Cris.
Dos horas después mis padres ya han llegado. Oliver está tumbado en su cama abrazando con fuerza su almohada, Mar está a mi lado, sentada en el escritorio y mis padres están cada uno a un lado del cuaderno.
-¿Y hay otra página así? -dice mi madre.
-No -Mar y yo hemos registrado todos sus cuadernos antes de que llegaran, pero no hemos encontrado nada-. Sólo hay dibujos -y todos ellos míos.
-¿Creéis que es una especie de portal? -pregunta Mar.
-Sí.
De pronto el portal comienza a emitir luces extrañas. Todos nos alejamos de un salto, excepto Oliver, que sigue tumbado. Una mano surge de él. Una mano plagada de anillos. La mano de Jafar.
Mi madre cierra la tapa del cuaderno, atrapando así la extremidad de mi padre. Cuando lo vuelve a abrir, ya no está.
-Eh... ¿alguien tiene hambre? -pregunta de pronto Mar.
-¿Tú qué crees? -le contesta Oliver levantando la cabeza.
-Que no, pero había que intentarlo.
Su hermano vuelve a enterrar la cabeza en la cama gruñendo.
-Chicos -comienza mi madre-, creo que teniendo en cuenta las circunstancias, es mejor que vengáis a nuestra casa. Si queréis podemos hablar nosotros con vuestros padres.
-Gracias -contesta Mar.
-No, gracias -responde Oliver.
-Eh... Oliver, será lo mejor -le digo.
-Me da igual.
-Oliver, por favor, no puedes quedarte aquí. Hazlo por Jack.
-Él no está aquí -continúa mientras se da la vuelta.
-Lo sé. Por favor, hazlo por mí -que funcione, por favor, que funcione.
-¿Ahora te importa lo que me pase?
-No ahora -me siento a su lado y le acaricio la espalda-, siempre. Ven con nosotros. Por favor.
Lo veo levantarse. Coje su chaqueta de la silla y sale de la habitación.
-¿Vienes o no?
Tomo su mano y me obligo a sonreír.
Jafar.
El limbo, mi maravillosa casa... Lo odio. Es horrible que el único sitio en el que pueda vivir sea ese tubo de dos metros.
Dos semanas atrás descubrí que estaba pasándome factura lo ocurrido con Carlota. Y también que el único lugar en el que no soy traslúcido es en el limbo. ¿Por qué? Pues porque mi energía perdida se encuentra aquí. Y este maldito sitio ha sido creado gracias a ella.
Y mientras veo cómo me consumo lentamente día a día, pienso cada vez más en ella. Carlota, ternura mía, conmigo lo ibas a tener todo. Todo. ¿Por qué me dejaste? ¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me ocultaste que teníamos una hija? ¿Por qué me ocultaste tantas cosas? ¿Por qué?
Y como soy así de idiota, decido verla. La localizo en su casa. No me costará mucho ir hasta ella. Extiendo la mano hacia la parte azul y le indico al chiquillo que estaré fuera un buen rato. No tardo demasiado en llegar hasta su casa, tan solo unos minutos.
Atravieso la casa de los de arriba, que estaba vacía, a excepción de un gato, quien se ha divertido arañándome la espalda. Claro está que él ha salido un poco más... digamos... perjudicado.
Asomo la cabeza por encima del techo. Antes me resultaba sencillo hacer eso, ahora me cuesta un gran esfuerzo. Daniel y Carlota están sentados en el suelo, ella con la cabeza en sus piernas. La hermana del chico ese está abrazando un jersey de su hermano (supongo que será suyo, si no es que ella está un poquito tarada). El hermano del chico está tumbado boca abajo en el sofá y por un momento temo por su respiración, pero por un momento corto, que quede claro. Pero... un momento... acariciándole la cabeza está una muchacha, mi hija.
Vaya, vaya, vaya... A ver si me he equivocado de chico...
Antes de que alguno de ellos me descubra deshago el hechizo y dejo que ese lazo que me separa de los mundos tire de mí hacia él.
Me veo viajando rápidamente fuera de este mundo. Pongo mis manos frente a mí para frenar mi entrada al limbo y golpeo con fuerza el tubo. Un ruido horrible sale de dentro. Es como si alguien se estuviera pegando cabezazos. Ah, claro, el chico. Me había olvidado completamente de él.
Lo oigo maldecirme en silencio y me río malvadamente. Me quedo todavía un poco fuera del tubo, no quiero perder mi libertad de nuevo tan pronto. Estando dentro del limbo, me siento un poco como si estuviera atrapado dentro de mí mismo. Pero sé que tarde o temprano tendré que volver a entrar, antes de desmaterializarme del todo.
Jack.
Y aquí estoy. Aburrido como una sardina sin cabeza metida en una lata de metal llena de aceite pringoso.
La primera hora la he dedicado a recorrer de arriba a abajo el tubo, y he comprobado dos cosas: no tiene ni final ni principio y además que cuando me alejo bastante tiempo, vuelvo al punto centro (lo sé por que tiene una raya longitudinal negra).
Estoy esperando pacientemente a que Jafar vuelva para pedirle explicaciones: ¿por qué narices tras diez horas flotando no tengo ganas de dormir?
Finalmente, dos horas después decido quedarme fijo pegando las manos a la pared y pienso. Pienso en ella. Me la imagino a mi lado y cada vez odio un poquito más a Jafar. ¿Por qué me la ha tenido que quitar? Seguramente Cristy esté ahora derrotada por mi partida. Yo la quiero. Más que a nadie en el mundo, pero tengo dudas. ¿Y si ella siente algo más por mi hermano?
Ha pasado demasiado tiempo, suficiente como para llegar al punto de darme cabezazos contra la pared. Finalmente, decido que así no llego a ningún lado. De pronto algo me hace acercarme más y más a una zona del tubo. Es como una especie de energía, no sabría explicarlo.
Me acerco a la zona azul y extiendo mi mano. Toco la pared y una descarga eléctrica recorre mi cuerpo. Veo cómo se abre un pequeño agujero. La curiosidad me vence y meto uno de mis dedos por él. Lo vuelvo a sacar rápidamente cuando choca con algo duro, como si fuera una especie de tapa.
N.A.
¿Qué habrá sido esa tapa? ¿Y ustedes qué quieren? Hay dos opciones:
-Jack consigue escaparse.
-Jack no consigue escaparse.
Voten la que más les guste. Gracias por leer-votar-comentar.
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