Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 10

—Les dije que no debíamos separarnos. —Jihyo dice alterada mientras entran en la casa de Rosé y Jisoo.

Jisoo lleva a Rosé en sus brazos mientras esta suelta pequeños quejidos, sujetándose el brazo con fuerza.

—No ayudas Jihyo. —Rosé se queja débilmente.

El plan de encontrar a aquel lobo había sido un completo desastre, y había terminado atacando a Rosé cuando ésta estaba sola. A la omega no le había dado tiempo a trasformarse y antes de que pudiera darse cuenta, el animal ya estaba sobre ella.

—Tenemos suerte de que solo haya sido un pequeño mordisco. —Daniel habla detrás de ellas.

—No es precisamente pequeño. —Lisa opina con expresión seria mientras todos entran en la gran sala.

—Tienes suerte de que yo apareciera rápidamente. —Jihyo dice, poniéndose a un lado del enorme ventanal por el que se podía ver el bosque cubierto de nieve y las casas del pueblo a lo lejos.

—¿Quieres un premio o algo así? —Jisoo pregunta molesta, mientras deja con cuidado a la omega sobre el sofá.

—Un gracias estaría bien.

Rosé rueda los ojos y coloca la mano sobre el brazo que había sido mordido, duele a pesar de que la herida parezca más grave de lo que realmente es, y agradece que su metabolismo, al ser una loba, cure las heridas de manera más rápida.

—¿Qué vamos a hacer? —pregunta Lisa que se encuentra apoyada sobre una de las paredes de la sala.

—Por ahora esperar a que Rosé se recupere.

Jisoo se sienta al lado de su omega, y esta esconde su rostro en el cuello de la alfa, su olor a tierra y madera la relaja y la hace sonreír. Quizás eso es todo lo que necesita para encontrarse mejor.

—Voy a matarlo por haberte tocado, omega. —le susurra.

—Estoy bien, no te preocupes.

Jisoo va a abrir la boca para responder, pero es interrumpida por el sonido del timbre resonando por la casa.

Lisa pone los ojos en blanco antes de dirigirse hasta la puerta principal, pensando que cualquiera que haya decidido aparecer, era muy inoportuno.

Y cuando abre la puerta, se sorprende al ver a cierta castaña allí de pie.

Sus mejillas eran de un bonito carmesí al igual que la punta de su nariz, vestía una bufanda blanca enrollada por completo a su cuello casi tapando su boca y su típica chaqueta marrón que le quedaba un poco grande mientras sus manos se encontraban sumergida en los bolsillos de esta.

Lisa quería reír, era casi ridícula la forma en la que se veía tan tierna con tanta ropa puesta. ¿Quién se ve tierno vistiendo como un maldito esquimal? Jennie debía ser la primera persona en la tierra.

—Oh, hola Lisa —sonríe un tanto nerviosa, sorprendida al ver a la pelinegra—. ¿Está Rosé?

—No puede hablar ahora. —responde, cruzándose de brazos en el proceso.

—¿Por qué? —Jennie frunce el ceño, y Lisa se encoge de hombros.

—Simplemente no puede.

—¡Lisa! ¿Quién es? —la voz de Rosé suena desde el interior de la casa, haciendo que Jennie la mire victoriosa.

Lisa pone los ojos en blanco, apretando los labios ante lo inoportuna que Rosé había sido.

—Genial, justo lo que necesitábamos ahora. —murmura.

Jennie le sonríe antes de pasar por su lado para finalmente entrar en la casa. Su sonrisa enseguida borrándose cuando entra en la sala y se encuentra a una Jihyo con expresión preocupada y a una Rosé siendo mimada por una Jisoo que parece querer matar a alguien.

La imagen le impacta, y no sabe muy bien por donde empezar a preguntar.

—¿Qué ha pasado? —empieza, con el aire retenido en sus pulmones.

—Hey, Jennie. —Rosé le saluda débilmente, con una pequeña sonrisa. Y eso solo hace que el corazón de la castaña duela.

—No te preocupes, está bien. —dice Daniel que aparece en la sala con un botiquín de primeros auxilios y una sonrisa más bien forzada.

Jennie mira el brazo de Rosé, el cual cuenta con una gran y horrible mordedura causada por algún animal, la forma de los dientes se encuentra clavada en su piel y la sangre fresca que se encuentra a su alrededor hace que todo se vea mucho peor.

