CAPÍTULO TREINTA Y OCHO
pov's baek narae

Han pasado seis semanas desde el inicio de clases, mi tercer año de escuela es llevado con normalidad, logre conocer a gente de mi salón, y se podría decir que hice amigos nuevos, es divertido hablar con ellos cuando la vieja profesora de filosofía se queda dormida en medio de la clase, babeando todo el escritorio. Muy a diferencia de lo que pensé cuando volví a ver a JungKook, él no se acercó a mí durante este tiempo, se alejó lo más que puedo –no del todo pues su pupitre está a mi lado, en la fila del medio–. No le costó hacer bromas con los otros chicos del salón, ríen en alto, y salen juntos después de la escuela.

Supongo que es oficial, ya no quiere saber nada con su antiguo grupo de amigos. Y eso es lo mejor.

De vez en cuando, cada vez que él cree que yo no me doy cuenta, puedo notar su mirada sobre mi.

La campana sonando hizo que el profesor se fuera y todos comenzaran a levantarse de sus pupitres, aunque Jeon siempre sale, hoy no lo hizo.

La cabeza de TaeHyung sobresalía entre tantas otras, será que… ¿No sale porque está él ahí? Me levanté con mi almuerzo y me acerqué a donde me esperaba, con un dulce beso en mi mejilla nos dirigimos a la cancha de básquet, es ahí donde solemos almorzar juntos pues nadie más nos molesta.

Una vez sentados, abrí el lunch que preparé para los dos. 

—Eres buena cocinando. —con sus palillos tomó la salchicha en forma de pulpo.

—Estás vacaciones fui a casa de mi abuela, me enseñó varias recetas. —comenté, a TaeHyung le gusta mi comida, y eso me vuelve feliz, cocinarle a otras personas es agradable— No pude cocinar nada en Busan, lo siento.

—Está bien. —negó— Tendremos más oportunidades para que me prepares algo delicioso.

Mi abuela paterna vive en la isla de Gwechu, fuimos una semana a visitarla para darle nuestros obsequios de navidad y por sobre todo a verla y pasar un buen tiempo juntas, incluso Lima se vuelve más encantadora al lado de halmoni, no es capaz de decirle 'no' a nada de lo que ella le pide. Cabe aclarar que casi se infarta al ver su cabello rubio por sobre los hombros, dijo que su querida nieta se volvía rebelde como las personas en televisión. Si ella supiera la verdad…

—Oh, por cierto. —recordé— Mi cumpleaños se acerca. —faltan cuatro días.

—¿Qué quieres de obsequio? —mi novio es un chico tranquilo, frío en cierto aspecto, aun así, es una persona atenta a cualquier detalle, y sin decir mucho puede ser romántico.

Sonreí risueña— Pensaba en que tal vez podrías sorprenderme, no me gusta celebrar mi cumpleaños, así que sólo estaré contigo.

—Mmh, tratare de impresionarte. —dijo, pellizcando mi mejilla— Eres como un algodón de azúcar con forma de cachorro.

—Y tú eres un príncipe de hielo.