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𝘀𝗶𝘅. trust

❪ season 2, chapter 4 of the walking dead show ❫

006. ┊໒ ⸼ | 𝗖𝗛𝗔𝗣𝗧𝗘𝗥 𝗦𝗜𝗫 | 🐝•˖*

❛ 𝗍𝗋𝗎𝗌𝗍 ❜

(no se olviden de votar y comentar, tqm <3)

Hershell se dio cuenta de que Brooklyn no podía seguir ayudando. La mente de la joven estaba en otro sitio, y era comprensible, así que la dejó partir.

Ella accedió y fue a la habitación que compartía con sus hermanas. No las había visto desde que se enteraron de la noticia, así que quería estar para ellas. Especialmente para Alaska.

Abrió la puerta con cuidado.

Nirvana estaba sentada en la cama, apoyando su espalda en el cabezal. En su regazo estaba acostada Alaska, dormida. La pequeña rubia tenía la cara roja como un tomate, y aún húmeda de tanto llorar. Pequeñas manchitas más oscuras salían en sus mejillas; siempre le pasaba cuando lloraba demasiado.

─ Se quedó dormida hace muy poco. ─murmuró Nirvana, quien tenía los ojos hinchados.

Brooke asintió, se acercó a ellas y, con cuidado de no despertar a Alaska, la levantó en brazos, llevándola hasta su cama. Le puso una cobija y la dejó descansar; lo necesitaría. Leonard era todo para Alaska, su persona favorita en todo el mundo. Ella había sufrido dos grandes pérdidas en toda su vida; era mucho para una niña pequeña.

Le acomodo el cabello para que no cayera sobre su cara y luego se acercó a Nirvana.

La joven había llorado, claro que lo había hecho. Así que apenas vio a su hermana mayor aproximarse, se lanzó a sus brazos y partió a llorar una vez más. Esto se sentía igual al día en que le dijeron que su madre había muerto; se sentía igual. Es como si hubiera retrocedido cinco años y el mismo dolor llegara a su pecho. Solo que, a diferencia de esa vez, no tenían un cuerpo al cual rendirle honores.

─ Se supone que íbamos a sobrevivir ─dijo Nirvana en voz baja ─. Los cuatro.

─ Ahora tenemos que sobrevivir por ellos. Por mamá, por Leo.

Se quedó un rato más consolando a su hermana menor, y cuando se quedó dormida por el cansancio, la dejó y se fue de ahí. Brooke cerró la puerta detrás de ella con cuidado, como si el más leve ruido que hiciera despertaría a sus hermanas y llorarían hasta desmayarse.

Soltó un suspiro; apenas salió, dio un paso y casi termina cayendo. Caso se tropiece con un cuerpo.

─ Solo quería saber cómo estabas. ─dijo Glenn, levantándose del suelo y subiendo las manos en forma de inocencia.

─ Estoy bien.

No se detuvo a verlo, comenzó a caminar. No tenía un destino fijo, simplemente quería dar un paseo bajo las estrellas para calmar sus emociones; sentía que si comenzaba a llorar, nunca más se detendría.

Él, sin pedir permiso, comenzó a seguirla. Tampoco tenía idea de por qué lo hacía, simplemente quería estar para ella. Ayudarla. Incluso cuando Brooke no había sido la persona más amable del mundo.

─ ¿Qué haces aquí?

─ Quería saber cómo estabas. ─repitió.

─ Mi hermano murió, ¿no te dieron la noticia? ─soltó de mala gana, haciendo que Glenn se encogiera de hombros.

Brooke dejó escapar un suspiro, miró al frente, sabiendo que no podía deshacerse de él. Así que no se molestó en reclamar, solo siguió caminando.

─ No tienes que decir nada si no quieres ─dijo Glenn suavemente, incluso cuando sabia que al hablar corría el riesgo de ser asesinado por la joven Miller ─. Pero estoy aquí, por si necesitas... no sé, compañía.

Compañía ─repitió Brooke, dejando escapar una risa breve y amarga ─. Si necesitara compañía, no sería la tuya.

Él no respondió de inmediato. Apenas conocía a Brooke, pero ya sabía de su mal carácter y de su fachada de hermana mayor o mamá, según las cosas que había oído.

