Sábado, 7:40 a.m

— Dejaré una llave extra debajo de la maceta 

— Intenta no dormir tarde estos días, en los últimos ensayos se notó el cansancio que tenías — Momo estuvo a punto de protestar en contra de aquello, pero sabía que no ganaría nada si peleaba con la coreana.

— ¿Irás a visitar con un familiar? 

Dahyun se tenso de manera evidente al escuchar la pregunta, dejó la taza a un lado de su desayuno y se retiró. Momo había seguido cada uno de sus movimientos con la mirada sin poder comprender del todo su actitud, parecía estar luchando constantemente con ocultar algo.

La notificación de su celular hizo que saliera de sus pensamientos, el nombre que le aparecía en la barra siempre le daba un pequeño escalofrío en la espalda.

"¿Podemos vernos en la noche?"

Dejo escapar un suspiro pesado y le dio vuelta, le respondería más tarde si se acordaba.

Sábado, 6:30 p.m

El día había pasado de manera lenta, tanto que esperar el final de su turno la había estado matando. Al ser fin de semana la cafetería se llenaba en su totalidad, especialmente en la noche. 

— Mi turno termino, me voy a casa — aviso a su jefe con voz alegre.

— Nos vemos el lunes Momo, ten cuidado de camino a casa — El señor Park se despidió de ella con una sonrisa; aquel hombre en sus casi sesenta años se encargaba de la comida del lugar y cuidaba de sus empleados como si se tratará de sus hijos. 

Por esas razones, aún no podía renunciar. 

El helado viento de esa noche atravesó su delgado suéter y se acomodó mejor su mochila, quería ir rápido a casa para envolverse por completo en sus sábanas.

— ¡Momo! — La voz a sus espaldas hizo que cerrará por un momento los ojos, había olvidado responderle. 

— Hajun... — susurró en un hilo de voz, se dio la vuelta para verlo— ¿Qué haces aquí? 

— Quería invitarte a cenar pero no respondiste así que te vine a buscar  — podía sentir el olor a cigarillo mezclado con el perfume que él siempre usaba, quería alejarse de él pero... estar con Hajun se sentía bien.

— Lo siento, he estado ocupada — Hajun se acercó, apartando un mechón de cabello de su rostro.

— El cabello negro te sienta bien — las mejillas de la japonesa se tornaron rojas al escuchar aquello, tal vez porque era la primera vez en mucho tiempo que él la halagaba o tal vez era por el frío— ¿Deberíamos ir a tu casa y pedir una pizza?

— Estoy viviendo con alguien, no creo que a ella le agrade verte ahí...

— No haremos nada malo, compremos la pizza mientras vamos de camino — Hajun puso su brazo al rededor de sus hombros con una gran sonrisa en su rostro— ¿Quieres beber hoy?

Domingo, 12:25 a.m

Debía saber que Hajun mentía.

Se encontraba debajo de él sin la mitad de la ropa puesta y olvidando el frío que sentía hace solo unos momentos,  elevo sus cadera para que su ropa interior se deslizará más fácil, no se sentía segura de hacer eso sabiendo que Dahyun podía llegar en cualquier momento.

Pero al ver los ojos de Hajun esa sensación de seguridad la volvía a llenar, desvió su mirada hacía el techo ignorando las dulces palabras que le susurraba al oído. ¿Por qué siempre la trataba de manera tan suave cuando estaban en esa situación? 

Apoyando sus manos sobre el pecho del chico, separo sus labios dejando escapar algunos gemidos mientras subía y bajaba, su mente divago un poco y la imagen de Dahyun apareció. ¿Por qué se sentía mejor al pensar en ella? Pudo sentir las manos de Hajun tomar su trasero de manera descuidada.

Echo la cabeza para atrás intentando borrar la imagen de Dahyun de su cabeza, pero sintió una extraña mirada por un momento, miro hacía un lado dándose cuenta de una figura en la puerta. El calor en su cuerpo aumento al pensar que Dahyun estaba ahí, observandola.

Y por un momento no le importo imaginar que era Dahyun quien estaba debajo de ella en lugar de Hajun.