Capitulo 62
Sobre un pedazo de aeronave que flotaba sobre el océano una hermosa mujer de cabello albino bostezó profundamente.
Con su barbilla sobre sus manos y sus codos apoyados sobre sus muslos ella miró a la batalla que se libraba en el cielo.
—Cielos, ¿Cuánto más me harás esperar —preguntó—? ¡No es nada considerado de tu parte hacer esperar a una dama! —hizo un puchero infantil nada apropiado para ella.
Entonces cuando vio la silueta de Arroganz lanzarse a la batalla mostró una sonrisa hueca como el de una muñeca de porcelana y brillantes dientes blancos. Ella era aterradora, pero lo más aterrador era... Que ella mostraba felicidad pura. Estaba muy contenta de ver a Adeuz.
Entonces lentamente deslizó su mano por entre sus ropajes sacando una hermosa carta blanca, con un pequeño sello de cera con un símbolo detallado. La forma de una serpiente de dos cabezas coronadas era vagamente visible entre todos los detalles.
Ella la observó y después de oler un poco el dulce aroma a perfume la volvió a guardar.
Fue en ése momento cuando una gran pantalla holográfica se mostró en lo alto. La diversión apenas estaba comenzando.
◇
Mientras tanto en las alturas.
—¡TRAIGANME A RASFORD! —gritó el Rey Pirata desde su armadura en su aeronave, un buque insignia robado a la 4ta flota a la que habían atrapado y destruido hace unos días, aunque pudieron no asesinaron a los soldados, en lugar de eso tomaron a todos los que pudieron como rehenes y los tenían escondidos en su guarida, el objetivo del Rey Azul era enfadar y atraer al ejercito para destruirlos y cobrar.
Cierta persona le había ofrecido una moneda de oro por cada cabeza de oficial y una de plata por cada soldado asesinado.
Aunque no era un mercenario la oferta era muy atractiva así que había aceptado.
Pero el problema era que Adeuz había iniciado una guerra, lo que hizo que el ejercito se pusiera a la defensiva, provocando que el Rey Azul se impacientara.
Era por eso, y por el dinero que podría cobrarle al Conde que el Rey Azul quería tener su cabeza rápido.
Sin embargo él era el jefe, no salía hasta localizar al jefe enemigo. Aplastar a la cabeza y luego añadir a sus fuerzas a su propia flota, así era la forma en la que el Rey Pirata luchaba.
Fue mientras se quejaba que un mensaje llegó a él.
—¡Jefe, hemos localizado al Noble enemigo!
—¿Estas seguro? ¡No aceptaré una excusa como la otra vez, como me hagas salir inútilmente tomaré tu cabeza personalmente, bastardo!
La encargada de las comunicaciones tragó saliva y llevó su mano a su parche al recordar lo que le paso la última vez que se equivoco localizando al líder enemigo.
—P-, Pues es una poderosa armadura que ya ha hundido a tres de nuestras aeronaves.
—¿¡Y eso qué!? Los nobles no son valientes, ellos solo se la pasan disparando desde sus brillantes aeronaves, lo se por experiencia. Seguro es un caballero fuerte. Ya me desharé de él camino al la nave del barón ese, ahora, ¡Has tu trabajo, solo son dos aeronaves! ¡¿O acaso quieres que te arranque el otro ojo?!
En ese momento otra llamada se comunico con la armadura.
—¡Jefe, ayu-! ¿¡Agrh?!
—¿¡Gustavo?! —El Rey Azul se sorprendió, Gustavo era el segundo más fuerte de su ejército, ¿¡Qué había pasado?!
Rápidamente la armadura azul se puso en marcha, yendo con su máxima velocidad hacia el frente de la batalla.
—¡Señor —gritó otro hombre, un seguidor de Gustavo—! Hay un probl-, ¿¡Pero que?! ¡Usg-!
—¡Ey, Irina —gritó—! ¿¡Qué está pasando allá?!
—¡Jefe hay un prob-! ¡Ahhhh!
—¿¡Irina?! ¿¡Iri-?!
Una inmensa pantalla holográfica apareció en el campo de batalla. Una proyección mágica, pensaron todos los presentes que no conocían de la tecnología.
