🍦22 - Scarlet
Me: capítulos cortos y sin comPlicAcióN.
Also me: casi 6000 palbras, jejeje...
El primer recuerdo que Yoongi tiene de Jimin es del menor llorando.
No son recuerdo en si, sino la sensación de que lo vivió. Quizá porque su madre hizo esas mismas historias millones de veces o porque su lobo si recuerda.
Recuerda que le gustaba ir con su madre a la casa de al lado. Que el omega era bonito y que el alfa tenía libros gruesos en un estante. No podía tocar esos libros, por supuesto. Pero podía tocar la panza hinchada del omega y también podía tocar al cachorro de pelo rubio y crespo.
El niño lloraba muchísimo y Yoongi, que era tan maduro a su segundo año de edad, detestaba el escándalo. No lo recuerda, pero su madre dice que tomó las mejillas del bebé y le llamó Imini y, como por arte de magia, el niño dejó de llorar.
Y todo lo demás es historia. Cantaría su madre.
Jimin se volvió parte indispensable de su vida. Al punto de que sería difícil contar su historia sin mencionarle.
La cosa es que, ahora que intenta recordar, hay cosas que resaltan mas que otras. Yoongi no ha podido entrar a ninguna clase y, francamente, debería. Pero su cabeza está llena de imágenes y sabe que sería en vano someterse a entrar.
Mejor no hacerlo. Mejor se queda ahí, en el césped del jardín frente a la cátedra de historia, y piensa en qué momento se jodió tanto todo.
Quizá fue esa tarde en que, tras la presentación de Jimin, le vio por primera vez convertido en omega y tuvo aquel choque de olor, cabellos ondeados y sonrisas risueñas. Recuerda el tirón en su pecho y la necesidad loca por esconder al omega.
Guardarlo solo para su vista.
No es tuyo. No es tuyo. Va a ser de otro. Repitiéndose como un mantra en su cabeza.
Y estaba bien.
Él solo quería a Jimin como un hermano menor. Se habían visto en pañales y se habían bañado juntos hasta los trece. Jimin era el hermano que sus padres no le dieron y él estaba completamente de acuerdo en que Jimin no era su pareja destinada.
De todas formas, mucha gente no conoce a su pareja destinada. Sus padres eran una rara excepción y, para ser sinceros, tampoco había salido tan bien. Yoongi no quería repetir la historia de sus padres, eso seguro.
Pero Jimin comenzó a llamarle alfa y, ahí, en ese momento, todo se torció.
Recuerda el día exacto en que, para él, dejó de ser platónico. Lo recuerda con tanta exactitud que no puede sentirse mas patético.
Jimin acababa de pasar un celo y, aunque sus padres le mantenían alejado los primeros dos días, era en el tercero cuando Yoongi lograba entrar. Siempre encontraba al menor recostado en el nido y este le dejaba pasar, algo sumamente delicado que demostraba cuán cercana era su relación. Pero esa mañana Jimin no solo le permitió pasar, no. Esa mañana Jimin derribó cualquier muro que Yoongi hubiese podido construirse.
—¿Puedes acariciar mi panza?
Yoongi parpadeó confundido y le miró con seriedad. El menor yacía recostado, con la camiseta alzada mostrando parte de su abdomen suave y Yoongi tragó cuando le escuchó hablar de nuevo.
—Aun tengo cólicos, alfa. Quizás tu toque me sane tanto como tu olor, ¿no crees?
Tocar el vientre de un omega no es cualquier cosa. El vientre es el lugar donde llevará sus cachorros. Muchos omegas se muestran recelosos de ser tocados incluso por su alfa. ¿Y qué decir si es durante un celo?
No tiene sentido por donde quiera que le mire. No tiene forma de probarlo, pero cree que Jimin perdió un tornillo y lo mejor sería irse de esa habitación.