─ ¿Sabes? Una vez tuve una bicicleta que amaba. Era vieja y tenía algunas partes a punto de romperse, pero me encantaba ─hizo una pausa, y Brooke le lanzó una mirada de incredulidad ─. Sí, ya sé, no tiene nada que ver, pero déjame terminar.

Brooke alzó una ceja, pero no lo interrumpió. Quería ver a dónde llegaba todo esto.

─ Un día, alguien la robó. No era lo peor del mundo, pero en ese momento... me sentí perdido. Como si algo importante se hubiera ido para siempre ─sonrió con tristeza ─. No estoy diciendo que perder a Leonard sea como perder una bicicleta. No es ni remotamente lo mismo, pero el vacío... creo que lo entiendo.

Brooke dejó escapar un suspiro profundo, sus ojos fijos en el horizonte.

─ No es solo eso ─ella decidió hablar ─. Mis hermanas piensan que es una leyenda urbana, pero antes de la muerte de mi madre, él y yo éramos inseparables. Yo era su adoración, él era mi héroe. Pero ahora él murió y yo solo... fui grosera con él todo este tiempo.

Se detuvo, tragándose las palabras y el nudo que crecía en su garganta.

─ Nunca lo odié, pero él creía que sí ─Brooke cerró los ojos, y una lágrima rodó por su mejilla ─. Fue mi primer hermano, mi persona favorita. La persona con la que crecí, mi persona favorita. Me defendía cuando me molestaban en la escuela.

Glenn inclinó ligeramente la cabeza, atento.

─ ¿Qué cambió?

─ No lo sé ─Brooke se limpió el rostro con la manga; ella sí sabía qué pasó ─. Es decir, nos separamos luego del funeral. Él tomó su camino; yo me quedé atrás. Sentí que me dejó atrás, y me enojaba que siempre buscara a Alaska en secreto, saliera a pasear con ella, jugara con ella, le comprara cosas... pero a mí nunca me buscó. Supongo que es porque nos peleamos antes de separarnos, pero siempre lo esperé... a mi manera. Nunca le dije cuánto lo extrañaba, cuánto me dolía todo. Y ahora ya no puedo.

Glenn la observó en silencio por un momento, y luego habló con suavidad.

─ Brooke, tal vez no pudiste decirle todo eso... pero eso no significa que no lo supiera. Es tu hermano, seguro no te odiaba.

Ella soltó una risa amarga.

─ Es fácil decirlo ahora. Pero nunca lo sabré, ¿verdad? Nunca podré arreglarlo.

─ No puedes arreglarlo, no ─Glenn miró al suelo ─. Pero puedes recordarlo. No lo bueno o lo malo, sino todo. Porque eso es lo que importa, creo yo.

En ese momento, Brooke supo que Glenn no era una mala persona. Quizá, solo quizá, podía confiar en él. Abrirse ante una persona, por primera vez luego de mucho.

─ No sé si puedo, Glenn.

─ No tienes que hacerlo sola ─él giró la cabeza para encontrar sus ojos ─. Mira, no soy Leo, no soy nadie especial y apenas me conoces, pero estoy aquí. Si necesitas hablar, gritar, llorar, lo que sea... estoy aquí. Incluso golpear algo. Dicen que soy buen saco de box.

Por un momento, Brooke sintió que los muros que estaban alrededor de su corazón se iban cayendo con cada palabra. El peso seguía allí, pero la presencia de Glenn era como un pequeño respiro en su miserable vida.

─ Gracias. ─murmuró finalmente, apenas audible.





















Alaska se levantó muy temprano en la mañana, se frotó los ojos porque ardían mucho, y se dio cuenta de que esa fue la peor cosa que pudo hacer. Solo le terminó haciendo más daño; su piel estaba muy frágil.

Bajó de la cama y se puso sus zapatillas, salió de la habitación, en la cual estaba sola. Probablemente sus hermanas habían huido, cada una a lidiar con su dolor o ayudar en la granja. Estaba apostando por lo primero. Así que ni siquiera se molestó en cambiarse de ropa, no tenía muchas ganas; solo avanzó hasta la pequeña bomba hidráulica manual que había cerca de la casa, empujó la manija un par de veces y luego metió su cara al agua, lo cual la refrescó mucho; su piel le agradecía.

Parte de su cabello se mojó un poco en el proceso, pero no le importó.

