Cuerda floja
El tictac del reloj resonaba por toda la casa, al igual que la escena de la madrugada en la mente de Dahyun; sus dedos tamborileaban sobre la isla y frente a ella, el plato de tostadas permanecía intacto, su apetito había estado ausente desde la madrugada.
Podía visualizar con claridad la escena, aquella sonrisa que le había brindado y podía recordar las sensaciones que había provocado. Y eso se estaba volviendo una tortura.
Pudo escuchar el sonido de pasos acercarse a la cocina, su mirada se dirigió hacía el sonido esperando no encontrarse con el desconocido pero solo se trataba de Momo. Su cabello se veía húmedo y estaba usando una toalla para secarlo; llevaba una camisa holgada y pantalones cortos. Había algo en la forma en la que Momo evitaba su mirada, en como sus pasos eran tan calculados y su saludo un murmullo bajo.
— Buenos días
Dahyun no respondió de inmediato. Estaba demasiado ocupada observándola mientras bebía café. Momo parecía demasiado tranquila, demasiado ensayada, como si no quisiera admitir que ambas sabían lo que había ocurrido.
— ¿Dormiste bien? — preguntó finalmente Dahyun, su tono había sonado más cortante de lo que era.
Momo tardó un segundo demasiado largo en responder, como si buscará la respuesta correcta. — Sí, gracias.
La mentira entre ellas creció como una nube pesada, una niebla que cubría correctamente la visión entre ambas. Dahyun no quería sacar conclusiones por su cuenta pero no podía evitarlo, no después de que cruzaron miradas en la madrugada. Esa imagen seguía grabada en su mente, los suspiros entrecortados, los gemidos, y la sonrisa juguetona que ahora ya no estaba al igual que aquel brillo en los ojos que tenía en la madrugada.
El silencio se hizo sofocante, tanto que sentía que le apretaba la garganta, y Dahyun buscando alguna distracción, se levanto abruptamente para servirse otra taza de café. El sonido de la cafetera parecía ser el mediador en medio de esa tensión.
— Hoy tenemos ensayo a las 3 — mencionó sin mirarla, enfocándose solamente en el líquido negro que caía en la taza.
— Lo sé — Dahyun se quedó quieta al escuchar el tono de voz de Momo, conocía perfectamente ese tono desafiante, y eso le desagradaba.
Dahyun se giró para mirarla; había algo en la expresión de Momo, una mezcla de incomodidad y desafío, como si estuviera esperando a que dijera algo más.
— Bien — dijo antes de volver a su asiento.
La conversación murió ahí, pero la incomodidad entre ellas siguió creciendo. Momo se apresuró a terminar su desayuno, apenas probando lo que había en su plato para mantener la dieta que estaba siguiendo, y se levantó para lavar los platos. Cada movimiento parecía ser más ruidoso de lo necesario, como si buscará llenar el vacío que las palabras no podían cubrir.
Dahyun la observaba en silencio, notando como la camisa de Momo se pegaba a su espalda húmeda y como sus manos temblaban ligeramente mientras secaba los platos. Algo dentro de ella se retorció, una mezcla de frustración y deseo que la obligó a apartar su mirada.
Momo se quedo de pie junto al fregadero después de terminar de lavar los platos, dándole la espalda. — Si hay algo que quieras decirme... puedes hacerlo.
Dahyun pudo sentir su corazón casi salir de su pecho. Sentía que estaba caminando en una especie de cuerda floja.
— ¿Tú quieres que diga algo?
Momo se giro y su mirada se clavó en los de Dahyun. — No me mires de esa manera, no me mires como si supieras lo que estoy pensando
Un escalofrío recorrió la espalda de Dahyun sintiendo como aquellas palabras se sentían demasiado similares, se recostó en la silla intentando que aquel recuerdo no hiciera efecto en ella. — No es mi intención mirarte de ninguna forma pero si te incomoda, tomaré nota.
— ¿De verdad?