En ella se mostró a Adeuz vestido con su ropa combate, una armadura negra hecha por Luxon y decorada con puntiagudos adornos de oro. Estaba de pie sobre Arroganz sonriendo de oreja a oreja, a su alrededor habían armaduras destrozadas y piratas caídos, entre ellos estaban Gustavo, el musculo ex-herrero que se había unido a él después del fracaso de su negocio e Irina, aquella mujer sin un ojo, una prostituta que había tomado de una nave de comerciantes hace mucho tiempo.
Pero lo más importante... Era el lugar desde donde se estaba grabado el mensaje. Adeuz estaba parado sobre la aeronave del rey, cuyo mástil había sido destruido, su bandera en especial estaba siendo pisada por Arroganz.
Eso hizo hervir su sangre.
Entonces Adeuz comenzó a hablar desde la gigantesca pantalla.
—¡Oye, he tomado tu nave insignia! ¿Qué es lo que pasa? ¿Dónde estás? ¿Acaso estas huyendo de mi, cobarde azul? —gritó Adeuz sonriendo arrogante, entonces el visor de su casco dorado se cayó mostrándole un intenso brillo rojo que se filtraba por las oscuras rendijas. Su boca aun expuesta le mostró una sonrisa desafiante.
Entonces él se subió a Arroganz y la cabina se cerró, la voz de Adeuz fue reemplazada por una voz robótica que mostraba superioridad.
—[Ven a por mi si eres al menos la mitad de hombre de lo que dices ser.]
Arroganz disparó su rayo óptico, el holograma entonces desapareció.
El Rey Pirata estaba bastante molesto, pero sonrió con osadía.
—Parece ser que te he subestimado, noblecito. Bien, cuando te derroté voy a hervir todo ese oro de tu bella armadura y te lo voy a hacer tragar.
Recargando su inmensa escopeta recortada y desenfundando su sable el Rey Azul trazó una trayectoria devuelta a su nave insignia destrozando todas las armaduras a su paso en menos de un segundo, amigas o enemigas no le importó, cortó, disparó y golpeó hasta que finalmente tuvo su objetivo en la vista.
De pie sobre la cubierta de su inmensa nave, la armadura, "Arroganz" estaba completamente quieta, esperándolo mientras en ambas manos sostenía la punta mango de su gran masa la cual estaba con la cabeza en el suelo.
—Así que buscas un juego honorable —el líder pirata sonrió a espaldas de Adeuz—. Lamentablemente para ti, yo soy un pirata.
Entonces sobre sus hombros dos filas de misiles se alzaron y fueron disparados a toda potencia.
Los veloces proyectiles se acercaron hacia la espalda de Arroganz, pero cuando estuvieron a unos pocos metros la cabeza de Arroganz dio un giro de 180° como un búho y su visor disparó su laser explotando todos los misiles.
—¿¡Te crees la gran cosa —El capitán golpeó hacia atrás con sus codos y por todo su cuerpo salieron un montón de lanzamisiles—!? ¡Entonces toma esto!
Todos los misiles fueron disparados acercándose a Arroganz desde todas direcciones. El Rey Pirata sonrió pensando en como había ganado ya que el laser recto de Adeuz no podría deshacerse de todos los misiles, sin embargo Arroganz volvió a disparar, el laser no fue en linea recta sino que se dobló y se curvó destruyendo todos los misiles y no solo eso, el laser de Arroganz también golpeó la armadura del rey pirata.
La armadura azul se movió de inmediato para esquivar el laser que paso a centímetros de su cabeza.
—¡Fallaste, imbécil —gritó con una sonrisa. Arroganz lo miró fijamente, el laser se se giró y volvió como un boomerang. El Rey Pirata entonces volvió a moverse esquivando el laser. Él entonces volvió a burlarse mientras esquivaba sin dificultad el láser—! Fue un buen intento idiota, ¡Pero no puedes darme!
—¿En serio —Adeuz preguntó. El láser entonces se detuvo—? ¿Y eso quien lo decidió?
Fue entonces cuando el Rey Pirata se dio cuenta.
Todos sus lanzamisiles entonces se desplomaron al mismo tiempo como si apenas se dieran cuenta que fueron cortados.
Todos explotaron en secuencia empujando la armadura azul al suelo.
El Rey Pirata se vio sacudido cuando en un solo instante Arroganz apareció frente a él blandiendo su inmensa masa, pero no lo golpeó con ella, sino que lo pateó, su cuerpo se dobló rodando por la cubierta y antes de poder ponerse de pie Adeuz dejó de caer su arma sobre su estómago. El marcó chilló de dolor, le estaba costando resistir incluso el peso de esa arma, si Adeuz hubiera querido hubiera podido acabar con la vida del Rey Azul.
Adeuz puso un poco más de fuerza haciendo crujir un poco más el marco y rompiendo el blindaje de su enemigo. El Rey Azul intentó pelear, disparó su escopeta a una distancia prácticamente inexistente, pero las balas no le hacían nada, golpeó con su sable, pero su filo tampoco podía dañar a Arroganz. No podía hacerle nada.
Entonces se burló.
—Yo soy el único que decide —Adeuz alzó su cabeza observando a una serie de pequeños robots que grababan todo para mostrarlo como un inmenso holograma a todos los ejércitos preséntese los cuales se habían detenido solo para ver la lucha—, ¿¡Acaso ahora lo entienden?! Nunca tuvieron oportunidad. Incluso su campeón ahora cae rendido a mis pies. Lo diré una única vez; Ríndanse ahora... O yo mismo les daré caza.
La helada y profunda que voz hizo temblar a todos, solo una persona miraba todo con una inmensa sonrisa alegre, algunos piratas incluso soltaron sus armas de puro miedo, el ahora incluso menor ejército enemigo estaba atemorizado mientras la moral de los soldados de Adeuz no paraba de aumentar.
Ellos comenzaron a gritar el apodo de su jefe.
—¡FearLord! ¡FearLord! ¡FearLord!
Todo había sido tan rápido, pero esas palabras hicieron que el Rey Pirata recobrara los sentidos.
Él había sido humillado, y no solo eso, había sido humillado frente a todos sus hombres.
Eso hizo hervir su sangre. Él gritó.
—¡Todos, ataquen a éste bastado!
A su orden los piratas que aún tenían sus armas se lanzaron todos contra Adeuz, el ejército de mercenarios intentaron ir a por ellos pero tenían las manos llenas capturando a los piratas que se habían rendido.
Uno de ellos, el líder, un mercenario de nombre Francis, se apresuró para intentar ayudar a su contratista, sin embargo una orden llegó a él.
—Detente.
Era la voz de Adeuz.
—¿P-, Perdone?
—He dicho que te detengas. Si te acercas... Podría matarte por accidente.
En ese momento algo ocurrió, un remolino carmesí apareció en la cima de la cubierta, viendo en esa dirección los mercenarios se dieron cuenta que que estaba provocando eso; Era Adeuz.
Arroganz se estaba moviendo muy rápido y cortando a todas las armaduras enemigas, esos cortes eran tan veloces que provocaban ráfagas de aire que se pintaban con el color de la sangre y los intestinos que salpicaban.
Para todos los que vieron eso el apodo de "FearLord" se había plantado en lo profundo de sus corazones.
Fue entonces cuando una sonrisa apareció en el Rey Azul. Él dio una orden.
—¡Ahora!
En ese momento algo apareció, una gigantesca nave de cien metros que dejó de lado su invisibilidad y ocultó los cielos.
Eso sorprendió a todos los presentes, en especial a Adeuz que no podía entender como demonios el Rey Pirata había conseguido algo así.
—¡Éste es mi verdadero objeto perdido, no mi armadura, sino mi aeronave, ahora, destrúyelos!
Cuando dio la orden los cañones de la aeronave fueron apuntados, nadie respondió o hubo alguna conversación, la nave no tenía un Luxon, pero si podía obedecer órdenes pre-establecidas.
La nave entonces disparó tres potentes láseres brillantes los cuales golpearon no sólo a Arroganz, los piratas a su alrededor gritaron de dolor mientras sus armaduras se derretían con ellos aún dentro, sin embargo no tuvieron que sufrir mucho. Fueron calcinados casi al instante.
Adeuz los vio desaparecer en el polvo. Viendo eso no pudo evitar sentir miedo.
¿Se había confiado? ¿Acaso su vida terminaría ahí? ¿Otra vez viviría y moriría sin razón, sin sentido alguno?
No.
No lo haría.
El blindaje de Arroganz se estaba derritiendo, los tres láseres apuntados a él. La potencia lo empujaba hacia atrás y lentamente el calor aumentaba en el interior de la armadura, sin embargo no se rindió.