Y tiene pinta de doler bastante.

—¿Qué le ha pasado? —pregunta de nuevo, preocupada.

Rosé era su mejor amiga, la primera persona que le había hecho sentir cómoda y bienvenida en un lugar que desconocía. Y verla de aquella forma, causaba un nudo en su estómago.

—Tenemos que llevarla al hospital. —vuelve a decir cuando nadie dice nada.

Rosé sonríe con cariño y niega levemente.

—Jennie, estoy bien, de verdad.

Pero Jennie no se lo cree, de hecho Jennie parece la única en aquella sala perdiendo la cabeza por lo que acababa de ver ¿Acaso los demás no veían lo que ella estaba viendo?

—¿Puede alguien explicarme que ha sucedido? —para ese momento la castaña empieza a perder la paciencia, y ver la tranquilidad de los demás hace que quiera explotar.

Nadie dice nada, las miradas bajas y los rostros serios lo dicen todo. Y Jennie se queda sin aire.

—¿Ha sido un lobo? ¿El mismo que me atacó a mi? —niega mientras frunce el ceño y miles de dudas y preguntas cruzan su mente—. Pensaba que los lobos aquí eran inofensivos.

—Jennie, será mejor que te lleve a casa. —Lisa dice detrás de ella. Su rostro no expresa ninguna emoción y eso hace que la castaña recuerde la primera vez que la vio.

El vacío en la mirada de Lisa, puede ser la gota que colma el vaso.

—¡No! —exclama, alto y claro.—. ¡No me iré a ninguna parte hasta que me expliquen que está ocurriendo!

Daniel aprieta los labios pero no dice nada, tan solo sigue curando la herida en el brazo de Rosé. Jisoo se limita a dar un beso en la cabeza de su novia y Jihyo mira por la ventana con expresión triste.

Y Jennie definitivamente va a perder la cabeza. Rosé debería ser llevada al hospital, debería ser vista y curada por un profesional. Pero en vez de eso, Daniel se encontraba jugando a ser enfermero.

—Jennie, ve a casa —Rosé pide con una sonrisa, en un intento de calmarla—. Te llamaré en cuanto descanse un poco, ¿vale?

—No puedo irme a casa sabiendo que estás herida, quiero ayudar. —murmura.

La rubia sonríe, una sonrisa sincera. Y Jennie la admira, porque al parecer, incluso en momentos como aquellos, Rosé siempre tenía una sonrisa.

—Solo necesito descansar, me pondré bien.

—Es solo un pequeño rasguño. —Jisoo le asegura.

—¿Un pequeño rasguño? —se ríe irónicamente, sin poder creerse que estuvieran hablando enserio—. Deberían llevarla al hospital y no tratar semejante herida como si fuera un rasguño de un niño pequeño, un jodido lobo le ha mordido.

—¡Jennie! —Lisa eleva la voz, no demasiado, tan solo lo suficiente como para llamar la atención de la castaña. Quien se gira para mirarla confusa.—. Tienes dos opciones. O me dejas llevarte a casa, o te vas por tu propio pie y te arriesgas a que ese animal te vuelva a atacar otra vez. Tú decides.

[•••]

El trayecto de vuelta a casa con Lisa es silencioso e incómodo.

Dentro del coche se está lo suficientemente caliente como para poder deshacerse de su abrigo marrón y de su bufanda blanca, el asiento es cómodo y todo a su alrededor huele a Lisa. Pero sin embargo, Jennie nunca antes se había sentido tan mal como en aquel momento.

Se sentía tan confundida y excluida, no entiende porque no pueden simplemente decirle lo ocurrido. Estaba preocupada, por Rosé y porque un lobo suelto que podría matarla en cualquier momento estaba suelto.

Y es que si hay algo que a Jennie le moleste, es no saber lo que sucede a su alrededor.

Así que mirando por la ventanilla del coche de Lisa, intenta retener las lágrimas que amenazan con salir.

—Jennie —la voz de Lisa suena tan fría y distante como siempre, y eso solo le hace querer llorar más.—. ¿Por qué estás llorando, ratona?

—No estoy llorando. —dice, a pesar de que su voz es débil y las lágrimas estaban retenidas en sus ojos.

Aparta la mirada de la ventana para encontrarse con el bonito perfil de Lisa. Y no puede evitar querer retener cada momento, cada imagen, cada pequeña cosa que tuviera que ver con la pelinegra. Porque nunca sabía cuando sería la última.

