🍦20 - Unexpected
Jimin sonrió avergonzado y, finalmente, le dijo adiós a Chanyeol con una simple reverencia que terminó en ambos chocando la cabeza como tontos. Las risas de TaeHyung explotaron el ambiente y pronto los dos se estaban riendo también.
Fue una manera completamente diferente a como creyó que sería su primer día en la Universidad.
Diferente bueno, sin embargo.
—Nos vemos mañana, supongo. —sonrió el alfa, su cara delatándolo por entero.
Jesús.
Jimin casi podía ver los corazones en sus ojos.
—Por supuesto, sunbae. —respondió con una sonrisa, extendiendo su mano hacia el alfa. —Gracias por tomar de tu tiempo para ayudar a tus menores.
El más alto suspiró antes de tomar su mano, y TaeHyung hizo un ruido estrangulado mientras caminaba hacia otro lado. Como si buscara darles privacidad, ¿qué jodidos hace?
—Siempre será mi gusto ayudarte, Jimin. —devolvió el alfa. —A-ayudarlos..., a ambos. Claro, quise decir ambos.
Jimin sonrió conmovido por lo tonto que este alfa era. —Claro, sunbae. Te creo. —se despidió y comenzó a alejarse del otro, en búsqueda de TaeHyung.
—Puedes decirme hyung, ya sabes. Si tu quieres. —sugirió el mayor, casi gritando y visiblemente ansioso por una respuesta.
—Ya veremos. —gritó de vuelta, con una sonrisa extendiendo sus mejillas ante el ridículo de la situación. —Nos vemos mañana.
Jimin incluso se carcajeó cuando el alfa agitó sus manos en despedida y él término imitándolo.
Dios, ¿podía ser real esto? Había pasado todo el día correteando por las distintas clases y encontrando al alfa entre cada una de ellas. Incluso compartían una, a pesar de que ChanYeol estaba en un grado superior.
Y había sido tan fácil compartir tiempo con el alfa, como si no se hubiesen visto solo dos veces en la vida y fueran viejos amigos.
Chanyeol tenía maneras suaves, era dulce y tímido. Era una bocanada de oxigeno entre tantos alfas territoriales y hormonales.
Y estaba visiblemente flechado por él. Ese era un detalle importante. Un detalle en el que no tenía intención alguna de pensar, por el momento.
Tenía cosas importantes en que pensar ahora, como por ejemplo...
—¿A donde mierda vas? —gritó TaeHyung, saliendo aparentemente de la nada. —¿No te vas conmigo?
—Uh..., la verdad es que hay un lugar donde tengo que ir y..., quiero ir solo. —balbuceó. —¿No te molesta, cierto?
TaeHyung pareció dudarlo por un momento. Sus ojos azules miraron hacia Jimin y se estrecharon con sospecha.
—Kim Jimin Mochi. El lugar donde quieres ir en secreto y total misterio está relacionado de alguna manera con..., tu sabes quien.
Yoongi. Yoongi ahora era tu sabes quien. Dios, ¿como pasaban estas cosas? Jimin quería reír de lo ridículo que le parecía todo.
—No, Tae. No tiene que ver con él. —aseguró. —Si quieres saber, iré a buscar empleo.
El otro omega le miró sorprendido, como si Jimin no fuese perfectamente capaz de mantener un trabajo.
—Es algo pequeño, solo son dos horas entre cambios de turno. —explicó. —Es a tiempo parcial y me sirve para ganar dinero extra.
—No necesitas dinero extra, Jimin. Vives en un puto barrio privado.
—Estoy cansado de quedarme en casa, TaeHyung. ¿Acaso no ves que no hago absolutamente nada salvo regodearme en mi propia miseria todo el día? Necesito cambiar de aire, tu lo dijiste.
TaeHyung suspiró, despeinándose con ambas manos. —Lo dije para que salineras conmigo. No para que buscaras trabajo.
—Por mas que te quiera, entiende que para mi es difícil verte todo el rato pasando babas con mi hermano menor. —se quejó. —Estoy cansado de ser la tercera rueda entre ustedes, ¿bien? Es ridículo que ande con ustedes si estoy mas solo que el ojo de un cíclope.
TaeHyung casi se ríe. Casi.
—¿Donde dice que las parejas tienen que andar con otras parejas?
—Pregúntale al inventor de las dobles citas y los autos de cuatro plazas.
Ante eso, el omega trigueño asintió y bajó la cabeza. —Bien, ve a buscar empleo y a conocer gente soltera con la que me traicionarás. Ve y se libre. Si eres mío vas a volver.
Con un giro dramático de ojos, el omega mas alto se alejó y, por fin, Jimin pudo emprender su propio camino.
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La cafetería era una cosa minúscula en una calle que a penas y tenía tres negocios, pero la clientela era bastante estable, sobretodo en los turnos de mañana y tarde.
Su turno no era difícil y consistía mas bien en cubrir el espacio de tiempo en que los trabajadores de la tarde salían y entraban los nocturnos. La paga era lo suficientemente modesta como para el poco tiempo que tenía que estar pero, el trabajo en sí, no era poco.
Resulta que esa hora era de gran demanda. Varios clientes, sobre todo universitarios hambrientos y cansados, pasaban por ahí en busca de combustible para continuar el resto del día. Jimin se sorprendió cuando, al llegar, vio tanto las mesas como las sillas junto a la encimera llenas.
Y estuvo aún más asombrado cuando, tras la barra, vio la altísima figura del alfa con que había pasado todo el día.
—¿ChanYeol-sunbae? ¿Qué-...?
La cara del alfa era la mezcla exacta de sorpresa y felicidad que Jimin nunca había visto. ChanYeol prácticamente le tiró el vaso sellado de café al cliente y atravesó el negocio hasta alcanzarlo junto a la puerta.
—¿Jimin? ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Vas a pedir algo de tomar o comer? ¿Vas a-...?
—Empiezo a trabajar aquí hoy. —explicó sonriente, pese a lo confundido. —Contigo, supongo.
Y sí, Chanyeol continuó sonriendo cuando el anciano dueño del local le gritó que se pusiera a trabajar o lo usaría de escoba. Jimin terminó de firmar su contrato, lo cual fue casi una formalidad teniendo en cuenta que el trabajo era suyo, y se colocó el mandil con el logo del café.
Así, con una sonrisa vestida como uniforme en su rostro, pasó su primer día como empleado. Sonrió y hasta se carcajeó junto al alfa, quien se esforzó por hacer parte de sus obligaciones alegando que eran privilegios por ser el nuevo.
No hubo disturbios, ni quejas. La tarde transcurrió con la misma soltura y facilidad con la que parecía ocurrir todo junto al alfa. Y es que ChanYeol tenía eso; lograba hacer que todo pareciera fácil. Incluso para ser dos personas que apenas habían coincidido antes, Jimin se sentía muy cómodo con él.
Era bueno. Era ridículamente amable con todos. Era tímido. Era gracioso. Gustaba de él.
Jimin intentó ignorar el nudo de ansiedad que se formaba en su estómago.
Chanyeol era lo opuesto a Yoongi. ¿Entonces por qué Jimin no podía dejar de pensar en el otro? ¿Por qué se sentía molesto con cada pequeño gesto galante que hiciera Chanyeol con él? ¿Por qué, a pesar de que está sonriendo, se siente vacío e insatisfecho?
Ya pasará. Va a pasar. Tiene que hacerlo.
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La mañana no comenzó bien.
Jimin se sintió crudo y adolorido por todas partes debido a las horas que pasó de pie caminando en el trabajo. ¡Y solo fueron dos! En serio necesitaba seguir a su hermano al gimnasio de vez en cuando, o terminaría mal.
Pese al dolor de su cuerpo, encontraba mas preocupante el echo de que su omega continuara aletargado una semana después del inicio de los síntomas. Quizás estaba exagerando pero no se sentía normal. Se sentía semejante a cuando tomaba supresores muy fuertes y su lobo parecía desaparecer por días.
Sólo que, esta vez, estaba convencido que era la manera que encontró su omega para quejarse por no ver a cierto alfa aún.
Eso tenía sentido.
Él estaba convencido que a penas pusiera un pie en el campus encontraría a Yoongi, sus miradas chocarían y el mayor se percataría cuanto le había extrañado. Quizás derramaría algunas lágrimas y lo elevaría en brazos para unir sus labios en el beso definitivo.
Idiota.
¿Por qué demonios seguía albergando esperanzas? ¿Qué hay de su discurso y de que estaba cansado de hacer el ridículo?
Mordiendo su labio con fuerza, Jimin se dejó caer sentado sobre una de las sillas del enorme salón de conferencias. Iba a tomar la misma clase por segunda vez, puesto que a penas y registró dos palabras durante su primera lección. Su cabeza en cualquier lado menos que aquí.
Era un ridículo. Eso era.
Sería entendible que aun pensara en su amigo porque, joder, fueron uno solo toda la vida y estuvo enamorado de él desde su presentación (sino que antes). Pero no es entendible que continúe fantaseando con una relación que no va a ocurrir.
Eso es tóxico y comprenderlo ahora es lo mejor. Su enamoramiento solo sería un freno para ambos, sobretodo para él. Y Jimin quiere enamorarse, dios. Quiere tener su propio romance durante la universidad y ser el mundo para alguien. Mientras mas rápido olvide a Yoongi, mas pronto encontrará lo que busca.
¿Pero como le explica eso a su omega?
—Amigo, tu olor está alterándome. ¿Estás bien?
Jimin volteó a ver preocupado al chico que le hablaba. A penas había notado como el salón continuaba llenándose de estudiantes y como sus hormonas seguían filtrándose en su aroma. Estaba llamando la atención y mas de un alumno lo estaba observando.
Dios, qué vergüenza.
Para empeorar, no podría salir de aula puesto que el profesor ya estaba de pie frente al salón y su sitio estaba justo en medio. Tendría que atravesar la horda de estudiantes y no estaba seguro de poder hacerlo con lo flojas que se sentían sus piernas.
¿Qué hacía si se disparaba su celo por el estrés? No sería la primera vez que pasase, pero siempre estaba cerca de TaeHyung cuando ocurría. Ahora estaba solo, mientras las miradas y exclamaciones no tardaban en llegar.
Sus ojos se abrieron alarmado cuando vio como un alfa de la fila próxima a la suya tendía su mano para acariciar la suya sobre la mesa. Retiró su propia mano, pero el chico pareció molesto con ello. Su mirada vidriosa fija en algún punto de su cuello descubierto, mientras aspiraba el aroma que Jimin no podía dejar de expeler.
—Me sentaré a tu lado —gruñó el tipo.
Jimin bajó la cabeza, su cuerpo tenso y débil al mismo tiempo. Débil incuso para negarse, cuando era mas que obvias las intenciones del alfa. Le dolía el pecho por la tensión, y la falta de aire comenzó a atacarlo con rapidez.
Estaba solo y no podía respira. El aire no entraba.
Un carraspeo le hizo saltar en su sitio. La silla a su lado se movió y luego había alguien sentado junto a él. Una mano pálida y enorme tomando su propia mano que temblaba.
—Está ocupado. Pierdete.
Y era esa voz.
—Alfa. —clamó con alivio.
Jimin se sintió abochornado de la rapidez con que hundió su cara en el cuello ajeno, la necesidad con la que absorbió ese aroma, hasta sentir a su propio lobo calmarse. Pero nada podía hacer contra su biología. No tenía sentido negar que todo se volvió mas nítido en los brazos de Yoongi.
Correcto.
Cálido.
Perfecto.
El otro alfa farfulló una maldición y volvió a su lugar y, en algún punto, la clase comenzó. Para Jimin su mayor logro fue permanecer despierto; su cabeza acomodada bajo la mandíbula del mayor y sus manos apretadas a las contrarias sobre su regazo.
Tiempo después, quizás minutos o una hora más tarde, Jimin se removió en su puesto. Su aroma estaba controlado, desprendiendo solo tenues notas de alegría y satisfacción, y su lobo estaba tranquilo.
Desviando su atención de la clase, los ojos obsidiana de Yoongi se clavaron fijos en él.
—¿Estás mejor ahora?
Jimin asintió.
—Un poco.
—Casi tienes un ataque de pánico aquí, Jimin. Pude sentir tu olor desde el pasillo. —el tono del alfa sonaba a regaño, pero la mirada preocupada y la mano acariciando todo el brazo de Jimin restaba peso a sus palabras. —¿Te sentías mal desde antes?
Jimin hizo un sonido de afirmación, todavía flojo y adormilado.
—¿Si te sentías mal por qué mierda estás tomando dos veces la misma clase? —cuestionó el mayor, subiendo su mano libre del agarre contrario hasta los mechones desordenados del omega, peinando con la yema de sus dedos entre las hebras rubias. —¿Por qué estás solo si sabes lo que podría pasarte?
Él no pudo evitarlo.
—No quería que TaeHyung viera que te extraño. —confesó. —No quiero que se compadezca de mi y piense que soy un fracasado.
La mandíbula de Yoongi se apretó, marcando su forma de una manera masculina que removió al omega en su interior.
Dios.
La biología es solo tan mala con él. Se supone que está enojado. ENOJADO.
—¿Estas así por mi? —inquirió Yoongi. Había algo como satisfacción escondido en su voz.
A lo que él negó, aclarando. —Mi omega. No yo.
Pudo ver algo palpitando en la mandíbula del alfa, pero estaba satisfecho con haber tenido la fuerza para hacer la aclaración. Ya estaba siendo lo bastante patético como para no soltar la mano contraria. No quería avergonzarse aun más.
La clase terminó y, pese a lo desaconsejable que era, Jimin continuó sosteniendo la mano del alfa y dejándose guiar por él hasta un apartado ventanal del edificio.
Estaban terriblemente solos en el lugar, pero Jimin pudo pensar en una sola cosa cuando observó la cara del alfa. La claridad del sol entraba directamente e iluminaba las marcas violáceas bajo sus ojos. Sus labios resecos y maltratados, su pelo quebradizo; Yoongi parecía una estropeada figura de porcelana.
Sus dedos acariciaron con delicadeza las bolsas oscuras bajo los ojos del alfa. —¿Qué te sucede, hyung? ¿Estás enfermo o...?
Yoongi sostuvo entre su palma la mano que acariciaba su rostro, la volteó y depositó un beso en la parte interna de esta. Se sintió extraño. La piel se volvió sensible al punto de que Jimin creyó erizarse por el contacto.
—Sucede que también te extraño. —confesó el alfa. —No quiero que te apartes, Imini. Espacio es lo último que quiero tener contigo. Hemos estado separados mas de lo que debíamos.
Jimin suspira.
—¿Y de quién es la culpa? —recrimina, molesto por sentirse derretir solo con palabras. —Yo nunca pedí esto.
—No tiene caso buscar a un culpable, porque ambos nos equivocamos en algún punto. —convino Yoongi. —Y es responsabilidad de ambos el solucionarlo.
Jimin suspiró inestable, afectado no solo por lo sucedido en el aula, sino también por lo demacrado que se encontraba quien siempre fue su alma gemela. Era difícil de explicar, pero le mortificaba mas el dolor de Yoongi que el propio.
—Lo que vi en el salón y lo que ves ahora, ¿no es prueba suficiente de que tengo razón? Nos necesitamos, tu y yo. Llamarlo co-dependencia o como sea, pero no va a solucionarse alejándonos. —la voz del alfa sonaba convencida. —No tenemos que alejarnos si cada quien respeta los límites del otro.
Oh.
—Pongamos limites, Jimin. —sonrió Yoongi. —Y todo será como antes.
El omega lamió sus labios resecos. Sentía su cabeza al explotar, dividido entre la verdad tras las palabras del alfa, el dolor de su omega por la distancia entre ambos y su propio dolor. El dolor de tener sentimientos por alguien que nunca va a quererte como te mereces.
¿Límites?
Jimin no estaba seguro de eso.
Y, aunque ciertamente no había motivos para no volver a ser amigos, Jimin se pregunta si podría obtener las cosas que anhelaba teniendo a este alfa tan cerca.
¿Podría o querría?
🍒🍒🍒
Hi there, bbs. Capi mas largo porque sino me veo escribiendo 120 capítulos.
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