
17- ELIZABETH MILLER (1666)
Antes de empezar quiero anunciarles que este capítulo tiene una advertencia de mención de suicidio.
La familia Miller era una prestigiosa familia de unión. Cyrus Miller, el pastor del pueblo, era bastante conocido por ser un buen hombre el cual todos respetaban. Grace Miller, la esposa del pastor Cyrus y madre de una hermosa niña llamada Hannah Miller. Junto a esa familia vivía Elizabeth Miller, tía de Hannah y hermana menor de Grace.
Elizabeth haría lo que sea por ver feliz a Hannah, daría lo que fuera por verla reír, incluso sacrificaría su propia vida y creencias por darle justicia a Hannah.
Hannah es como la hija que Elizabeth nunca pudo tener.
[...]
1666
Desperté con el sonido el sonido de las aves que cantaban en mi ventana. me levanté, y me quedé sentada en el borde la cama mientras observaba por la ventana como el sol salía.
bajé las escaleras, de camino a la cocina, donde me encontré a mi hermana mayor Grace, cocinando el desayuno.
-Buenos días, hermana.- hablé.
-Buenos días, Elizabeth. Ya era hora de que despertaras, tienes cosas que hacer.
hice una mueca de disgusto y sólo me senté.- eso ya lo sé, pero no puedo controlar la hora a la que me despierto.- expliqué.
-es siempre lo mismo.- murmuró.- ¡Así no vas a conseguir nunca un buen marido, Elizabeth!- exclamó dándose la vuelta.
-te he dicho que no quiero un marido.- respondí firmemente. La mano de Grace se acercó a mi rostro velozmente, dándome una cachetada en la mejilla derecha.
-¡No te atrevas a decir esas cosas en mi casa!- gritó. Sobé mi mejilla, sin ninguna señal de sufrimiento o dolor, no quería darle esa satisfacción.- Ponte a hacer algo útil por una vez.
Me levanté de la silla, ella me entregó una cesta con ropa y yo la tomé. salí de la casa y me dirigí al tendedero que se encontraba en el lado izquierdo de la casa.
Comencé a colgar las cosas, de vez en cuando saludando a ciertos pueblerinos. Hasta que una chica llamada Sarah Fier me saludó.
-Elizabeth, Buenos Días.- Dijo sonriente.
-Es una buena mañana, Sarah.- respondí.
vi como la chica se alejó un poco y se detuvo en la entrada de la casa, de esta salió hannah con la escoba en sus manos.
Siempre he tenido ciertas sospechas sobre Hannah. La chica se ponía más emocionada de ver a Sarah que de ver a su futuro esposo. Nunca le mencioné nada de eso a Grace o Cyrus, sabía que Grace perdería la cabeza totalmente. Además de que jamás le haría tal cosa a Hannah, ella lo es todo para mí.
Observaba atentamente como las jóvenes sonreían y hablaban, cada vez acercándose más y más, aunque esta escena fue interrumpida gracias a mi hermana, quien abrió la puerta de golpe e hizo que las dos se separaran rápidamente.
Yo observé como Grace regañaba a Hannah, pero ella sonreía cuando Grace se fue. No pensé más en aquello y terminé con mis tareas del día.
[...]
La noche había caído y el constante sonido de insectos en que se encontraba cerca de mi ventana, resonaban en la habitación.
"Cartas de Abelardo y Eloisa" era el libro que se encontraba reposando en mi regazo, la suave luz de la vela era lo único que iluminaba mi vista.
Estaba pasando las páginas y leyendo con mucha tranquilidad cuando, de pronto escuché unos pasos en el pasillo. puerta cautelosamente y la abrí intentando no hacer ningún ruido.
por el fino espacio que dejé, pude ver la figura de Hannah bajando las escaleras con cuidado.
-¿A dónde va?- pensé. Eran al menos las 11 de la noche y Hannah estaba saliendo ahorita, eso era definitivamente algo malo.
Sin embargo, no escuché a ninguno de los pensamientos que me decían que preguntase a dónde iría y simplemente volví a mi lectura.
[...]
-¡Elizabeth!, algo le pasa a papá.
con paso apresurado, salimos Hannah y yo de la habitación, nos detuvimos en la entrada de la habitación que Grace y Cyrus compartían.
