Samuel.

No pude aguantar más las lágrimas, caminaba con los puños apretados mientras estás salían y mojaban mis mejillas, no conocía muy bien estos lugares así que en cuestión de segundos me perdí por completo.

—Al menos podré estar solo—me senté en una banca que estaba cerca de ahí para descansar un poco las piernas.

Ahora mismo estaba en modo shock, no podía pensar ni creerme lo que había pasado, me preguntaba mil veces si esto era completamente mi culpa, si fue un completo error hacer lo que hice, pero por más que me arrepintiera y de más, las cosas hechas no se pueden deshacer, por más que quisiera.

Mi celular vibraba contínuamente, no le había prestado atención porque sabía que era Willy y trataría de que regresará para poder arreglar esto, pero no creía que esto se pudiera arreglar por más que habláramos.

Hasta se me había quitado el apetito, a pesar de que no había comido nada desde el día anterior.

Decidí por fin encaminarme cerca de alguna tienda de abarrotes para preguntar sobre mi paradero.

No estaba muy lejos, así que me compre una bebida y salí en dirección a la casa de los padre de Willy, era tarde, creo que era mejor, no sabría que decir ya que probablemente Willy había llegado llorando a su casa. Caminaba desganado, me sentía muy triste que nuestra amistad acabará aquí.

Llegué por fin, algunas luces estaban apagadas, así que para mí alivio ya estaban dormidos, abrí la puerta y me dirigí a la cocina, había un plato servido con la cena para mí, así que lo metí en el microondas y me termine lo que me estaba bebiendo.

—¿Samu?—escuche la somnolienta voz de Karol detrás de mi, me gire y le sonreí a la pobre que probablemente se había despertado con el ruido del microondas.

—Lo siento pequeña, ¿te levanté?

—No, estaba despierta, estaba esperando a que llegarás, Guille—hizo un pausa ya que yo tenía que sacar mi plato del microondas.
—El estaba muy preocupado por ti, no, no quiero sonar entrometida pero, ¿está todo bien?, ¿ustedes pelearon?—tome los cubiertos y me dirigí seguido de Karol a la mesa.

—Tranquila​, todo está bien, te agradezco que te hayas quedado despierta esperándome, pero ya es tarde, ve a dormir anda, yo comeré y subiré en un momento también—despeine su cabello, ella sonrió y se encaminó a la escalera.

—Buenas noches—subió.

—Te voy a extrañar—susurre para mí.

Continúe comiendo, intenté en no hacer mucho ruido para que nadie más fuera despertado y me centre en lo mío para terminar y poder ir a dormir.

—¿Podemos hablar?—escuche la voz de Willy mientras comía y veía departamentos en venta en mi celular.

No dije nada, solo levanté la vista y le ví sentarse frente a mi.

—¿Te desperté?

—No, estaba despierto—su expresión era sería, se le veía triste.
—Samu, ¿qué puedo hacer para que cambies de opinión?—me miraba con esos ojos que me volvían loco que no le podía sostener la mirada.

—No tienes que hacer nada, creo que es mejor para los dos.

—Pero eres mi mejor amigo, no quiero que esto termine así—seguía diciéndome mientras yo sentía como mi corazón se hacía cada vez más pequeño.

—Tienes que entender que siento cosas diferentes por ti, intenta pensar un poco en como me siento.

—Se que no quieres hacer esto—lo miré.

—No quiero darle más vueltas al asunto Guillermo, por favor—me puse de pie con mi plato en mano y me dirigí a lavarlo.

—No quiero perderte—dijo mientras yo enjuagaba el jabón, tragué saliva ante aquella confesión.

—¿Estás jugando conmigo?—me crucé de brazos mirándolo incrédulo, me dolía que me siguiera ilusionado.

—Estoy hablando en serio, eres mi mejor amigo, de siempre recuerdas—se veía triste, nunca lo había visto así.

—Sabes, es doloroso que me digas eso después de lo que paso—pase por su lado y él me siguió.

—Pero Samu...

—Buenas noches—subí las escaleras hacía la habitación, tome una manta y la almohada, me acomode en el sofá que estaba cerca de la ventana hasta quedarme dormido.

Desperté por la mañana, Willy no estaba, me levanté y me dirigí al baño, me lave la cara y salí de la habitación para reunirme con quien estuviera en la mesa.

Todos desayunaban, había un plato extra servidor así que me senté frente a el saludando a todos y comenzando a comer al instante.

—¿Has dormido bien Samu?—me preguntó la madre de Willy al verme tan sumergido en mi mundo y tan callado.

—Si y gracias por guardar un poco de cena para mí anoche—ella sonrió pero sabía que no debí haber mencionado lo de anoche.

Todos comieron en silencio, Willy no me miraba, aunque no quería que lo hiciera.

Terminé, lave mi plato y tenía pensado empacar para regresar a Los Ángeles primero, no quería seguir estando aquí sintiendome tan incómodo.
Subí a la habitación y comencé a empacar, en cada prenda y objeto que metía en la maleta desprendía una parte de mi que se quedaba con Willy, me dolía.

—¿Te vas?—escuche la puerta seguida de la voz de Willy, quien después cerro está.

—Regresare primero, para que puedas estar con tu familia en paz—le sonreí para evitar que notará lo mal que estaba.

—¿En verdad quieres esto?—me preguntó al ver que no dejaba de empacar.

—¿Qué cosa?

—¿Quieres dejar aquí nuestra amistad?, todos estos años—sus ojos estaban llorosos así que procure no mirarlo.

—Willy, te quiero, no de la forma que se le quiere a un amigo, me gustas y eso no va a cambiar ahora, déjame olvidarme de mis sentimientos por ti, déjame despejar mi mente, para poder volver a ser tu amigo, necesitó que me termines de romper el corazón—cerré la maleta y baje la cabeza, pude escuchar como sollozo un poco.

—Siempre estaré cuando quieras volver—su voz se quebraba, pero tenía que ser fuerte para no ir y abrazarlo.

—Y yo también, adiós—salí con mi maleta, me despedí de los padres de Willy y tome el taxi hacia el aeropuerto.

—Mi Willy—dije antes de tomar mi vuelo, para comenzar una nueva vida.