🍦3 - Perfect.
Sin prisa pero sin pausa.😌
Jimin adora los fines de semana
pues esos días Yoongi no parece tener nada mejor que hacer que consumir su tiempo en su cuarto. Y no hay que ser un genio para adivinar porqué a Jimin le gusta que el alfa esté en esa habitación, teniendo en cuenta que ahí se encuentra su nido.
El nido de un omega es su lugar especial. Lo construyen para sentirse rodeado del olor de sus personas queridas, y que este olor los ayude a pasar por algo que para ellos es difícil.
Celo, embarazo, alguna pérdida o ruptura.
El caso es que Jimin tiene hecho su nido desde los ocho años; cuando no estaban seguros de que sería omega o alfa. Lo hizo una tarde en la que Yoongi y él no podía salir al patio por la lluvia.
El pequeño alfa ayudó en todo: cargó sabanas, movió almohadas y opinó sobre mezclar colores. El nido quedó tan bien como podía quedar algo hecho por niños de 8 y 9 años; parecía una especie de fuerte o una casa de campaña muy rara. Pero era todo lo que Jimin siempre quiso y no sabía que quería.
Y, aunque se supone que los alfas no deben estar en el nido, Jimin invitó a Yoongi desde el inicio.
El nido fue un castillo, un laboratorio secreto, un hospital, una nave espacial o cualquier cosa que pasara por su mente infantil. Con el tiempo, se convirtió en el lugar donde se contaban secretos o chismes tontos de adolescentes y, ahora, Jimin lo veía como su nidito de amor.
💖💖💖
Yoongi dormía casi todos los días en su casa, pero eran los fines de semanas cuando pasaba absolutamente todo su tiempo en la casa de los Kim.
No es que no le gustara estar en su casa. Pero entre soportar el bullicio de los Kim, y tener que ver a sus padres siendo felices y perfectos, prefería lo primero. Al menos los Kim parecían reales.
Así que allí estaba él cargando su pequeña mochila con lo necesario para los tres días. De todas formas, ya tenía mas cosas aquí de las que iba a usar.
—Oh, joven Min. ¿De nuevo en mi casa?
Kim NamJoon era un hombre extraño. Era un alfa respetado, pero su esposo y sus hijos hacían de él un juguete. Era un escritor de renombre, filósofo, catedrático y etc; pero acosaba a Yoongi con preguntas estúpidas todo el tiempo. Era ateo como Yoongi, pero rezaba cuando rompía algún adorno de Jin.
Era un misterio.
—Sí, señor. —respondió Yoongi sin inmutarse. —Como siempre.
El alfa mas viejo lo miró de cerca, casi intentado oler la verdad tras sus palabras.
—¿Te acuestas con mi hijo? ¿Eh? ¿Es cierto? ¿Lo haces?
A eso se refería Yoongi. Extraño y perturbado hombre.
¿Como podía siquiera pensar eso de él? Teniendo en cuenta que el hombre los había visto crecer a ambos, se esperaba que conociera la naturaleza de su relación.
¿Por qué insistía tanto en que Yoongi se acostaba con su hijo?
—¡KIM NAMJOON! —gritó un omega.
Kim SeokJin era la otra cara de la luna. Era completamente opuesto a NamJoon, al punto de que hacía a Yoongi preguntarse por qué esos dos se habían casado.
Pero entendía al alfa.
SeokJin era, a pesar de su edad, una belleza. Exquisito, incluso después de haber tenido dos hijos, y con un olor dulce que tranquilizaba mucho al lobo de Yoongi. Quizás, como su madre y SeokJin eran uña y carne, Yoongi veía al omega como otra madre.
Pero con NamJoon era otra historia.
—Pero Jinnie, este chico se la pasa encerrado en la habitación con mi hijo omega. —se justificó el alfa —"Nuestro" hijo omega.
—NamJoon, si Yoongi tuviera interés, ya seriamos abuelos. —declaró el omega, mientras zafaba su mandil rosado y lo colocaba lejos. —Yah, Yoongi, olvida a este bruto. Entra de una vez y sube a ver a Jiminnie, ¿sí?
En cada casa hay un jefe, y aquí era SeokJin. Así que, a pesar de las miradas de advertencia del alfa Kim, Yoongi avanzó sin detenerse hasta la escalera.
Subió por estas con la calma que lo caracterizaba y se detuvo frente a la blanca puerta. Pensó en tocar, pero escuchó la voz de su amigo cantando y desistió.
Jimin tenía por costumbre ponerse los cascos a todo volumen y aprovechar el silencio para bailar y saltar, mientras cantaba a todo pulmón por la habitación.
Yoongi calculaba que tenía una centenar de vídeos de Jimin tonteando con sus audífonos, fingiendo ser una estrella de rock o la sensación del K-pop. Mostrarle esos vídeos a Jimin era una tierna y divertida manera de abochornar al omega de vez en cuando.
Así que Yoongi entró sutilmente en la habitación, esperando de todo corazón no ser visto para poder realizar su travesura. Solo que no contó con la sensible nariz del omega, que captó su presencia de inmediato.
Jimin se giró sonriente hacia él, se quitó los cascos de un solo jalón y corrió hasta estrellarse en su pecho.
—Te extrañé, alfa. —murmuró malamente, pues su fría nariz estaba enterrada en el cuello del mayor.
Yoongi solo rió, en parte por las cosquillas que le provocaba el menor en su cuello, y en mayor medida por la sensación de paz y bienestar que sentía cuando entraba a este cuarto.
Logró apartar al rubio, y rió de nuevo al observar sus enrojecidas mejillas y sus ojos tornándose plateados, por la presencia superficial de su omega.
—Nos vimos hace pocas horas, Imini. —susurró, apresurándose a besar las arreboladas mejillas del mas bajo, quien se removió gustoso.
Dios, su pequeño era una bolita de ternura.
—No hagas eso, Yoongi. —se quejó el mas joven, sin alejarse de su toque.
El alfa rió y dejó un último besito en la piel sobre el punto de olor del omega.
Bien, hasta él sabía que no era correcto besar a un omega en esa zona. Que los omegas eran especialmente recelosos con esa parte porque allí iría su marca. Él sabía, ¿bien? Había ido a las jodidas clases de biología.
¿Pero que daño podría hacer?
Jimin no tenía pareja, ni prospectos de una. Además, Jimin y él no podían contar como omega y alfa para el otro. Eran casi que hermanos.
Así que Yoongi no veía el problema en besarle el cuello a su Imini. ¿Ok? De todas formas, Jimin nunca parecía quejarse.
Soltó su agarre en la cintura del menor, y caminó para dejar su mochila en el piso cerca de la cama. Cuando su mirada buscó al menor, se sorprendió de verlo aún en el mismo lugar.
Sonrojado y con ojos plateados.
—¿Jimin? —preguntó con cautela.
El rubio parpadeó algunas veces, y sus ojos tornaron a su color natural. Se veía confundido y adorablemente inocente. Dios, Yoongi a veces tenía perturbadoras ideas sobre encerrar a Jimin para que nadie pudiera hacerle daño.
Su amigo era demasiado bueno para este mundo, y Yoongi no se permitiría a si mismo que nadie lo dañara. Un omega como Jimin necesitaba a un alfa que lo protegiera de los depredadores, y a él le gustaba pensar que la Diosa Luna le había encomendado esa misión. Al menos hasta que Jimin encontrara a su pareja.
Sus ojos descendieron por el menor, percatándose que Jimin estaba vistiendo uno de sus camisas, la cual caía con gracia mostrando sus clavículas. Yoongi ama que Jimin use su ropa, y no cree que un día deje de gustarle. Ha estado obsesionado con ese tema desde que eran cachorros, y ya no tiene esperanzas de que pase.
También se percata que el menor solo está usando uno de sus diminutos shorts, que apenas y sobrepasan el largo de la camisa.
—No saliste así a ninguna parte, ¿verdad? —preguntó señalando hacia las piernas desnudas.
El rostro de Jimin pasa de rosa a rojo en un segundo, moviendo sus manitas con tal de tapar sus muslos de la mirada torva del mayor.
—¿Como cree, hyung? —responde el rubio, visiblemente avergonzado. —Ni siquiera me queda bien. No tengo la confianza suficiente para usar algo así.
Aquello enoja a Yoongi sobremanera.
Por un lado, odiaría que alguien ajeno a él vea a su amigo luciendo tan poca ropa. Pero no por los motivos que Jimin cree. Él odia la baja autoestima que tiene el omega. Le parece ridículo que el ser mas perfecto que conoce se avergüence de su físico.
Así que camina hasta estar cerca al menor, sostiene su cara entre sus manos y observa el precioso y sonrojado rostro. Muy, muy cerca del suyo. Al punto que puede sentir el acelerado respirar de su amigo.
—¿Qué hemos hablado de eso, Jimin? —cuestionó bajito, debido a la cercanía. —No te lo dije porque crea que te queda mal. Te lo dije porque eres un omega, joven e inocente. ¿Qué crees que piense un alfa cuando te ve usando algo así de pequeño? Los alfas son malditos bastardos aprovechados que solo piensan en follar. No quiero que ninguno te vea así.
—Tu eres un alfa. —susurró el menor.
—Yo no cuento, porque yo no te veo de esa manera —le respondió. Los ojos del menor se tornaron sospechosamente tristes de repente. —Ahora, no quiero que sigas hablando basuras sobre tu cuerpo. ¿sí?
Jimin asintió lento, como si no estuviera de acuerdo por completo. Así que Yoongi no pudo evitar besar su mejilla un poco, solo hasta que el omega gorjeó feliz. Detuvo su ataque y retomó su mirada seria y preocupada sobre el omega.
—¿Entendiste lo que dije? —insistió el alfa, recibiendo un ligero asentimiento. —Eres perfecto, Imini. No tienes nada de mas o de menos en tu cuerpo, todo está perfecto. ¿Me crees?
—Sí. —suspiró el menor.
—Ahora repite conmigo: "No estoy gordo". —gritó Yoongi haciendo reír al menor.
—¡No estoy gordito! —alardeó Jimin.
El alfa sonrió enternecido por su amigo y, de manera natural, envolvió sus brazos en la cintura del mas bajo hasta atraerlo a su cuerpo. Jimin aceptó el abrazo de buena gana, y se fusionó con él en una maraña de risas y apretones.
—Eres jodidamente perfecto, Jimin. —le susurró al oído. —Ningún alfa merece tanto.
Jimin solo se abrazó a su cuerpo y aspiró profundo. Luego de eso, pasaron toda la tarde jugando en la consola.
Y Yoongi se preguntó porqué el omega de Jimin se manifestaba tanto cuando él estaba cerca.
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