Por un segundo, se había olvidado de lo que pasó ayer. Por un segundo pensó que eso solo era un sueño, uno muy malo. Pero cuando vio a Brooklyn a lo lejos, cerca de aquel coreano, supo que no era un sueño. Su hermana no hace amigos, así que estaba triste, muy triste.

Leo no estaba. Leo había muerto.

Esa era la verdad. Su hermano había muerto por salvar a un niño que apenas conocía, un niño que aun así quizás no sobreviva. Nadie lo hace. El cielo ya no era azul, era gris, un gris muy oscuro. Los animales que un día amó estaban ahí, pero ya no la emocionaban. Las flores que siempre añoraba oler parecían solo un sinsentido.

Sabía que tenía otras dos hermanas con ella, pero Leo siempre había sido diferente. Aunque no habían vivido juntos en los últimos cinco años, sí se habían visto muy seguido. Él era su hermano favorito y no le importaba admitirlo... pero ahora ya no estaba. No estaría ahí para traerle dulces de contrabando, no estaría ahí para seguir enseñándole cómo se usaba un arma, no estaría ahí para tener sus peleas con Brooke (algo que a Alaska le parecía divertido).

En un abrir y cerrar de ojos, su mundo había cambiado. Una vez más.

¿Qué pasaría ahora?

Luego de la muerte de su madre, su familia se dividió. ¿Ahora pasaría lo mismo? ¿Que miembro se iría de su lado y la dejaría sola? ¿Brooke? ¿Nirvana? ¿Acaso ellas pelearían y no se volverían a hablar?

─ Hola. ─saludó Aleen. Su voz era temblorosa, tenía miedo de hablarle a Alaska, porque creía que su familia era la culpable de que ella hubiera perdido a su hermano.

─ Hola. ─responde ella, con una mueca de lado, comenzando a caminar hacia el bosque.

Aleen simplemente la siguió.

Alaska, por su parte, cuando llegó cerca de su lugar, trepó un árbol. El niño Grimes la miró espantado; estaba a punto de agarrarla del brazo y tirar de ella para que no cometiera una locura. Sin embargo, antes que pueda reaccionar, ella ya había llegado arriba y se había sentado en una de las ramas.

─ Creí que estabas con tu hermano. ─dice Alaska, mirando hacia el frente, al lugar desde donde siempre venía Leo y Otis después de sus expediciones.

Pero ahora no volverá a ver a ninguno de los dos.

─ Mis papás no me dejan entrar.

─ Ou.

Suelta, no sabía qué más decirle. Así que decidió ignorarlo. Ella no sabía cómo actuar con las personas, mucho menos con amigos (si es que eso era de Aleen). Nunca le había ido bien con los niños de su edad, porque ellos eran crueles con ella por no tener a su madre.

─ No fuiste al funeral.

─ No me gustan los funerales.

Alaska no había tenido ni la menor idea de que habían hecho funerales para Otis y Leo, pero estaba segura de que, aunque hubiera sabido, no hubiera ido. Brooke probablemente sabía eso, por eso no se molestó en despertarla.

Desde su posición, ella vio como un gran grupo estaba reunido alrededor de un auto. Así que, por curiosidad (y como intento de distraerse), bajó rápido del auto y corrió hasta ahí. Maggie fue la primera en darse cuenta de la presencia de la pequeña, así que estiró sus brazos y la recibió, alzándola apenas pudo.

─ ¿Cómo estás? ─le preguntó. Sabía que era una tonta pregunta, pero no sabía cómo más abordar a una niña.

─ Mal, pero estaré bien ─dijo ─. Ya lo hice una vez.

Aquello hizo que el corazón de los adultos se rompiera, en especial el de Shane. Que sabía lo que había hecho. Sin embargo, no dijo nada; quien habló fue Rick, que miró a Alaska.

─ Tu hermano salvó a mi hijo, fue un héroe.

Alaska asiente, girando para poder ocultar su cabeza en el hueco del cuello de Maggie. La chica Greene dejó palmaditas en su espalda. La niña no sabía qué pensar, no sabía qué hacer. Apenas su cerebro funcionaba, no entendía qué hacían los adultos ahí reunidos; escuchó algo sobre una búsqueda, pero no más.

─ De eso que trajeron ─Alaska subió un poco la mirada cuando escuchó la voz de Maggie. ─. ¿Tienen más antibióticos, vendas o algo de eso?

