XIV
Empujaste mi barca para que me alejara, sin comida, sin agua.
Con tan solo un beso en la frente y la suerte clavada como esperanza en mi espalda.
Regálame un suspiro para sobrevivir hasta el horizonte, regalame una mirada fija para que tu distancia yo la soporte.
El viento empuja mis velas como diciendo "no te vayas a soltar".
Y tus labios aguantando la desgarradora partida, una apuesta al destino de un ludópata que no sabe jugar.
Arriesgar se vuelve asesino, pero si fueses tu el sicario yo confío, tanto que me adentro en mares, lares y ríos.
Las olas parecieran más acongojadas que tú, pero son cómplices al rescate, sobreviviremos, aunque yo suba a la luna, aunque la sal y la arena hayan quemado tus pies.
Aunque el agua me pierda en sus profundidades, aun estaría ahí el sol y la lluvia para cuidarte.
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