08
Cuando Yoon Sanha despertó la mañana del miércoles, dándose cuenta que no había nadie en casa y que había faltado a la escuela, sintió un escalofrío en el cuerpo.
Sin embargo, se sintió bien.
Su mente se sentía ligera, sus hombros no tenían ese peso habitual al que se iba acostumbrando y sobretodo, no sentía esa presión en el pecho que no lo dejaba tranquilo.
Revisó la hora en su celular, ya era pasada la hora del almuerzo en la escuela y tenía unos cuatro mensajes de Minhyuk preguntando por su ausencia y un sticker, diciéndole que esperaba que se encontrara bien.
Desayunó su cereal acompañado del sonido de la televisión, al parecer, las lluvias se iban a hacer más constantes debido al acercamiento de la primavera y Sanha no pudo evitar recordar que su cumpleaños estaba a la vuelta de la esquina.
Honestamente, se había olvidado de que estaba por cumplir años y que posiblemente la pasaría con su madre y Jeonghan, igual podrían ir a casa de su abuela pero eso era lo de menos, tampoco es como que tuviera mucha emoción sobre eso.
No tenía pensado nada en especial para el resto del día en lo que su hermano llegaba, e incluso pensó que debía salir o hacer otra cosa, pero antes de hacerlo, revisó nuevamente su celular al recibir otras notificaciones, cosa que raramente sucedía.
Recibió otros mensajes de Minhyuk al igual que unos de Dongmin y Moonbin, Dongmin incluso se había tomado el tiempo de hablar con sus compañeros de salón para enviarle las tareas del día.
Dongmin hyung
Hola Sanha, hoy vi que no asististe a la escuela así que le pedí a alguno de tus compañeros que me pasara los apuntes, aquí los tienes de todos modos.
Espero que te encuentres bien, cualquier cosa que necesites aquí estamos nosotros <3
Bajó por las notificaciones de su celular hacia los demás mensajes, viendo que tenía más de los que esperaba.
Moonbin hyung
¿Sanha? ¡Hola! Espero que te encuentres bien, si te sientes mal o algo puedes llamarnos :)
Sonrió al ver los mensajes, contestando inmediatamente que se había quedado dormido y no había razón para preocuparse.
Cuando abrió los mensajes de Minhyuk, no pudo evitar sonrojarse al ver que tanto en persona como en cada mensaje que enviaba, era muy evidente su preocupación y sus sentimientos hacia él.
Minhyuk hyung
Hola Sanha, te estuve esperando hoy en el almuerzo pero tus compañeros me dijeron que no veniste hoy, así que espero que te encuentres bien.
De todos modos estaré pendiente ¿okay?
Si necesitas ayuda en algo puedes decirnos.
Cuídate, Sanha, si surge algo ¡no dudes en llamarme a mí o a Moonbin o Dongmin! ¡Te queremos!
Te queremos...
Su pecho se infló como si una ola de amor estuviera llegando a él, se sentía tan, tan bien que le dio incluso vergüenza verse a sí mismo en el espejo casi por diez minutos, sonrojado.
Sí, se veía lindo, se veía bien, se veía y se sentía como nunca.
Sanha envió un mensaje a Jeonghan diciendo que saldría y que no le esperara para almorzar, lo único que deseaba en ese instante era estar a solas y poder mantenerse tal y como había despertado: en paz.
No tenía un lugar en específico al qué ir, así que sólo tomó sus tenis más viejos y un suéter y salió, caminando hacia la zona donde se encontraba el parque, quizás podría quedarse ahí a pensar en todo y en nada.
Desconocía de su razón para haberse dormido pero ya daba igual, de todos modos el club de baile estaba suspendido por esa semana y sus ensayos con Minhyuk continuaban el día siguiente, y no se arrepentía tampoco, después de todo... ¿cuánto tiempo llevaba esperando tener un día de esa paz mental? Exacto, llevaba mucho tiempo y no dejaría que la escuela y las millones de cosas que eso implicaba le arruinaran eso.
Llegó al parque y se sentó en una de las muchas bancas disponibles, porque vamos, estaba en el parque en pleno horario escolar, no habría casi nadie y honestamente, le daba igual.
Compró una bolsa de gomitas a una señora que vendía ahí, poniendo sus audífonos y viendo a las pocas personas cruzar, al igual que los coches y unas cuantas motocicletas que pasaban por las calles.
No supo cuánto tiempo pasó, pero sus piernas comenzaban a entumecerse y sentía la necesidad de caminar un poco más, además de que aún no tenía ánimos de regresar a casa.
Cuando se levantó y comenzó a caminar, prestó atención al ruido que hacía en el exterior, este siendo opacado por la música de sus audífonos así que se quitó uno cuando comenzó a sentir una presencia cerca de él.
—¡Hey! — gritó alguien.
Sanha se volteó y visualizó a un chico frente suyo, siendo este un poco más bajo de estatura pero con una sonrisa linda.
El desconocido se acercó a él, extendiendo su mano.
—Olvidaste tu cartera en la banca — dijo, tendiendo el objeto en sus manos hacia él.
Sanha se golpeó internamente, dándose una reprimenda mental por ser muy despistado.
—Gracias — agradeció con una pequeña reverencia.
—No es nada, pero quería preguntarte algo... — dijo el extraño — Ehm... Yo soy de Incheon y tiene unos pocos días que llegué aquí, y la verdad no conozco mucho lugares así que quería saber si conoces algún lugar para llevar a alguien a comer, un restaurante o algo así...
—¿Llevar a alguien? — Sanha preguntó tratando de que su mente pensara en algo rápido antes de que su nerviosismo se hiciera más notable. — Uhm.....
—Es que vine a pasear aquí con mi novio, su familia vive aquí pero no los veremos hasta mañana y... bueno, quería que ambos vayamos a pasear antes de irnos con sus familiares.
A ese punto, Sanha pensó que era inútil, porque no era como si conociera la ciudad cuando apenas y le gustaba ir a dos cuadras lejanas de su casa o la escuela, eran muy pocos los restaurantes a los que había ido y si se trataba de pasear o algo, no lo recordaba con seguridad, sumando el hecho de que no quería comenzar a tartamudear mientras trataba de explicar todo.
Con toda la pena del mundo, negó hacia él extraño.
—Lo siento, no... b-bueno... hay varios restaurantes por esta zona pero... no los conozco bien, tal vez puedas pasarte por ahí y ver si alguno te gusta o buscarlos en internet, deben tener buenas referencias. — contestó, simple.
El chico le sonrió, un poco avergonzado por haber preguntado, Sanha le hizo una reverencia en modo de disculpa por la falta de información y él no supo cómo responderle exactamente.
Continuó con su camino, pasando en un centro comercial sólo porque le quedaba lo suficientemente cerca para demorar cinco minutos mientras llegaba al lugar, no habían demasiadas personas como era de esperarse.
Una vez que entró, un pensamiento muy vago pasó en su mente, así que, revisando el dinero que traía dentro de su cartera, dejó que el interés le ganara.
Y sí. Con eso, se dio el lujo de comprar y comer todo lo que quiso.
Parecía tonto, podía considerarse estúpido, pero ya llevaba bastante tiempo sin comer demasiado como ese día, y la verdad, no podía sentirse mejor que en ese instante.
La ropa y los libros, al igual que otras cosas que habían llamado su atención pesaban en las bolsas de compra que cargaba y su estómago se sentía lleno, al igual que en las comidas en casa de Minhyuk, pero esta vez, era pura comida chatarra que había consumido y por lo mismo, sentía que no sería necesario almorzar después.
Sorpresivamente, cuando se asomó por una tienda la cual estaba llena de espejos, se vio a sí mismo al igual que lo hizo antes de salir de casa, con los cachetes llenos por no haber terminado de masticar, los brazos cargados de bolsas y su rostro, su rostro colorado e incluso sonriente, como si fuera una persona llena de libertad y sin preocupaciones.
Y tanto como quería, se dijo: esto es lo que merezco.
Merecía eso y más, merecía ese día de paz que tanto le hacía falta y no solamente por haber cargado con muchas cosas a la vez, sino que, ese día era uno en el que pudo encontrar algo que no lo dejó pensando en si estaba bien o estaba mal, tampoco pensó en el qué dirán los demás y por si fuera poco, tampoco prestó atención a quienes estaban ahí.
Una ráfaga de orgullo lo invadió y lo único que quiso fue llamar a Minhyuk o a Jeonghan y decirles que se sentía tan bien que parecía irreal.
Salió del centro comercial y caminó a la estación de autobuses, sacando su celular y enviando un mensaje a Minhyuk pidiendo que este se pase por su casa antes de ir a la suya.
La respuesta llegó rápida, como ya estaba acostumbrado.
Una vez se pusieron ambos de acuerdo para verse en casa de Sanha, el menor llegó dando unos brincos pequeños, emocionado por contarle a Minhyuk sobre el día.
Llegó el momento en que entró a su casa y para su sorpresa, Minhyuk ya estaba ahí, hablando con Jeonghan.
Jeonghan se levantó, preguntando a Sanha por todo lo que hizo de una forma curiosa, no de regaño ni de reclamo, así que dejó sus bolsas y como si fuera si actitud de todos los días, comenzó a hablar.
—Fui a comprar, ehm.... estuve por el parque y pasé al centro comercial y traía suficiente dinero para comprar algunas cosas.
Tanto Jeonghan como Minhyuk escucharon con atención lo que Sanha decía cada vez que sacaba algo nuevo e incluso explicaba el porqué le interesó comprarlo, Minhyuk lo miraba tan fijamente que incluso Jeonghan sintió que su presencia no era tan necesaria entre su hermanito y su... ¿amigo? ¿novio?
El trabajo lo tenía tan ocupado que ni siquiera había preguntado a Sanha sobre ello.
—Este libro lo encontré en internet pero no había tenido oportunidad de leerlo por ahí, aunque lo compré porque es mejor leer así y... — Sanha de la nada se detuvo.
Observó a su hermano y a Minhyuk, viéndolos extrañados por haberse detenido y se sintió algo avergonzado.
—Creo que estoy hablando mucho... — dijo apenado.
Minhyuk sonrió en grande.
—¡No! No Sanha, está bien, sigue... — le animó.
Sanha continuó con su demostración de compras un poco menos animado con la inseguridad de estar aburriendo a ambos que lo miraban.
Y ambos lo notaron, por supuesto, así que, en lugar de dirigirle miradas indiscretas sobre que sabían lo que pasaba por su mente, todo fue un silencio.
Sanha tomó la expresión de Minhyuk como una forma de poder continuar hasta que llegó a su última bolsa de compra, sacando una caja que Minhyuk pudo reconocer muy bien.
Una caja de juguetes LEGO.
Minhyuk miró atentamente la caja dándose cuenta de que era una versión de Star Wars y que al parecer, era lo que Sanha más había esperado por mostrar.
—¿Qué es eso Sanha? — preguntó Jeonghan.
—J-Juguetes, bueno, me gusta armar estos.
—¿Ah sí?
—Sí. Aún conservo varios que tenía desde hace tiempo y quería seguir con ello, me relaja mucho armarlos... ¿Quieres ver?
Sanha extendió la caja hacia Jeonghan, que la miró extrañado ya que nunca estuvo muy acostumbrado a jugar con ellos o a simplemente tener juguetes, Minhyuk en cambio, miraba la caja como si fuera una joya.
—¡Wow! Hace mucho tiempo que vi uno de estos. — Exclamó Minhyuk con emoción. — ¿Dónde la conseguiste? He estado buscando uno así para Jihoon pero no he encontrado uno que le guste lo suficiente.
—Pues... en la juguetería del centro comercial había varios diseños, por si gustas ver alguno — explicó — ¿Les gustan los Legos?
—¡Nos encantan! — Minhyuk se esforzó por no gritarlo — Jihoon tiene en su habitación todas las colecciones de Legos que hemos podido comprar, igual hay unas piezas de sobra que armamos de vez en cuando, pero sí, nos gusta tenerlos ahí.
—No sabía que te gustaran estas cosas, Minhyuk — mencionó Jeonghan.
—Pues, cuando era niño las jugaba e incluso destruía las de Jihoon por diversión — dijo riendo un poco —, pero ahora son más como una forma de distraerme y olvidar todas mis responsabilidades por unos cuantos minutos, e incluso horas.
Sanha levantó su mirada, descubriendo la de Minhyuk sobre él diciéndose algo que significaba "entiendo porqué te gustan, a mí me gustan por lo mismo".