La magia comenzó a brotar a montones de su interior, una fuerza extraña estaba haciendo que expulsara todo su maná para reforzar a Arroganz. El collar de la santa que llevaba debajo de su ropa para evitar que se lo robaran estaba brillando fuertemente.
[Maestro, Arroganz está llegando a un nivel crítico. Traeré mi cuerpo principal. Retírese de inmediato]
{Debo recomendar lo mismo, compañero, mi cuerpo está en buen estado, úseme para escapar.}
Adeuz, montado sobre el destrozado Arroganz respiró pesadamente mientras su cuerpo sudaba. Soltó su maza medio derretida y entonces sacó un arma del contenedor en su espalda. Una larga lanza se comenzó a estirar hasta alcanzar los cuatro metros.
Ráfagas de viento sacudieron los alrededores mientras que Adeuz cargaba el arma con magia de viento, Luxon, a su lado, calculó una trayectoria entendiendo los deseos de su maestro y entonces arrojó la lanza.
El arma impulsada como un misil por ráfagas de viento y sin resistencia del aire fue tan rápido como los cazas más veloces, tal vez incluso superando el Match 10.
Fue tan veloz y tan ágil que destruyó todos los cañones del barco del Rey Pirata y siguió moviéndose perforando múltiples veces el casco. Ver eso hizo preocupar al Rey Azul.
—¡Detenganla!
Se apresuró al barco junto a los pocos piratas que aun tenia siguiéndolo. O eso pensaba él, ya que no lo estaban siguiendo, lo estaban persiguiendo.
—¿¡Pero qué!?
Decenas de tiros golpearon el blindaje de su espalda mientras que las armaduras de sus piratas lo comenzaban a rodear ya sujetar. Estiraban sus partes y lo golpeaban con sus armas en un intento de destruir su armadura.
—¿¡Qué demonios creen que estan haciendo, bastardos?!
—¡Capitan usted sacrificó a los nuestros e intentó sacrificarnos a nosotros!
—¡Tome ésto como un motín, capitán!
—¡Ratas bastardas, yo les he dado todo lo que tienen —se agitó violentamente el Rey Pirata—! Me deben hasta sus vidas, ¿¡Qué problema hay con que mate a uno o dos de ustedes?!
Apuntó su cañón a la cabeza de una armadura y entonces la voló de un tiro, después agitó su sable cortando a otra. Siguió disparando y cortando.
—¡¿Ahora ven quien ea su jefe?! —gritó con la fiereza de un leon.
Los piratas lo vieron, y sonrieron.
Fue ahí cuando el capitán se dio cuenta; Todo había sido una distracción.
Intentó voltearse, esquivar, pero ya era tarde. Fue empalado por la lanza de Adeuz que después de atacar el barco se había dirigido hacia ellos.
Los piratas parecían haberlo planeado todo pues se burlaban de su capitán caído.
La armadura se desplomó en el océano perdiendo incluso su sombrero de plumas en el proceso.
Los piratas habían ganado.
Si, habían ganado un pase al infierno.
Repentinamente la cabeza de uno de ellos explotó, luego la cabeza del resto comenzó a explotar. Intentaron reaccionar tomando sus armas pero fue inútil, sus armas e incluso sus brazos fueron cortados como mantequilla por una mancha negra que no podían ver.
Era Arroganz. Adeuz estaba furioso, él quería derrotar personalmente al capitán, no quería derrotarlo por culpa del motín de los piratas.
Le habían quitado su victoria. Y ahora él les quitaría la vida.
Osciló su eapada cortando a la mitad la cabina de una armadura con un gran escudo el cual también fue cortado.
—¡M-, Monstruo!
Aterrados por ver a Arroganz medio derretido y lleno de sangre los piratas dispararon sin compasión, sin embargo el demonio negro resistió todos los ataques y tomó con la palma de su mano la cabeza de dos armaduras y las golpeó entra sí prácticamente formando una sola armadura.
Los pilotos estaban gimiendo de dolor por lo que la colisión les había provocado. Adeuz simplemente los dejó caer al océano y entonces apuntó su mirada a las demás armaduras.
Su visor comenzó a brillar y entonces un inmenso rayo laser cortó a las armaduras a la mitad.
Todos los demás piratas quisieron correr, escapar. Pero todos fueron cazados y asesinados.
Ni uno solo de ellos sobrevivió.