Pero el menor hace pucheros y se alza la camiseta un poco mas, mostrando toda la suave piel de su abdomen que llama a Yoongi como un imán. No puede mirar otra cosa. El deseo de tocar se vuelve desesperado y cuando toca, dios, Yoongi sabe que no va a sentirse así con nadie. Sabe que no va a disfrutar tanto la confianza de otro omega, ni que apreciará esa confianza como aprecia la de Jimin.
Y eso se debe, simple y exclusivamente, porque Jimin es el omega que él escogió.
Quizás no sea suyo y quizás nunca encuentre las fuerzas para exigirle que se conforme con él. Pero Yoongi no quiere otro.
Y su alfa ha recordado esa elección por años. Cada celo que tiene que pasar solo o cuando ve a sus amigos encontrar pareja y él sigue volviendo a un apartamento vacío. Ha preferido ser el malo que obligar a Jimin a renunciar a su ideal.
Y, como siempre supo que pasaría, Jimin terminó encontrándolo.
[[...]]
Cuando la clase terminó, TaeHyung tuvo que maniobrar fuertemente para que Jimin caminase. El mayor estaba en un estado nunca antes visto y, por el amor de lo Gucci, TaeHyung no sabía que hacer con un Jimin que no habla, no le mira a los ojos y no huele a absolutamente nada.
Ni siquiera sabía qué clase de emoción estaba sintiendo pues había bloqueado todo y permanecía con la mirada fría y vacía sobre el pizarrón del salón.
—Mochi, no sé que tanto te dijo el troglodita pero..., la clase terminó hace diez minutos y deberíamos movernos a la otra.
Nada.
Lo máximo que consiguió fue un suspiro y que Jimin comenzara lentamente, muy lentamente, a guardar todo lo que estuviese sobre la mesa en su bolso.
—Eh..., ese es mi teléfono. —le reprende. Y Jimin vuelve a suspirar cuando le entrega el teléfono sin mirarle aun. —Jimin..., ¿vamos a hablar de lo que te dijo o quieres que te deje solo?
—No.
—¿No vamos a hablar de lo que te dijo o no quieres que te deje solo? Sigo sin entender.
—No..., solo.
—Bien. No solo, entonces.
Caminan a paso arrastrado por los pasillos de la segunda planta y, TaeHyung no sabe en que punto Jimin comienza a expeler su aroma triste. Hay un ventanal y un pequeño balcón por el que entra los rayos solares de manera directa y ese es el sitio escogido para sentarse.
Jimin a penas y echa un vistazo al lugar y se deja caer contra el suelo. Flexiona sus rodillas contra su pecho y se hace un bulto en una esquina del balcón. El omega mas alto pasa mucho mas trabajo para acomodar sus piernas en el estrecho lugar y, una vez que lo logra, no pierde tiempo.
—Hablaron de ChanYeol, ¿cierto? ¿Está celoso y no puede admitir que alguien más te quiere? ¿Qué hay con todo aquello de respetar limites y que solo serán amigos? —pregunta a toda máquina. —¡Yah! Va a tener que aguantarse la rabia, ¿okay? ChanYeol-sunbae se queda sí o sí.
Jimin emite una especie de sonido que, si TaeHyung no lo conociese mejor, pensaría que es su omega directamente reaccionando a lo que él dijo.
—Se queda. —murmura el rubio. Sus ojos verdes parecen casi negros y apagados cuando le da una mirada a TaeHyung. —Se queda porque es mi destinado.
Su primera reacción es reírse.
A TaeHyung se le escapa una de esas risas explosivas y que poco tienen que ver con la gracia. Mucho mas cuando ve la cara de Jimin y el puchero a punto de formarse. Entonces su propia expresión decae. Se transforma y se oscurece a medida que la verdad se asienta entre ambos.