Recordaba aquella conversación en la cocina de la cafetería, y sabía que sería capaz de alejarse de Lisa con tal de no hacerle infeliz. Porque por alguna razón, haría cualquier cosa que hiciera sentir bien a Lisa, y si una de ellas era alejarse de ella, lo haría por mucho que no quisiera.

—Tengo un pequeño súper poder para estas cosas, así que no puedes engañarme. —dice sin apartar la mirada de la carretera.

—Simplemente no lo entiendo. —susurra.

Lisa le lanza una rápida mirada con el ceño fruncido.

—¿Qué no entiendes?

—¿Por qué no me cuentan nada de lo que está pasando?

—No hay nada que contar, Jennie. —la castaña frunce el ceño y niega levemente.

—¿No? Pues perdóname que no te crea Lisa, porque la excusa de que el lobo salió corriendo cuando te acercaste no suena muy creíble —Lisa aprieta con fuerza el volante—. ¿Y por qué Rosé no está siendo llevada a un hospital? ¿Un pequeño rasguño? No me jodas. Y no hablemos de que de los dos lobos que he visto, hay uno rondando por ahí con tus mismos ojos.

Normalmente Jennie solía hablar con su voz profunda y lenta, así que a Lisa le sorprende escucharle hablar de forma tan rápida y en un tono mucho más alto de lo habitual.

Le sorprende verla así, molesta, casi enfadada.

—Es tu problema si me crees o no, no el mío. —la pelinegra sin embargo mantiene su tono neutro y frío, sin apartar la mirada de la carretera. Limitándose solamente a conducir, y eso solo molesta más a la castaña.

—Lo descubriré por mi propia cuenta, ¿sabes?

Porque Jennie se negaba a vivir con miedo, no otra vez. No después de todo lo que ha tenido que vivir para llegar hasta aquí.

—Genial Sherlock, pásatelo bien jugando a la detective.

Y Jennie se reiría, si no estuviera tan malditamente enfadada, si no estuviera tan molesta o si no tuviera tantas ganas de llorar.

Pero finalmente terminan llegando a la casa de Jennie, siendo iluminadas por la luz de la luna. Y entonces, se quedan en silencio durante unos segundos, el Jeep parado delante de la casa de Jennie y el suave sonido de la calefacción envolviéndolas, haciéndolo todo un tanto incómodo.

—¿Por qué actúas como si no te importara? —finalmente Jennie susurra, rompiendo el silencio.

Lisa la mira por unos segundos antes de responder. Y antes de hacerlo, aparta la mirada.

—Porque no me importas, Jennie.

Al principio, Jennie quiere llorar ante esas palabras. Quiere correr a su habitación, gritar en su almohada y llorar hasta que la luz del sol salga porque las palabras de Lisa son como dagas atravesando su frágil corazón.

Pero después, la imagen de Lisa entrando en el hospital con mantas por si tenía frío aparece en su mente, la imagen de dos tazas de purpurina y unicornios y las palabras "Te salvaría las veces que fueran necesarias." bailando en lo más profundo de su mente.

Era tan fácil saber cuando alguien mentía, tan fácil ignorar las palabras y apreciar los actos.

—¿Sabes? —sonríe levemente—. Yo también tengo un pequeño súper poder, y sé que estás mintiendo.

Finalmente Lisa gira su rostro para hacer contacto visual con la castaña, verde y azul brillando bajo la tenue luz de la luna.

—Pues te equivocas. —susurra, pero en sus ojos hay algo, algo que no es vacío.

Un brillo, un destello de algo más.

—Sabes que no, y eso es lo que te da miedo.

Por primera vez, Lisa no sabe que decir. Así que aprieta los labios y niega levemente.

—Buenas noches, Jennie.

Se miran a los ojos por varios segundos, verde y azul brillando en la oscuridad de la noche. Y sin más, Jennie se baja del coche y entre pasos rápidos entra en su cálida y reconfortante casa.

Mientras, Lisa suspira con cansancio y frustración, porque en el fondo sabía que Jennie tenía razón. Y una pequeña parte de ella, deseaba que la castaña se enterara de lo que realmente era, para que pudiera huir antes de que las capas de hielo que rodeaban su corazón se terminaran de derretir.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro