ᨭ⋆ ࣪.Capítulo 05.
Dicen que hay personas que aparecen en nuestras vidas para salvarnos de una caída inevitable de la faceta de la sustentabilidad.
Noah no era un alfa diferente a otros, poseía las mismas características que otros alfa comunes y corrientes. Era receloso de lo suyo, posesivo, exigente, audaz y astuto. Él no quería saber lo que era el amor o como este se sentía. Se conformaba con su sola persona, pero como las estaciones él igual cambió cuando vio su primavera pasar frente a sus ojos como un rayo de sol en medio.
Supo que se había enamorado cuando no paraba de pensar en ese omega de cabello rizado, ojos verdes y hoyuelos. La manera en la que sus emociones se elevaban, su corazón latía fuerte y sus manos sudaban cada vez que lo tenía frente a él no era usual. A menos que fuera alérgico a él, pero ¿Cómo lo sería? Si lo último que quería era alejarse de él.
La primera vez que coincidieron en un club de pubs cerca del edificio de la empresa. Noah solía tomar una que otra copa de vez en cuando, pero esa noche fue diferente. Se acercó al omega que lo tenía loco. Ni siquiera sé atrevió a hablarle, pero cuando el ojiverde de menudo cuerpo se acercó a él fue como si un imán los uniera.
Paso lentamente. Caleb bailó, pero estaba tan cerca de él que Noah podría afirmar que el ojiverde bailaba para él. Una cosa llevó a otra y se encontraba acorralando al omega contra la pared mientras devoraba sus labios. Caleb que se apoyaba en la pared mientras una de las rodillas de Noah se encontraba en medio de las suyas, su rostro se encontraba levantado, mientras sus ojos humedecidos por la intensidad en la que se tocaban y sus labios rojos, hinchados y la entumecidos se encontraban en forma de flor mientras besaba al alfa que para estás alturas lo tenía en su éxtasis.
El club no era un buen sitio para hacer más de lo que querían, así que Noah los dirigió a su edificio.
La noche fue todo lo que nunca pensó pasar en una simple noche de sexo. El omega no era tan tímido como creía, es más lo animaba a ser más "rudo" de lo que él quería.
-Más, más...
Los jadeos, gemidos, exigencias y piel chocando fueron la música de fondo en esa habitación.
La mañana siguiente Noah no encontró al omega en ninguna parte de su apartamento. Lo busco hasta debajo de las almohadas, pero simplemente ya no había rastro del ojiverde que lo llamaba alfa por la noche.
El trabajo, pensó. Caleb no era de los empleados que llegaban tarde o entregaban sus informes tarde.
Esa mañana llegó a la empresa con una sonrisa impresa en su rostro, destilando alegría y ánimo. Hasta que lo vio. El omega que ocupaba su mente día y noche, se encontraba acorralado en una esquina con un alfa.
-¡Scott! -su sonrisa se había acabado por completo. El rizado volvió a verlo, ni siquiera se tomó la molestia de saludarlo, es más no acudió a su llamado y se fue con el alfa a los baños de la empresa. Ese maldito alfa ni siquiera era su empleado, ¿Que mierda hacía en su empresa?
Así ocurrieron más días, descubrió que el alfa era un tal Leo dueño del club en el que había coincidido con Caleb.
Noah no podía negar que se moría de celos y más cuando veía la sonrisa que Caleb le había regalado muchas veces, dirigida a otras personas.
Amaba ir a ese maldito club, a pesar de que veía al alfa que lo fastidiaba.
Las noches de sexo alocadas siguieron y siguieron. Los celos de oficina eran iguales, iba a hacer que el omega solo fuera para él, que sus sonrisas solo fueran dirigidas a él, que sus palabras dulces solo sean para él...
ᨭ⋆ ࣪.
El tercer trimestre del embarazo fue lo peor. Caleb estaba completamente descontrolado, sus hormonas bajaban y subían todos los días. Sus cambios de humor eran cosa de siempre. Noah amaba mimar a su omega cada vez que esté lo pedía, pero a veces Caleb no lo hacía y Noah creía que su omega quería espacio así que dejó un par de días que Caleb se animará solo. Fue un gran error.