◇
—Mierda, mierda, mierda... ¿¡De dónde salió ese bastado?! Él no estaba en la obra original, Arroganz no debía ser suyo, además, ¿¡Qué demonios es ese estúpido poder destructivo?! ¡No existe nada así en la obra original! ¡Las pelotas! Me he encargado de no meterme con los protagonistas importantes, rechacé el maldito collar de la santa por eso mismo, ¿¡Porque pija me está pasando esto?! —gritó al cielo en su idioma natal el cual no había usado desde hace mucho tiempo; El español.
El Rey Pirata se quejaba mientras golpeaba con frustración el suelo había tenido que salir de su armadura destrozada. Sangre salió de sus pulmones y su cuerpo chilló de dolor mientras se arrastraba por un pedazo de aeronave que flotaba en el océano.
—Así que tú... ¿Sabes la verdad de éste mundo?
Cuando el Rey Pirata alzó su vista se encontró con una hermosa mujer, la más bella que nunca había visto, sin embargo algo lo estaba incomodando.
Ese rostro era como el de una muñeca, carente de vida.
Su largo y lacio cabello albino cayó de lado como una cascada cuando ella ladeo un poco la cabeza con una sonrisa. Ella la miró con dos ojos como amatistas bañadas en sangre, estaba vestida con una larga falda negra y una blusa blanca, ropas simples casi de plebeyo que contrastaban con su hablar. Lo que más destacaba era el manto con capucha que cubría su cuerpo.
—¿Tú eres... —El rey Pirata entonces recordó—? ¡O PERO LA CONCHA —gritó con frustración—! Eres-
Pero antes que pudiera decir cualquier cosa fue apuñalado por un fragmento de acero. No, no era acero, era un fragmento de una armadura, una armadura mágica.
El Rey Pirata retrocedió débilmente mientras agarraba su pecho, no sabiendo que había ocurrido se limitó a cubrir su herida con sus manos. Su sangre lo manchó y sintió algo revolviéndose en su interior.
—¿¡Q-, Qué me has hecho?!
—Solo te he clavado un fragmento de armadura mágica modificado. Después de que mi anterior plan fracasó usé todos los datos de la batalla y preparé un arma con la cual acabar con Adeuz Fou Rasford, aunque me pregunto, ¿Mis cálculos serán correctos? Esfuérzate, esto será... Interesante.
El Rey Pirata entonces sintió las fuerzas abandonar su cuerpo, se dobló y vómito, su vómito rojo como la sangre salpicó un poco el zapato de la mujer.
—¡Escoria, te matar-...!
Quiso lanzarse contra la mujer sin embargo algo hizo helar su sangre, él lo vio, él vio su sonrisa.
La hermosa mujer estaba sonriendo con una amplia sonrisa vacía, carente de cualquier sentimiento. Era más como la máscara de una muñeca.
Él tembló ante aquella vista tan inhumana.
La chica tomó al hombre por el cuello y entonces habló.
—La escoria eres tú. Solo eres otro parásito roba cuerpos, eres igual a ella —dijo arrojándolo lejos—. Eres tan predecible, ya perdí interés en ti. Ahora...
Los ojos del Rey Pirata se abrieron de miedo.
—¿Qué es esto —gritó con horror el rey pirata mientras su cuerpo era envuelto en una retorcida masa de carne negra—? ¿¡Qué?! ¡No! ¡NOOOOO! — Comenzó a hincharse y tomar una forma monstruosa. Extraños tentáculos de carne se extendieron desde él, tomando y uniendo a su cuerpo los fragmentos rotos y dispersos de su armadura y de otras armaduras y aeronaves derribadas.
Se sintió poderoso, más que nunca, pero a su vez...
—¡Dueleeee! ¡Ésta mierda duele! ¡Quítame ésta cosa! ¡Por favor, te lo suplico! —gritó de dolor. Sentía como cada hueso de su cuerpo se volvía polvo, sus músculos y tendones eran cortados por cuchillos sin filo y la presión aplastaba su mente, incluso sintió como su alma misma en esencia era drenada.
—Entretenme y entrégale mi mensaje, mascota mía.
La princesa se fue dejando esas palabras.
Entonces la armadura rugió ahora con su forma completa, una inmensa bestia de carne y metal. El Rey Azul había perdido la batalla por el control de su cuerpo.
Ahora sólo quedaba una bestia, con ganas de desgarrar.
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Tercer capitulo del maraton.
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