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-¿Estuviste despierto hasta tarde de nuevo?-Una taza humeante de café invade su campo de visión, su cerebro que cuenta con sólo tres horas de sueño en las últimas cuarenta y ocho horas le agradece la cafeína que llega a su sistema cuando da un sorbo a la bebida. El café es vida, es el lema de su existencia.-Hoy es la entrevista, ¿no? Te escuché murmurar durante toda la noche acerca de un tal factor tubario.-Jungkook frunce las cejas.
-Factor tubárico-peritonial.-Corrigió, acomodando sus anteojos antes de mirar a un HoSeok de cejas alzadas.-En realidad, representa el treinta porciento de las causas principales de infertilidad en Omegas, pero si somos objetivos, debemos tener en cuenta que...-
-Hey,cerebrito. No es por ofender, es una buena investigación, pero creo que tuve suficiente de ella escuchándote balbucear toda la noche.-HoSeok le dijo con una risita, acercándose a dejar unas tostadas y un poco de mayonesa frente a él.-Come algo antes de irte, ¿bien? No queremos que la azúcar te baje.
-El término correcto es glucosa, Hyung. Y en mi último examen, se encontraba en los niveles séricos normales.-Jungkook sonrió cuando el mayor hizo una mueca de exasperación. Jung HoSeok era uno de los pocos amigos que había tenido y conservado a lo largo de su vida. Se habían conocido en Secundaria, y Jungkook agradecía su presencia hasta los actuales momentos.
-Como digas.-Se encogió de hombros, apuntándole acusador con un dedo a Jungkook.-Por favor, no uses la corbata de lunares.-Pidió. El menor lo miró con una expresión ofendida en el rostro.-Y antes de que me preguntes qué tiene de malo la dichosa corbata, solo te diré que es un crimen contra la moda. Usa la azul, combina mejor con tu traje y si quieres dar una buena impresión, peínate.-Jungkook llevó las manos a su cabello, que se sentía como un remolino de nudos en sus dedos. Le tomaría la palabra a HoSeok e intentaría lucir decente.
Iba de camino al baño cuando unos toques en la puerta del apartamento que compartía con HoSeok se escucharon. La voz de su Hyung pidiéndole que viera de quien se trataba fue lo segundo que atravesó sus oídos y revisó su atuendo: Un pantalón de pijama con una mancha de lo que si bien recuerda es wasabi de hace una semana, una camiseta blanca que ha visto días mejores y sus pies descalzos. Bien, está muy presentable. Sus pasos fueron rápidos hasta la puerta cuando otro par de golpes, esta vez más insistentes, resonaron en la madera.
Un hombre entallado en un traje negro y con los ojos oscuros más profundos que había visto en su vida estaba de pie en el umbral. Su piel era de un tono pálido similar a la suya propia, los rasgos de sus ojos eran gatunos y su cabello perfectamente acomodado le recordó a Jungkook que se tenía que peinar. Un aroma dulzón a mandarinas con un ligero tono ácido invadió su olfato y observó como un par de cejas gruesas se alzaban en obvio disgusto.
-Buenos días, señor Jeon.-Una perfecta reverencia de noventa grados le es regalada y Jungkook corresponde el saludo torpemente. Sus habilidades sociales no son las mejores, y que la persona frente a él parezca juzgarlo con la mirada no le hace las cosas más fáciles.-Min Yoongi.-Se presenta y a Jungkook le suena extrañamente familiar el nombre.-Soy el asistente personal del director ejecutivo de Heal Corporations, tengo entendido que recibió un email en la tarde de ayer en el que le explicaban la razón de mi visita, más al ver su aspecto...-Los ojos gatunos le dieron una disimulada mirada a su atuendo.-Supongo que olvidó leerlo, ¿verdad?
De hecho, sí había leído el email. Sin embargo, su cerebro solo conservó lo que consideró trascendental de aquel correo y eso se limitaba a que el CEO de la mayor empresa farmacéutica de Corea había aceptado un encuentro con él para hablar sobre su investigación y de paso decidir si esta le resultaba lo suficientemente atractiva como para financiarla, cómo llegaría o con quién iría al lugar, había sido información innecesaria que su cerebro pareció borrar.
