Capítulo 02
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Dra. Abigail Warren
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Mientras Abigail y Ben estaban afuera, envueltos en un abrazo fraternal, miraban la calle bajo las luces de la ciudad que se reflejaban en los charcos de la última lluvia. El ambiente era tranquilo, el aire fresco, y en medio de ese momento familiar, una idea alocada cruzó la mente de Abigail.
—Ben... —dijo Abigail, con una sonrisa divertida.
—¿Qué pasa? —preguntó Ben, bajando la mirada hacia su hermana.
—¿Qué te parece si hacemos una cena? —respondió Abigail, con picardía en su voz.
—Suena bien, pero... ¿por qué lo dices así? Sé que tienes algo planeado —replicó Ben, frunciendo ligeramente el ceño, intrigado.
—Quiero que sea una cena grande. Que invitemos a todos los del hospital y a tu equipo de bomberos. ¡Quiero conocer a todos los que forman parte de tu vida! —exclamó Abigail, entusiasmada, con los ojos brillando.
—Wow, eso suena increíble... pero ¿dónde haríamos una cena para tanta gente? —preguntó Ben, sonriendo con sorpresa.
—No te preocupes por eso. Ya tengo algunas ideas. Yo me encargo —respondió Abigail, con confianza.
De repente, el sonido agudo de una alarma de emergencia interrumpió la conversación.
—Parece que alguien necesita ayuda —dijo Ben, mirando su radio y suspirando.
—Ve a salvar el día, hermano —le dijo Abigail, tomándole el brazo con cariño.
—¿Y tú? ¿Dónde irás mientras tanto? —preguntó Ben, preocupado por ella.
—Iré al hospital a recoger mis maletas. Luego iré al lugar donde me voy a quedar por ahora —respondió Abigail, tranquila, como si ya lo hubiera planeado todo.
—Bien, nos vemos después. Avísame si necesitas algo —dijo Ben, con una sonrisa protectora.
Ambos se despidieron con un abrazo rápido. Ben corrió hacia la estación de bomberos, donde las luces del camión ya parpadeaban en la oscuridad, listos para la emergencia. Abigail lo observaba con orgullo y algo de preocupación, como siempre.
Cuando Ben ya estaba subido al camión, ocupando su lugar al lado del piloto, el vehículo comenzó a alejarse a toda velocidad.
—¡Ten cuidado, Ben! —le gritó Abigail, sonriéndole y saludándolo con la mano.
Ben le devolvió la sonrisa y la saludó desde la ventana, mientras el camión se perdía en las calles. Sabía que, sin importar la distancia o el peligro, siempre contarían el uno con el otro.Abigail se quedó unos momentos mirando cómo se alejaba. Luego, suspiró, ya pensando en todo lo que tendría que hacer para organizar la cena. Estaba decidida a que fuera un evento especial para su hermano y todos los que lo acompañaban en su día a día.
—Esta cena va a ser memorable —murmuró para sí misma, con una sonrisa determinada, antes de emprender su camino hacia el hospital.
Una vez que Abigail llegó al hospital, se dio cuenta de que el lugar estaba lleno de actividad. Médicos, enfermeras e internos corrían de un lado a otro tratando a varios heridos por un accidente. Abigail buscó a Bailey o a Owen para saber si necesitaban ayuda, pero no los encontró. Sin dudarlo, decidió atarse el pelo, agarrar una bata y guantes, y empezar a ayudar a quien pudiera.
Se acercó a un chico, de unos 16 años, con heridas graves, y comenzó a revisarlo.
—Hola, Sebastián, soy la Dra. Warren. Dime, ¿qué ocurrió? —le preguntó mientras lo examinaba.
—Estábamos con unos amigos en el auto de su padre cuando chocamos contra otro coche. Nosotros no quisimos... —respondió Sebastián, con voz temblorosa.
—No estoy aquí para juzgarte, estoy aquí para ayudarte —dijo Abigail, calmándolo.
—¿Sabes si mis amigos están bien? —preguntó Sebastián, con preocupación.
—No lo sé, pero vamos a concentrarnos en ti ahora. Dime, ¿te golpeaste la cabeza? —preguntó Abigail.
—Sí, contra la ventana —respondió el chico.
—Bien. Necesito que me digas si te duele cuando te toque el abdomen, ¿de acuerdo? —le indicó Abigail mientras empezaba a palpar.
—¡Ay! Sí, ahí me duele —dijo Sebastián, quejándose.
—Voy a buscar lo necesario para suturar tus heridas. Ya vuelvo —le dijo Abigail, levantándose.
Se dirigió a los estantes para recoger el material que necesitaba. Sin embargo, al volver, vio a Sebastián convulsionando.
—¡NECESITO AYUDA AQUÍ! —gritó Abigail, dejando rápidamente las cosas para poner al chico de lado.