— De verdad.
El silencio volviendo, siendo más pesado que antes pero ninguna se atrevía a hablar con la verdad. Momo desapareció de la cocina durante unos minutos y luego volvió a verla con un bolso en la mano, pudo notar como se detuvo antes de llegar a la puerta principal, como si estuviera a punto de decir algo, pero no lo hizo. El sonido seco de la puerta cerrandose dejo a Dahyun solo con sus pensamientos enredados.
Dahyun suspiro y paso una de sus manos por su cabello. Lo que había visto en la madrugada no solo había sido una invasión accidental a la privacidad de su roommate, era más que eso. Era un recordatorio incómodo de lo que había pasado después de verla, se sentía sucia por haberse puesto caliente solo por eso. Tenía que respetarla, y llevarse lo de esa madrugada a la tumba.
Dejó el café a medias, y se dirigió a su habitación. Aún faltaban horas para el ensayo, pero algo en su interior le decía que iba a ser un desastre.
El estudio estaba lleno de risas y murmullos que provenían por los bailarines que calentaban en pequeños grupos. La energía estaba muy alta debido a que los últimos ensayos habían resultado bien, pero toda aquella energía estaba comenzado a molestar a Dahyun.
— Comencemos — Aviso con voz demandante al confirmar que Momo estaba ahí.
El ensayo avanzo con normalidad, pero poco a poco empezó a tensarse. Dahyun parecía una militar, fijándose hasta en el más mínimo detalle, sin dejar espacios para errores. Cada corrección parecía más severa, en especial las que iban dirigidas a Momo, parecían ser más punzantes, más personales.
— Estas fuera de tiempo Momo — dijo Dahyun, era la quinta vez que estaban repitiendo la misma secuencia y se estaba volviendo tedioso para todos— Otra vez
Momo apretó los labios, asintiendo sin discutir, pero los demás intercambiaron miradas incómodas intentando descifrar en silencio que era lo que sucedía. El ensayo terminó, y todos sintieron como una carga era levantada de sus hombros cuando empezaban a salir del lugar.
El estudio quedo vacío, sino fuera porque Momo seguía ensayando; repetía una y otra vez la secuencia en la que se había equivocado, el sudor cubría todo su cuerpo y su cabello se había vuelto más desordenado. Dahyun estaba por irse pero al escuchar la música se acercó a dar un vistazo, sus brazos se cruzaron mientras veía con detenimiento la rigidez que se acumulaba en el cuerpo de la bailarina.
Parecía estar a punto de colapsar.
Finalmente, perdió el equilibrio. Un pequeño error que logró sacarle un pequeño grito de frustración, se quedo en el suelo, sosteniendo su cabeza entre sus manos.
— Estás cansada — la suave voz llegó a los oídos de Momo, se puso en cuclillas para estar a su altura mientras le hablaba.
— No estoy cansada... — respondió la bailarina sin levantar la cabeza.
— Sí lo estas — insistió Dahyun— Estás forzando mucho a tu cuerpo
Momo levanto su cabeza, sus ojos parecían brillar por algo que la coreana no supo descifrar o saber si no se estaba imaginando aquello. — ¿Por qué te importa?
— Me dijiste que quieres ser la mejor, pero para eso también tienes que cuidarte. No podrás llegar a donde deseas sino te cuidas. Y porque... — se detuvó, mordiéndose la lengua antes de que pudiera decir algo de lo que pudiera arrepentirse.
— ¿Porqué qué? — Momo parecía arrastrar sus palabras con frustración y cansancio.
Dahyun desvió su mirada, buscando una respuesta segura. — Solo descansa. Es una orden.
Ambas se quedaron en silencio, aquella nube pesada que se había formado entre ellas en la mañana parecía comenzar a desvanecerse.
— Vamos a casa Momo
Ambas caminaron en silencio, pero Dahyun empezaba a tener la sensación de que estaba empezando a perder el control de algo más grande que el ensayo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro