Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

04

—Cuéntame todo, ahora.

La voz de Moonbin era un eco en la cabeza de Minhyuk.

Habían pasado sólo veinte minutos que la clase del club había finalizado y Moonbin no lo pensó dos veces en ir hacia Minhyuk para preguntarle todo lo que había hablado con Sanha.

—Antes de eso, creo que alguien me debe una explicación.— recalcó Minhyuk sobre el asunto de la lista.

Moonbin borró la sonrisa de su rostro.

—Escucha, sé que ya tenías un plan armado sobre trabajar con Sanha, pero cuando la leche te cayó encima y ambos se fueron corriendo como si fuera película, ¡pensé que tu plan seguiría igual! Además tenía miedo de decirte...

—Bin, el punto era que yo le preguntara, y desde que hablamos en el baño me había dejado en claro que no.

—Ugh, bueno, el punto es que al final sí quiso estar contigo, ¡cuéntame todo ya mismo!

Ambos rieron por la desesperación de Moonbin por enterarse de todo.

—Simplemente hablamos sobre la música que vamos a bailar, es todo.

—¡¿Qué?¡— reclamó — Minhyuk, ¿es en serio? Tanto relajo y drama... ¿para eso?

—Sí bueno, no quería sacar de nuevo el tema del baño e incomodarlo así que...

—Oh, cierto.— Moonbin asintió, de acuerdo con lo que Minhyuk había hecho al respecto.

Minhyuk estaba muy feliz, no había hecho la gran cosa, pero poder hablar con Sanha de una mejor manera que la anterior era algo bueno, e internamente, esperaba que todo siguiera siendo de ese modo.

Jeonghan llegó del trabajo muy cansado.

Su horario era de lo peor y su paga no era la mejor que digamos, pero tampoco era algo de lo que le gustaba quejarse.

Pero cuando llegó, dejó todo ese cansancio para poner toda su atención en Sanha, que, como siempre, se encontraba en su habitación con la puerta cerrada, indicando que quería estar solo, pero desde la charla que habían tenido, Jeonghan pensó que Sanha lo menos que quería era eso, sólo estaba demasiado acostumbrado a la falta de atención que ya no se preocupaba por buscarla.

—Sanha, ¿puedo entrar?— musitó, tocando suavemente la puerta.

—Pasa, hyung.

Jeonghan entró, observando a su hermanito leyendo algo en su computadora, pero a diferencia de otros días, se encontraba un tantito más sonriente, lo mínimo, la palidez de su rostro no era tan notoria, su tic nervioso de sacudir sus piernas se repetía pero pensó que podrían trabajar en ello luego.

—¿Cómo estás? ¿Cómo te fue hoy en la escuela?

Su preocupación desvaneció cuando vio los ojos de Sanha llenos de esperanza, diciéndole con sólo eso que todo estaba yendo bien.

—Avancé un poco, creo... Fue más bien un malentendido y... Supongo que salió mejor de lo que pensé.

—Cuéntame.

—¿No estás cansado?

—No, Sanha, tú habla.

Y eso hizo. Sanha, luego de casi dos años y medio de estar escondiendo sus emociones y los problemas que sentía, por fin, pudo decir que se sintió con un ligero peso menos de encima, porque los consejos de Jeonghan estaban funcionando.

Y Jeonghan, siendo la única figura casi paterna que Sanha pudo conocer, se sentía muy orgulloso.

Se sentía tan bien, porque el abandono de su padre no había sido fácil para ninguno, especialmente para Sanha, que teniendo nueve años no entendía a la perfección lo que pasaba, aunque tampoco tardó demasiado en comprender que su papá, los había dejado.

Sanha había tenido que lidiar con unos sentimientos tan frágiles que lo llevaban a ser blanco de burlas, una persona tan especial y débil ante el mundo, porque después del terrible sentimiento de abandono, había quedado con el pensamiento de que si menos se aferraba a las personas, menos sufriría por cosas de ese tipo, y por eso mismo, su mente le había hecho las peores jugadas, los ataques de ansiedad y pánico a la gente comenzaron cuando cumplió trece, siendo muy pocos y algo insignificantes para él al principio, pero conforme fue creciendo, comprendió que eso era más de lo que podía soportar.

Y tampoco quería molestar a su mamá y hermano, que tenían suficiente con sus trabajos como para tener que cargar con los problemas de Sanha, o al menos, eso pensaba el menor.

Jeonghan se culpaba, se culpaba demasiado por haber descuidado a Sanha y ver hasta qué punto había llegado.

Conocía la ansiedad, la conocía bien, sin embargo, el nivel al que esta había llegado en Sanha era muy alarmante. Sanha se negaba a ir a un psicólogo, como siempre, diciendo que el gasto sería demasiado y tampoco se había abierto con alguien como para pensar en aquello.

Hasta ahora.

Sanha seguía siendo el mismo, tímido, con temor a todo, apartado y en exceso reservado. Pero luego de la charla y el asunto de la lista, había llegado a la sencilla conclusión de que debía intentarlo.

Y estaba contento, igual tenía mucho miedo, porque aún si era una mínima cosa, era un avance muy grande para sí mismo.

Sólo quedaba ver cómo iría todo conforme el tiempo pasara.

Durante la semana siguiente, Minhyuk llegó con la peor de las prisas. Sus hermanitos, habían tenido un proyecto que entregar el día lunes, el cual, no habían hecho.

Y como buen hermano mayor, tuvo que ayudarles a ambos con cada una de sus asignaciones, sus papás ya se habían marchado al trabajo y los menores debían tomar el autobús lo más pronto posible.

Así que, en los minutos más largos de su vida, Minhyuk hizo dos ensayos sobre la historia de Corea y un dibujo.

Tampoco es como que tuviera mucha habilidad para eso, simplemente copió cosas y datos de internet antes de mandar a sus hermanitos a la parada.

Corrió desde su casa a la escuela una vez ellos se fueron, no dándose cuenta de que estaba llamando mucho la atención de las personas en la calle porque su aspecto era un desastre total, tenía el cabello desordenado al igual que su uniforme ya arrugado, su mochila semi abierta con lápices y útiles volando de un lado a otro.

Chocó unas seis veces con la gente en su camino hasta que llegó.

La clase de matemáticas ya había iniciado y como era debido, según las reglas, no le dejaron entrar.

Llevaba treinta minutos de retraso, era obvio que no se le permitirían.

Notó la mirada burlona de Moonbin por la ventana y lo único que quería hacer era darle un golpe.

Así que no tenía nada que hacer, esperó los veinte minutos que faltaban de clase para poder entrar a la siguiente, cumpliendo con su deseo y dándole un golpe a Moonbin en la frente mientras cruzaba para ir a su asiento.

—¿Qué te sucedió que llegaste a esta hora?— preguntó Moonbin curioso.

—Jihoon y Hyojeong olvidaron sus proyectos y yo tuve que hacerlos a último minuto mientas ellos se alistaban.

Bin soltó una carcajada porque no era la primera vez que los menores de la familia Park hacían eso.

—Dongmin me dijo ayer que vio a Sanha cerca de la cafetería a la que siempre vamos.— mencionó Moonbin en voz baja, llamando la atención de Minhyuk.

Y claro que la tenía, no era mentira que Minhyuk estaba más que flechado por ese chico de cabellos rubios.

La cosa era, que durante la semana anterior se habían cancelado todas las clases de los clubes en la escuela y, como si fuera poco, por alguna extraña razón, Sanha no había asistido a la escuela el resto de los días y Minhyuk, estuvo muy preocupado por la ausencia del menor.

—Ehm... ¿de verdad?— contestó, tratando de hacerse el desinteresado, y no lográndolo, claro.

—Sí, me dijo igual que tal vez viva cerca de ahí....

Minhyuk no quería decir nada, ¿qué pensaría Moonbin? Minhyuk parecería un loco pensando ya en saber dónde vive Sanha y tal vez lo llamarían obsesionado o algo.

¡Se negaba! Minhyuk estaba perdidamente preocupado y enamorado de ese chico, pero también conocía los límites.

—¿Por qué no le preguntas a Yiren?

—¿Yiren? ¿Qué tiene que ver ella con esto?— agregó Minhyuk confundido.

Moonbin enarcó una ceja.

—El restaurante de a lado es de sus papás, ¿recuerdas?

Poco a poco fue conectando los puntos y sí, claro que lo recordaba, pero aún así, no quería parecer que estaba muy interesado en eso –aunque en verdad sí lo estuviera–.

Moonbin se pasó haciendo preguntas y molestando a Minhyuk el resto del día, y Minhyuk, sólo pudo contenerse de negar o contestar las preguntas estúpidas que el mayor le hacía.

—Por cierto, hoy no habrá clase otra vez en el club, creo que ya sabías — continuó habloteando Moonbin — y por eso... hice planes. — terminó, sonriéndole en grande a su amigo.

—Esa sonrisa me dice que estás planeando algo y sea lo que sea... paso.— negó Minhyuk.

—¡Vamos Minhyuk! Pareces un abuelo amargado.

—No me importa, no quiero ir.

—Pero Min–

—No, Moonbin, no quiero.

—Si no vas, voy a hacerte un berrinche.— amenazó.

—Hazlo, no es como si mis hermanos tampoco me los hicieran.— siguió, muy poco interesado en las palabras de Moonbin.

Y Moonbin de verdad necesitaba la presencia de Minhyuk ahí, y no tenía otra idea para convencerlo.

Hasta que...

—Entonces te quitaré a Sanha.

Minhyuk levantó la vista.

—No me pertenece. — contraatacó.

—Hablaré con él y cambiaré de pareja, ahora yo bailaré con él y tú con Juyeon.

—No lo creo.

—¿Ah no?

—¿Me estás amenazando?

—Entonces sólo ven conmigo al estúpido lugar y listo.

Moonbin estaba desesperado, a punto de llorar porque Sanha era la única debilidad de Minhyuk y no podía creer lo tonto que su amigo se volvía con ese chico.

Minhyuk rodó los ojos, sumamente cansado porque ese día era uno que al parecer, se dedicó a hacer las cosas en su contra.

—Bien, iré contigo, pero no vayas a empezar con tus rarezas o...

—No pasará nada, lo prometo — interrumpió Moonbin — y si algo pasa, siempre terminarás contento — agregó susurrando, casi de una forma inaudible.

—¿Qué dijiste?

—Nada, sólo toma tus cosas y vámonos.

El mayor estaba tan emocionado.

—¿No dijiste que vendría Dongmin?

—Ehm... Dongmin ya está ahí esperándonos. — contestó Bin apresurado.

Minhyuk bufó, cruzándose de brazos.

Cuando caminaron a la esquina siguiente, Minhyuk comenzó a reconocer cada uno de los edificios y los puestos de ahí, sabiendo que efectivamente, Moonbin le había puesto una trampa.

—Bin, ¿en serio? — preguntó irritado.

—¿Qué? Sólo me dieron ganas de comer aquí — dijo Moonbin con inocencia en exceso actuada.

—¿Entonces por qué tanto misterio? Pudiste haberme dicho que querías venir y listo.

—Sí pero no se me ocurrió nada, entra rápido y aprecia lo mucho que Dongmin y yo te queremos.

—¿Ustedes qué? Bin–

Pero cuando entró a la cafetería, un rostro conocido apareció en su campo de vista, reconociendo a la persona al instante, quien se encontraba sentado en la misma mesa que Dongmin, ambos charlando.

—Bin, ¿qué es esto?

—Silencio, tú sólo ve y hablemos con él.— Bin le hizo una seña para que avanzara hacia la mesa.

Minhyuk se acercó tímidamente, haciendo una pequeña reverencia de saludo hacia Dongmin y Jeonghan.

—Hola Minhyuk — saludó el mayor de todos.

—Hola, Jeonghan hyung — contestó de forma incómoda — Que... Que sorpresa, verlo de nuevo.

—Claro, ehm.... — Jeonghan parecía muy pensativo y Minhyuk hacía suposiciones en su mente, llegando a una que era muy probable — La verdad es que quiero hablar contigo.

—¿Conmigo?— preguntó extrañado.

Antes de que Jeonghan siguiera hablando, Dongmin lo interrumpió.

—Minhyuk, me encontré de nuevo con Jeonghan la vez pasada en la parada del autobús mientras Moonbin y yo salíamos — explicó — Hablamos y bueno... creo que hay varias cosas que aclarar... Jeonghan nos dijo que quería hablar contigo sobre algo.

—Sigo sin entender qué sucede — mencionó más confundido.

—Soy Yoon Jeonghan, como les dije cuando los conocí en la parada, y soy hermano mayor de Yoon Sanha, supongo que ese nombre se te hace conocido. — soltó Jeonghan.

Entonces su suposición era cierta.

No tenían mucho parecido, pero ambos eran lindos, como era de esperarse, sólo que, a diferencia de Sanha, Jeonghan expresaba una confianza desbordante y a juzgar por la actitud que tenía, era muy social.

—¿Qué querías hablar conmigo? — Minhyuk comenzó a tener cierta inseguridad y temor ante la mirada seria del mayor.

—Sanha me habló de ti.

Así de la nada.

Minhyuk no quería emocionarse, no quería saltar como un tonto por la declaración.

Pero los ojos expresivos de Minhyuk lo delataron, al igual que una sonrisa que se esforzó en contener, demostrando sus cachetes rojos y un hoyuelo en exceso notorio, algo muy tierno a vista de Jeonghan.

Pero de la nada, todo rastro de felicidad se borró del rostro de Minhyuk.

—¿Por qué no ha ido a la escuela?— preguntó tratando de no parecer muy entrometido.

Pero al contrario de pensar eso, Jeonghan sonrió antes de contestarle.

—Sanha ha estado enfermo, él tiene una salud algo... frágil, entonces cuando se enferma tratamos de cuidarlo lo más posible. Tranquilo, no es nada grave, pero siempre hay que estar al pendiente de él en estos casos.— contestó firme.

—Yo... espero que se mejore pronto. — Susurró como respuesta.

—No tengas pena, Minhyuk, la verdad vine a hablar contigo sobre otra cosa muy fuera de la ausencia de Sanha, tus amigos me han dicho que eres una persona muy buena, y no te juzgo, pero hay algo que me gustaría que escucharas.

Como si estuviera todo planeado, Moonbin y Dongmin se levantaron de sus asientos para dejar a Minhyuk con Jeonghan. Minhyuk interpretó eso como una señal que le decía que hablarían de algo delicado.

Y lo era.

—Vivimos en la casa de enfrente. — soltó — y lo más probable es que Sanha esté durmiendo pero lo conozco lo suficiente para saber que cuando despierte me hablará, y cuando vea que no estoy ahí acechará por su ventana justo para mirar hacia aquí.

Minhyuk estaba confundido.

—¿A qué te refieres?

—Minhyuk, si te cuento esto, no es porque sea una típica amenaza de hermano mayor sobreprotector, pero Moonbin y Dongmin me han dejado muy en claro tu preocupación hacia mi hermano y Sanha también ha hablado conmigo sobre ti últimamente, no te conozco, Minhyuk, pero me basta con ver a mi hermano y su inesperable deseo por superarse para saber que hay algo detrás que lo motiva.

Un silencio se instaló entre ellos, Minhyuk, simplemente no tenía palabras para describir lo incómodo que estaba siendo ese momento.

—Nuestro padre nos abandonó hace mucho tiempo, ocho años si no estoy mal. Sanha fue el que se llevó la peor parte, era muy extrovertido, se la pasaba brincando de un lado a otro y tratando de molestarme constantemente — Jeonghan quiso reír por un momento al recordar esos tiempos, sin embargo, no pudo —, él y mi papá eran muy unidos, claro, hasta que él nos dejó de sorpresa, Sanha pasó un tiempo preguntando por él pero al nunca recibir respuestas de mi madre... se rindió y entendió todo con el tiempo, yo no me sentía capaz de decirle las cosas como eran... su... su ánimo estaba por los suelos y eso causó que sus calificaciones en la escuela empeoraran al igual que su rendimiento en sus clases extras, y... siendo él una persona menor, lo habían estado comparando conmigo hasta el punto de hacerlo la persona más insegura en muchas cosas.

Entonces eso era.

Minhyuk se sentía muy mal.

Se sentía muy mal, por el hecho de que él igual tiene hermanos menores, pero a pesar de eso, sus padres siempre les hicieron creer que cada uno es bueno en cosas distintas y no importa si en algo se les dificulta resaltar, Minhyuk había crecido siendo bueno en danza y leyendo, Jihoon era hábil para matemáticas pero débil para la danza, y Hyojeong, era una maravilla cocinando a su corta edad. Los papás de Minhyuk habían recalcado siempre las habilidades de sus hijos y sus debilidades eran algo fuera de tema, trabajaban en ellas para mejorar pero nunca, jamás, en sus dieciocho años de vida, había escuchado a alguien comparar a sus hermanos entre ellos.

—Hubo un tiempo en el que cada que mi mamá salía a comprar ropa, Sanha le decía que comprara dos de cada prenda que sea para mí así él se quedaba con una, su... trauma con ser igual a mí fue una de las cosas que jamás voy a olvidar, él estaba tan desesperado por ser aceptado que pensó que si más se parecía a mí, más incluído sería, pero no fue así...

Jeonghan hizo una pausa.

—Luego de esa etapa comenzaron los ataques, él ya tenía trece años y no nos dijo nada. Me... Me siento muy culpable por haberlo descuidado, él ya está muy dañado de forma emocional... ¿Sabes algo? Sanha ama el cariño, ama tanto las muestras de afecto pero mi mamá trabaja todo el día, yo tenía que ir a la universidad y ahora a mi trabajo y aún así... Ninguno de nosotros nos dimos cuenta de que nos estábamos olvidando de él y poco a poco se acostumbró a no obtener el amor que tanto ama dar y recibir.

Jeonghan se lamentaba, se odiaba internamente porque no había mantenido la promesa de cuidar a Sanha y asegurarse de mantenerlo seguro, si bien no iba a pintarle el mundo de rosa, se sentía mal porque las cosas iban a ser difíciles desde que su papá los dejó, pero se enfocó tanto en su vida escolar que dejó a su pobre hermano lidiando con todo su pasado y el abandono como un recuerdo.

Y ahora, la falta de atención e interés por parte de su mamá y su hermano mayor... Jeonghan no podía creer las cosas que Sanha se había guardado hasta ahora.

—No... No quiero extender mucho esto, Minhyuk, tampoco te lo cuento para que sientas pena por él, pero... creo que él está avanzando a su propia velocidad, y no creo tener palabras suficientes para agradecerte.

—¿Agradecerme?— preguntó confundido — Yo... yo no he hecho gran cosa.

El mayor sonrió.

—Tal vez, pero para Sanha eso ha sido de gran ayuda... — mencionó, causando un sonrojo en Minhyuk — Y sé que tus amigos y tú con su presencia en poco tiempo han sido su forma de ver que hay quienes se siguen preocupando por él.

—Pero–

—Lo hiciste sentir especial.

—¿Qué?

