Carlota.

Como siempre, estoy paralizada.  Recuerdo todo lo que viví con él y me aterra la idea de que me vuelva a alejar de mi hija.  Pero no, no y no.  Esta vez sí que no voy a dejar que Jafar me gane.  No él.

Me esfuerzo en volver a acercar el cuchillo a la pared, pero no soy capaz, una energía extraña me prohibe moverme.

-¿Qué te crees?  ¿Realmente piensas que voy a dejar que destruyas el limbo?  Es mi único hogar -su voz en mi nuca hace que la rabia bulla en mi interior.

-Casi está.  Con un poco de energía, explotará -me rindo al ver que no soy capaz de acabar y lo encaro-.  Tú sabrás si quieres arriesgarte.

-Si hace falta, lo haré.

-¿Y pondrás en peligro la vida de Jack? -sé que lo he dejado en blanco.  Jack es un brujo, uno de los pocos que quedan, tal y como lo eran sus padres.  Y a Jafar le vendría muy bien contar con él.

-Lo haría -miente.  Sé que lo hace porque se le forma una pequeña arruga en la frente.-.  Lo haría si con eso logro acabar con todos vosotros.

-Si realmente querías acabar conmigo, lo podías haber hecho esos años en los que estuve en el limbo, o símplemente cuando me encerraste en otras épocas de la historia.  ¿O te tengo que recordar el último viaje que hice?

-¿Qué quieres decir con eso?

-Que eres un cobarde -le doy donde más le duele, en su orgullo.

-¡No soy un cobarde!

-¡Sí que lo eres!  No te atreves a admitir que estás acabado.  Ya nadie habla del "Gran brujo", sólo hay rumores de un señor acabado.

-¡No estoy acabado!

-¡Sí lo estás!  No eres nada, nunca lo has sido.  Admite que has perdido, déja que nos vayamos y haz que todo vuelva a ser como antes.

-¡ESTOY HARTO! -chilla.  Se lleva las manos a la cabeza, las baja rápidamente y todo se vuelve blanco.

Una enorme nube de polvo se levanta.  El limbo se ha destruído y se ha abierto un gran agujero en su lugar.  Empujo a las chicas a través de él y espero a que todo pase.

Cris.

Cuando abro los ojos veo a Mar a mi izquierda y a Jack a mi derecha.  Los tres nos levantamos a la vez y vemos a Oliver frente a nosotros, en el salón de mi casa.

-¿Estáis bien? -pregunta preocupado.

-Sí -contestamos al unísono.

Jack se dirige a la pared y comienza a darle golpes.  Pienso en la experiencia que ha vivido y en lo traumática que ha tenido que ser, por lo que decido hacer algo.  Lo separo y lo subo a mi cuarto.

-¿Qué te ha hecho? -le pregunto.

-¿Quién? -responde distraído buscando algo en la habitación.

-Jafar -explico-.  Mírame -le giro la cabeza hacia mí.

-No me ha hecho nada.  ¿Cómo se sale de aquí?

-¿Perdón? -espero haber escuchado mal.  No puede querer irse.  No puede dejarme.

-Que quiero irme.

-No vas a volver con él -intento mantener la calma.  Él me mira, dispuesto a responder.-.  No me lo puedo creer.  Te ha lavado el cerebro.

-No me ha hecho nada, ¿vale? -comienza a estar alterado.  Cierro la puerta de una patada y me pongo frente a él.

-En el limbo, perdido en el espacio, no estás seguro.

-¡Me da igual!  Soy feliz, he sido yo mismo por primera vez.

-Eso no eres tú.

-¿Eso? -ríe irónicamente-.  Él me protege.

-¿No ves que aquí estás mejor, a salvo, con todos nosotros, conmigo? -intento hacerlo entrar en razón.

-¡No!  ¡No quiero estar aquí, quiero volver, quiero aprender! -empieza a pegarle puñetazos a la puerta.

-Jack, por favor -voy hasta él y lo abrazo por detrás.  Noto cómo se tensa, pero al menos se queda quieto.

-Soy un brujo, y ahora que lo sé, nada ni nadie va a pararme.  Ni siquiera tú.

Auch, eso dolió.

Se libera de mi abrazo y sale de la habitación.  Cierra con un portazo tan fuerte que noto las paredes temblar.

N.A.

Oliver, Jack y Cristina de nuevo juntos...

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