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Capítulo 78; Bienvenida a la fiesta de purificación.

Ámbar salio del auto despues de unos minutos, estaba bastante lejos aí que debía hacer una pequeña caminata hasta llegar a la casa donde Melina había entrado. Caminó apresuradamente, no quería llamar a la puerta porque no sabía a qué atenerse, no tenia ni idea de con que se iba a encontrar, si los secuestradores habían contactado con Melina para un encuentro furtivo, seguramente entrar allí era algo peligroso, así que tomó la decision de rodear la casa, agachada, buscando pasar desapercibida, escuchaba voces femeninas pero no alcanzaba a distinguir bien de qué hablaban. 

Se percató de que había una puerta en la parte trasera de la vivienda, tomó la perilla e intentó girarlo pero la puerta no cedió, estaba cerrada.

¡Rayos!

Contuvo un gemido de frustración. Agudizó el oido, había una ventana y se dió cuenta de que estaba abierta, elevó los ojos al cielo agradeciendo, abrió con cuidado el cristal, logró ver dentro de la casa en lo que parecía ser la sala, sus ojos se abrieron enormes al ver a Ana, con la niña en brazos, Melina atada a una silla, y Ana apuntando a su amiga con un arma... Demonios.

Buscó en el bolsillo de su pantalón y sacó su celular, le quitó el sonido para evitar ser sorprendida, abrio el chat con Samuel, debía informarle lo que estaba sucediendo, pero ahora comenzó a escuchar claramente la conversación, con la ventana abierta, ninguna palabra le era ajena, asi que  decidió que quizas Samuel no le creería, debía verlo por sí mismo, así que colocó para grabar un video...


—Mi amor, chiquita mía — le dijo Melina con cariño. — aquí está mamá, tesoro, aquí está mamá — Ana sonrió y colocó una silla delante de Melina, dónde se sentó con la niña en brazos. —¿Qué quieres, Ana?, déjanos ir, por favor.

—Por supuesto que no, no irán a ninguna parte Melina.—acarició la mejilla de la bebita— solo falta traer a Ámbar. — mi amor, chiquita mía — le dijo con cariño. — aquí está mamá, tesoro, aquí está mamá — Ana sonrió y colocó una silla delante de Melina, dónde se sentó con la niña en brazos. —¿Qué quieres, Ana?, déjanos ir, por favor.

—Por supuesto que no, no irán a ninguna parte Melina.—acarició la mejilla de la bebita— solo falta traer a Ámbar. — Ámbar abrió mucho los ojos, los planes de Ana eran más turbio de lo que Ámbar pensaba, tambien la quería allí, pero ¿Para qué?.

—¿Para qué?, ¿qué quieres hacer con nosotros?

—Ustedes deben pagar por sus pecados. Aníbal pagó el precio, ahora es turno de ustedes.— Ámbar se horrorizó ante lo que estaba escuchando, ¿Estaba asumiendo que ella había teido algo que ver con la muerte de Anibal?, Samuel recibiría un golpe demasiado duro con aquello, Ámbar se estremeció, ¿Hasta donde era capaz de llegar Ana?

—¿Qué?— preguntó Melina aterrorizada—¿Qué hiciste?, ¿que le hiciste a Aníbal?— preguntó removiendose bruscamente en la silla—¿Qué fue lo que hiciste?

—Yo soy la mano de Dios en la tierra— le dijo elevando la cabeza con orgullo— soy la elegida para impartir su justicia.— Ámbar hubiese querido maldecir,Ana había enloquecido totalmente.

—¿Tú... mataste a Aníbal?— preguntó Melina asustada y Ámbar ya sabía la respuesta.

—Hice justicia, que es diferente, fue el medio para hacerle purificar sus pecados.

—Pero... fue un accidente... fue un accidente — dijo con voz angustiada.

—Eso fue lo que les hice creer. — sonrió— y ahora Ámbar, tú y ésta criatura deben ser purificadas.

—¿Vas a... matarnos?— Ana no respondió, solo le dedicó una enorme sonrisa.





