CAPÍTULO CUARENTA Y NUEVE
pov's baek narae

Cuando cumplí diez años, me encontraba en el mismo salón que Lima, en ese entonces ella tenía un hermoso cabello negro hasta por debajo de la mitad de su cintura. Usaba diademas para hacer de éste para atrás, o mamá le compraba accesorios lindos y así complacerla. Yo nunca use nada de todo aquello, prefería tener un corte cómodo, pues sabía que por más que me esfuerce, nunca sería ni la mitad de linda que ella. Los días se volvían largos, la visión de sí misma que una niña podía tener era cruel, incluso cuando lo pienso ahora, desde entonces he tenido celos de mi hermana.

Los niños la amaban, también los profesores. Era una alumna perfecta, amable con todos y con las mejores calificaciones de la escuela primaria, mis padres se sentían orgullosos de poder llamarla 'hija', y me decían: 'Tú puedes ser igual de buena.' tratando de, en una extraña forma, motivarme a ya no ser su sombra.

Lima sufrió mucho durante su infancia, o fue así hasta que tomó poder de su belleza. Entonces, los niños que la llamaban huérfana pasaron a enamorarse de su sonrisa, de sus ojos inocentes, y de sus palabras siempre correctas.

Nadie nunca me llamó 'linda' en esa época, hasta dos años después, cuando JungKook apareció. Tenerlo era ganar en la guerra silenciosa que yo cree en mi cabeza, podía tener a alguien que me quisiera, a mí, solo a mí. Pero no fue así, y ella ganó.

Es normal que esté enojada, ¿Por qué siempre la veo en el primer lugar, con una corona y rosas a su alrededor? Durante años pensé que sería la buena de la historia, porque amaba a Lima. Tener el sentimiento desagradable de celos hacía una persona que no me hizo nada, estaba…

Estoy celosa, mi sangre arde en llamas. Entré a casa azotando la puerta, no hay nadie, aún no llega. Hay una nube en mi cabeza, nubla mis pensamientos racionales, esos que me dicen 'eres una buena persona, no quieres hacerle daño'. Atravesé la sala y caminé a su puerta, me detuve con la mano en el picaporte, y replantee ese pensamiento intuitivo. ¿Quiero hacer esto?

Sí, sí quiero.

Desde el umbral vi todo como lo dejó en la mañana, demasiado ordenado a comparación de mi cuarto rodeado de paquetes vacíos y videojuegos salidos de sus paquetes. Di un paso adelante, directo a los cajones de su tocador, arrastre el primero, y no fue difícil hallar esa caja que tanto oculta de ojos ajenos.

La abrí. Hay fotos de sus cumpleaños, con sus amigos, su madre, y… él. Ver a JungKook ser meloso con mi hermana me genera un malestar en el estómago, tal vez me ha dicho todas esas palabras porque ella ya no quiere regresar, ahora busca otro objetivo. Seguí revolviendo entre sus cosas, hasta el último cajón.

Una carta blanca, metida sobre un sobre lila con una caligrafía no tan buena hizo que lo último de cordura se rompiera.