-Te advierto, no tengo idea de qué le pasa.- dijo asustada.
abrí la puerta y me encontré con Cyrus al fondo de la habitación, su mirada estaba fija en algún punto que veía a través de la ventana. Además de aquello, susurraba algo que no lograba entender y tampoco tenía ganas de acercarme a él.
Estaba en una especie de trance.
-Hannah, necesita ver a un médico... de verdad.- hablé.
-Lo sé, se lo he dicho a mamá pero no ha querido escucharme y me ha mandado a buscar alguna cita bíblica...
-Hannah, eso no funcionará, por favor.
-¿Pero qué quieres que haga?, madre está volviéndose loca con esto.- respondió un poco histérica señalando a Cyrus.
-Bien, tú tranquila, buscaré ayuda.- Anuncié.- Sólo no te acerques a él.
Salí de la casa y vi como un grupo de personas se reunían alrededor del pozo, estos gritaban desesperados porque algo malo estaba sucediendo. me acerqué a Abigail para preguntarle qué ocurría.
-No tengo ni idea, Elizabeth.- me susurró.
-¿Crees que todo estará bien?- pregunté preocupada.
antes de que Abigail pudiera responder, escuché el grito de pavor que soltó una de las mujeres cerca del pozo.
-¡Nuestra agua ha sido envenenada!
miré a Abigail y ella tenía la misma expresión de sorpresa que yo.
-¿Quién ha invitado al diablo a Unión?-El loco Thomas comenzó a hablar.- ¿la lujuria de quién? ¿El pecado de quién?- a su alrededor la gente comenzaba a temblar un poco ante sus palabras. Thomas miraba fijamente a Sarah.- El diablo ha venido y nos ha sumido en su oscuridad y esa oscuridad crece, en nuestro interior.
Tras unos segundos, me giré de nuevo a ver a Abigail.- ¿Sabes de algún doctor?- pregunté.
-Uh... Sí, claro, ¿por qué?
Antes de que pudiera responder a su pregunta, escuchamos un grito que provenía de las afueras de la iglesia, era de Grace.
-¡Cyrus! ¡Sal de ahí!- gritaba a todo pulmón mientras golpeaba la puerta, sin embargo varios hombres se pusieron frente a la puerta para intentar mantener la calma. Abigail, quien seguía a mi lado comenzó a gritar.
-¡Constance!, Dónde está Constance!?
Cyrus se había encerrado en aquella iglesia con una docena de niños del pueblo. Y aunque nadie quería pensar en lo peor, nada de eso sonaba bien, el pastor quien desde la mañana estuvo actuando extraño, ahora se encierra con los niños en la iglesia.
El loco Thomas no paraba de gritar, diciéndoles a todos que el diablo se había encerrado allí, lo cual hizo que todos se desesperaran aún más. Vi como la joven Fier, corrió hacia la puerta gritando el nombre de su hermano.
Solomon pasó frente a mí bastante agitado, dirigiéndose a la puerta trasera de la iglesia. Varias personas lo siguieron, yo incluida. Gracias a los empujones que le dieron a la puerta, esta se abrió de par en par. Solomon los detuvo a todos, sin embargo él tomó una horca para defenderse.
La mano de Hannah reposaba en mi hombro temblorosamente. la miré por unos segundos y luego regresé mi vista a lo que hacia Solomon. Él caminó por el pasillo que estaba entre los bancos. De pronto sentí como Grace apareció a mi lado y me empujó del medio para luego entrar corriendo en la iglesia. Me puse de pie y el grupo de personas se adentraron.
En el suelo del pasillo había algo que llamó mi atención, un montoncito de algo que le chorreaba lo que parecía ser sangre. Yo lo miré asqueada, luego observé a mi alrededor como las personas comenzaban a chillar por algo que habían visto. Me acerqué un poco a Constance.
La expresión de mi rostro cambió a una de horror. Los ojos de Constance estaban en aquel montoncito, y no eran los únicos. Me eché hacia atrás rápidamente, sentía unas terribles ganas de vomitar, el olor de aquel lugar era espantoso y eso combinado con la sangre en el suelo y los niños sin ojos, era lo peor que había presenciado.
Escuché como la voz de Solomon llamó a Sarah, giré mi cabeza y me encontré con Cyrus a punto de atacar a Sarah cuando Solomon le clavó la horca en el pecho, al desenterrarla, salpicaduras de su sangre cayeron en mi rostro. Mi mandíbula temblaba y yo sólo sentía que iba a vomitar en cualquier momento.