—Tus pequeñas acciones han causado un buen impacto en él, Minhyuk, Sanha me contó absolutamente todo luego de lo que pasó en su salón, algo de que derramó una caja de leche sobre ti, pero desde esa plática que él me dijo que tuvieron en el baño, se ha impulsado a sí mismo a avanzar.

—Yo... No siento que haya hecho demasiado.

—Pero es así, ¿sabes lo difícil que es para alguien con ansiedad avanzar así? Sanha está asustado, pero ha decidido intentar acercarse a ustedes porque ustedes, en especial tú, le han hecho saber indirectamente que estarán ahí incluso si no son los mejores amigos, estuviste dispuesto a darle su espacio y escucharlo, Minhyuk, créeme que no todos hacen eso cuando lo necesitas.

—Solo... sé lo que se siente estar solo a veces — susurró.

—Minhyuk, Sanha ha desarrollado muchas inseguridades, lo que le ha pasado dejó mucha marca en él y hay demasiadas cosas que no te he contado ahorita, porque solamente él tiene derecho a hablar sobre ellas.

—¿A qué te refieres?

—No debí haberte contado nada de lo que te acabo de contar, pero confío en ti como para saber que no usarás esa información en contra de Sanha, mi hermano tiene muchas cosas que soltar para sentirse bien, poco a poco irá dejando ir todo eso.

—He tenido el impulso de querer ayudarlo.— confesó.

—Lo sé — le contestó con confianza — y sé que eres alguien muy bueno, admiro tus ganas de ayudar y el hecho de haber seguido a Sanha ese día en el baño, de no ser por eso y porque lo has animado a bailar contigo, él aún tendría las esperanzas de avanzar en el suelo y quizás yo jamás me hubiera dado cuenta de todo lo que le estaba pasando. Gracias, Minhyuk, de no ser por ti probablemente él seguiría perdido.

—No es nada, yo... creo haber tomado muchas ganas de acercarme a él y, no puedo controlar eso. — confesó tímido.

—Él igual lo quiere, créeme, la ayuda que le han dado... es algo muy lindo por tu parte y de tus amigos.

—No es nada...

—Lo hago porque yo no pude hacerlo, y quiero tratar de conseguir de nuevo la confianza de mi hermano. Buscaré ayuda para él.

Jeonghan se levantó de su silla, tomando su mochila mientras veía la hora en el reloj de la cafetería.

—Bien, ahora vamos.

—¿Eh?

—Seguro Sanha está por despertar, vamos a verlo, apuesto a que se sentirá mejor.

—¿No crees que se sentirá un poco presionado conmigo ahí? Es decir... Aún no somos muy cercanos — agregó Minhyuk con temor.

—Sanha estará bien, él mismo me ha dicho que quiere acercarse a ti y tus amigos, creo que este es un buen momento.

Minhyuk asintió y se levantó, mirando fijamente a la casa de enfrente, su corazón palpitando tristemente por todo lo que acaba de escuchar.

Pero no bajó la cabeza, porque si había algo que sus padres también le habían enseñado, era que ayudar siempre es bueno, que a veces contarle los problemas a un desconocido puede resultar o muy bueno o muy malo, pero Sanha y Minhyuk ya no eran desconocidos.

Minhyuk se dijo que con Sanha se necesita mucha paciencia, era como... cuidar de alguien, Minhyuk estaba dispuesto a escucharlo, a hablar con él, aconsejarle, mantener su ánimo y entender sus altibajos.

De todas formas, ¿no de ese modo había conocido a Dongmin? Dongmin igual había aparecido siendo una persona rota y poco estable, y ahora, estaban ahí, siendo mejores amigos.

Sí podía.

—Tal vez sea un poco vergonzoso porque Sanha lleva queriendo llamar tu atención hace bastante.

Suspiró.

—Ha tenido toda mi atención desde que lo conocí.

Minhyuk sintió su alma salir del cuerpo en el momento en que Jeonghan abrió la puerta principal y Sanha fue lo primero que vio.

Esperaba que todo saliera bien.

Muchas gracias por leer<333


Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro