Capítulo 72
El tiempo paso y el día finalmente llegó, Livia y Anjelica se dirigieron al salón de baile, el carruaje escarlata cubierto por decoraciones de oro como una caja de joyas de fuego que era tirado por caballos de raza pura y escoltado por guardias fuertemente armados con rifles y espadas.
Cuando llegaron a la entrada se bajaron sobre el lujoso suelo empedrado, hace no muchos días este suelo había estado completamente lleno de sangre y entrañas que dejaron algunos monstruos pero ahora estaba tan limpio que no había ni rastro de ello.
Angie se sintió inquieta al saber que pisaba por un suelo que había absorbido mucha sangre, pero nada podía hacerse.
El sonido del trote de cabellos fue escuchado mientras su carruaje se alejaba. Angelica vio con gran sorpresa los grandes carruajes que estaban arribando a la mansión.
Las heráldicas familiares eran tan numerosas que este lugar podría ser un campo de guerra.
—¿Tantas casas se han reunido aquí?
—¿S-, Son muchos Anjie? —preguntó Livia.
—Si, ahorita mismo podría haber más nobles en esta isla que en el propio palacio real.
—¿Tantos?
Anjelica asintió, acariciando su barrbilla ligeramente mientras pensaba.
—Por las heráldicas que veo mi padre ha llamado a toda la facción a éste lugar. El Marqués debe ser más de lo mismo. Teniendo en cuenta que el grueso de ambas flotas se encuentra en éste lugar apartado de la capital real... —La conclusión a la que llegó fue aterradora—. Deben estar pensando acabar todo en una guerra relámpago para que el palacio no pueda intervenir.
Cada noble asistente a la fiesta por supuesto no había venido solo, sino que venían acompañados por sus caballeros que se quedarían fuera de la sala de baile. Eso quería decirte que todo el castillo del Conde volvería a mancharse de sangre si la reunión post-guerra fuera llevada mal.
Anjie tragó saliva, la mano de Livia se poso suavemente sobre su mano.
—¿Livia?
—Todo saldrá bien, Anjie, ya lo verás. —Olivia sonrió.
Anjelica la vio, no entendía como Livia estaba tan segura de eso pero aun así no pudo evitar que sus labios se curvaran ligeramente hacia arriba. Ambas caminaron hacía la entrada, dónde después de dar sus nombres se les permitio el acceso a la mansión, donde fueron interceptadas por un miembro del personal
—Alto, no pueden avanzar más allá de este punto —dijo, repitiendo las palabras mecanicas que habia tenido que repetir toda la noche—. Esta es una fiesta de mascaras, órdenes del Baron.
Ninguna de ellas lo entendió.
—¿Fiesta de mascaras?
...
Fueron guiadas a una pequeña habitación al lado de la entrada, dicha habitación estaba llena con mascaras de todos los tipos y colores.
Anjelica combinó su elegante traje rojo con un antifaz rojo con unas plumas doradas que parecían estar en llamas, por su parte la tímida Olivia optó por una máscara de porcelana blanca, más minimalista la cual solo dejaba ver su boca y barbilla.
—Muy bien, ya tenemos las máscaras, ¿Ya podemos ir a la fiesta?
El miembro del personal asintió, entregando unas tarjetas a ambas.
—Tomen ésto.
—¿Qué son estas?
—Nombres para la fiesta.
—¿Nombres?
—Ordenes del Baron, perdón, no se más.
Ambas abrieron las tarjetas, leyendo lo que ahí decía. Ninguna pudo entenderlo.
Una vez ya tenían sus máscaras y sus nombres para la fiesta se les permitió entrar al gran salón.
Ambas vieron con sorpresa lo que les esperaba; El lugar parecía estar a oscuras, con una densa bruma casi tangible, pero con brillantes velas que flotaban por todo el salón, con movimientos perfectamente coordinados con la musica, cómo si estuvieran bailando, subían y bajaban, giraban y zigaegaban, ondeando con las fluctuaciones de aristócratas que se reunian y se separaban.
Fue ahí que todo conectó y Anjie entendió la razón de las máscaras y los nombres.
—Una idea muy inteligente, Adeuz. —Los labios carmín de Anjelica sonrieron.
—¿Que sucede Anjie? ¿Qué notaste?
—Con las máscaras, los nombres falsos y éste ambiente oscuro es difícil saber quién es quién —explicó—, por lo que incluso si la reunión post-guerra es mal llevada los aquí presentes no podrían saber exactamente quién es quién obligandolos a no poder pelear, al menos no en el castillo.
—¡Eso es increíble —Olivia sonrió—! Pero, ¿Estás segura que algo así funcionaría?
Anjelica pensó, colocando sus mano en su mentón y explicando.
—Para que todo este sistema funcione, es necesario que cada persona coopere y mantenga su máscara y nombre, ¿Cómo Adeuz logró eso?
La respuesta fue sencilla y Anjelica no tardó mucho en encontrarla.
—Si rebelas tu nombre y rostro todos podrán reconocer quién eres y, en caso de que ocurra un conflicto armado, todos los de la facción enemiga irían por tu cabeza porque eres un enemigo asegurado. El miedo de ser objetivo de tantos nobles aquí presentes es lo que les hacía aferrarse a sus máscaras y nombres falsos, claro que está estrategia no funcionaria si fuera alguien como el Marqués Frampton o el Duque Redgrave quién se quite la máscara pues todos los miembros de su facción seguirán a su líder, pero ellos estáran ocupados en una reunión por lo que esa posibilidad es decartada de tajo.
—Suena... Muy complejo para mí....
—Para nada —negó Anjelica—. Es una estrategia sencilla a la vez que eficaz, sutilmente escondida como una fiesta excéntrica para que los excéntricos nobles no pudieran negarse.
—Wow, ¡Adeuz sin duda es increíble por pensar en todo eso!
Anjie asintió, con una sonrisa gratamente sorprendida.
—Muy bien, hagamos nuestra parte en esta fiesta Anji... Quiero decir, "Strawberry". —dijo Livia en un pésimo inglés.
—¡Si, hagámoslo Liv...! Q-, Quiero decir, Blueberry.
Ninguna de ellas entendió el significado de esos apodos pero sonrieron mientras se adentraban en el salón de baile.
Un miembro del personal les ofreció un par de copas con champaña, pero ellas negaron preguntando por algo con menos alcohol, el miembro del personal asintió en entendimiento antes de alejarse. Minutos después volvió con dos copas de vino tinto, ambas las aceptaron sin saber si era el mismo miembro del personal que les había ofrecido la champaña ya que todos los miembros del personal llevaban el mismo tipo de máscara blanca completamente plana, todos ellos presentándose con el mismo nombre "Miembro del Personal".
Olivia estaba dudosa de si beber o no el vino, pero Anjelica no lo dudo, colocando la copa entre sus labios carmesí y bebiendo un poco. Sintió su interior calentándose por el alcohol y una pequeña sonrisa se formó en sus labios. Ella después tranquilizó a Livia.
—Adeuz me enseñó que beber un trago no es malo.
Asintiendo en entendimiento Livia acercó la copa a sus labios permitiendose beber un poco, ella se sintió extraña, sus entrañas estaban calientes, su vientre se sentía caluroso y su garganta ardía, pero pronto el calor se estabilizó, sintiéndose de forma suave y encantadora.
Fue entonces cuando todas las velas se alejaron, todas en sincronía, dejando a ambas mujeres en la oscuridad, los puntos de luces brillantes parecían como un cielo estrellado, una constelacion de araña que se desplazaba por el techo o como estrellas que se alineaban.
Todas ellas se colocaron en la cima de unas escaleras al final del salón de baile, mostrando a quien estaba ahí en la cima.
Un hombre, con una majestuosa capa de plumas negras, con un largo sombrero de copa, sus manos enguantadas y un bastón en una mano, su postura era firme y su rostro estaba cubierto por un perfectamente lizo y pulido cráneo de ave, de un color blanco puro y con un largo pico, el aura de ese hombre silenció a toda la habitación, todos lo miraban con curiosidad, ¿Quién era éste extraño con el cabello recogido hacia atrás?
—Buenos días a todos los presentes, y les agradezco humildemente su asistencia, soy el principal organizador de esta fiesta, pueden llamarme "Barón" —se presentó con elocuencia—. Espero que estén alegres con esta pequeña celebración mía, oh, orgullosos nobles del reino.
Barón comenzó a descender lentamente por las escaleras, con su mano colocada sobre la barandilla, siendo seguido por las velas flotantes
Los nobles no respondieron, manteniendo su etiqueta.
Las puertas se abrieron con un golpe seco, el viento frio ingresó apagando todas las velas que iluminaban la habitación.
Con un gemido de sorpresa contenido los nobles vieron como las velas de las escaleras en el fondo de la habitación se volvían a iluminar llamando la atención de todos los presentes, en la cima un hombre se presentó, llevando un antifaz blanco con un pico como de ave, con su cabello tirado hacia la derecha y con un montón de brillantes plumas arcoíris.
Era el "Barón" ¿Cuando se había cambiado?
—¿Qué pasa, nobles de Holfault? ¿Porque las ropas sombrías? ¡Ésto es un carnaval y hay que festejarlo como tal! —gritó, alejando al oscuro ambiente, llenando la habitación con brillantes colores.
En las paredes, extraños dispositivos parecidos a cristales mágicos en cajas de metal soltaban aces de luces, algunos purpuras, otros verdes, otros rojos, otros blancos y muchos más. Los brillantes aces de luz fueron acompañados por una música mucho más animada y movida que la música lenta que antes llenaba el salón de baile.
Las voces sintéticas creadas por Luxon fueron prácticamente indistinguibles de una voz humana.
Anjie sintió su cara caerse de vergüenza.
Los nobles todos con muchas máscaras diferentes tardaron en procesar cuando desde el Segundo piso se comenzó a arrojar pequeños puños de confeti, sombreros de colores brillantes, globos largos como serpientes, bastones brillantes y largos collares de papel colorido.
Uno de ellos, el príncipe heredero Julián Rafua Holfault, bebía una copa de alcohol junto a sus amigos los cuatro idiotas, lamentándose que Marie no estuviera aquí para festejar. Mientras bebía sintió manos, como era empujado y todo se sacudía, dando un par de vueltas antes de poder detenerse, viendo la situación en la que se encontraba.
Estaba en el centro de la pista de baile, con un collar de papel rojo, un sombrero de plastico verde lima, dos bastones luminosos en sus manos y un extraño artefacto en su boca, cuando intentó hablar el viento recorrió el artefacto enderezandolo y soltando un sonido chillón.
El príncipe Julián estaba pensando en dejar todo y volver a su lugar, pero no lo hizo, quién sabe por qué, tal vez por la música animada, por el brillante confeti a su alrededor, por el alcohol en sus venas o simplemente todo se juntó.
Una gran sonrisa se formó en sus labios, alzó sus manos comenzando a saltar y mover su cuerpo en un baile bastante improvisado. No había etiqueta ni moderación, solo diversión.
Verlo animó a la multitud, quién prácticamente saltó sobre la pista de baile, recogiendo los sombreros, bastones y collares. Casi todos se reunieron en una bola, con sus cuerpos muy pegados mientras saltaban y gritaban.
De algún lugar alguien comenzó a lanzar espuma por toda la pista de baile, otro consiguió una botella de serpentina en aerosol.
Barón estaba con una gran sonrisa en sus labios soltando puñados de confeti desde la cima de la escalera, saltando con un micrófono en una mano, cantando, su voz más que suave y relajante era poderosa y estridente, sacudiendo con pop-rock el salón de baile.
Pero toda la emoción se arruinó cuando un hombre con su traje de mayordomo y una máscara de tragedias bajó de inmediato desde el segundo piso, acercándose y susurrandole algo al odio.
—Baron, todos los altos cargos ya han llegado a la sala de reuniones.
El barón se alejó del micrófono, viéndolo directamente a los ojos.
—¿Es eso así?
El sirviente asintió, Barón asintió.
Y siguió cantando.
—P-, Pero Barón, no puede hacer esperar a esas personas.
—Es por eso que yo soy Noble, y tú, eres prole. —Barón apuntó su bastón a si mismo y luego al sirviente—. Iré cuando termine mi canción, ¿Entendido?
El sirviente asintió.
Barón terminó cantando tres canciones más antes de irse.
Apagó el micrófono, se lo entregó al sirviente, dio media vuelta y subió por las escaleras, mientras se iba su voz pudo seguir escuchandose en la fiesta, cantando y celebrando, el sirviente no pudo saber que estaba pasando y porque la voz de su jefe aún se escuchaba.
—¿Te sorprende? —preguntó el Barón mientras dos sirvientes se acercaba para recibir su bastón y sombrero.
El sirviente asintió.
—Autotune
—¿Auto-? ¿Qué?
—Hmm... Digamos que es un artefacto perdido el cual mejora mi voz para poder cantar bien —Baron se encogió de hombros—. Ni siquiera me sabía la letra.
Barón no le explicó nada más, solo se quitó la capa de plumas entregandosela al sirviente.
—Bueno, terminemos con esta broma llamada "junta de nobles". —Baron se quitó su máscara.
Adeuz sonrió.
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