-Al señor Kim no le gusta que le hagan perder el tiempo, señor Jeon.-La voz de Yoongi lo trajo de vuelta a la realidad donde Jungkook parecía haber ignorado que todavía seguía en pijama y despeinado.-Le recomiendo que se apresure si quiere llegar puntual a su cita con el presidente, de lo contrario, me retiraré y así nadie seguirá perdiendo su valioso tiempo.-Las palabras del Omega enviaron una rápida descarga de adrenalina a su sistema.
-No, no es necesario. Estaré listo en unos minutos.-La expresión que le dio Yoongi distaba mucho de que creyera sus palabras.-Uhm, adelante. Pase y siéntase cómodo, me cambiaré rápido y nos iremos.-Jungkook le aseguró, alejándose una vez que Yoongi puso un pie dentro del apartamento.
Genial, al parecer llegaría tarde a lo que sería la mejor oportunidad de su vida. No sabía como era el carácter del presidente de Heal Corporations, pero teniendo en cuenta que la única información que tenía sobre él era que no le gustaba que le hicieran perder el tiempo, estaba seguro de que encontraría molesto que llegara tarde. Sin embargo, si se había tomado las molestias de enviar a su asistente personal por él, al menos estaba mínimamente interesado en su investigación y eso significaba una posible inversión que los bolsillos de Jungkook agradecerían.
Se apresuró a meterse en el traje negro reservado para "ocasiones especiales", rebuscando en su armario por un par de calcetintes. Los lunares negros de su corbata favorita se mostraron ante él y Jungkook se disculpó en silencio por dejarla de lado cuando se acercó a tomar la corbata azul marino. Es un científico, y los de su clase no necesitan suerte, necesitan éxito. Y una buena imagen podría darle aquello. Intentó hacer algo con su cabello, peinándolo como buenamente podía hasta que lució presentable. Algo acomodado y con unos mechones negros rebeldes, pero presentable.
Tomó la carpeta negra en la que guardaba lo elemental de su investigación, acomodando sus anteojos antes de salir de su habitación. Yoongi permanecía de pie frente al sofá y la mirada que le dio hizo que Jungkook se encogiera en lugar, mandando a la prehistoria su instinto Alfa cuando se sintió intimidar por los ojos oscuros del Omega.
-Estoy listo, Yoongi-ssi.-El aludido asintió, mirando la hora en el reloj sobre su muñeca para luego apuntar con la cabeza hacia la puerta. Caminaron en silencio todo el camino hacia el ascensor, y Jungkook se percató de que el Omega a pesar de ser pequeño, tenía una aura imponente, como la de un Alfa. Y al parecer, estaba casado. Era eso, o el anillo en su dedo anular era una simple decoración para asustar a posibles pretendientes.
-Es de muy mala educación mirar fijamente a las personas, señor Jeon.-La voz baja de Yoongi le dijo y Jungkook se removió en el lugar, sintiéndose algo incómodo cuando lo escuchó murmurar.-Espero que modere su comportamiento durante su cita con el director.-Era una advertencia silenciosa, Jungkook lo sabía. Los peces gordos de las grandes empresas no soportaban comportamientos inadecuados por parte de otras personas, demasiado acostumbrados a que se les trate con respeto y Jungkook es un cero a la izquierda con la formalidad.
Lo intentaré.-Admite y frente a su edificio, hay un auto negro esperando por ellos. Yoongi abre la puerta para él y Jungkook se apresura a sentarse en uno de los asientos traseros del auto. Está colocando su cinturón de seguridad cuando el Omega se sienta a su lado.
El auto se pone en movimiento unos segundos después, el Alfa observa el paisaje que trasluce tras el cristal de la ventana mientras repasa en su mente los puntos principales de su investigación. Su objetivo principal es obtener financiamiento, desde un principio no había estado dispuesto a mostrar su proyecto antes de obtener resultados concretos más la falta de insumos por el bajo presupuesto con el que contaba lo había obligado a detenerse. Y Jungkook había llegado muy lejos como para detenerse a unos pasos de la meta.
La vista de los altos rascacielos y las ostentosas construcciones es sustituida cada vez más por un paisaje rural. Los árboles predominan en la zona y Jungkook observa a lo lejos como una gigantezca construcción se alza imponente entre la naturaleza. Según la breve investigación que hizo hace un par de días atrás, se trata de la sede principal de la empresa y residencia habitual del presidente Kim. El auto se detiene unos minutos después frente a lo que parece ser una caseta de seguridad que lucía diminuta en comparación con el resto de los edificios del lugar. Yoongi muestra su credencial al guardia de seguridad y pronto las amplias vallas metálicas se abren para cederle el paso.
Jungkook observa todo con grandes ojos negros. El complejo en el que se encuentra está limitado a las investigaciones y ensayos clínicos de los fármacos antes de salir al mercado y a diferencia de las otras sucursales de la empresa, a esta solo puede acceder personal autorizado. Jeon Jungkook acaba de poner pie en el corazón de Heal Corporations y no puede sentirse mejor por ello. A su lado Yoongi disimula una sonrisa ante su expresión estupefacta, las puertas del auto se abren para él y sus ojos se iluminan ante la vista. Dios, Jungkook daría uno de los lóbulos de sus pulmones por trabajar allí.
-Bienvenido a Heal Corporations, señor Jeon.-La voz de Yoongi llama su atención. Hay una mirada cargada de orgullo en los ojos del Omega mientras le habla.-Sígame, por favor.-Sus pasos son apresurados mientras camina detrás del mayor. Varias batas blancas se cruzan a su paso hasta el ascensor y Jungkook mira todo con ojos maravillados.
-Es impresionante.-Yoongi sonríe ante sus palabras una vez que entran al ascensor. Marca el último piso y un corto pitido se escucha antes de que las puertas se cierren.
-El director diseñó toda la infraestructura del lugar.-Le contó, luciendo un poco más relajado. Jungkook conocía muy poco acerca del CEO de Heal Corporations, era consciente solo de lo que se decía de él en Internet. Un joven prometedor que heredó una empresa familiar casi en ruinas y la convirtió en el mayor imperio farmaceútico del país. Con veinticinco años de edad y un historial cargado de hazañas prometedoras, Kim Taehyung resalta en la alta sociedad coreana por dos razones: ser un genio y un Omega.
Las puertas del elevador de abren y ambos salen con pasos apresurados. Jungkook quiere romper el hielo y bromear con Yoongi a unos pasos frente a él preguntándole dónde es el fuego, pero al parecer está en su persona caminar rápido. El Alfa agradece que además de los libros, su segundo placer culposo sea ejercitarse y que aquello le permita aguantarle el paso al Omega.
-Buenos días, Naeyon.-Una sonrisa brillante adorna el rostro de la chica tras el amplio escritorio cuando ve a Yoongi. Ella saluda a Jungkook con una leve reverencia desde su lugar y el Alfa corresponde al saludo, apretando la carpeta en sus manos luego.-Él es Jeon Jungkook. Tiene una cita con el señor Kim hoy.-El Omega los presenta antes de girarse a ver al aludido.-El presidente está en una reunión con la directiva de la empresa, lo atenderá en cuanto termine. Puede pedirle a Nayeon lo que necesite mientras espera, ella lo ayudará siempre y cuando esté dentro de sus límites.-Jungkook asiente, y una idea cruza su mente de forma rápida más Yoongi se adelanta a sus propias palabras.-No tiene permitido visitar ninguna de las instalaciones de la empresa, le ruego por su discreción y colaboración, señor Jeon.
-De acuerdo.-Jungkook cede, porque sabe que no está allí para pedir un empleo sino una financiación, así que lo mejor para él es mantenerse a raya. Aunque no le molestaría en absoluto trabajar allí, Jungkook siente que hubiera terminado su trabajo unos años antes si tuviera acceso a la tecnología del lugar.
Yoongi se aleja con pasos rápidos y pronto su silueta desaparece de su campo de visión. La recepcionista le muestra uno de los asientos para que espere y le pregunta si desea un café. Jungkook acepta la bebida y se dedica a mirar los alrededores cuando ella desaparece entre unas puertas dobles. La decoración es elegante sin ser demasiado ostentosa. Le gustan los colores claros de las paredes, le confieren un aspecto brillante a la habitación y hay varias plantas ornamentales adornando algunas esquinas. Lo más impresionante de la sala es el mullido sillón de cuero en el que está sentado, sus hormbros se relajan ante la comodidad y por unos segundos resulta el sitio apropiado para tener una corta siesta.