Caleb se encontraba llorando en el baño de su habitación como si alguien lo hubiera golpeado, aún peor. Noah creyó que su parto se había adelantado, lo llevó al hospital de emergencia y le hizo todos los exámenes posibles para saber qué le pasaba ya que el ojiverde no había dicho nada en todo el trayecto.
Cuando el doctor le dijo que era falta de atención del alfa, Noah estaba a nada de desmayarse. Jamás creyó ser el tipo de alfa que descuida a su omega y al parecer lo era. Se sentía tan frustrado por haber hecho que su omega derramará lágrimas por él que no podía hacer más que mal decirse
Pero al igual que las hormonas elevadas y los cambios de humor, Caleb también se encontraba constantemente excitado. Sus sueños húmedos habían aumentado y si que necesitaba de las manos de su alfa encima suyo.
-Mi oruguita -dijo acariciando su vientre sobre la tela de lencería que vestía. -Perdon si te aturdes un poco, pero tú papi y yo nos daremos amor -le dijo a su vientre.
Aún estaba en el baño, arreglando su delineado de gato y su cabello rizado que se pegaba en su frente. Sus labios estaban rojos y humedecidos para su alfa al igual que otros lugares.
Sabía que Noah había llegado, sentía el aroma del ojiazul muy cerca y su corazón comenzaba a latir más fuerte porque su omega le decía que su alfa ya se encontraba en la habitación. Así que salió del baño, vistiendo un pequeño camisón de lencería que apenas le cubría el trasero con tela transparente. Sus medias largas que le llegaban hasta los muslos igualmente transparentes, junto a un moño rojo en su rizado cabello y otro en su vientre. Recibieron al alfa agotado por el trabajo en la cama.
-Alfa... -susurró al llegar frente al castaño que lo miraba embelesado.
Noah lo tomó de las caderas de la forma más delicada posible, mientras lo atraía hasta su cuerpo para luego encajar su cabeza en el cuello de este, para aspirar ese aroma a tulipanes que lo enloquecía. El mismo que ahora se encontraba más dulce de lo usual por el embarazo.
-Caleb... -dijo. -No quiero lastimar a nuestro hijo...
El palpitar del corazón de alfa y omega se unieron en uno. Latiendo fuerte, uniéndose a ellos un latido pequeño y casi uní sonoro.
Los labios de Caleb besaron el cuello del alfa, recorriendo toda la extensión que le era expuesta.
-Jamás lastimarias a nuestra oruguita, alfa -lo calmó.
Noah bajó sus manos a las nalgas del omega, apretando la zona mientras amasaba la piel. El lubricante ya se resbalaba por la piel lechosa del ojiverde. Bajando por sus muslos y perdiéndose en su propia piel.
-¡Alfa! -jadeó Caleb al sentir los dedos de su alfa jugueteando en su entrada. Mientras se mordía sus labios y gemía sobre el hombro de Noah.
Él tampoco se quedó atrás e introdujo sus dedos al boxer de su alfa, sacando la larga extensión de pene que este le proporcionaba.
-¡Dios! -gimió el alfa al sentir los dedos largos de su omega, satisfaciendolo. Mientras lo masturbaba.
-Noah... Alfa... Por favor, en la cama.
Lo cargó hasta la gran cama matrimonial en su habitación. Dejando al omega encima de las sábanas ordenadas en un nido sobre esta. Besando sus labios, mientras lamía su rostro y lo preparaba para él.
Cuando introdujo su hombría en la entrada del omega, este gimió tan fuerte que podía jurar que sus vecinos los oirían. Lo que lo enloquecía más al pensar que otros alfa u omegas podrían oír a su omega.
Lo embistió de una vez y Caleb se retorció en la cama, mientras apretaba las sábanas de la cama. Su vientre ya grande se levanta junto con él.
La noche fue corta ya que Noah al ya no poder anudar por el estado de su omega, se corrió dentro suyo un par de veces hasta que Caleb se agotó y besos sus labios una vez más para decirle lo mucho que lo amaba.
Pasó un mes para que la noche del parto llegará. Noah había enloquecido corriendo de aquí para allá toda la madrugada. Ya tenía todo un plan para cuando Caleb diera a luz, pero eso no significaba que estuviera listo para ese momento.
Había visto a los padres de Caleb un par de veces. La primera vez no había sido para nada lo que hubiera querido, ya que se ganó una plaza de parte del padre del rizado por haber embarazado a su "bebé". Ahora se encontraba con él en la sala de espera, manos comiéndose las uñas de los nervios.