—¿Lo es? P-pero..., te gusta Yoongi. —espeta con confusión. —Siempre Yoongi. Incluso a tu omega le gusta. Le dejabas marcarte con su olor y que tocara tu vientre y el cuello. Yo no hago todo eso con JungKook, y llevamos años saliendo. —razona. —¿Como puede ser ChanYeol tu destino cuando tu lobo reacciona así a otro alfa? ¿Como no te diste cuenta si los destinados se reconocen desde el primer día?
—Quizá me di cuenta y no lo quise ver. —contesta Jimin, mirando de vuelta a sus propias rodillas.—Quizás estaba en negación y no podía mirar mas allá porque lo único que me interesa empieza por Min y termina en Yoongi. No lo sé, TaeHyung. Ya no se nada.
—¿Y como lo supiste? Espera-..., ¿qué te ha dicho ChanYeol de eso?
—No ha dicho nada. Aun no sabe que yo lo sé.
—¿Y cómo sabes que no sabe que tu sabes?
Jimin levanta la vista y le da una mirada.
—Perdón. Siempre quise decir eso. —se disculpa el menor de los dos. —A todo eso, ¿como te enteraste?
Jimin suspiró y volvió a hundirse de hombros.
—Yoongi me dijo.
[[...]]
Park ChanYeol tiene las cosas claras. Le gusta Jimin y Jimin es su pareja destinada.
Sintió el tirón en su pecho aquel día en la biblioteca la primera vez que le vio. Con aquel alfa. Ofreciendo su cuello para calmarle.
No se supone que los omegas hagan eso con cualquiera. Su destinado tendría que estar realmente involucrado con ese otro alfa para algo como eso.
Eso no impidió que fuera tras él a su escuela.
Quería cerciorarse que tan serio era el asunto y, si era como temía, al menos verle de cerca. Quizás hasta hablar con él. Una vez.
Por supuesto, una vez que lo encontró, se acercó y no pudo detenerse de hablarle.
—Yoongi-hyung y yo no somos pareja. —murmuró el omega.
Y, aunque el alivio fue inmediato, seguía preguntándose que tan cercanos eran para que hicieran eso. Tenía celos y no lograba dominarse ante la cercanía de su destinado, incluso si Jimin no parecía reconocerlo como tal. Incluso si Jimin miraba a aquel otro alfa con ojos brillantes de anhelo.
Min Yoongi apareció envuelto en un tornado de posesión y logró someter a su lobo con tal de alejarlo. Y ChanYeol se fue confundido y afectado, con su alfa cabizbajo y las esperanzas destruidas.
El destino jugó sus cartas y, no solo y terminó perdiendo un año en la universidad, sino que a su regreso, la primera persona que encontró fue Jimin.
Sin el alfa.
Claramente no le perdería de vista después de eso. Haría todo lo posible para hacerse notar por su pareja destinada. Después de todo, él tenía mas oportunidades que Min Yoongi y era justo que las aprovechara.
Por ello, cuando vio a Jimin pasar a toda marcha junto al omega TaeHyung tras concluir las clases, no dudó en interponerse.
La expresión del rubio no era la mejor y él sabía que se debía a ese alfa. Sabía que nada bueno traía que su destinado conversara con aquel.
—¿Te sucede algo? —inquirió ChanYeol, sujetando la mano del mas bajito.
—No tengo tiempo para hablar ahora, por favor. —pidió el omega, soltándose del agarre con un gesto despectivo.
—Pero..., tienes turno en la cafetería ahora. —recordó. —Pensé que podríamos ir juntos. Pensé que..
—A lo mejor debes pensar también que no tengo que querer andar contigo. —refutó Jimin. —Que tengo jodidas opciones y no estoy obligado a nada. Aún puedo tomar mis decisiones, ¿cierto?
Lo sabe.
—Jimin...
El omega negó.
—Solo déjalo, sunbae. Hablamos después.
