Capítulo 12
Lisa no tarda en volver con el abrigo de la castaña en las manos, acercándose y colocándolo sobre sus hombros con cuidado.
—Vas a resfriarte si no te abrigas más, ratoncilla. —las mejillas de Jennie se encienden levemente.
—¿Me lo dices tú? Apenas te veo vestir algo más que un suéter y tu chaqueta de cuero.
Lisa sonríe levemente antes de tomar el cigarrillo que siempre solía llevar tras la oreja, lo coloca en sus labios y seguidamente saca el mechero de su bolsillo para encenderlo. Y a Jennie no debería parecerle completamente preciosa mientras acercaba el fuego a sus labios y tomaba una profunda calada, pero lo hacía.
—Yo no lo necesito, pero tú sí, ratona. —dice divertida después de soltar el humo.
—No vas a dejar de llamarme así, ¿verdad? —habla en un falso tono molesto, porque nunca admitiría en voz alta que en realidad, le gustaba el extraño apodo.
—No lo creo. —responde para seguidamente empezar a caminar hasta su coche.
Jennie rueda los ojos pero la sigue, subiéndose a este donde finalmente puede suspirar en alivio cuando el aire acondicionado la recibe.
Por su parte Lisa arranca y una vez más conduce sin apartar la mirada de la carretera, cosa que la castaña agradece mentalmente porque así puede apreciar su bonito rostro sin ser descubierta.
La luz de la luna bailaba sobre su piel, sus ojos se veían increíblemente azules y sus labios rojos solo hacían que Jennie quisiera besarla ahí mismo y en aquel momento. Lisa era una maldita obra de arte, alguien que simplemente puedes observar eternamente sin cansarte, alguien que a pesar de su carácter agridulce había hecho a Jennie caer más fuerte de lo que debería.
¿Como podía sentirse tan perdida por ella?
Lisa era de esas personas adictivas, una vez la conocías ya no había vuelta atrás. No puedes ni quieres sacarla de tu cabeza, y aunque Jennie nunca sabía a donde llegaría con ella y a pesar de que a veces fuera una idiota, se sentía maravillada de conocerla.
Porque Lisa le hacía sentir algo que nunca antes había sentido.
—Gracias. —Jennie dice en un murmuro.
—¿Mhm?
—Gracias, por acompañarme y consolarme cuando no tenías porque hacerlo —sonríe tímida—, y por, salvarme un par de veces.
Lisa suelta una pequeña risa y la mira.
—Quiero decir, sigues siendo un poco insoportable. —dice, pero está vez no hay frialdad en sus palabras. Lo dice divertida, con su bonita sonrisa en sus labios.
—¿Sabes? Es gracioso como no paras de repetir lo poco que te importo, pero no dejas de demostrar lo contrario.
—No sé de que hablas, a mí no me importas en lo absoluto.
Pero la pequeña sonrisa en su rostro le hacía saber que mentía, y su corazón se rebela con fuerza en su pecho. Tal vez, no todo era tan malo.
Lisa la confundía, era un caos de sentimientos cruzados entre ellos que le hacían perder la cabeza, le hacía sentir débil e indefensa. Pero si algo tenía claro, era que su pequeño enamoramiento por la chica de corazón frío y ojos azules cada vez se hacía más grande.
Y aquella noche se durmió entre sueños de unos ojos azules, tazas de purpurina y sobre una chica a la que le gustaría poder llamar suya.
[•••]
FIESTA DE ANTIFACES, NO TE LO PIERDAS.
Estás invitado/a a la gran fiesta de disfraces, este viernes en la mansión abandonada.
A las 20:00
No faltes x
Jennie encuentra aquella invitación en papel rojo y tinta dorada bajo la puerta principal de su casa, mientras la abre para marcharse a trabajar.
Sin embargo no le da demasiada importancia porque iba a llegar tarde, así que simplemente la deja en el mueble de la entrada con intención de revisarla cuando volviera.
El frío la ataca con fuerza cuando sale, haciéndole temblar levemente mientras el ladrido de un perro lo hace sonreír.
—Hola Love. —saluda con una sonrisa. El perro de Lisa se había acostumbrado a acompañarla hasta el trabajo y ahora la esperaba siempre impaciente sentado sobre la nieve.
Love ladra contento mientras comienza a caminar a su lado, dando saltos y moviendo la cola de un lado a otro. Jennie sonríe ante la compañía del animal, sintiéndose más segura caminando en compañía de Love, ya que desde que aquel lobo de ojos miel y pelaje oscuro la atacó no se sentía para nada segura como para caminar por el bosque sola.
Sin embargo, cuando apenas se habían adentrado en el bosque, alguien más se les unió.
Al verlo, Jennie se detiene en seco.
Ese enorme animal de ojos azules se encuentra sentado como si la hubiera estado esperando, y al ver a la castaña se pone de pie para caminar hasta su lado.
Jennie al principio siente como el miedo recorre cada pequeña parte de su cuerpo, pero cuando ve que el animal no parece querer atacarla se tranquiliza.
—¿Tú también quieres hacerme compañía? —pregunta un tanto nerviosa, aún un tanto asustada como para moverse.
Como era de esperar, no recibe respuesta. El animal simplemente empieza a caminar delante de ella de manera protectora, y aunque a Jennie le parecía algo extraño, no se queja.