Nayeon se acerca a él con un poco de café y los ojos de Jungkook brillan en felicidad. La cafeína es su talón de Aquiles, tanto que se autodiagnosticó una adicción a dicha bebida. Su cabeza duele como los mil demonios si no tiene aunque sea una mínima cantidad de café en su sistema al día. Le agradece a la chica, quien solo le sonríe para regresar a teclear algo en su escritorio.
Jungkook recita doce veces lo que tiene pensado exponer de su investigación mientras espera. Al cabo de la media hora, las puertas a final del pasillo por donde desapareció Yoongi se abren y un par de figuras altas caminan hacia donde él y Nayeon están. La chica sigue ajena a las voces que se hacen más notorias a cada paso y Jungkook pierde la fe en que sea ella quien lo presente. Hay tres hombres, los tres con costosos trajes. Dos de ellos van con expresiones disconformes y cejas arrugadas mientras intentan reclamar algo y seguir los pasos veloces de una tercera persona que parece querer ignorar el asunto por el cuál lo siguen.
Jungkook centra su atención en dicha persona en particular. Sus facciones son finas y el traje ajustado deja a la vista un cuerpo alto y delgado. Su cabello es castaño, con ligeras hondas y hay un tono oscuro en sus ojos. No cree que haya visto un color de piel más exquisito en su vida, de un suave matiz acanelado que combina con una mirada cargada de seguridad y que le confiere un aspecto exótico a aquel hombre. Sus pasos son seguros mientras camina, como los de un modelo profesional sobre la pasarela y si tuviera que decidir quién de ellos era Kim Taehyung, apostaría por aquella figura elegante.
Las dos figuras masculinas a las que no prestó atención se detenien abruptamente y Jungkook lleva sus ojos hasta el límite en el que están. Hay una línea roja de la que no se había percatado cuando llegó trazada en el impoluto suelo y las cejas del Alfa de alzan en curiosidad cuando los dos hombres se alejan con los hombros tensos. Aquello parece un límite que nadie debe cruzar, y su naturaleza curiosa ansia saber si sus suposiciones son correctas.
Un suave aroma a rosas se extiende por el aire cuando el hombre elegante pasa por su lado, ignorándolo totalmente como si se tratara de una criatura microscópica. Hiere su orgullo presenciar aquello, Jungkook no es esencialmente chiquito en ninguna de las proporciones de su cuerpo así que es consciente de que están ignorándolo a propósito. Sus cejas se fruncen en molestia al ver la interacción entre la recepcionista y la nueva figura maleducada de la habitación y todas sus capacidades vitales entran en shock cuando la mirada del Omega se posa sobre él.
Necesita solo diez pasos para llegar hasta donde está Jungkook y los ojos que a la distancia lucían oscuros, ahora de cerca refulgían con un frío tono miel, mezclado con detellos muchos más claros de un verde esmeralda. Eran los ojos más preciosos que había visto en su vida, lo que hizo que su mirada se viera cautivada por ello.
-Me alegra que haya aceptado mi invitación, señor Jeon.-Su voz era suave pero baja, tal vez barítono. Dulcemente encantadora en sus oídos acostumbrados a voces normales, mundanas. Esa era la voz de un ángel.-Que le parece si hablamos de negocios en mi oficina.-Se oía como una sugerencia, más Jungkook sabía que era una orden y a él no le importaría seguirlas si salía de una boca tan bonita.
-Es un placer conocerlo, señor Kim.-El Alfa dijo, extendiendo su mano en saludo hacia el Omega. Solo entonces se percató de que seguía sentando.-Perdone.-Se levantó, ofreciendo nuevamente su mano que fue mirada con recelo durante un par de segundos antes de que fuera correspondida en un corto saludo.
-El placer es mío.-El Omega le dijo, y sus sentidos se sintieron totalmente hechizados por su presencia. Así se sentía entonces conocer a Kim Taehyung.
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