─ Solo lo que vieron.

─ Puedo ir al pueblo. ─la voz de Brooke hizo que Alaska se alarmara, pero sabía que cuando su hermana decía que haría algo, lo haría, incluso si ella se ponía a llorar o a hacerle pataletas.

─ ¿No es donde fueron ayer?

─ No, esta es una farmacia a menos de dos kilómetros. Conozco el lugar.

Brooke necesitaba distraerse del dolor, y si era ayudando a aquel niño. Lo haría. Mejor dicho, ella lo hacía porque no dejaría a ese niño morir, no luego que Leonard hubiera muerto. Sentía que si no hacía nada, ese niño podría fallecer y el sacrificio de su hermano no tendría sentido.

─ Ya lo he hecho antes. ─Brooke miró a Hershell, en búsqueda de aprobación.

─ ¿Ves al chico de gorra? Es nuestro experto en mandados.

Hershell le dio luz verde, así que ella se fue hacia él. Ir con Glenn no sonaba tan mal, además... quizás necesitaba alguien que le ayude si se encuentra con su padre en el pueblo, específicamente, en el bar del pueblo.

─ Dicen que eres rápido y sabes cómo entrar y salir.

Al ver que él se quedó en silencio y levemente sorprendido.

─ Debo ir a la farmacia, ¿vienes?





















─ Esta es una de las cosas que suelo hacer por mi cuenta. Solo. Es algo mío, ¿sabes?

Brooke lo había escuchado hablar durante todo el camino, y estaba a punto de pegarle un tiro o una cinta en su boca, probablemente su terapeuta diría que la segunda opción es la mejor, pero ella en definitiva amaba la primera.

─ Soy solitario.

Sí, la primera opción sonaba bien.

Ambos siguieron su camino, adentrándose en el pueblo. Al llegar a cierta parte, la mirada de Brooke fue hasta el bar. No tuvo ni siquiera que esforzarse en pensar si su padre estaba ahí o no, porque afuera de la puerta estaba el bate con clavos que él usaba para matar caminantes. Era muy tonto para dejarlo afuera.

─ ¿Te sucede algo?

─ Nada. ─ella regresó su mirada al frente.

─ Bueno, no creo que sea nada. Todos tenemos algo. Nuestra mente siempre piensa en algo, siempre nos pasa algo.

─ Me pasa que alguien está hablando mucho.

Ella detiene a su propio caballo cerca de la farmacia. Se baja de un salto y luego lo amarra a un poste. Camina hacia la entrada, viendo el letrero que había puesto Maggie la última vez que vino aquí.

TOMA LO QUE NECESITES.

QUE DIOS TE BENDIGA.

Dios. Brooke seguía creyendo en él. Incluso cuando el mundo le daba miles de señales para no hacerlo. En parte lo hacía por su madre; ella era religiosa. Quería seguir ese legado por ella.

Entro a la farmacia, siendo seguido por Glenn.

─ Iré a buscar los antibióticos y cosas para mi hermana. Si encuentras cremas para la piel, cualquiera, tómala. Alaska las necesita. ¿Qué más hay en la lista?

Glenn saca el papel de sus bolsillos y se los ofrece a Brooke; sin embargo, ella se niega.

─ ¿Puedes ocuparte del resto? ─le pide.

─ Claro.

Ella avanzó hacia la zona donde sabía que iba a encontrar lo necesario para llevarlo. Tomo vendas, botellas de alcohol, analgésicos, pastillas para la alergia. Una vez que tenía todo eso, se dejó caer en el suelo, frente a la zona de nutrición. Miro un frasco de vitamina A. Lo tomo entre sus manos y pienso inmediatamente en sus hermanas, especialmente en Alaska. Con la noticia que le dieron ayer, tal vez necesitaría fortalecer su sistema inmune, porque ella cuando está triste no come (se parece mucho a ella). Nirvana, por su parte, cuando está triste, come demasiado. Así que necesitará algo para el dolor de estómago.

Y su padre cuando está triste... él se emborrachaba.

En ese momento, frunció el ceño al darse cuenta: Él no sabía que su primogénito había muerto.

Levanto la vista y vio como Glenn estaba en la zona de higiene femenina. No estaba segura de qué hacía él ahí, pero le servía. Esa zona estaba en la parte derecha y final de la farmacia. Así que ella podía escabullirse y salir de ahí. Y eso hizo.

Cruzo la calle, mirando a todos lados. Se detuvo en la puerta del bar y se detuvo frente a la puerta. Tomó una bocanada de aire e ingresó.

Apenas entró, vio a su padre. Estaba sentado en un taburete; su cabello castaño estaba crecido, su barba de igual manera. Llevaba una camisa de leñador que estaba manchada de sangre. En su mano tenía un vaso que estaba vacío y junto a él botellas de alcohol que claramente habían sido consumidas recientemente.

Se acercó a él. Esperando que esté al menos consciente para asimilar la noticia.

─ Ayer...─nunca pensó que decir eso le dolería, pero lo hizo ─. Leo salió a buscar medicinas para un niño... Él murió, Derek.

Ella esperaba que su padre actuara como eso, un padre. Que llorará y gritará como lo hizo cuando su madre murió. Recordaba el día, recordaba cómo estaban viendo una película en la sala de su casa. Alaska tenía unos cinco años, tenía su boca manchada de chocolate porque había comido pastel. Nirvana tenía gripe, pero había salido de su habitación solo porque verían The Exorcist. Como Leo estaba tratando de conectar el proyector, y como ella simplemente terminaba de hacer las palomitas.

Cuando la película estaba por la mitad, alguien tocó la puerta. Derek alzó la mirada; él había estado leyendo unos planos en la sala de casa. Se levantó para abrir la puerta, porque sus hijos estaban muy concentrados en aquella película.

Brooke recuerda la cara del hombre, porque ella giró a ver cuando su padre abrió la puerta. Vio como él le dijo algo, y luego su padre simplemente se derrumbó. Comenzó a gritar, a llorar. Cayó de rodillas al suelo y gritó el nombre de Vienna.

Tuvo que cargar a Alaska en brazos y cubrirle los oídos para que no se asustara mientras veía cómo aquel hombre murmuraba algo y se iba de ahí.

Esperaba que pasara lo mismo ahora. Que se lamente por la muerte de su hijo, su primer hijo.

─ Leo murió. ─repitió, aun esperanzada en que su padre no hubiera escuchado.

Pero lo vio girar y verla, y luego volver a su antigua posición. Lo vio tomar la botella que tenía a su lado y volver a rellenar su vaso.

Eso la enfureció. Tomo la botella y luego el vaso y los tiro con furia contra la pared.

─ ¡Leo murió! ¡Leo murió y parece que no te importa! ¡Mi madre no era lo único que tenías en tu vida! ¡Tenías cuatro hijos! ¡Mierda!

Espeta con furia, mientras las lágrimas salen de sus ojos. En ese momento no sabe lo que hace, pero sus manos van hacia su revólver y apuntan a su padre. Ni siquiera sabe por qué lo hace, ni siquiera pone su dedo en el gatillo, pero estaba enojada porque su padre no sentía nada por la muerte de uno de sus hijos. Estaba muy borracho.

Aunque Broke no estaba seguro si estando sobrio otra sería la historia.

Su pecho subía y bajaba; estaba tan concentrada en su enojo que no se dio cuenta de que la puerta se abrió y alguien entró. No hasta que escucha la voz de Glenn.

─ ¡Brooke!

Grita. Acercándose a ella y sujetándola de la cintura. No sabía quién era aquel hombre que Brooke apuntaba, pero lucía muy indefenso como para que pudiera ser un peligro. Es más, parecía un cadáver.

Tira de ella hacia afuera, y luego le quita el revólver de sus manos.

Ella respira apresuradamente, pasa sus brazos por su cabello con desespero.

─ Leo murió. ─dice, con lágrimas brotando por sus ojos.

Y antes que Glenn pueda decirle algo, ella se lanza a sus abrazos.

Glenn no duda. Le devuelve el gesto, dejando que ella llore, se refugie con él. Dejó caricias en su cabello mientras murmuraba cosas para consolarla.

Brooke se había roto.

Brooke había confiado en alguien para romperse.




























▬▬ 𝗟𝗨𝗖𝗬'𝗦 𝗦𝗣𝗔𝗖𝗘 🐝

TRATE que las escenas de Glenn y Brooke no sean una copia de Glenn y Maggie en la serie, creo que lo logre. Creo.

▬ With love, Lucy Rhee (Dixon)
palabras; 3428.

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