Capitulo 4.
Guillermo.
Samuel sacó los regalos de su maleta, ambos los tomamos mientras veíamos como mis padres le entregaban el regalo a Karol y Alejandro.
—Estos son para ustedes—Karol, Alejandro, mi padre y mi madre nos entregaron regalos a nosotros y nosotros hicimos lo mismo, nos sentamos en la sala para poder abrirlos.
—Oh muchas gracias, justo quería comprarme un par—mi madre sonrió mientras sacaba las sandalias masaje-adoras super cómodas color rosado que Samuel le había comprado.
—Oh, ¿quién me dio esto?—dijo Karol sorprendida mientras nos miraba.
—Samuel lo eligió para ti.
—Gracias, gracias, gracias, gracias—salto de un lado a otro mientras tomaba el suéter de su banda favorita y abrazaba a Samuel con tanta fuerza.
—Oh, muchas gracias—dijo Alejandro al ver el suéter super guay de Los Yankees que había comprado.
—Ohh chicos no debieron de molestarse—dijo mi padre al ver el Kit de pesca que habíamos comprado para él.
Samuel recibió justamente la ropa interior de unicornios por parte de Karol, un suéter morado con un gato de mi madre, una chamarra negra de cuero por parte de mi padre y una chamarra verde por parte de Alejandro.
Yo recibí casi lo mismo solo que mis calzoncillos eran de distintos colores y mi chamarra por parte de Alejandro era morada.
—Uy, creo que hubo un pequeño error—Samuel rió al ver mi chamarra color morada y la suya verde.
—Si, de echo, la verde es de Guillermo y la morada de Samuel—Karol también rió mientras nosotros hacíamos el intercambio.
—Muchas gracias—dijimos al unísono.
Mi padre sacó tres botellas de vino y un par de cervezas, Alejandro tuvo que irse ya que era tarde, Karol y mi madre solo se quedaron con nosotros comiendo las galletas de hombrecillos de jengibre.
—¿Cómo les ha ido?, escuché que sus libros tienen mucho éxito, me alegra mucho saberlo—dijo mi padre mientras bebíamos las copas de vino.
—Si, es súper guay, muchas gracias—seguimos tomando y conversando, yo no solía beber mucho, pero tanto Samuel, mi padre y mi madre, cayeron ebrios hasta las 3:30 de la madrugada, Karol solo ayudó a mis padre a subir a su habitación, yo y Samuel le hicimos como pudimos para subir la escaleras.
—A ver Willy pásame el hacha—Samuel estaba demasiado ebrio y pensaba que estábamos en Minecraft.
—Que no Vegetta pon TNT—me burle.
—A ver Willy compañero, quieres volar la casa entera, tú solito chaval, la vas a reconstruir, y ni siquiera te ayudaré a conseguir bloques—decía y después estallamos en risas.
—Vale vale, ve ya la he abierto entra—tome el picaporte de la puerta, abrí está y entramos.
—Buah chaval, que solo hay una cama—se quedó parado mirando la cama mientras se rascaba un poco la sien.
—Ahí dormiremos Samuel, anda, siéntate para que te quites los zapatos—me obedeció pero solo se echó, así que los zapatos se los quite yo.
—Este tío—reí internamente mientras desabrochaba las agujetas de sus botas.
Me recosté a su lado y como de costumbre puso una de sus piernas sobre mi, está vez era incómodo ya que despedía un intolerable olor a alcohol.
—Mi Willy—decía entre balbuceos mientras yo intentaba alejarme un poco.
—Guille, ¿estoy ebrio?—reí.
—Demasiado diría yo—escuche como chasqueo los dientes.
—¿No te gusta cuando me pongo así?—tenía los ojos cerrados.
—Dejaré de beber si tú me lo pides—sonrió entre sus palabras.
—Ya duérmete, no sabes ni lo que dices.
—Willy Willy, sabes que aprecio mucho tu amistad, ¿verdad?—solo reí, si seguía contestándole jamás se dormiría.
—No me gustaría arruinará todos estos años por culpa de lo que siento—aquello me tomó por sorpresa.
—D-deberías dormir ya Samu.
—Willy—abrió los ojos y comenzó a posicionarse encima mío.
—Que haces tío, bájate hueles horrible.
—No volveré a tomar Guille, te lo prometo—estaba demasiado ebrio como para escuchar mis plegarias.
—Te quiero Willy—me miró con esos ojos enrojecidos a causa del sueño y desprendiendo ese insaciable olor a alcohol a medida que decía cada palabra.
—Pero tío que dices, ya te dije que te bajes, me estás presionando el estómago y comenzará a dolerme—era extraño, nunca había visto a Samuel tan ebrio, normalmente siempre se quedaba dormido después de dos o tres cervezas.
—¿Tú me quieres?—me quedé perplejo, ¿qué rayos le estaba pasando?
—Si te digo que si, ¿te quitarás de encima y dormirás?—el sonrió pero no me confirmó.
—Willy yo...—miro mis labios después se volvió a verme a los ojos; Samuel reacciona.
Tomó mi mejilla derecha con su mano y comenzó a acercar su rostro al mío, un hormigueo me recorrió el cuerpo, me puse nervioso y comencé a temblar.
—No quiero que nada cambié entre nosotros—musitó y acto seguido, junto nuestros labios en un cálido beso, algo torpe por su estado de ebriedad pero, era el beso más sincero que alguien me había dado jamás.
Yo no estaba demasiado ebrio, sabía que recordaría esto en cuanto despertará la mañana siguiente, aún así, correspondí aquel beso como si fuera lo que más había deseado en el mundo, pero no era correcto, Samuel era mi mejor amigo, no podía desarrollar este tipo de sentimiento hacía él, no debí de haberle creído lo que me dijo sobre que jamás me miraría con otros ojos.
El beso tomó su curso, cabía admitir, que Samuel jamás me había atraído en ese sentido, así que era extraño, pero lo más extraño era que quería seguir besándole, quería seguir sintiendo sus labios juguetear con los míos. Nos separáramos en cuanto el aire comenzaba a hacernos falta, pero volvíamos a retomar el curso en cuanto nos recuperábamos, Samuel comenzaba a acariciar mi rostro al compás, dejó a un lado la presión que había echo en mis manos para evitar que hiciera cualquier intento por escapar y comenzaba a acariciar mi cabello y despeinar este.
Era la tercera vez que nos separáramos, pero está vez Samuel me miro con suma cautela.
—Estas ebrio.
—Ya no—me dio ahora solo un pequeño último beso en los labios, se bajó de encima mío y se acomodo para poder dormir.
Mis labios se sentían hinchados y pulsaban un poco, estaba confundido de mí mismo, no sabía que había echo que hubiera aceptado que Samuel me besará, espero que esto no se volviera a repetir, porque des-afortunadamente, no podía controlarme, no podía decirle que no, no sé porque.
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