Tal vez Jeonghan no lo entendiera, pero Sanha siempre había encontrado maneras de olvidarse de lo que le preocupaba, muchas veces no funcionó, porque su mente era más poderosa que cualquier otra arma que pudiera estar en su contra, pero se recordó a los siete años, tratando de armar una nave espacial que vio en la televisión y nunca había podido porque lo único que tenía eran pequeños cubitos y algunas piezas que su papá había comprado, buscando siempre otras maneras de poder completar su nave.
Lápices viejos sirviendo como si fueran las alas, papelitos y recortes, maderas pequeñas y otras cosas que no le impidieron completar su nave, aunque claro que no había quedado como quería, pero ahora que por fin tenía las piezas, eso podía hacerse realidad.
—Me alegra que las hayas conseguido, Sanha, tal vez podamos armarlas después o cuando quieras — habló Jeonghan levantándose.
—¿Te vas? — preguntó Sanha, con su mirada atenta a su hermano.
—No, sólo que Joshua vendrá en unas horas — explicó.
Joshua era novio de Jeonghan, Sanha apenas lo conocía y tampoco tenía ganas de conocerlo, sabía que era una buena persona pero no se sentía listo para tratarlo o hablarle como si fuera parte de su familia.
Jeonghan subió a ducharse, dejándolos a ambos en la sala.
—¿Quieres agua, Minhyuk? — preguntó Sanha tratando de llenar el silencio.
—No, Sanha, estoy bien así.
—Oh.
Pasó un minuto de incomodidad cuando Minhyuk se animó a hablar.
—Me alegra que te encuentres bien. — dijo.
Sanha bajó la vista.
—Lamento haberlos preocupado.
—Está bien, Sanha, te tomaste el día para ti, así que no debes pedirnos disculpas, lo importante es que estás bien y pudiste hacer algo que te gustó, ¿no es así?
El menor asintió.
—No sabía que te gustaban los Legos. — admitió.
—Bueno... — comenzó Minhyuk — llevo bastante tiempo sin armarlos, pero siempre es bueno, al menos puedo liberarme un poco de tensión con ello, ¿a ti por qué te gustan?
Minhyuk sabía que esa pregunta era un poco tonta, no tanto porque al parecer Sanha y Minhyuk estaban de acuerdo en que tenían la misma respuesta ante ello y todo se resumía ante sus miradas.
Porque era un juguete, sí, pero mientras ambos miraban la caja, mientras Sanha pensaba en su respuesta, bastó con que su silencio respondiera por él.
Porque me distrae y el mundo y todos mis problemas parecen desaparecer cuando me concentro en ello.
Así de clara fue su mirada hacia Minhyuk y sus palabras silenciosas, porque no se consideraban raros o infantiles por su gusto hacia una marca de juguetes, sino que ambos se sostuvieron al decirse que estaba bien, porque el hecho de compartir ese gusto los hizo creer que no eran extraños por eso.
Y mientras Sanha se lamentaba por no esperar a Jeonghan para armar juntos los Legos, simple y rápido, lanzó la pregunta:
—¿L-Los armamos juntos?
Minhyuk lo miró.
—Si no quieres está bien, puedo–
Minhyuk lo interrumpió.
—Hagámoslo.
Compartieron una sonrisa antes de que Sanha abriera la caja y sacara las piezas que venían en bolsitas, viendo las instrucciones y así dividiendo lo que cada uno haría.
Habían pasado como cuarenta minutos cuando tocaron el timbre, Jeonghan apareció para abrir la puerta y como ya era previsto, Joshua estaba ahí.
Jeonghan y Joshua subieron al cuarto del mayor, no sin antes saludar a Minhyuk y Sanha que estaban tan concentrados en terminar la nave.
Y eso que ni siquiera estaban hablando, sólo era el ruido de la televisión que estaba de fondo mientras ambos armaban poco a poco las piezas.
Minhyuk no había revisado su celular durante toda la tarde así que se sorprendió cuando vio los mensajes de su mamá preguntando por su ausencia, respondiendo rápidamente que estaba acompañando a Sanha pero que sí llegaría a tiempo para la cena.
—Creo que lo estoy armando mal. — dijo Sanha luego de un rato, haciendo un puchero con sus labios.
Sanha mostró la parte de la nave que le tocó armar, viendo una de las alas más larga que la otra y una que otra parte más pequeña y algo chueca.
Minhyuk tomó el instructivo para ver qué estaba saliendo mal, comparando la imagen de la caja con lo que Sanha le mostraba y, efectivamente, una parte de la nave estaba mal.
—Sólo hay que cambiar las piezas de arriba, Sanha, ponle las más pequeñas así estarán ambos parejos, la otra ala está bien — le tranquilizó.
—¿No tengo que volver a armarlo todo?
—No... sólo fue un pequeño detalle, sólo cambiemos esas piezas.
—Cuando era niño me decían que debía hacerlo todo de nuevo, así me acostumbraba a que todo sea perfecto a la primera... o algo así, nunca entendí lo que mis papás decían en ese entonces — agregó cabizbajo.
Minhyuk estiró su mano para darle una palmada suave en el cabello, acariciando las hebras castañas de Sanha y tratando de explicarle poco a poco lo que quería decirle.
—Bueno, no se trata exactamente de que sea perfecta, si quieres puedes quedarse así con una ala diferente o que ambas estén bien, claro que no siempre nos va a salir perfecto a la primera, sólo es cuestión de encontrar las piezas correctas y que te sientas cómodo y satisfecho con ellas. — Minhyuk sonrió, como siempre.
—Oh, bueno, entonces quiero que las dos alas estén bien formadas — contestó Sanha más animado.
—Bien.
Sanha observó la manera en que Minhyuk le ayudaba a terminar de armar su parte ya que el mayor había acabado rápido con lo que le tocaba, así que, con su ayuda, pudieron terminar la nave de modo que esta era igual a la de la caja.
Luego de haber acabado, Sanha le permitió a Minhyuk entrar a su habitación para que pudieran dejar la nave en la repisa donde Sanha guardaba sus juguetes viejos y coleccionables, poniendo la nave en medio al ser lo que Sanha más había querido, así se encontraría a la vista para él y todo aquel que entrara a su habitación.
—Quedó perfecta. — dijo Minhyuk, mirando el espacio donde la nave estaba acomodada.
—Gracias por ayudarme, no podía esperar para poder armarla — comenzó a decir Sanha con emoción.
—No es nada — agregó Minhyuk — me gustó haberla armado contigo, que bueno que la encontraste.
Sanha observó la nave hecha de Legos, su mente volviendo al pasado y tomando esa imagen mental de su primera nave hecha a base de pocos Legos, papeles y lápices.
Una nave poco fuerte, con poca seguridad de vuelo y tal vez nada estable, siendo una nave y considerando que eso era lo que necesitaba pero carecía de ello.
Ahora, la nave estaba entera, estable, segura y precisa.
Como él.
No pudo evitar pensar que la comparación era innecesaria, pero muy cierta.
Él, siendo niño y durante su crecimiento, vivió siendo poco estable emocionalmente, poco fuerte, muy débil y fácil de dañar, justo como aquella primera nave.
Pero ya era diferente, ahora estaba en busca de la estabilidad, en busca de la precisión de sus pensamientos y la seguridad consigo mismo.
Minhyuk lo había dicho, sólo era encontrar las piezas correctas.
Y las había encontrado.
Su vista viajó de la nave hacia Minhyuk, que ahora estaba sentado a su lado en su cama, igual mirando hacia la figura.
—Minhyuk.
—¿Hum?
—Gracias.
—Ya dije que no es nada, Sanha, está bien. — comenzó.
—Yo quería darte las gracias por no haberme dejado sólo, de no ser por ti, tal vez nunca hubiera podido salir de mi zona de comfort... — dijo, por primera vez sintiendo que no tenía esas ganas de llorar u ocultarse.
Minhyuk se acercó más.
—Estuve pensando, y de verdad que he aprendido que a veces necesito tiempo para mí, sin presiones ni nada en qué preocuparme — explicó — Siempre había sentido culpa por pensar en que todo debe girar en mis responsabilidades, pero ahora sé que no estoy mal por no sentirme bien todo el tiempo.
Sanha miró a los ojos al mayor, tomando una seguridad desbordante que hizo a Minhyuk sentirse orgulloso.
—Gracias por enseñarme que está bien, todo en algún momento estará bien.
Minhyuk no pudo contenerse.
Se lanzó hacia Sanha para abrazarlo, no era uno de esos abrazos que solían darse, este era distinto.
Algo que había mejorado demasiado en ambos, es que la confianza ahora era mutua, tal vez por parte de Sanha fuera un poco más discreta, pero tenía la seguridad de que si quería abrazar o ser abrazado, dar o recibir algo de cariño y afecto físico, Minhyuk estaba ahí. Sanha, de alguna manera, ya estaba tomando costumbre a que Minhyuk lo recibiría siempre con los brazos abiertos.
Minhyuk se aferró a Sanha así como el menor lo hizo también, Sanha se llenó del aroma del perfume que Minhyuk usaba, sintiéndose seguro y protegido.
Tal vez de eso se trataba, de que al principio, Sanha fue construido a base de cosas y acciones poco convencionales o seguras para él, pero sólo tomaba tiempo, era el tiempo y las personas que estaban dispuestas a apoyarlo quienes hicieron todo su avance posible.
Estaba muy agradecido.
Si bien su familia no siempre había encontrado las mejores maneras de hacerlo sentir bien o ayudarlo, por lo menos tenían la preocupación. Sus amigos, –por fin podía decir que tenía amigos– se encargaron de tomar esas inseguridades, esas piezas que conformaban a un Yoon Sanha roto y ansioso para convertirlo poco a poco en lo que ahora era.
No era un avance demasiado grande, pero era muy evidente.
Sonrió, escondiendo su rostro en el cuello de Minhyuk, mientras este lo abrazaba fan fuerte que podía sentir sus corazones latiendo juntos.
—Sanha.
—¿Sí?
—Te quiero.
Los ojos de Sanha se abrieron por la sorpresa, pero sin soltarse de Minhyuk, apoyó su barbilla en el hombro del contrario, sintiendo esas palabras llenarlo, ahora sí, con sus ojos lagrimando.
Pero...
No contestó.
Y Minhyuk supo que aún no estaban listos para avanzar de esa forma.
Pasaron un rato más abrazados, como si estuvieran en una pequeña burbuja, hasta que el celular de Minhyuk sonó, atendiendo rápidamente la llamada de Hyojeong sin despegarse de Sanha.
Pero para su mala suerte, debía irse.
Minhyuk tomó su mochila y en silencio, siendo seguido por Sanha, se acercó a la puerta, tomando más valor para encararlo.
—Nos vemos mañana, Sanha. — se despidió — Fue muy agradable pasar la tarde contigo.
Aunque eso fue un poco incómodo, Sanha supo sobrellevarlo, sonriendo al saber que la incomodidad venía de su pequeña escena armada en su habitación.
—También me gustó estar contigo hoy. — contestó.
Minhyuk antes de irse, se giró hacia el menor, tomando su desventaja de ser algo más bajito que él.
Así que, poniéndose discretamente de puntillas, se acercó a Sanha, dejando un suave y pequeño beso en su mejilla.
No fue la gran cosa, fue más un roce que un beso en sí.
Pero Sanha, sintió como esa confianza parecía crecer en ambos con ese gesto tan inocente y sencillo.
No tuvo tiempo de reaccionar, porque cuando se dio cuenta, Minhyuk ya se encontraba corriendo hacia la parada del autobús, pero mirándolo a él, haciendo un gesto de adiós con su mano.
Sanha lo vio subirse al autobús, procesando su acto y agradeciendo internamente por el buen día que había tenido.
—Yo también te quiero.
Sanha entró a su casa con el corazón contento y la única carga que llevaba en sí, era la de un cariño que únicamente Minhyuk podía darle.
Estaba bien. Era una carga buena.
Si se trataba de Minhyuk, siempre sería bueno.
Wowowowow admito que me costó mucho escribir esto.
Sé que no soy la mejor o la más experta para escribir pero admito que este capítulo me gustó, tranquis que aunque este estuvo más enfocado en Sanha, ya vienen los que tienen alto fluff de Rocky y Sanha juntos juju
Buenoooo, lamento la tardanza para actualizar, espero que les haya gustado el capítulo.
Nos vemos en el siguiente
Tengan lindo día/ tarde/ noche <3
¡Muchas gracias por leer!
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