Una enfermera y una interna corrieron hacia ella para ayudar.
—Necesito que le administren 10 miligramos de lorazepam. ¡La convulsión está durando demasiado! —ordenó Abigail.
Las dos la miraban, sin moverse. No la reconocían y estaban confundidas.
—¿Necesitan una invitación? ¡Es para ahora! —les gritó Abigail, firme.
Finalmente, le administraron el lorazepam, deteniendo las convulsiones.
—Bien. Necesito que llamen a Neurología y General. Ahora —pidió Abigail.
—Con todo respeto, ¿quién es usted? —preguntó una de las internas, aún algo desconcertada.
—Soy Abigail Warren, cirujana de trauma —respondió Abigail, con autoridad.
—¿Es usted algo de Ben Warren? —preguntó la interna, sorprendida.
—Sí, es mi hermano —respondió Abigail.
—No sabía que tenía una hermana. Dra. Estefani Edwards —dijo la interna, presentándose.
—Bien, Estefani. Llama a Neurología y General, por favor —dijo Abigail, retomando su enfoque en el paciente.
—Enseguida —respondió Estefani, apresurándose.
Mientras esperaba la llegada de los especialistas, Abigail comenzó a limpiar las heridas de Sebastián. Probablemente serían Derek y Meredith quienes vendrían a evaluarlo.
—¿Qué tenemos? —preguntó Derek, entrando en la sala con Meredith detrás.
—Sebastián, 16 años, golpe en la cabeza y abdomen. Posible hemorragia interna. Sufrió convulsiones hace diez minutos, le dimos 10 de lorazepam —dijo Abigail, concentrada en el caso.
Al escuchar esa voz, Derek y Meredith se miraron con sorpresa. Cuando Rosalind se dio vuelta, sus rostros se iluminaron al ver a su amiga.
—No lo puedo creer —dijo Meredith, sorprendida.
—¡Es nuestra segunda Warren! —exclamó Derek, sonriendo. Ambos abrazaron a Rosalind.
—Sí, volví, pero ahora tienen que atender a los pacientes. Hoy haré una cena, les pasaré la dirección a Bailey. Voy a recoger mis cosas. Nos vemos esta noche —dijo Rosalind, sonriendo antes de salir.
Se dirigió a la oficina donde había dejado sus maletas. En el camino, se cruzó con Richard, que caminaba con dos internos.
—¡Abigail! —exclamó Richard, abrazándola—. ¡Tanto tiempo!
—Sí, tres años —respondió Abigail, abrazándolo de vuelta.
Mientras hablaban, Abigail vio a alguien conocido entre los internos.
—Soldado Parker —dijo Rosalind, haciendo un saludo militar.
—Mayor Rosalind Warren —respondió Parker, devolviendo el saludo.
—Descansa, soldado. ¡Ven aquí y dame un abrazo! —le dijo Rosalind, sonriendo.
—Pensé que te quedarías más tiempo con el equipo —comentó Parker.
—Necesitaba volver —respondió Rosalind, con una sonrisa nostálgica.
—¿Se conocen? —preguntó Richard, curioso.
—Sí —respondieron ambos al mismo tiempo.
—Pasé estos tres años en Irak y allí conocí a Parker —explicó Rosalind.
—¿Estuviste... dónde? —preguntó Richard, sorprendido.
—Lo contaré todo esta noche en la cena. Parker, tú también vienes. Es una orden. ¡Nos vemos! —dijo Rosalind, mientras salía con una sonrisa.
Rosalind se dirigió a su antiguo departamento para recoger algunas cosas antes de ir a la casa que Antonio le estaba prestando. Al entrar, encontró el lugar tal como lo había dejado. Al ver las fotos que decoraban su sala, los recuerdos la golpearon con fuerza.
Entró en la habitación que había sido destinada para su bebé. Agarró uno de los muñecos y lo abrazó con fuerza. Aunque el dolor ya no era tan intenso, la ausencia de lo que había perdido aún pesaba en su corazón.
Salió del cuarto con el muñeco en brazos y fue a la habitación que compartía con Oliver. Las fotos en las paredes y la mesita la hicieron detenerse. Allí, sobre la mesita, estaba el anillo de compromiso de Oliver. Lo tomó y se lo puso en la cadena que llevaba junto con un dije que tenía de Antonio.
Recogió fotos con su equipo en Chicago, con Oliver, y las ecografías del bebé. Sabía que le haría daño, pero también agarró una de las camisetas de hockey de Oliver. Antes de irse, recogió las fotos del álbum en la habitación del bebé y un regalo de Oliver que nunca había abierto.Finalmente, salió de su departamento y se dirigió a la casa para empezar a organizar todo para la cena que había planeado.
Editado: 16/10/24
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