Capítulo 9.
Samuel:
Guillermo venía en camino, mala suerte ya que la persona que me iba alquilar el nuevo departamento había tenido un problema con el contrató de los inquilinos anteriores que había aplastado mi estadía dentro de dos semanas.
No podía simplemente irme a casa de mis padres, no me encontraban bien y en cuanto pusiera un pie ahí mi madre se daría cuenta de todo.
No tenía a dónde más ir, pero tampoco quería quedarme aquí con Willy, no podía verle la cara en estos momentos.
Llame a Alex, estaba fuera del país así que ni de coña podía irme a pasar la noche allá, Rubius había ido a visitar a los padre de Irina así que tampoco podía tomarlo en cuenta, opte por algún hotel cerca, pero eran vísperas de años nuevo, los hoteles estaban a tope de gente y las únicas habitaciones que había cobraban una chorrada que hasta era ridícula.
Entonces estaba yo, sentado en el sofá mirando bailotear a los foquitos del pino de navidad que anterior mente yo mismo había colocado.
—¿Me llevaré esto?—dije en voz alta admirando lo bien que me había quedado la decoración del árbol.
Después de prepararme un sándwich de pavo y pensar aproximadamente como dos horas en si quitar el árbol o no, al final me decidí y me dirigí a mi cuarto a por la caja para poderlo desmontarlo.
Me terminé el sándwich, bebí un poco de zumo de uva y me dirigí a la sala de estar para comenzar a quitar el árbol.
La puerta se abrió dejando ver a un Willy algo despeinado y soñoliento, quién se quedó parado un buen rato mirándome.
—¿Hola?—dije ya que era incómodo que solo me mirase de esa manera sin decir nada.
—H-hola, perdona, creí que te habías ido ya—reacciono por fin y se quitó su abrigo.
—Disculpa, el sujeto que me rentaría en nuevo apartamento tuvo un problema con los inquilinos anteriores y—hice una pausa ya que tuve que dejar de mirarlo para desconectar los foquitos.
—Aplazo mi mudanza, lo siento, estuve buscando algún otro lugar, pero es año nuevo, entonces, todos están a tope—le miré, él no me decía nada solo asentía con la cabeza.
—¿Te llevarás eso?—señalo el árbol y yo asentí.
Continúe retirando el alambreo de las ramas para después comenzar a guardar todo en varias cajas.
—Te había quedado chulo—dijo después de tanto silenció.
—Verdad, aún que solo lo vi poco tiempo, se veía bonito—sonreí falsamente y comencé a desmontar está vez las ramas.
—Samu no, no es necesario que te mudes—no lo miraba pero sabía que justo ahora era el momento menos indicado de hablar de eso.
—Estuve pensando en lo que sucedió y...
—Disculpa pero, no puedo continuar con esta conversación—le interrumpí, terminé de guardar el árbol, cerré la caja y me dirigí a mi habitación.
—Necesito que me escuches—levanto un poco la voz y yo me detuve.
—Creo que ya me has dejado todo claro.
—Por favor—le mire, y me volví al sofá, tomé asiento y espere a que hablará.
—Te quiero—dejo salir eso como si no supiera lo que sentía, como si se estuviera burlando de mí.
—¿Estás de coña?
—Lo digo en serio, pude aclarar mi mente estos días, me di cuenta que mi forma de reaccionar no fue la adecuada, realmente lo lamento mucho, solo reprimí mis sentimientos en ese momento—sus ojos habían comenzado a humedecerse.
—Mira, no entiendo que intentas decir, pero no estoy dispuesto a esperar que me digas que me quieres pero no de la misma forma que yo, realmente no puedo soportar más algo así—me mantuve firme, no quería hacerme ilusiones erróneas.
—Samu, te quiero, de la misma forma que tú me quieres, tal vez no con la misma intensidad pero si de forma sincera—me quedé atónito, si esto era broma quería que parara.
—Guille no intentes...
—Hablo en serio, no puedo estar bien sin que tú estés a mi lado, mi corazón se siente vacío, necesito tenerte cerca para estar feliz, si no es amor, dime tú ¿qué es?—me sorprendía la postura que había tomado, estaba seguro de lo que decía, estaba siendo totalmente sincero, lo digo, por qué lo conocía perfectamente.
—N-no se que decir Guille—me sentía algo feliz pero, aún tenía el sentimiento de rechazo de su parte.
—Quiero estar contigo—dijo sin más, me miraba con esos ojos que me volvían loco, tenía miedo.
—No quiero que tomes decisiones precipitadas, se que no quieres que me vaya pero, de verdad es doloroso que intentes convencerme diciéndome esto—le dije ya un poco molesto, yo no quería aceptar el hecho de que se sintiera obligado a quererme.
—¿Qué puedo hacer para que me creas?—dijo con voz temblorosa, él también tenía miedo.
—No lo sé Guille, no quiero que te obligues a quererme de esa forma solo para que no me vaya.
Bajó la mirada, había comenzado a llorar, lo supe por qué ni siquiera quería voltear a verme.
—Perdóname Samu, siento mucho como te traté, como reaccione a esta situación, me arrepiento mucho de no corresponderte en ese momento, pero ahora intento ser sincero contigo de lo que siento, no te pido que me creas ciegamente y que olvides todo lo sucedido, pero mis sentimientos ahora están claros y tenía que decírtelo—decía entre lágrimas, le creí, confiaba en él, aunque me doliera lo pasado, ahora lo tenía de frente aceptando sus sentimientos hacía mi, así que deje todo de lado y lo abracé.
—Tranquilo—le susurré suavemente en el oído mientras aún lo apretaba entre mis brazos, sentía como sus lágrimas mojaban mi hombro y solo se estremecía entre cada sollozó.
—¿Puedes darme otra oportunidad?, te prometo que está vez haré las cosas bien—me miró, se veía tan indefenso bañado en lágrimas.
No dije nada, solo le sonreí limpiandole alguna lágrimas del rostro, para después acercarme y depositar un tierno beso en sus gélidos labios temblorosos, me respondió al instante y por fin, pude sentir como me regresaba el alma al cuerpo, teniendo a mi Willy conmigo todo lo demás salía sobrando.
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