Me levanté del suelo, sentía la mirada de horror de Grace puesta en mí. Salí de la iglesia lo más rápido posible para encontrar un lugar donde pudiese lavarme el rostro.
[...]
Hace unas dos horas que las personas del pueblo se habían reunido para hablar sobre lo que había ocurrido en la iglesia, y todos habían llegado a la conclusión de que fue obra del diablo. Abigail y yo nos encontrábamos en el borde de la ventana, oreja izquierda pegada al frío y polvoriento cristal intentando escuchar lo que había sucedido.
Hannah y Sarah se encontraban a nuestro lado escuchando atentamente toda la información que les dábamos de vez en cuando. Sin embargo todas nos acercamos al cristal cuando vimos que Isaac iba hablar al frente, contó que los jóvenes habían salido una noche a beber y bailar.
-¡Sólo bebimos aguardiente de manzana y bailamos, no hay nada malo en eso, somos jóvenes!- explicó.
-¡Pecadores!- era lo único que respondían los pueblerinos.
Luego de Isaac, vimos como Caleb pasó al frente. Escuchaba como Hannah comentaba la situación nerviosamente, yo no entendía por qué.
-¡Ella me embrujó!- Exclamó Caleb.
-¡Dinos su nombre!- Gritaba Elijah.
-¡Hannah Miller y Sarah Fier!
giré la cabeza lentamente hacia Hannah, con la boca entre abierta completamente sorprendida. La expresión de Hannah estaba llena de culpabilidad y de arrepentimiento.
-Hannah, ¿eso es cierto?...- pregunté.
-Elizabeth, te juro que no es así.- respondió con lágrimas en los ojos.- No hemos hecho nada malo, por favor, tienes que creerme.- Suplicó, tomó mis manos y con los ojos llorosos hizo que la viera directamente.
-yo... yo te creo, Hannah.- antes de que ella pudiera responder, un golpe se escuchó, indicando que la puerta había sido abierta. Me giré a ver a Hannah y a Sarah.- corran.- susurré, las chicas me hicieron caso y echaron a correr en diferentes direcciones. Me giré a ver a Abigail quien se estaba alejando de la situación como si no supiera qué ocurría.
-¿¡Dónde están esas brujas!?- Elijah llevaba una antorcha en su mano, y detrás de él comenzaron a salir los pueblerinos cazando a Sarah y a Hannah.
Grace salió y se acercó a mí rápidamente.- Fuiste tú, ¿verdad?- me acusó, a lo que yo comencé a negar con la cabeza.- Claro que sí, odias vernos feliz, ¿no es cierto?, odias el hecho de que yo sí puedo tener una hija sana y buena, pero tú jamás tendrás eso... Por eso embrujaste al buen pastor, ¡Mi marido!- exclamó al borde del llanto.
-yo no he hecho nada, Grace. Y es una pena que le creas a esos hombres antes de la palabra de tu hija.- respondí amargamente, me giré y comencé a alejarme de aquella situación.
No me dio tiempo de alejarme demasiado porque a los pocos segundos, escuché el desgarrador grito de Hannah. Y cuando me giré, la pobre chica estaba tirada de rodillas al suelo, atada en las manos por una soga. Elijah se agachó y la tomó por el cabello haciendo que levantara la mirada hacia el pueblo.
-¡Tenemos a una de las brujas!- quería correr hacia ella y golpear a Elijah en el rostro, pero me contuve. El rostro de sufrimiento de Hannah me partía el corazón.- Cuando el sol salga, ¡liberaremos a unión de esta bruja!, ¡Buscaremos en todas las casa, en cada rincón del bosque!, ¡No descansaremos ni tendremos piedad!, ¡Encontraremos a Sarah Fier!
Dicho esto, el pueblo comenzó a animarlos. Observé como se llevaban a Hannah y yo me dirigí a Grace.
