
Capítulo 25: Dudas e incertidumbres
Una de las cosas que Ace más odiaba, era cuando todo el mundo hacía la misma pregunta. "¿Qué tal el examen?"
Parecía algo rutinario. La gente estaba acostumbrada a preguntarla y a la mayoría ni siquiera les interesaba el tema, era la típica pregunta que se hacía por hacer y él la detestaba, porque... ¿Qué iba a saber él si estaba bien o no? Evidentemente, creí que había salido bien pero podría ser que no. Era una incertidumbre constante hasta que le dieran la calificación. Por eso mismo, trató de evitar a todo el mundo ese día, intentando evadir la pregunta que tanto odiaba. Al único al que realmente podría interesarle algo así, sería a Law y porque había sido su profesor particular.
Aún así, había una gran diferencia entre la gente que preguntaba y lo que preguntaría Law. Él no se quedaría en un simple "¿Qué tal el examen?", no, él iría más allá de eso y preguntaría algo como: "¿Qué ha salido?" "¿Has podido responder todas las preguntas?" "¿Te ha dado tiempo a terminar?" "¿Había algún ejercicio sobre hidrocarburo alcano?" Sí, Law estaría interesado hasta el mínimo detalle y sinceramente, poco podía recordar ya del examen como para responder preguntas demasiado concretas.
Por suerte para él, no se encontró a Law en ningún momento del instituto. Quizá hoy no había ido a clase o puede que estuviera durmiendo o leyendo en algún lugar que él no conocía. Puede incluso, que estuviera buscando todavía alguna película con subtítulos, porque no había demasiadas y menos en los cines. Fuera como fuera, no se topó con él.
En los recreos junto a sus compañeros, se sentía un poco distante. Esta vez no era porque no intentasen comunicarse con él o hubieran olvidado que estaba allí, nada de eso. Bonney estaba todo el rato a su lado, escribiendo y tratando de comunicarse con él por señas básicas, ninguna de ellas coincidía con la lengua de signos, pero era normal, ella no había asistido a clases y no las conocía. ¡Hablar con Law le resultaba mucho más fácil que comunicarse con el resto del mundo! Pero se sentía feliz de que cada uno, a su manera, intentase acercarse. Por primera vez en mucho tiempo, el tema no iba sobre fútbol americano, estaban hablando de una película. Él la conocía. La vio antes de quedarse sordo.
Aún así y pese a los esfuerzos de sus compañeros, sentía que estaba siendo un mal amigo ese día. Quería intentar entrar en su conversación, sabía que lo estaban haciendo por él, pero su mente estaba muy lejos del comedor y la mesa donde estaba sentado. Su cabeza pensaba en Law, en el fin de semana que pasaron juntos y en las dudas e incertidumbres que le creaba ese chico. Ahora mismo, no sabía cómo sentirse con él.
Al llegar a casa junto a su padre y su hermano, el olor a carne con patatas le hizo salivar. Le encantaba la carne al horno y las jugosas patatas que su madre preparaba. De nuevo, la pregunta que tanto odiaba surgió por parte de su madre, a la cual, simplemente sonrió y afirmó con la cabeza. No volvió a meterse en ninguna conversación durante la comida y en cuanto finalizó, recogió sus cosas de la mesa y se dirigió a su cuarto.
Por primera vez en mucho tiempo, encendió su ordenador. Mientras esperaba a que éste cargase el sistema operativo, se recostó sobre la silla de escritorio y sacó su teléfono para avisar a su amigo Sabo para que se conectase. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que le avisó para algo así? antes del accidente, solían hablar por los cascos mientras jugaban a algún juego online. ¡No lo había vuelto a hacer desde el accidente y hoy tampoco era esa su intención! A su mente, sólo le preocupaba una cosa. Su relación con Law y lo que estaba empezando a sentir por él. Necesitaba hablar con alguien y su hermano era un bocazas.
Una vez el mensaje salió, bloqueó el teléfono y lo dejó sobre la mesa. Los cascos estaban apoyados sobre la pantalla plana de su ordenador. Los tomó y se los puso en los oídos por costumbre antes de darse cuenta, que no le servirían de nada ahora que ya no podía escuchar. Volvió a quitárselos.
Encendió el programa y llamó a Sabo en cuanto le vio conectado. Por suerte para ambos, a un lateral, el chat estaba activo para poder comunicarse por escrito.
- Me ha sorprendido tu aviso. ¿Te apetece jugar? – preguntó Sabo.
- No es eso – escribió Ace – tenía algo importante que hablar contigo.
- Bueno, tengo un rato hasta mi clase de violín – sonrió por la cámara Sabo tras escribirlo -. ¿Qué te ocurre?
- Es sobre Law. Este fin de semana me quedé en su casa y sentí... algo diferente a lo que se supone debería sentir.
- ¿A qué te refieres, Ace?
- Es que... por un momento pensé que quizá yo le gustaba a él y cuando esa idea cruzó mi mente, no sentí que fuera algo malo, es decir... creo que me gustó la idea y ahora estoy muy confuso.
- Ace, no tiene nada de malo que te guste alguien, aunque sea sólo un poco.
- ¿Y si no es que le quiera? Es decir, pasamos mucho tiempo juntos. ¿Y si estoy malinterpretando las cosas? ¿Y si él no quiere nada conmigo? Además, es un chico, yo no he salido nunca con un chico.
- Ace, tú sólo tuviste una novia – sonrió Sabo por la cámara nuevamente para calmarle – y no fue una buena relación. ¿Qué tiene de malo si te sientes algo atraído por otra persona?
- Qué hablamos de Law. Él es un buen chico, pero, vamos Sabo, mírame. Yo no voy a poder hacer las mismas cosas que los demás y no quiero que él me diga que sí a salir sólo porque me tenga lástima.
- Espera. Vayamos por partes –. Intentó calmarse Sabo al leer su conversación - ¿De verdad crees que Law sería capaz de salir contigo sólo por lástima? De hecho, ¿Por qué crees que no podrían quererte tal y como eres? ¿Qué cosas no puedes hacer como los demás? ¿No puedes tener citas con él? ¿Comer, hablar, ver la televisión...? ¿Qué exactamente es diferente entre vosotros? No puedes escucharle ¿Y qué? A él no le importaría algo tan superficial.
Sabo se daba cuenta en ese momento de todo lo que Ace guardaba en su interior y hasta el momento, no había sido capaz de confesar. Estar sordo le había creado muchas inseguridades que se había juntado con dudas normales de cualquier adolescente.
Conocía lo suficiente a Ace como para saber, que siempre se preocupaba por los demás, al punto de olvidarse a veces de sí mismo. Estando sordo, creía que ya nadie podría enamorarse de él, pensaba que no iba a hacer cosas normales y por tanto, prefería estar sólo a causar problemas a los demás sin darse cuenta, que no era una decisión suya.
- Ace – escribió nuevamente Sabo – si te gusta Law, no veo ningún problema.
- ¿Cómo no lo vas a ver? Habrá momentos donde no podremos ser una pareja normal, no podremos hacer cosas que otros sí y... no quiero que esté con alguien así, que pueda echar de menos algo que yo no puedo. Como escuchar música, o ir a un concierto, o...
- Tú no puedes elegir por Law – le escribió sin más - ¿Crees que a Law le frenará el hecho de que no puedas escuchar un concierto? El Law que yo conozco movería cielo y tierra para conseguir que disfrutases del concierto aunque no pudieras escuchar la música.
Ace pareció pensar en esa opción. ¡No! Law no era de los que dirían que algo no podían hacerlo. Él buscaría soluciones y siempre le apoyaría en lo que fuera. Seguro que ante sus dudas, Law diría o pensaría en algo para disfrutar los dos.
- ¿Cuál es tu siguiente miedo? – preguntó Sabo - ¿Qué es un chico? ¿Tienes algún problema con ello? ¿Es miedo por lo que pensarán o...?
- No, es sólo... – intervino Ace antes de que Sabo continuase escribiendo en el chat – nunca he salido con un chico. ¿Y si a él no le gustan los chicos? ¿Y si yo he malinterpretado las cosas y pienso que le gusto y en realidad está siendo amable únicamente?
- Esa duda se resuelve hablando con él – escribió Sabo – aunque en mi opinión, creo que no es tu imaginación. Law lleva a tu lado desde el accidente, sinceramente, no erais amigos, no erais nada, así que pudo pasar de ti y en lugar de ello, ha ido a tu casa todos los días, ha estado a tu lado ayudándote con todo. Debes importarle. Una persona no hace esas cosas por alguien a quién apenas conoce si no es porque captaste su atención de antes. Creo que le gustas de alguna forma.
- Es un chico solitario, quizá sólo quería un amigo.
- Es posible, Ace. No estoy en la mente de Law pero, deberías seguir tu instinto. Si de verdad sientes algo, díselo. Sé que asusta, pero no creo que Law sea de los que se aleje porque le digas algo así, ¿O tú qué crees?
La pantalla de su teléfono se iluminó en ese momento. Un mensaje de Law diciendo que estaba fuera. Incorporó su cuerpo hasta ponerse en pie y miró por la ventana. Estaba sentado sobre la moto frente a su puerta. No llevaba el casco puesto, así que podía estar completamente seguro de que no se equivocaba de persona.
- Tengo que irme. He quedado para ir al cine con Law – apagó la pantalla Ace tras escribir aquello.
Con rapidez, se cambió de camiseta y entonces, volvió corriendo hacia el ordenador, encendió la pantalla y escribió un "Gracias Sabo" antes de apagarla de nuevo. No quería que ni siquiera las prisas le hicieran perder su cordialidad.
Como un caballo desbocado bajando las escaleras, así lo definía su madre cuando Ace tenía prisa y bajaba corriendo y pisando fuerte. Antes, gritaba que no lo hiciera, ahora ya no le serviría de nada gritarle, él no la escucharía.
En el recibidor, Ace se ponía las zapatillas con rapidez y buscaba una chaqueta del perchero con la mirada. Para cuando estuvo preparado y su mano tocaba el pomo de la puerta, su madre agarró su hombro. Ace se giró y habló en lengua de signos, lo cual le dificultó a su madre la comprensión. Todavía estaba aprendiendo y no practicaba tanto con Ace como lo hacía Law.
- Ey... más despacio – le hizo el gesto con las manos su madre para que se calmase. Ace tomó un bolígrafo y escribió en uno de los papeles de la mesilla.
- Me voy al cine con Law.
Rouge abrió la puerta y salió al porche para poder ver a Law. Estaba allí, sobre su moto esperando a su hijo. Le saludó con la mano y Law le respondió de igual forma.
- No lo traigas tarde – sentenció su madre – tiene clase mañana.
- La verdad es que tengo que cancelar lo del cine hasta el fin de semana, no he encontrado aún un sistema bueno para que pueda ver las películas. Hoy iremos sólo a la bolera.
- Vale – sonrió su madre.
¡Y pensar que ahora se fiaba tanto de él cuando la primera vez que le vio, estuvo a punto de darle con una sartén!
- Y cuidado conduciendo.
Law sonrió. Rouge era muy protectora con sus hijos, pero también sabía el infierno que estaba viviendo la familia con todo el tema de Ace. Puede que no lo dijeran, pero no era nada sencillo adaptarse a él. Tener que aprender todos lengua de signos, sonreír y buscar soluciones cuando Ace ya no podía escucharles, el mundo de la familia había cambiado pero todos estaban poniendo de su parte por intentar simplificarle las cosas a su hijo.
- Lo tendremos.
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