Ámbar sintió un escalofrío recorrerle la espina dorsal. 

—Por supuesto que van a morir, ella, tu y también esta hermosa bebita.

No podía esperar más, Ámbar le envió el video a Samuel y escribio un mensaje.

Amor, seguí a Melina después de que salió de casa de manera misteriosa, sé que esto es duro, pero tu madre quiere matarnos, por favor ven por nosotros y te ruego, trae cotigo a la policia, si para cuando llegues es tarde para nosotros, solo quiero que sepas que te amo con toda mi alma.


Después de eso le envió su ubicación y guardó el celular en su pantalón, esperaba que Samuel viese el mensaje a tiempo, y ella por ahora debía esperar el momento oportuno para entrar.


—No lo hagas, Ana— le rogó—  te lo suplicó, no lo hagas, ella es solo una bebita, es inocente Ana, ella es inocente, déjala vivir te lo ruego.

—No es inocente, es el resultado de tu unión pecamiosa, ella también debe morir es la única manera de salvar su alma, Melina, debes agradecermelo, traeré la salvacion para ustedes. 

—Ana, tu también eres madre, Ana tu harías cualquier cosa por proteger a tu hijo.—  le dijo con angustia.

—Ésto también es por mi hijo. Traeré paz a su vida, mi hijo podrá pedir perdón a Dios y a la iglesia, de esa manera podrá retomar sus hábitos.

—Ana... te lo suplico, deja a la niña con vida, me tienes a mi, yo soy la culpable, yo soy quien debe pagar— dijo con angustia— imparte tu justicia en mí, castigame a mí, pero deja a mi hija en paz, te lo pido— sollozó— ten piedad Ana, te pido perdón, me pondré de rodillas y te suplicaré por la vida de mi hija— Ana sorió.

—De nada sirve supliar Melina, dios ha dado una orden, y ustedes deben ser purificadas. — Melina lloró con angustia.

—Déjame cargarla Ana, si vas a arrebatarnos la vida por favor déjame cargarla por última vez— suplicó.

—No, para eso tendría que soltarte, Melina y eso no es posible— se puso de pie y se acercó con la niña— pero te permitiré arle un beso— la acercó hacia su rostro, Melina sollozó dando rápidos besos a su pequeña.

—Te amo mi amor, mamá te ama con el alma, te amo mucho— decía una y otra vez, la acercó hacia su cuello buscando trasmitirle un poco de calor, la niña balbuceó y lloró, remociendose ansiosa porque su madre la cargara.

—Suficiente.

—¡No Ana, por favor Ana!— sollozó. Pero Ana se alejó.

—La llevaré a la habitación y volveré por ti, llamaremos a Ámbar y la harás venir, luego las purificaré juntas.— dicho aquello se marchó, ignorando el llanto y el lamento lleno de angustia de la madre dolorida. Melina sabía que no tenia esperanza, nadie sabía que ella estaba allí, moriría en manos de aquella desquiciada mujer.


Había llegado el mometo, Ámbar entró por la ventana con mucho esfuerzo, necesitaba liberar  a su amiga y entre ambas podrían salir de allí con vida y confió en que Samuel estuviese de camino con la policia. Melina escuchó el sonido leve, se giró hacia Ámbar y negó.

—No, no... Vete  Ámbar, huye— le dijo con voz baja pero ella negó y se colocó una mano en la boca indicandole que hiciera silencio.

—Vamos a salir las tres juntas— le dijo en un susurro.

—Va a matarnos a todas, está loca Ámbar, esa mujer está loca.

—Haz silencio— le dijo en susurro apresurandose a desatar las manos de su amiga antes de que la desquiciada de Ana regresara.

—¡Pero mira a quien tenemos aquí!— escuchó la voz de Ana y cerró los ojos mientras maldecía internamente, no había sido lo suficientemete rápida. — Pensabamos invitarte pero por lo visto has llegado por cuenta propia, deja esos nudos ahora mismo— Ámbar elevó su rostro y se encontró con que Ana le apuntaba directamente con su arma.— Bienvenida a la fiesta de purificación.

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