Porque no todos los días eras escoltada por el perro de la chica que te gusta y un lobo aterrador.
[•••]
—Buenos días, Jennie. —Daniel saluda con una alegría un tanto apagada cuando Jennie entra por la puerta de la cafetería.
Era pronto por la mañana y el lugar se encontraba casi vacío, era un día nublando y todo parecía más frío de lo habitual.
—Hola. —responde un tanto triste, a lo que Daniel suspira.
—Por favor no te enfades, nos duele no estar bien contigo.
Jennie aprieta los labios, y mentiría si dijera que a ella no le dolía estar así con ellos.
—A mí me duele que no confíes en mí, Daniel. —Jennie ni siquiera lo mira, demasiado concentrada en atarse su delantal de color verde.
—Te lo diré todo tan solo... —la castaña finalmente levanta la cabeza para mirarlo— La luna llena, te lo diré todo para entonces.
Jennie frunce el ceño, sin entender muy bien que tenía que ver la luna llena con todo aquello.
—¿Por qué no puedo saberlo ahora?
—No falta mucho para la próxima luna llena, y entonces lo entenderás todo, te lo prometo.
Daniel sabía que lo que estaba haciendo era demasiado arriesgado, que no había preguntado la opinión de las demás y que aquel no sólo era su secreto. Pero su corazón se partía ante la idea de que la castaña se alejara, y ahora puede entender un poco más a Lisa.
Jennie por su parte piensa que aquello era mejor que nada.
—¿Lo prometes?
—Lo prometo.
Entonces Jennie suelta un pequeño suspiro antes de decir.
—Está bien.
El chico suelta un pequeño grito de emoción antes de lanzarse a los brazos de la castaña.
—¡Gracias, gracias, gracias! —la abraza con fuerza mientras sonríe— Eres parte de la familia Jennie, no puedes dejarnos ahora.
—Nunca lo haría.
Pero ya sabes, nunca digas nunca.
[•••]
Horas después, Rosé entra en el local como un huracán, con ceño fruncido y la invitación roja en la mano.
—¿Han visto lo de la fiesta? —habla mientras llega a la barra en la que Jennie y Daniel se encontraban limpiando, ya que no faltaba mucho para cerrar.
—Hola para ti también Rosé. —saluda Daniel con sarcasmo.
Rosé rueda los ojos para seguidamente dirigir su mirada a la castaña, quedándose un tanto avergonzada ante su presencia.
—Hola, Jennie.
—Todo está bien Rosé, no te preocupes. —le dice con una sonrisa.
—¿En serio? —Jennie asiente y Rosé corre para entrar detrás de la barra y abrazarla con fuerza.
—Dios Jennie, no me vuelvas hacer esto, apenas he podido dormir pensando en todo esto. —susurra.
—Lo siento, no los debería haber presionado.
Porque a pesar de saber que había algo que le estaban ocultando, Jennie podría pretender que no sabía nada y esperar a que se sintieran listos para hablar con ella del tema.
Porque ella mejor que nadie sabía lo que era esconder secretos, sabía lo que era sentir que te ahogabas en ellos.
—Gracias. —es todo lo que Rosé dice, con la mayor sonrisa en su rostro.
—Te quiero, Rosie. —le susurra con una sonrisa.
—Yo también te quiero, Jendeukie.
—¿Y yo? —Daniel dice con indignación para seguidamente tirarse sobre sus dos amigas y unirse a aquel extraño brazo.
—También te queremos. —habla la rubia felizmente.
—Lo sé.
Se quedan así, abrazándose con sonrisas tranquilas y sintiendo el alivio recorrer sus cuerpos.
—Vaya, mirar quienes han hecho las paces.
La voz de Jisoo hace que los tres se alejen del abrazo para mirarla. Y Jennie podría haber muerto de un ataque al corazón en aquel momento.
No por la presencia de Jisoo, si no por su acompañante.
Lisa.
Lisa estaba al lado de Jisoo con una chaqueta vaquera y unos jeans negros rotos por las rodillas, ademas llevaba un cigarrillo detrás de la oreja y su cabello despeinado la hacían ver extremadamente bonita.
—¿Estás bien, ratona? —la voz de Lisa la devuelve a la realidad.
—Perfectamente. —pero su voz débil la delataba.
Rosé sonríe antes de hacer un pequeño sonido para interrumpirlas.
—Entonces, ¿han visto lo de la fiesta de antifaces? —Rosé interrumpe, recordando el tema principal por el que había venido.
—Sí, al parecer toda la isla ha sido invitada. —Jisoo dice, no dándole más importancia mientras se cruza de brazos y se apoyaba en la barra.
—Demasiado extraño, ¿no crees? —Daniel opina con una mueca.
—¿Que más da? Es una fiesta. —Jennie dice mientras se quita el delantal.
—¿Vas a ir? —Lisa le pregunta, a lo que la castaña se encoge de hombros.
—Eso creo —asiente—. Suena divertido.
Lisa asiente. Sin saber que todo lo divertido puede acabar en desastre.
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Holaa ^^
Por si les interesa, publiqué una nueva adaptación Jenlisa G!P/Omegaverse llamada 'I Know Your Secret'.
Ah, también pienso subir otra historia Jenlisa/Omegaverse el día de mañana.<3
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