-¿Cómo has podido hacerle algo así a tu propia hija?- pregunté con los ojos llenos de lágrimas.- ¡La van a colgar y tú nos has dado la cara por ella ni una vez!- exclamé, una vez más vi como Grace estaba a punto de alzar su mano a mí para darme una cachetada, pero la detuve.- Tú eres el verdadero monstruo, la madre que lanza a su hija a los lobos sin ninguna señal de arrepentimiento.
me alejé de la situación una vez más, y esta vez si pude hacer lo que quería lograr. Pude ver el lugar donde se llevaron a Hannah, era una cabaña oscura y antigua. Hice mi mayor esfuerzo para que no me vieran entrar, sin embargo, allí dentro Hannah ya tenía compañía.
-Sarah...-susurré y las chicas se exaltaron, estaban besándose por lo cuál se separaron inmediatamente al oír mi voz.
-Elizabeth... Esto no es lo que parece, somos inocentes.- Habló Sarah.
Yo suspiré y me acerqué a las chicas, poniéndome de rodillas como ellas y sin pensarlo dos veces, abracé a Hannah.
[...]
El pueblo entero se encontraba reunido caminando silenciosamente. Delante iban Hannah y Sarah atadas por cadenas.
Podía escuchar a Grace rezando constantemente a mi lado. También se escuchaban las charlas de los pueblerinos preguntándose cómo es que dos brujas terminaron en Unión. A los pocos minutos, nos detuvimos frente a un gran árbol, hicieron que Hannah y Sarah pasasen al frente del todo. Ambas chicas cubiertas de tierra y sangre, a Sarah le faltaba la mano derecha, que la habrá perdido en alguna ocasión de la noche anterior.
El rostro de Hannah me observó una vez más antes de pasar al frente del todo.
-¡Confiesen!- gritó el loco Thomas.- ¡Confiesen los pecados o ardan en el infierno eternamente!
Pude ver como el rostro de Sarah se giró hacia Hannah y esta cambió la expresión rápidamente. Comenzando a negar con la cabeza, de sus ojos brotaban lágrimas y gritaba-¡No!- repetidas veces.
-Confieso.-Hannah comenzó a negar con la cabeza desesperadamente, con esperanza de que no lo creyeran.-¡Confieso!- exclamó de nuevo.
-¡No!, ¡Miente!- acto seguido Hannah fue callada por Elijah, quien le cubrió la boca para que Sarah pudiera continuar. La ira se apoderó de mí e intenté caminar hacia Elijah pero el brazo de Grace me detuvo velozmente.
-¡Caminé con el diablo!, ¡Yací con él!, embrujé al buen pastor, y embrujé...-Explicó Sarah, se giró a ver a Hannah quien intentaba zafarse del agarre de Elijah.-a Hannah Miller.
Sarah confesó y luego observó a Hannah, quien fue liberada a órdenes de Solomon. Le di un empujón a Grace que hizo que me soltara, corrí hacia Hannah quien lloraba en el suelo mientras colgaban a Sarah. Hannah lloraba en mi hombro, empapando mi manga con sus lágrimas, yo no podía hacer nada en mi poder para animarla.
Al menos no en ese momento.
[...]
El libro que tenía en mi mesa tenía sólo unas cuantas páginas llenas de palabras. Aún seguía escribiendo apresuradamente, con cada nueva palabra que añadía, sentía que mi furia crecía cada vez más y más.
Cada una de nosotras defenderá a la otra. Lo que Grace no hizo con Hannah lo haremos nosotras, sin importar tus creencias. Nos dedicaremos a cazar al hombre que realmente embrujó a Cyrus, él que verdaderamente hizo que este matase a los niños que quería como si fueran sus hijos. Cuando lo encontremos, nos aseguraremos de que sepa de dónde venimos y a quién estamos protegiendo, dejando el nombre de Hannah y Sarah en alto.
El único problema será que cuando este hombre y su legado mueran, la persona que lo mató morirá con nuestro legado también, poniendo fin a este eterno sufrimiento.
Todas las Miller nos uniremos para encontrar al hombre que delató a Hannah, nuestro legado familiar. Lo encontraremos y lo haremos sufrir hasta su muerte, para darles a Hannah y a Sarah la justicia que merecen.
-Justicia para Sarah Fier"
[...]
-¡Madre!, ¡Madre, algo le pasa a Elizabeth!- anunció Hannah, quién corrió hasta la cocina en busca de su madre.
Esta fue detrás de ella, saliendo de la casa y recorriendo el pueblo hasta llegar al bosque, allí colgada de un árbol, con una soga alrededor de su cuello, se hallaba el cuerpo sin vida de Elizabeth Miller.
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