Regresar a casa: una desconocida y el punto límite de una persona
Nunca se imagino regresando a aquel lugar, al menos no en esas circunstancias.
El divorcio había sido exhaustivo, y luego de perder su hogar por el idiota que fue su marido, regresar a la casa que compartía con su hermana le pareció una buena opción, necesitaba de un lazo familiar que no la juzgará en esos momentos y, ¿quién mejor que su hermana?
El taxi se detuvo frente a aquella vieja y similar fachada, Dahyun tomó un profundo suspiro antes de bajar del vehículo, arrastrando su maleta fucsia detrás de ella. Pudo darse de pequeños cambios antes de abrir la puerta, habían nuevas plantas alrededor, una capa nueva de pintura en la puerta.
Saco la llave de su bolsillo con un leve temblor, y la inserto en la cerradura. Con un clic familiar giro la llave y empujó la puerta.
La tranquilidad del lugar se inserto por todo su cuerpo junto con una ligera sorpresa al ver el lugar aseado, podía sentir el olor a lavanda del desinfectante de piso. Dahyun arrastró su maleta por el pasillo y cerró la puerta detrás de ella, dio unos pasos sintiéndose extraña en su propio hogar, sentía que algo era diferente. Pudo escuchar unos ligeros pasos acercándose desde la cocina.
— ¿Quién anda ahí? — la voz era firme pero alarmante.
Dahyun giro la cabeza para encontrarse con una joven con rostro bonito pero ojos cansados, parada en la entrada de la cocina sosteniendo una cacerola.
Ambas se miraron por un momento, examinándose una a la otra mientras la confusión las invadía.
— Soy Dahyun, hermana de Dayeon. ¿Quién eres tú? — intento sonreír y sonar amable pero la incomodidad era demasiado palpable— Me estoy mudando
— Hirai Momo, alquilo este lugar desde hace un tiempo, la dueña no dijo nada sobre ti
Dahyun sintió como el suelo se movía bajo sus pies. No se esperaba eso, pensaba que la casa estaría vacía y su hermana la visitaría más de una vez en la semana. Claramente, Dayeon había omitido el pequeño dato de que estaba alquilando su hogar.
— Oh... Lo siento, yo... — las palabras parecían no salir de su garganta y la vergüenza la invadió de inmediato— ¿Hay manera de que... Pueda quedarme aquí? Se que la estas alquilando pero necesito tiempo para encontrar otro lugar, te ayudaré con los gastos...
— La habitación del segundo piso, la del fondo sigue libre — el rostro de la desconocida se relajo, mostrando una pequeña sonrisa— No estaría mal tener una roomate
— Gracias
Subió las escaleras mientras cargaba su maleta y, dejaba abajo a la desconocida. Al abrir la puerta de su antigua habitación una ola de recuerdos golpearon su mente, todo seguía igual. Busco su teléfono en su cartera y marcó el número de su hermana mientras cerraba la puerta del cuarto.
— ¿No se te ocurrió decirme que habías alquilado? — una sonrisa nerviosa se escuchó al otro lado de la línea.
— Necesitaba un dinero extra, por eso te dije que viajaras con tu esposo — Dahyun rodo los ojos— No importa lo que suceda, arreglate con él antes de que mamá y papá se de cuenta
— No existe ningún problema — Dahyun suspiro sintiendo una mezcla de frustración y tristeza. — Si me hubieras avisado, hubiera buscado otro lugar
— ¡Momo es una buena chica! Pago un año en un adelanto, y te hará compañia; estoy segura de que se llevarán bien.
Dahyun colgó la llamada, todavía molesta pero más resignada.
Dahyun dejó caer su cuerpo sobre el viejo colchón y sus ojos viajaron por toda la habitación; observó los antiguos posters de su adolescencia, de aquellas bandas que le gustaban, algunos estaban a punto de despegarse de la pared.
La mesa de noche estaba llena de polvo, habían algunas cajas en el suelo y desconocía el contenido de ellas. La última vez que había estado en esa habitación, había sido un lugar de sueños e ilusiones, ahora... Solo era un lugar viejo que le recordaba lo desdichada que era ahora.
Después de unos momentos de estar en la misma posición, se obligó a levantarse para empezar a ordenar el lugar.
No supo en que momento el sol había desaparecido pero la habitación estaba limpia y su maleta vacía, había amontonado las cajas en una esquina no sin antes hacerse un recordatorio mental de que tenía que revisar las cajas y deshechar lo que no le servía.
¿Había caído muy bajo al regresar a casa de esa manera? ¿Por cuánto tiempo podría ocultar el divorcio a su familia?
Su mirada se dirigió una vez más al techo, su cabeza no dejaba de atormentarla mostrándole cada uno de los recuerdos y en que pudo haberse equivocado ella.
"Si te engañe, fue por tu misma culpa"
De manera inconsciente empezó a morderse la uña intentando recordar en que momento había iniciado todo, ¿cuándo fue que su matrimonio empezó a decaer? ¿Fue después de aquello? ¿Ella había distraído su matrimonio por estar rota?
A lo lejos pudo escuchar como tocaban su puerta repetidamente; quería levantarse y abrir, quería imaginar que toda su vida iba a resolverse si abría la puerta pero... Solo encontró a la chica desconocida con una sonrisa.
— Hice la cena, aun no tienes tu propia despensa así que puedes tomar de la mía hasta que tengas la tuya
Dahyun mordió con ligereza la parte interior de su mejilla, quería decirle que aquello no había sido necesario pero la voz no le salía de la garganta; simplemente se quedó junto al marco de la puerta en silencio.
Su mente le dio un recordatorio rápido de lo que había sido su comida en las últimas semanas, todo era comida rapida, no había tenido la fuerza ni los ánimos de cocinar. Tal vez había sido por eso mismo que él la había dejado.
— Baja antes de que el chocolate se enfríe
Dahyun observo cómo la chica se alejaba de ella, de espaldas tenía un cuerpo precioso que se ceñía con la ropa, el cabello le llegaba a la mitad de la espalda y, algo se encendió en su interior.
¿Si hubiera sido igual de bonita hubiera salvado su vida? ¿Hubiera conservado su empleo?
Empezó a caminar, dejando la puerta de la habitación abierta, seguía en silencio a Momo hasta llegar a la cocina; habían dos platos servidos, la comida parecía estar caliente y habían dos tazas de diseño infantil.
La mirada de Momo parecía hacerse un poco más intensa mientras cenaban, Dahyun intentaba darle una sonrisa, pero esta salía distorsionada.
— Gracias por la comida... Momo — tomó un sorbo del chocolate, sintiendo como su interior se volvía cálido.
— Siempre quise tener una roomie — Momo dejo de jugar con la comida— Así que estoy alegre de compartir casa contigo
Dahyun no supo que decir en esa situación, su mirada vagaba por toda la cocina hasta terminar viendo el rostro de Momo.
— ¿Por qué estas aquí? — Dahyun se sorprendió un poco por la pregunta, ¿debía decirle la verdad? — Pareces cansada...
— Me acabo de divorciar, ¿por qué estás aquí?
Momo mostro una linda sonrisa sin dejar de verla, y Dahyun no podía quitar su mirada de aquel rostro. ¿Por qué era tan bonita?
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