Él no era cercano a su familia por lo que sus padres no se encontraban junto a él, pero sí que estaban sus cinco hermanas. Todas esperando el nacimiento de su sobrino para mirarlo y consentirlo.
-Señor ya puede entrar -le informó la enfermera a las personas de Caleb una vez salió del quirófano. -Su omega se encuentra estable.
Noah entró a la habitación de su omega y detrás suyo la horda de personas que tenía como hermanas y sus suegros.
Cuando vio a su omega empapado de sudor y sonriente tenía los ojos hinchados y las mejillas rojas. Sintió como si se enamorara de nuevo.
-Mi amor -dijo al llegar al lado de la camilla. -Omega...
Y lo vio.
Una cosita pequeña envuelta en sábanas blancas, en los brazos de su omega. Estaba rosadito y su cabecita era pequeña, pequeña como las muñecas de sus hermanas cuando era pequeño y jugaba con ellas.
Caleb estaba llorando y Noah no se dió cuenta cuando él también lo hizo.
Un "awww" se escuchó detrás suyo mientras la balada de "Lover" de Taylor Swift se escuchaba a fondo. Sabía que eso era trama de una de sus hermanas. Sus suegros se posicionaron al otro lado de la camilla viendo a su nieto.
-¿Puedo cargarlo? -preguntó a Caleb. Tenía miedo, pero quería tenerlo en sus brazos. Algunas de las clases de yoga que tomó junto a su omega servirían de algo.
Caleb asintió sin decir nada. Al igual que Noah su garganta se encontraba cerrada por un nudo de un millón de emociones que no sabía cómo describir al ver a su hijo.
Noah tomó al bebé entre sus brazos mientras lo mecía poco a poco. El pequeño bebé parecía dormir tranquilo.
-Es hermoso -susurró acariciando las mejillas de su hijo. El pequeño bebé movió un poco lo que asunto a Noah, pero no impidió que su sonrisa parará.
-Se parece a ti -dijo Caleb, por fin. -Es omega -anuncio.
-Mi hijo es un omega -repitió Noah anonadado por lo que veía entre sus brazos. Se había enamorado por tercera vez.
ᨭ⋆ ࣪.
Noah dejó la empresa a manos del gerente y vicepresidente Mason Miller, mientras él tomaba unas largas vacaciones en un pueblito alejado de la ciudad a las afueras de Manchester.
Quería lo mejor para su hijo y lo último que esperaba para el crecimiento de su pequeño Lucien, era que el ruido de los vehículos y la contaminación de la ciudad fuera el lugar donde creciera.
Caleb estaba feliz por la decisión de vivir en un lugar alejado de todo el caos de la ciudad. No sé opuso cuando Noah se lo propuso.
-Lucien, mira a papi -ánimo mientras se ponía una máscara de mono, haciendo reír al pequeño bebé que corría en su carriola para andar por toda la sala.
Caleb que había ido a dar de comer a las cabras, llegó en el momento exacto cuando padre e hijo se reían mirándose el uno al otro mientras sonreían como solo ellos podían hacer. Sus ojos brillaban y de ellos se reflejaba tanto amor que Caleb no podía hacer más que llorar ante tal imagen frente a él.
Noah supo que algo no estaba bien cuando su hijo cambió de expresión y comenzó a llorar caminando en su carriola hasta que su madre lloraba. El alfa caminó hasta su esposo y lo sostuvo de mentón.
-¿Pasó algo? ¿Los vecinos volvieron a intentar llevarse una cabra? -pregunto preocupado.
El ojiverde negó con la cabeza.
-Dime, mi amor -ánimo Noah, abrazandolo.
Lucien abrazaba el pie de su madre intentando hacer lo que su padre hacía.
-¡Maaaaa! -gritaba, llorando también.
-Es que... Lo amo mucho -dijo Caleb en medio de sus sollozos.
Noah sintió que volvía a respirar y Lucien paró de llorar.
-¡Amo! -repitió. -¡Baba, amo! -dijo levantando sus brazos hacia arriba apretando sus puñitos para que su padre lo alzará.
ᨭ⋆ ࣪.
Instagram: inAcacia
Lucian:
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Les ama, Andre.
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