se aseguraba de que las llaves de su auto estuvieran en su bolsillo-

-¿Volveremos a vernos? -Preguntó la chica logrando que él se detuviera un momento-

Era muy atractiva, tan atractiva que lo hacía querer recordar su nombre, pero de todas maneras se aseguró de negar con la cabeza hacia su despampanante figura.

Porque aunque sé aseguraba de dejar en claro que solo buscaba sexo y nada más algunas chicas eran más románticas que otras y pensaban que podían cambiar su visión de las cosas, así que acostarse más de una vez con una sola chica podía darle la señal equivocada y prefería seguir siendo un malnacido hacia el resto de la sociedad sin razón alguna que llegar a romper realmente el corazón de una chica.

Apreciaba a las chicas, creía que eran grandiosas, diferente a lo que las personas podían creer de él no las veía solamente como una fuente de placer, para Jungkook las mujeres mantenían el mundo cuerdo y en pie, pero aún así no quería saber nada sobre relacionarse con una en algo tan íntimo como una relación.

Dándose la vuelta atravesó la puerta de la habitación de la chica que hasta donde tenía entendido compartía con otras dos chicas que por suerte no aparecieron por ahí. No podía negar que era probablemente el mejor apartamento del que había salido luego de una noche con una chica, destilaba lujo y estaba en una buena zona, pero no tenía mucho tiempo para admirarlo así que se apresuró al recibidor, se puso sus zapatos y salió de allí de prisa.

Si llegaba tarde Taehyung iba a matarlo, si no tomaba dos puestos al frente de la clase Taehyung iba a matarlo y si no le llevaba todos los materiales que había guardado en su auto; Taehyung iba a matarlo.

No importaba que no hubiera tomado una ducha, que ni siquiera se hubiera lavado los dientes o llevara la misma ropa del día anterior, tenía que llegar a la clase a la que se había inscrito con su mejor amigo por voluntad propia -No porque Taehyung fuera a matarlo si no lo hacía- y tenía que hacer todo lo que le había pedido.

Al menos su camisa blanca estaba totalmente limpia, impregnada de su olor, pero limpia.

Ahora probablemente parecía que Taehyung controlaba su vida, aunque de cierta forma así era.

Taehyung, el idiota que le había tocado como vecino desde que había nacido y como mejor amigo luego de que ambos habían aprendido a hablar, era el novio y prometido de su hermana, quien de hecho si tenía el control de su vida, quien de hecho era el centro de todo su mundo desde que sus padres habían muerto.

Solo dos años y unos cuantos meses mayor que el, pero Yuri había tomado el control de todo, de la empresa, las propiedades y los gastos, había hecho de todo para que Jungkook siguiera viviendo como lo había hecho toda su vida, era probablemente la CEO más joven a los veintiocho años aunque tenía que restarle unos cuantos si contaba el hecho de que la empresa había pasado a ser suya una vez murieron sus padres tres años atrás.

Jungkook no se permitió pensar en la muerte mientras encendía el auto y a pesar de la prisa conducía con precaución.

Taehyung conocía todos sus "Vergonzosos" hábitos de vida y la amenaza de hacer a su hermana conocedora de ellos pendía de su cabeza siempre.

Así que cuando llegó al estacionamiento de la universidad a penas fue capaz de tomar todo el material de Taehyung y cerrar el auto con seguro antes de empezar a caminar con prisa por los pasillos.

La gente lo saludaba y él respondía a pesar de todo, le guiñaba un ojo a las chicas si tenía la oportunidad y confirmaba su asistencia a una fiesta a pesar de no tener ni idea de quién la organizaba.

Se relajó un poco, si la gente lo quería de esta manera tenía que estar haciendo algo bien.

Aún así apuró su paso cuando vio la puerta del salón, ya habían personas sentadas por todas partes cuando cruzó por la puerta, pero Taehyung aún no había llegado y más importante que eso; habían justo dos asientos libres al frente.

Con una sonrisa casi corrió hacia ellos antes de que alguien los tomara en su lugar, se apresuró a dejar los materiales en uno de los asientos para poder sentarse en el que estaba al lado y lo hubiera hecho de no ser por el chillido alarmado que se escuchó junto a él.

Entonces se giró y se encontró con unos ojos brillantes que lo miraban entre la rabia y la sorpresa, no lo entendió hasta que analizó a la chica y entonces la vio; la mancha roja que adornaba su camisa, tan llamativa que se preguntó cómo había pasado por alto y aunque probablemente debería haberse disculpado, aunque probablemente estaba a punto de empeorar las cosas abrió la boca y dijo:

-Es en aceite, será una mancha difícil de quitar.

Casi como si le hiciera gracia, su victima lejos de reír frunció el ceño y entonces también habló.

-Es Yves Saint Laurent, difícil de conseguir.

Y entonces Jungkook la miro con una emoción renovada, al parecer había encontrado algo interesante.

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