Jimin caminó a paso rápido, seguido por TaeHyung, y se alejaron de él. El alfa supo, sin necesidad de preguntar, que era desplazado por el otro. Que era a Min Yoongi a quien iba a ver porque Jimin solo se mostraba de esa manera cuando tenía que ver con él. Con la mirada perdida y la cabeza en otro lugar lo suficiente lejano como no poder fingir.
Y, sí, Jimin podía ser su destinado.
Pero era él quien caminaba hacia la cafetería solo y era Yoongi quien ocupaba el corazón de su omega.
[[...]]
La casa de los padres de TaeHyung era una mezcla de palacete y templo hippy. Y, si bien la casa de sus padres quedaba cerca, no tuvo cabeza para visitarles antes de hacer algo tan importante como esto.
La verdad, no quería ver a sus padres justamente porque ellos no eran el ejemplo más adecuado para su situación.
Sacudió los pensamientos negativos y bajó del auto, encarando el frío de la tarde y caminando a la entrada. Subió los tres escalones de granito y tocó la puerta.
Jimin fue quien abrió y Yoongi sintió que era injusto, pero olvidó todo.
Su respiración quedó atorada en alguna parte de su pecho justo cuando el omega le dio entrada a la casa y le saludó con la cabeza. Solo podía ver ojos verdes y labios carnosos. Y eso estaba tan mal, joder. El no venía aquí por eso. No debería, jodidamente no debería.
—Hey. — saludó Jimin, caminando hacia la sala.
Él debe haber hecho algo o, quizás dijo alguna palabra que provocó que Jimin girara. No sabe cómo o qué, pero los labios de Jimin estaba contra lo suyos en segundos.
Calientes y dulces. Derritiendo todo el frió fuera de él.
Jimin subió sus brazos hasta rodear sus hombros y él apresó la cintura estrecha entre sus manos. El omega tiró de su pelo y él le apretó.
Desesperado.
Nada tenía sentido. Solo esto.
—Me quieres. —murmuró Jimin contra su boca, sin dejar de tocarle. Sentirle, besarle. Todo y nada para lo que realmente necesita. —Me quieres, me quieres.
Parece mas un ronroneo que una frase y para el alfa es imposible no retribuirle con Siempre, siempre, si es la verdad.
Le quiere y siempre le ha querido.
Pero no deja de ser egoísta.
—Imini, tenemos que hablar. —pide, apartándose un poco, mas Jimin parece reacio a soltarlo.
Tiene las manos en su pelo y la boca dejando besos por su mandíbula.
—No quiero hablar. —afirma el menor. —No me importa, alfa. No me importa.
Es una afirmación y una necesidad. Tan claras como nada que Yoongi haya escuchado antes y se le hace imposible a su alfa no aullar feliz.
Tan feliz que no mide sus pasos y pronto caen sobre el sofá. El omega debajo de él y él encima del omega.
Joder.
—Jimin..., —advierte, pero recibe otro beso.
—Alfa.
—Hablar...
—Después.
Todo parecía tan errado como idóneo y la cabeza de Yoongi se debate entones en lo que parece la cuestión mas importante de su vida. Por un lado, deben hablar. Por otro lado la mano de Jimin continúa masajeando su cabello y rastrillando en él tan despacio hasta hacerle encorvarse de gusto.
Una ultima vez su cerebro le insta a hacer lo correcto y, con mucho esfuerzo, se separa para sentarse. Jimin le imita con un puchero y parece tan enojado con él que a Yoongi se le aprieta el pecho.
Habla, sin embargo.
—ChanYeol es tu destinado.
—¡Ya lo sé! —refunfuña el omega, sin apartar la mirada. —¿Y?
Yoongi traga y piensa cómo explicar algo tan obvio como aquello que el omega se empecina en ignorar.
—Tienes una pareja destinada y nadie en su sano juicio renuncia a eso. Tu no serás la excepción.
—A lo mejor lo soy.
—¿Qué estás..? ¿Tienes idea de lo que dices? —brama. —Es ridículo que pienses eso. Tu no sabes lo que significa ser pareja destina-
—Cállate, solo cállate. Sí sé lo que es. Tengo una, así que creo que lo sé mejor que tú. —insiste el omega, acercándose más a él. —Como también sé que cuando lo veo no siento el mismo remolino en el pecho que siento al verte a ti. Ni siento que dejaré de respirar si no tomo su mano, ni quiero besarlo hasta que me duelan los labios, ni pienso en como serían nuestros hijos o si tendremos perro o gato en nuestra casa. Porque yo solo pienso e imagino mi futuro contigo, alfa imbécil. No importa que seas un cobarde o un mal mejor amigo. Eres tu lo que quiero y nada, nada, cambiará eso.
Yoongi le mira perplejo, sin saber que decir más que abrir la boca y susurrar "hmn". Jimin sospecha que el alfa tiende a quedarse sin palabras cuando alguien mas se le adelanta y, con tal de mejorar su expresión, deja otro beso en los labios entreabiertos.
El alfa parpadea y no dice nada. Calla y le mira, le mira y calla y Jimin pierde la cabeza si tiene un minuto mas de silencio.
A lo mejor no se ha sabido expresar bien. A veces cuando se pone nervioso (con Yoongi siempre lo está un poco) se hace un rollo y dice palabras por decirlas. A lo mejor su amigo solo necesita que el mensaje sea mas directo.
Así que trepa en su regazo con una facilidad practicada, envuelve sus brazos en su cuello y le mira de frente.
—Para dejártelo más claro, Min Yoongi, si te alejas, esta vez te perseguiré hasta atraparte. —murmuró con voz suave. —Si te atreves a darme otro discurso sobre que no eres adecuado para mi y que debería salir con mi destinado, me tatuaré tu nombre en el pecho y añadiré corazones para ver si te queda claro. Y, si por casualidad aparece tu pareja destinada, que sepas que le arrastraré por los cabellos y le haré la vida imposible hasta que desista de tenerte. —añade, sujetando las mejillas del alfa entre sus manos. —Porque eres mío y no tengo dudas de eso.
Las manos de Yoongi se afianzan en sus caderas y su expresión se relaja.
Jimin no quiere detenerse.
—Me he masturbado pensando en ti demasiadas veces, alfa. ¿Crees que es justo? —se quejó infantilmente. —Calentarme tanto como lo haces y no querer hacerte cargo. Mira que un alfa bueno como tu no debería ser así.
—Si quería hacerme cargo. —confiesa Yoongi con fervor.
Jimin se ríe sin gracia y se encoje de hombros. —Oportunidades te di, Min Yoongi. Me desnudé frente a ti más veces de las justas. —recuerda no sin ruborizarse un poco. —Llegué a pensar que no te atraía y, cuando te fuistes, mi carácter cambió mucho. Perdí toda mi soberbia, ¿sabes?
—Eso no puede ser. —niega Yoongi, pegando sus frentes. —Siempre fuiste una cosita tan soberbia.
—Por ti. —aclara —Es fácil tener confianza si Min Yoongi es tu sombra. Sin ti me quedé tan vacío como un cascarón, alfa.
—Yo igual. Solo soy la mitad de mi sin ti, Imini. Joder, no puedo creer lo tonto que fui, el tiempo que perdimos por mi culpa.
—Estoy seguro que tu no perdiste tanto tiempo, ¿no? —susurró Jimin antes de inclinarse a oler por sobre la mejilla del alfa. —Hoseok-hyung es muy popular con los omegas. Seguro te presentó algunos en las fiestas...
—¡No! No, no. Yo..., nunca, nunca pude. —aseguró. —Yo no logro hacerlo. He intentado con varios pero nunca..., verás, nunca consigo relajarme cuando llegaba el momento de tocar. Se sentía incómodo. —balbucea, abochornado. —Es una cosa ridícula esa. Un alfa que no logra hacer sentir bien a nadie.
Jimin sonrió de medio lado, su boca roja y besable estirada en la sonrisa más perversa que se ha visto antes. —A lo mejor si te lo pido yo... —susurró lento. La lengua pasando sobre los labios. Los ojos de Yoongi fijos en la lengua. —Has que me sienta bien, alfa. Has que me corra.
Es una orden, no un pedido. Y Yoongi lo toma como tal, dominado por algo que nunca había experimentado antes; la necesidad de darle placer a Jimin.
Y es rápido y adictivo como todo su cuerpo se sincroniza en segundos para darle ese placer. Sabe que están en casa de TaeHyung, sabe que están solos pero en la sala de una casa donde cualquiera podría llegar. La sensación le impulsa a moverse apresurado y deja a Jimin bajo él.
El omega trae un suéter azul que hace que sus ojos verdes luzcan azulados. Yoongi no cree poder quitárselo por entero y solo lo sube lo suficiente para que se enrosque bajo el cuello. Los pezones rosados están erguidos ante él y su lengua los prueba ansiosa.
Los besa y los chupa por tantos minutos que enrojecen sensibles, hasta que Jimin se arquea de gusto y un gemido agudo se le escapa.
—¡Ah!
La sonrisa del alfa es pura victoria. —Soñé tantas veces con esto, Imini. —confiesa. —Cada vez que me obligabas a verte cambiar tus estúpidas camisetas terminaba soñando que hacía esto. —mordisqueó el pezón derecho y pasó la lengua sobre el para aliviarlo.
—¿Solo esto? Voy a pensar que no solo eres virgen, sino puritano. —le tienta el omega sonriendo.
—No. —respondió con voz cortada. —También hacia esto. —Sus manos desabrocharon el pantalón blanco del menor y tiraron de él junto a la ropa interior. La erección del omega saltó a la vista y Yoongi se remojó los labios antes de succionarla en su boca.
Jimin gritó y movió sus manos hasta enterrarlas en su cabello y tirar de sus hebras, mientras él se entretenía chupando la dulce erección que comenzaba a latir en su boca. Pasó la lengua por la ranura y succionó con fuerza hasta que las caderas de Jimin tuvieron un espasmo y embistieron en su boca.
El alfa posicionó sus manos y le mantuvo quieto, intercalando la succión con ambiciosos lametones que hacían que Jimin gimiera sin vergüenza. Luego, bajó su boca hasta los pequeños testículos y los chupó con suavidad antes de, finalmente, llegar a la fruncida entrada que comenzaba a empaparse.
La primera lamida hizo que Jimin se estremeciera. El omega tiró de sus cabellos y pidió a gritos que parara mientras sostenía la base de su miembro. Yoongi sintió un chispazo de placer cuando vio semejante imagen y se negó a detenerse. Continuó lamiendo sin reparos y, cuando su mandíbula empezó a doler, se ayudó de los dedos para estimular y dilatar el músculo apretado. Besó los muslos calientes del menor y se deleitó con su sabor hasta el cansancio.
Jimin golpeó su cabeza con impotencia. Le mira suplicante y consigue con un puchero lo que nadie ha conseguido antes. —¡No estoy jugando, Min Yoongi! ¡Detente de una puta vez y fóllame! Si me corro sin tenerte dentro voy a...
—Espera un segundo, joder, ya voy. —se quejó el alfa con una sonrisa, poniéndose de pie. Sacó su camisa por sobre sus hombros y, sin mucho cuidado, la puso al lado de Jimin en el sofá. —Sientate sobre ella. No podemos arruinarle el sofá a tu amigo.
El rubio rió e hizo lo ordenado, abriendo sus piernas e invitándolo con la mirada.
Yoongi no quiere negarse mas. La vista de Jimin, su Jimin, abierto de aquella manera y entregándose a él, hizo que su polla latiera por liberarse y su alfa gruñera de posesión.
Mío, mío, mío. Alto y por primera vez sin dudas.
—Todo tuyo, alfa.
Sí.
—Mio.
El omega entre abrió su boca para él y Yoongi los unió en un beso que significaba todo. La entrega, la fidelidad y la desesperada devoción que sentía el uno por el otro. Sus manos recorrieron todo el suave y lampiño cuerpo y acariciaron la piel de los muslos hasta abrirlos lo suficiente para que hacerse sitio.
Yoongi tembló cuando sostuvo la base de su miembro y la posicionó cerca de la entrada del menor. Ambos gimieron al sentir el roce y Jimin dejó caer su cabeza hacia atrás cuando el glande acarició la pequeña apertura buscando adentrarse.
Las respiraciones de ambos eran fuertes y el único sonido en la solitaria casa que, de repente, se vio repleta de agudos gemidos y ardientes gritos cuando el alfa comenzó a llenar el apretado agujero del omega.
—Shh, espera...—pide Yoongi sin aliento, deteniendo poco a poco la intromisión. —Va a pasar, es solo un momento.
La resistencia inicial cedió un poco y Jimin hizo un gesto para que continuara, sin embargo, pidió que se detuviera de nuevo cuando la circunferencia del alfa parecía que iba romperlo.
Yoongi contiene la respiración mientras trata de quedarse quieto. Contrariado puesto que la expresión de Jimin era de puro malestar y su agujero no hacía mas que apretar y succionar su pene entre sus sedosos músculos.
—Por favor. —gimoteó Jimin, segundos después. —Por favor, alfa.
El alfa dejó un beso sobre su frente y en su mejilla. —¿Por favor qué, Imini? Necesito que me digas qué hacer porque me muero si te lastimo, joder. Dime qué quieres que haga.
El rubio tragó audiblemente y le miró con sus nublados ojitos. —Sigue, por favor.
Yoongi suspiró aliviado y se adentró un poco mas en el menor, sin parar de besar sus mejillas y sus labios que se levantaban inconformes.
Viendo que el lento proceso solo demoraba mas el dolor, aceleró el movimiento y se adentró por completo en una única embestida que hizo chillar al omega. Tuvo miedo de haberlo lastimado de inmediato, mas la respiración de Jimin y el suave ronroneo que emitió una vez lleno le disipó esa duda.
—No va a doler más. —prometió Yoongi con la voz dominada por la necesidad. Su garganta ardía y olor suave a lirios y rocío era todo cuanto quería aspirar. —Voy a tomarte ahora.
La voz del alfa sacudió por completo el sensible cuerpo del menor que se contoneó ansioso ante la promesa.
—Tómame. —rogó. —Por favor.
Yoongi gruñó con desespero cuando las manos suaves de Jimin se envolvieron en sus hombros y él comenzó a salir, dejando solo su glande para volver a enterrarse.
El placer se disparó abrumador entre ambos y la realización de estar juntos solo aumentó el goce.
Las manos de Yoongi levantaron al omega hasta posicionarlo mas inclinado al espaldar del sofá y sujetaron los muslos hasta su máximo límite, follando el dulce agujero y deleitándose con la vista de sus actos. Mientras Jimin solo lograba gemir y contonearse para seguir el ritmo impuesto por el alfa, este disfrutaba con el perfecto espectáculo que era el menor.
—Bésame, bésame.
Yoongi cree que es un crimen tomar sus labios si de ellos están saliendo los mas increíbles gemidos, pero el alfa en su pecho dice que tiene perfecto sentido que su omega quiera besarle. Así que lo hace. Succiona la lengua de Jimin en su boca y este le muerde el labio. No le importa, no cuando tiene la entrada de Jimin apretando al rededor de él y apunto de darle el mejor orgasmo de su vida.
Es apretada, húmeda y caliente y Yoongi cree que van a pasar meses para que él logre pensar en otra cosa que follar al omega. Al alfa le tiemblan las piernas y no cree aguantar más. La erección húmeda de Jimin se roza en cada embestida con su abdomen desnudo y crean chispas de placer en los ojos verdes del menor.
Es maravilloso.
Jimin es absolutamente maravilloso.
Echa su cabeza hacia atrás y exhibe su cuello cubierto de sudor, se relame los labios y arquea la espalda en ofrecimiento. Y le mira con toda esa inocencia y esa adoración infantil que Yoongi no comprendía que era amor.
—Te amo. —gime Yoongi, acercándose a su oído para susurrárselo sin correr el riesgo de que no lo escuche. Te amo, te amo, te amo, repetido como un mantra.
—Amor. —dice Jimin de regreso y para él no queda claro si la mente nublada del omega intenta regresarle la frase o, simplemente, le llama así. Es el mismo sentimiento, de cualquier manera. —Por favor, alfa.
Por favor, él se quiere correr.
La palabra alfa hace que se le curven los dedos en puños y él también quiere tanto venirse que a lo único que atina es a acelerar. Su mente aturdida por las hormonas y la manera en que este omega luce, huele, se siente. Tan suyo que, con cada embestida, es como morir sobre el otro. Cada aliento como el último y cada beso como el primero.
Y Yoongi no puede mas.
El omega es tan estrecho y dulce que cada tirón a su miembro hace que pierda la cabeza. Verlo así, sin aliento y sumiso para él, fomentó que quisiera llegar ya y procuró primero masturbar la erección llorosa que rozaba su vientre.
Jimin vibró y su pene salpicó perladas gotas de liberación en tanto se apretaba mas contra el alfa, enterrando sus uñas en sus hombros.
Y Yoongi se corre. Comienza como suaves pinchazos de placer y se vuelve una vorágine de posesividad y lujuria. Tanto que no registra nada, sus ojos abiertos solo ven negro y su mente solo procesa molerse mas duramente en el apretado agujero hasta llenarlo con su semilla.
Sus respiraciones dejan sus labios en voz alta y el clímax se extiende en tanto los gruñidos del alfa se mezclan con los suaves gemidos del omega.
Y no es como la primera vez de los demás.
No es torpe ni a oscuras en una cama con sábanas regadas. Es en un sofá extraño, sin pensar en que pudieran atraparlos en cualquier segundo, es rápido y sucio y con la agilidad practicada tantas veces en sus fantasías. Movidos por la necesidad de saberse del otro.
Yoongi a penas y puede sostenerse en sus rodillas y no se da cuanta que están anudados hasta que siente como se corre de nuevo y el omega gime adormilado contra él.
La cara de Jimin está enterrada en su cuello y sus pestañas cosquillean graciosamente en la piel. Está más dormido que despierto pero, de vez en cuando, le besa y murmura que le ama entre jerigonzas ininteligibles.
A Yoongi se le aprieta el pecho solo de pensar en perderlo. Afianza su posesivo agarre y lo olfatea como un perro hasta estar seguro de que cada pedazo huele a él.
—No me dejes nunca, Imini. —ruega bajito, casi para él. —No después de esto.
El omega no dice nada, solo se afianza a él durante el tiempo que dura el nudo y se deja hacer tranquilo cuando este pasa.
Ambos se visten con lentitud y Jimin abre las ventanas para liberar las feromonas que han quedado atrapadas en tanto Yoongi intenta eliminar cualquier evidencia en el sofá. Es después de eso que el menor camina de vuelta a él y le da esa mirada que hace que su lobo se vuelva febril.
—Confía en mi en esto, alfa. —pidió, tomando su mano. —Ahora llévame a casa.
❇❇❇
Ahora sí, el Yoongi recibiendo su escarmiento por cobarde y desinteresado. Ajá.
Siguiente capítulo de smut aletargado y destinado en shock.
Quedan dos para el final, creo. 😛
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